El sexenio de Televisa por Jenaro Villamil
Escrito por Marisol Orta
Lunes 22 de Noviembre de 2010 16:18
A lo largo de los diez años que van de gobiernos panistas, Televisa se ha convertido en el conglomerado de medios más poderoso de Latinoamérica y práctico dueño del poder fáctico en este país según ha documentado Jenaro Villamil en El sexenio de Televisa
Televisa “posee la llave mágica de quienes desean acceder a la pantalla comercial, lo mismo para venderse en spots, que para participar en los melodramas, en las emisiones deportivas, en las variedades matutinas y hasta en los concursos musicales”.
En la publicación editorial, el periodista detalla las historias secretas que documentan cómo durante la última década, particularmente en el gobierno de Felipe Calderón, “se ha conformado la marca totalizadora que ya no establece fronteras entre el espectáculo y la política” y de qué manera el consorcio “ha desentrañado maniobras” para obtener un poder más allá de las leyes o instituciones del Estado.
La ley Televisa, el escándalo reciente de la Licitación 21, la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador, el acoso hacia los cableros, el divorcio y posterior matrimonio obligado con Univisión, el posicionamiento de Enrique Peña Nieto como candidato a la presidencia, los linchamientos de la televisora y el uso de los brokers para vender campañas políticas, son algunos de los temas que conforman la investigación de Villamil en esta edición.
Augura el periodista que el consorcio televisivo se perfila hacia la expansión y no a la limitación debido a la clase política arrodillada que sólo se queja en privado y teme públicamente a desafiar sus reglas para no decretar su muerte mediática, lo que impide el paso significativo que México daría hacia la transición democrática.
El sexenio de Televisa fue presentado por Jenaro Villamil el sábado 20 de noviembre pasado en una librería del sur de la Ciudad de México y puede encontrarse en cualquier librería del país.
http://revistazocalo.com.mx/
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Escrito por Marisol Orta
Lunes 22 de Noviembre de 2010 16:18
A lo largo de los diez años que van de gobiernos panistas, Televisa se ha convertido en el conglomerado de medios más poderoso de Latinoamérica y práctico dueño del poder fáctico en este país según ha documentado Jenaro Villamil en El sexenio de Televisa
Televisa “posee la llave mágica de quienes desean acceder a la pantalla comercial, lo mismo para venderse en spots, que para participar en los melodramas, en las emisiones deportivas, en las variedades matutinas y hasta en los concursos musicales”.
En la publicación editorial, el periodista detalla las historias secretas que documentan cómo durante la última década, particularmente en el gobierno de Felipe Calderón, “se ha conformado la marca totalizadora que ya no establece fronteras entre el espectáculo y la política” y de qué manera el consorcio “ha desentrañado maniobras” para obtener un poder más allá de las leyes o instituciones del Estado.
La ley Televisa, el escándalo reciente de la Licitación 21, la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador, el acoso hacia los cableros, el divorcio y posterior matrimonio obligado con Univisión, el posicionamiento de Enrique Peña Nieto como candidato a la presidencia, los linchamientos de la televisora y el uso de los brokers para vender campañas políticas, son algunos de los temas que conforman la investigación de Villamil en esta edición.
Augura el periodista que el consorcio televisivo se perfila hacia la expansión y no a la limitación debido a la clase política arrodillada que sólo se queja en privado y teme públicamente a desafiar sus reglas para no decretar su muerte mediática, lo que impide el paso significativo que México daría hacia la transición democrática.
El sexenio de Televisa fue presentado por Jenaro Villamil el sábado 20 de noviembre pasado en una librería del sur de la Ciudad de México y puede encontrarse en cualquier librería del país.
http://revistazocalo.com.mx/
El sexenio de Televisa: Capítulo 1 (Primera parte)
Aprovechando la presencia de Jenaro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para presentar su más reciente publicación El sexenio de Televisa, queremos reproducirles la primera parte del primer capítulo del libro. Esperamos lo disfruten y puedan enviarnos sus comentarios.
El Sexenio de Televisa
Capítulo Uno
El sexenio de Televisa inició antes de las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006 y pretende prolongarse más allá del 2012. El consorcio mediático más poderoso del país y uno de los diez más grandes del mundo leyó bien las circunstancias de debilidad y de divisiones existentes en la clase política mexicana, como resultado de una frustrada e incompleta transición. Heredera de un modelo de control informativo y con prácticas comerciales monopólicas, típicas de la era de los gobiernos del PRI, Televisa pronto se blindó y neutralizó las demandas de democratización del régimen de medios de comunicación electrónica, especialmente, en la televisión comercial.
Televisa ha ignorado y minimizado sistemáticamente los reclamos de transparencia en el otorgamiento de las concesiones de radio y televisión, pluralidad y calidad en los contenidos, autonomía de los organismos reguladores de la radiodifusión para eliminar el “presidencialismo televisivo”, así como mayor y mejor competencia en la pantalla. De paso, logró bloquear durante “su sexenio” a su más fuerte competidor, Telmex, futuro y temido competidor en el mercado del triple play (audio, video y datos convergentes).
Televisa sobrevivió a la caída del PRI en la presidencia de la República porque los partidos políticos privilegiaron la alternancia electoral para dejar en un segundo plano la democratización en el terreno del derecho a la información.
A finales de la década de los noventa, la crisis de Televisa, a raíz de la muerte de Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, era de credibilidad frente a una sociedad que se acostumbró a verla como una extensión del régimen priista. La nueva generación encabezada por Emilio Azcárraga Jean enfrentó esa crisis con medidas superficiales que no transformaron el modelo de televisión que configuró El Tigre. Para ellos, la pantalla es, ante todo, un negocio y no un servicio público concesionado. Y le apostaron a incrementar el gran negocio que representa controlar los contenidos mediáticos.
Las prácticas monopólicas se incrementaron y el chantaje frente a una clase política que glorificó la imagen y el tiempo de acceso a la pantalla le sirvieron a este conglomerado mediático para defender sus intereses. En la práctica, operó lo que el Banco Mundial ha clasificado como “captura del Estado”, es decir, cuando los poderes no institucionales se ponen por encima de las instituciones públicas y acaban condicionándolo para imponer sus propios intereses.
Televisa hizo dos apuestas durante el gobierno de Vicente Fox, el primer presidente del PAN tras siete décadas de régimen priista:
a) Dejar de ser un “soldado del presidente” y transformar la ecuación, de tal manera que los políticos de todos los partidos se volvieran sus propios soldados.
b) Trasladar su condición de monopolio televisivo a la de gran corporativo de telecomunicaciones, dominante en la nueva era de la digitalización y del triple play. El final del modelo de televisión analógica y la transición hacia una televisión digital, con opciones de convergencia tecnológica en telecomunicaciones ha sido el principal desafío para los directivos de Televisa.
En otras palabras, ser el gran poder en materia de producción y contenidos audiovisuales, pero también de servicios convergentes en telefonía e internet, el gran negocio del nuevo milenio. Televisa, bajo la presidencia de Emilio Azcárrraga Jean, se ha soñado como una mezcla de Bill Gates y su emporio Microsoft, y de Rupert Murdoch, el magnate australiano de los medios de comunicación anglosajones, propietario de la televisión satelital Sky y de una serie de canales de televisión restringida bajo el signo de la compañía Fox con una agenda muy conservadora en lo político y muy proclive al sensacionalismo y la chabacanería mediática.
Para lograrlo, Azcárraga Jean se desembarazó durante una década de los compromisos adquiridos por su padre, Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, fallecido en 1997; formó un equipo de nuevos CEO’s, compañeros de generación, que tomaron por asalto la administración del consorcio bajo la fantasía infantil de ser una especie de “Los Cuatro Fantásticos”; realizó sociedades financieras con Carlos Slim, el magnate de Telmex, y con otros empresarios para sacar adelante a la empresa de sus deudas y luego deshizo estas sociedades desde mediados de esta década; se concentró en el mercado mexicano y latinoamericano ante el fracaso concretado en 2006 para adquirir las acciones mayoritarias de Univisión, la cadena de televisión hispanohablante más grande de Estados Unidos.
Por último, entendió que si quería dejar de ser un “soldado del presidente”, Televisa tenía que convertirse en una nueva maquinaria dedicada a la mercadotecnia política, mezclando su poderoso aparato publicitario y su dominio en la pantalla para doblegar a una clase política adicta a los valores del rating.
Televisa dejó de cabildear para transformarse en legislador de sus propios intereses. La iniciativa de contrarreformas a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la Ley Federal de Telecomunicaciones, que la revista Proceso bautizó como Ley Televisa se convirtió en la síntesis de las ambiciones de la nueva generación al frente del consorcio televisivo.
La empresa demostró a finales de 2005 y en el primer trimestre de 2006 que podía arrodillar a los candidatos presidenciales, a la mayoría de los diputados federales y de los senadores para imponer sus intereses. En la Cámara de Diputados, 305 legisladores de todos los partidos aprobaron en menos de diez minutos, sin discusión, el paquete de reformas que constituyen la Ley Televisa. En el Senado, sólo un puñado de políticos que inicialmente fueron 11 –de un total de 126- dio la pelea para evitar que se concretaran los cambios aprobados por los diputados. No consiguieron frenar la ley. Los equipos de los candidatos presidenciales, en especial del PRI (Roberto Madrazo) y del PAN (Felipe Calderón) presionaron para que el 31 de marzo de 2006 se aprobara la Ley Televisa sin modificarle “una sola coma” en el Senado. La ley fue promulgada el 11 de abril de 2006 en el Diario Oficial de la Federación, con el visto bueno de Vicente Fox, el presidente que había prometido el “cambio” como un acto de propaganda.
Los senadores del PRI, PAN y PRD que se opusieron a estas reformas impulsaron una acción de anticonstitucionalidad contra esta ley. Fueron un total de 47 legisladores que interpusieron un recurso de anticonstitucionalidad. La Suprema Corte discutió en mayo de 2007 los diferentes aspectos que violentaban la Constitución Política Mexicana y en junio del mismo año desechó aspectos sustanciales de estas reformas.
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kikka-roja.blogspot.com
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