(o De los destos más azules)
JORGE MOCH
Hay a veces sucesos que la televisión, por la naturaleza explosiva de lo contado, prefiere pasar por alto (o pasarse por abajo, según se vea): no vaya a ser que se enojen los socios comerciales, los contlapaches del gobierno, los compinches del contubernio. Queda entonces buscar otro canal más confiable de información. La radio es opción válida, pero sigue inscrita en el concierto de lo mexicano, sujeta a usos y costumbres del falansterio corrupto que son los grupos cupulares y los perversos arreglos en lo oscurito que han hecho del maridaje medios-gobierno en México un pestilente tópico de vergüenzas. Entonces, vámonos a internet. Allí se ventila de todo, aunque internet sea todavía en nuestro México un medio al que el mexicano de a pie no tiene acceso fácil ni garantizado. La información, que axiomáticamente es poder, sigue siendo entonces un aditivo de pocos, sustancia elitista aunque no sea ésa, claramente, la orientación del conglomerado de vaivenes informáticos casi totalmente globales (hay aún países donde se impone censura) que es la red.
Así, todavía y en tanto no crezca la amenaza de amordazar la diversidad informativa de internet, hay opciones interesantísimas y ocasionales serpollos de asuntos que nunca veremos en la televisión, precisamente porque es el medio donde abreva información la mayoría de los mexicanos.
Está por ejemplo la tesitura denunciatoria de los reportajes que airea Reporte Índigo (http://www.reportebrainmedia.com/), empresa de información que comanda Ramón Alberto Garza, quien durante una ya larga carrera periodística ha trabajado en ámbitos que hoy consideran su quehacer, precisamente, anatema: de la dirección editorial de periódicos como Reforma a una vicepresidencia ejecutiva nada menos que en Televisa. Y uno diría ah, otro de ésos, otro alecuije, otro amanuense de la derecha como el balbuceante Ferriz de Con. Pero muy al contrario: Reporte Índigo ha sido en los últimos años una piedra en el zapato de los abusos empresariales y gubernamentales, una agencia de noticias especializada en hacer reportajes de investigación cuyos resultados recolocan en buen sitio la frase “periodista en México”. Suyos son magníficos reportajes que sacan a la luz pública algunas de las páginas negras del gobierno y sus comparsas: estipendios, fraudes, conspiraciones y abusos. Allí, por ejemplo, la reciente revelación, a pesar de todas las trabas impuestas por diversos funcionarios, de las casas que la presidencia mantiene en secreto y con dinero público, sobre todo la casa Soledad Orozco viuda de Ávila Camacho, o mansión Ávila Camacho, un palacete de más de cinco mil metros de construcción que la Presidencia mantiene a todo tren y lujo en una propiedad de cinco hectáreas en La Herradura, y que se usa para fiestas privadas de grupo cercano al presidente en turno.
Allí, en internet, la sobrecogedora revelación de otra agencia de noticias, ésta estadunidense y de índole más bien regional, llamada KREM2, y cuyo objeto de interés es el estado de Washington, en el oeste fronterizo con Canadá. Nunca la tele mexicana ventiló el asunto del equipo de analistas e informáticos contratados por el gobierno mexicano para desarrollar un software espía con que controlar la in formación bancaria de los ciudadanos, presuntamente para detectar principalmente entre funcionarios y policías a aquellos cuyos ingresos tuviesen incrementos súbitos posiblemente ligados a la delincuencia organizada; nada de que una vez que el programa empezó a arrojar resultados y en ello nombres de funcionarios del aparato judicial, los especialistas fueron víctimas de un muy mexicano operativo en que se les incautaron los equipos, se les puso en un avión a Estados Unidos y materialmente se les deportó (sin pagar por sus servicios)… nada, desde luego, de la vulneración del derecho a lo privado y nada acerca de la violación flagrante al secreto bancario, tan cacareado por el gobierno cuando se trata de ocultar trasiegos turbios de banqueros y funcionarios (http://www.krem.com/news/local/stories/krem2-083109-
investigation-mexico-drug-cartel.1363bd752.html).
Nada, tampoco, del magnífico documental del argen tino Julián Alterini, Operación Pandemia (http://www.youtube.com/watch?v=gKwk8Kq8QXA), que mucho tiene que decir sobre la histeria colectiva de la fiebre porcina, y nada, en fin, de oscuros rinconcitos de las políticas nacio nal e internacional ante los que afortunadamente internet nos sigue funcionando lo mismo como cuña que como farola. Hágase la luz.
kikka-roja.blogspot.com/
Así, todavía y en tanto no crezca la amenaza de amordazar la diversidad informativa de internet, hay opciones interesantísimas y ocasionales serpollos de asuntos que nunca veremos en la televisión, precisamente porque es el medio donde abreva información la mayoría de los mexicanos.
Está por ejemplo la tesitura denunciatoria de los reportajes que airea Reporte Índigo (http://www.reportebrainmedia.com/), empresa de información que comanda Ramón Alberto Garza, quien durante una ya larga carrera periodística ha trabajado en ámbitos que hoy consideran su quehacer, precisamente, anatema: de la dirección editorial de periódicos como Reforma a una vicepresidencia ejecutiva nada menos que en Televisa. Y uno diría ah, otro de ésos, otro alecuije, otro amanuense de la derecha como el balbuceante Ferriz de Con. Pero muy al contrario: Reporte Índigo ha sido en los últimos años una piedra en el zapato de los abusos empresariales y gubernamentales, una agencia de noticias especializada en hacer reportajes de investigación cuyos resultados recolocan en buen sitio la frase “periodista en México”. Suyos son magníficos reportajes que sacan a la luz pública algunas de las páginas negras del gobierno y sus comparsas: estipendios, fraudes, conspiraciones y abusos. Allí, por ejemplo, la reciente revelación, a pesar de todas las trabas impuestas por diversos funcionarios, de las casas que la presidencia mantiene en secreto y con dinero público, sobre todo la casa Soledad Orozco viuda de Ávila Camacho, o mansión Ávila Camacho, un palacete de más de cinco mil metros de construcción que la Presidencia mantiene a todo tren y lujo en una propiedad de cinco hectáreas en La Herradura, y que se usa para fiestas privadas de grupo cercano al presidente en turno.
Allí, en internet, la sobrecogedora revelación de otra agencia de noticias, ésta estadunidense y de índole más bien regional, llamada KREM2, y cuyo objeto de interés es el estado de Washington, en el oeste fronterizo con Canadá. Nunca la tele mexicana ventiló el asunto del equipo de analistas e informáticos contratados por el gobierno mexicano para desarrollar un software espía con que controlar la in formación bancaria de los ciudadanos, presuntamente para detectar principalmente entre funcionarios y policías a aquellos cuyos ingresos tuviesen incrementos súbitos posiblemente ligados a la delincuencia organizada; nada de que una vez que el programa empezó a arrojar resultados y en ello nombres de funcionarios del aparato judicial, los especialistas fueron víctimas de un muy mexicano operativo en que se les incautaron los equipos, se les puso en un avión a Estados Unidos y materialmente se les deportó (sin pagar por sus servicios)… nada, desde luego, de la vulneración del derecho a lo privado y nada acerca de la violación flagrante al secreto bancario, tan cacareado por el gobierno cuando se trata de ocultar trasiegos turbios de banqueros y funcionarios (http://www.krem.com/news/local/stories/krem2-083109-
investigation-mexico-drug-cartel.1363bd752.html).
Nada, tampoco, del magnífico documental del argen tino Julián Alterini, Operación Pandemia (http://www.youtube.com/watch?v=gKwk8Kq8QXA), que mucho tiene que decir sobre la histeria colectiva de la fiebre porcina, y nada, en fin, de oscuros rinconcitos de las políticas nacio nal e internacional ante los que afortunadamente internet nos sigue funcionando lo mismo como cuña que como farola. Hágase la luz.
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