El papel geoestratégico de Brasil en la multipolaridad
Alfredo Jalife-Rahme
Dominique Strauss-Kahn, ex director gerente del FMI, y su esposa, Anne Sinclair, llegan, el 4 de enero pasado, al aeropuerto de París-Orly tras vacacionar en Marruecos. Foto Xinhua
El México neoliberal panista causó un enorme daño al haberse clavado insensatamente, sin brújula geoestratégica, a la unipolaridad y, peor aún, a la estadunización de su claudicante política exterior (ver Bajo la Lupa, 18/1/12). Fue clave para su despegue geoestratégico en la primavera de 2003 la rebeldía de Brasil a la invasión de la dupla anglosajona a Irak, que resultó un fracaso militar, geoenergético, económico y financiero, no se diga ético y estético (v. gr. torturas barbáricas de la cárcel de Abu Ghraib en Bagdad).
Las consecuencias de la derrota militar de Estados Unidos (EU) se notaron en la primavera siguiente (2004), cuando se generó la denominada ecuación del barómetro del nuevo orden multipolar: la relación inversamente proporcional entre la devaluación del dólar y el ascenso irresistible del binomio petróleo-oro (que lleva implícito el aumento de la plata), la cual, ocho años más tarde, se ha consolidado ante la gravedad de la crisis de la desregulada globalización financierista neoliberal a los dos lados del Atlántico.
La intrepidez de la postura de Brasil en 2003, en las asíntotas de la temeridad geopolítica, la liberó de la doctrina Monroe y la posicionó como uno de los pilares del nuevo bloque geoeconómico multipolar de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Hoy China detenta la mayor liquidez de reservas de divisas, además de la mayor deuda en bonos del Tesoro de EU, consolidándose como la gran triunfadora de la globalización económica, que no debe confundirse con la globalización financierista especulativa que aún controla la anglósfera: EU y el Commonwealth británico.
En el ranking de reservas de divisas a 2011, destaca el predominio tanto asiático (China) como de los BRIC (sin Sudáfrica) en los primeros siete lugares del mundo que comparte con algunos del G-7.
El malhadado Dominique Strauss-Kahn, antes de ser obligado a presentar su renuncia de la dirección del FMI, había publicado un reporte prospectivista –que quizá le costó su empleo– en el que el PIB de China rebasaría al de EU en 2016 (FMI, Perspectivas de la economía mundial: Las tensiones de una recuperación a dos velocidades; desempleo, materias primas y flujos de capital, abril/11).
Dejo en el tintero la temeraria postura de Strauss-Kahn sobre el fin del dólar como reserva mundial de divisas y a favor de los DEG (derechos especiales de giro), la divisa contable virtual del FMI conformada por cuatro divisas: dólar, euro (sic), libra esterlina y yen nipón, a los que agregó como propuesta al yuan/renminbi (Ben Rooney, IMF calls for a dollar alternative, CNN Money, 10/2/11).
Los BRICS han superado en el ranking mundial del PIB (medido por el poder paritario adquisitivo) tanto a la Unión Europea (UE) de 27 países (segundo lugar) como a EU (tercer lugar).
El orden geoeconómico favorece a los BRICS (El híbrido mundo multipolar: un enfoque multidimensional, México 2010, Orfila), mientras cunde la crisis bancaria a los dos lados del Atlántico (El fin de una era: turbulencias en la globalización, México 2007, Orfila).
Cuando se considera individualmente a cada uno tanto de los BRICS como de los 27 países de la UE, EU sigue siendo aún la primera potencia geoeconómica, pero sus talones son pisados muy de cerca por China (que ya desplazó a Japón del segundo lugar), India –que hoy ocupa el cuarto lugar y muy pronto desplazará a Japón del tercer sitial–, Rusia (sexto lugar) que pronto rebasará a Alemania del quinto lugar, y Brasil (séptimo lugar) que ya desplazó a Gran Bretaña al octavo sitio.
Con el desplome financierista anglosajón, las tendencias acentuarán el auge geoeconómico de las materias primas que caracteriza al incipiente nuevo orden multipolar.
A mi juicio, las consecuencias de la derrota de EU en Irak, poco analizadas y/o evitadas, serán mucho mayores a la debacle de Vietnam cuando no se trastocó el orden bipolar entre EU y la ex URSS debido a que la dupla Nixon-Kissinger recurrió hábilmente a una alianza estratégica con China (contra Moscú) en la década de 1970, lo cual, visto en retrospectiva tres décadas más tarde, significó el suicidio posterior de EU debido al ascenso de la potencia geoeconómica de China hoy ligada a Rusia en los BRICS. ¡Qué crueldad irónica de la historia en 40 años!
Hoy una de las trascendentales consecuencias de la derrota militar de EU en Irak ha sido el alza del precio del petróleo que oscilaba al momento de la invasión en 30 dólares el barril y ha llegado a un pico de 150, permitiendo la resurrección de Rusia, potencia petrolera y gasera a carta cabal, del ostracismo geopolítico.
Sabida la derrota de EU en Irak (primavera de 2004), Brasil acelera su desprendimiento de la doctrina Monroe mediante la Unasur, de la que es líder indiscutible, y se enfrenta tanto con EU como con el México neoliberal panista en la cuarta Cumbre de las Américas en Mar del Plata (septiembre de 2005), con el fracaso del ALCA que sepultó oficialmente el decálogo neoliberal del Consenso de Washington.
El México neoliberal panista apostó alocadamente en EU, hoy en decadencia, mientras Brasil lo hizo audazmente con China, gran triunfadora de la globalización económica. No se trata de personas, sino de decisiones geoestratégicas trascendentales.
Cabe destacar que entre los 10 primeros bancos del mundo (medidos por su capitalización de mercado), ocho pertenecen a China y Brasil (seis al primero y dos al segundo) cuando –también en términos de capitalización de mercado– el México neoliberal entregó 92 por ciento de su banca a las trasnacionales del circuito anglosajón, hoy prácticamente en la insolvencia.
Habría que investigar acuciosamente si la entrega de la banca mexicana y la parálisis flagrante de Banobras (supuestamente una banca de desarrollo que dirigió en forma mediocre Calderón) han sido las principales causales de la catatonia de México, en especial, cuando se compara al desempeño exitoso de China y Brasil (la etapa Lula) quienes mezclaron adecuadamente su incontrovertible éxito geoeconómico con la posesión de los mejores bancos estatales del mundo. ¡Una banca nacional es imprescindible para contrarrestar el parasitismo neoliberal global!
Casi un año más tarde a la crisis financiera global de 2008, los BRIC(S) se atrevieron a concretar su laxa agrupación geoeconómica con alcances geopolíticos, mientras el México neoliberal panista, carente de creación e imaginación, se sume aún más en el Titanic financierista de Wall Street y de la caduca globalización neoliberal.
Tras adoptar la multipolaridad, Brasil profundiza sus nuevas relaciones con el mundo islámico no-árabe mediante la asombrosa Declaración de Teherán de mayo de 2010, cuando apoyó, al unísono de Turquía, el desarrollo nuclear pacífico de Irán, lo cual marca una novedosa postura en materia de liberación atómica de tres potencias emergentes.
La revolucionaria Declaración de Teherán (por Brasil, Irán y Turquía) tendrá repercusiones notables tanto en la nueva correlación nuclear de fuerzas como en el tema nodal del Tratado de No-Proliferación, donde el México neoliberal panista perdió la iniciativa y el liderazgo mundial, en contraste con Brasil.
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