En México impera la regresión política Proceso Álvaro Delgado
En México impera la regresión política
Proceso Álvaro Delgado
El exjefe de Gobierno del DF y excandidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas asegura que no se siente frustrado tras su renuncia al PRD, organización política que fundó hace 25 años. En entrevista con Proceso, plantea que la izquierda debe esforzarse por tener coincidencias en cuestiones fundamentales, como la defensa del petróleo, y postular candidatos para cumplir con ese compromiso, pero sostiene que no se ve a él mismo encabezando un movimiento en este sentido. Para Cárdenas, México se caracteriza hoy por la enorme desigualdad social, la corrupción y la impunidad… por la regresión.
En una salita de la casona colonial que aloja su oficina de funcionario de la Ciudad de México, a tres cuadras del Zócalo que tantas veces se desbordó de mexicanos que lo apoyaron las tres veces que fue candidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas se duele de que el país esté peor que hace tres décadas, cuando rompió con el régimen.
“Hoy México se caracteriza tanto por la enorme desigualdad social como por la corrupción y la impunidad. No hay sanción para quienes atropellan la ley de muy diversas maneras”, resume.
Con 80 años cumplidos, nacido justo cuando el general Lázaro Cárdenas fue electo Presidente de la República –cuya vida y obra es emblema del nacionalismo mexicano–, y tras renunciar al Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc lo reconoce:
El neoliberalismo instaurado desde Miguel de la Madrid ha triunfado, mientras que las fuerzas progresistas y de izquierda, dispersas, divididas y confrontadas, han sido incapaces de evitarlo.
–¿Y cuál es la autocrítica que hace de eso?
Con el gesto severo de siempre, Cárdenas cruza las piernas, se toma las manos y cancela toda responsabilidad específica:
–¡Yo no estoy aquí para hacer autocrítica pública!
Las fallas –reparte– son de todos: “No ha habido capacidad para tener la fuerza suficiente para superar en los distintos procesos políticos que ha habido, electorales y no electorales, a las fuerzas conservadoras y retrógradas”.
–Hasta la herencia fundamental del cardenismo, la industria petrolera, está desmantelada.
–¿Y? ¿Y? –pregunta, sin ocultar su molestia.
–Justamente, ¿y qué hacer?
–Pues tratar de revertir esas medidas y poner una política distinta. En eso hay que seguir luchando.
Anulada la consulta popular sobre la privatización del sector energético, con cuya decisión –dijo públicamente– los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) perdieron “toda credibilidad”, Cárdenas insiste en que ésta habrá que revertirla.
Pero, aclara, no aprecia una reversión en el corto plazo: “Las luchas de los pueblos son más largas de lo que uno quisiera”.
Para acelerar este proceso, plantea, la izquierda debe esforzarse por tener coincidencias en cuestiones fundamentales, como la defensa del petróleo, y postular candidatos para cumplir con ese compromiso.
–¿Ve usted condiciones para eso?
–No a corto plazo.
–¿Y en el 2018?
–No le sé decir.
–¿Se ve usted encabezando un movimiento en ese sentido?
–Me veo participando en muchas acciones, no me veo encabezando ninguna.
Es el jueves 27, dos días después de su renuncia “irrevocable” al PRD, que fundó hace 25 años, tras su primera participación como candidato presidencial. Dos años antes, en 1986, creó la Corriente Democrática que pondría fin, también, a su militancia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En estos 28 años desde que fundó la Corriente Democrática, con cuyos fundadores Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo se reunió el sábado 22 –tres días antes de su renuncia al PRD–, Cárdenas lamenta el desmantelamiento de la Constitución:
“Hemos tenido una etapa de regresión en todos los sentidos respecto a la obra democrática y progresista de la Revolución y de muchas generaciones anteriores, como fueron los 31 años de Porfirio Díaz que echaron abajo todos los avances que pudo haber habido en el esfuerzo liberal de Benito Juárez y los liberales de aquella época.”
–¿Lo equipara al periodo neoliberal?
–No, yo simplemente digo que las luchas son largas, más de lo que uno quisiera. No sé cuándo se pueda revertir, no le puedo dar una fecha. Pero de que eso se tiene que revertir, se tiene que revertir.
Peña y la corrupción
Cárdenas recibe el reportero a las 12 del día del jueves, justo a la misma hora en que el presidente Enrique Peña Nieto anuncia, en Palacio Nacional –a menos de un kilómetro de ahí–, un nuevo plan contra la inseguridad.
“Iba a haber algo para Manlio, ¿no?”, pregunta el coordinador de Asuntos Internacionales del gobierno de Miguel Ángel Mancera, a quien, por cierto, aplaude su gestión como tercer jefe de gobierno, periodo que él inició con su triunfo, en 1997.
“Veo un gobierno que está trabajando tratando de mejorar las condiciones de la ciudad, sin duda alguna”, enfatiza, aunque censura la golpiza y detención de los granaderos capitalinos que, en conjunto con los federales, propinaron a manifestantes, el 20 de noviembre.
“Fueron acciones equivocadas y debe haber sanciones, si es que hay responsabilidades”, subraya el funcionario y aclara que, “hasta este momento”, no ha considerado renunciar a su cargo.
–¿En caso de que no haya sanción, más que vanagloria como los expresó el secretario de seguridad, ¿lo consideraría?
–No le sé decir.
Pero así como Cárdenas es cauteloso, evasivo e incluso equívoco al hablar de Mancera, también lo hace respecto de Peña Nieto, aun en el caso documentado de posible conflicto de interés por la mansión de Las Lomas de Chapultepec, construida y vendida en abonos a su esposa, Angélica Rivera, por el contratista Armando Hinojosa Cantú, quien además le prestó una casa para la campaña que no fue reportada.
“Esto yo no sé, yo no tengo los datos, pero sin duda hace falta transparencia en todo este caso. Transparencia, conocer documentos, conocer tiempos, etcétera, para tener claridad sobre el caso”, dice.
–¿Ve usted signos de corrupción en el gobierno de Peña Nieto y de él en particular?
–No tengo evidencias. Tengo lo que reportan los medios y hace falta, como digo, transparencia y aclaración.
–¿Peña Nieto es para usted un hombre honesto?
–Yo no haría calificativos, pero en este caso concreto de la casa se tiene que empezar (por saber) cómo estaban los contratos con Televisa, cómo se pagan, cuáles son las condiciones de exclusividad que tienen quienes trabajan con esta empresa, etcétera.
–Pero la esposa no es el tema, el asunto es el contratista y el servidor público, Peña Nieto en este caso.
–Yo ahí no puedo decir. Uno conoce a mucha gente, a muchos contratistas y no por eso hay necesariamente corrupción. Yo no… vamos, si nos muestran las evidencias, las pruebas, puede hacer uno un juicio.
–Las pruebas están mostradas.
–Las pruebas de que se conocen, de que trabajó en el Estado de México. ¿Y dónde están las pruebas respecto del jefe del Ejecutivo de que él recibió algunos beneficios personales de estos contratistas?
–Por ejemplo, que la casa de su campaña y la transición es del mismo contratista que construyó y le vendió en abonos la casa a su esposa.
–Habrá que ver en qué condiciones tuvo la casa prestada o no prestada durante la campaña.
Para reafirmar su posición, Cárdenas resume sobre la posible corrupción en el gobierno de Peña Nieto: “No tengo, desafortunadamente, ni evidencias ni nadie que me lo haya comentado”.
Cárdenas exigió la renuncia de Carlos Salinas durante su gobierno, porque fue producto del fraude; ahora López Obrador hace lo mismo por la misma razón, pero el primero no se suma ni la ve factible. “Yo estoy planteando el cambio de las políticas”.
–¿Es irrelevante que permanezca o que se vaya?
–No sé, yo no lo estoy planteando, no lo veo factible, no sé cuál sea la propuesta de quienes estén planteando simplemente la salida del titular del Ejecutivo.
Aunque Peña y Salinas “políticamente están en la misma línea”, Cárdenas evade compararlos en cuanto a su elección y tampoco cree que termine su gobierno. “No tengo bola de cristal”.
La relación con AMLO
Hasta la pequeña oficina donde se efectúa la entrevista llega el bullicio de la calle de República de Chile, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, que Cárdenas gobernó menos de tres años, de 1997 a 1999, para buscar la tercera candidatura presidencial.
En 2005, Cárdenas intentó una cuarta candidatura, pero Andrés Manuel López Obrador se le atravesó. La relación política entre ambos era fría, pese a que ambos lo negaban. El tabasqueño solía repetir: “No me voy a pelear con la historia”.
–¿Cuándo se descompuso su relación con López Obrador?
–Nunca se ha descompuesto, tenemos muy buena relación personal. Él está en un partido, yo estoy en otro.
Existe la versión de que, cuando Cárdenas asumió la jefatura de gobierno, López Obrador le propuso instrumentar algunos de los programas sociales, como el de la pensión para adultos mayores, pero lo rechazó.
–¿Es cierta esta versión?
–No recuerdo exactamente. No creo. Hablamos de tantas cosas que no sé si… pero, vamos, un rechazo a lo que él me planteó… seguramente lo platicamos y seguramente en su momento algunas cosas fluyeron evaluadas y consideradas y otras no, pero esta cuestión específica no la recuerdo.
Cárdenas cancela cualquier posibilidad de militar en otro partido político y aun de formar uno nuevo, y descarta también, por ahora, toda participación electoral.
–¿Está cancelada toda posibilidad?
–No puedo decir de esta agua no beberé, pero no estoy planteando ninguna participación electoral.
Adiós al PRD
Dos episodios oscurecen la trayectoria de Cárdenas: Su reunión secreta con Carlos Salinas, el 29 de julio de 1988, justo cuando más irritados estaban sus seguidores con el fraude electoral, y la chamba que aceptó de Vicente Fox para organizar los festejos de la Independencia y la Revolución, a unos días de la elección de 2006.
Ambas envenenaron a la izquierda perredista, que muy pronto se descompuso. Tan es así que el propio Cárdenas renunció a todo cargo, hace una década, y apenas en mayo de este año perfiló la renuncia.
El 5 de ese mes, en ocasión del 25 aniversario del PRD, Cárdenas preguntó qué tan cerca o que tan lejos estaban los perredistas de su propósito original.
“Yo respondería que nos encontramos más lejos que cerca de lo que nos propusimos y nos comprometimos a construir hace veinticinco años. ¿Responsables?: Por una parte, la hostilidad que desde el Estado y de algunos de los llamados poderes fácticos se ha desatado de manera permanente, y con mayor intensidad en diferentes momentos, contra el proyecto de soberanía y democracia del PRD; y por la otra responsables también todos los que han formado y formamos parte de nuestra organización.”
Aun así, Cárdenas pretendió dirigir el PRD una vez más y hasta se reformaron los estatutos para permitir la reelección, pero él lo niega:
“Nunca quise ser presidente. Me plantearon muchos compañeros y les dije que yo aceptaría, siempre y cuando no contendiera con nadie. Yo no aspiré a la presidencia. Me hubiera presentado como candidato si hubiera aspirado”.
Y sobrevino un ultimátum: Una carta que hizo pública el 17, en la que pide la renuncia de todo el CEN y de Carlos Navarrete, su presidente, debido a que el PRD “está a punto de disolverse, o de quedar como una simple franquicia político-electoral, subordinada a intereses ajenos a los de su amplia base, a partir de encontrarse inmerso en un ya largo proceso de pérdida de autoridad moral como institución, y de pérdida de autoridad moral de sus dirigentes…”
Nadie renunció, ni sus aliados como René Bejarano, y sobrevino la renuncia, tomada con desprecio por la cúpula perredista. Navarrete acudió a las cifras: “Seguiremos luchando por México junto a millones de mexicanos que están en nuestras filas y muchos más que nos han dado su voto”.
–¿No se siente frustrado?
–Yo no. Quisiera que los logros fueran otros, pero frustrado no. Frustrado sería dejar de luchar e irme a mi casa.
.
kikka-roja.blogspot.com
En México impera la regresión política
Proceso Álvaro Delgado
El exjefe de Gobierno del DF y excandidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas asegura que no se siente frustrado tras su renuncia al PRD, organización política que fundó hace 25 años. En entrevista con Proceso, plantea que la izquierda debe esforzarse por tener coincidencias en cuestiones fundamentales, como la defensa del petróleo, y postular candidatos para cumplir con ese compromiso, pero sostiene que no se ve a él mismo encabezando un movimiento en este sentido. Para Cárdenas, México se caracteriza hoy por la enorme desigualdad social, la corrupción y la impunidad… por la regresión.
En una salita de la casona colonial que aloja su oficina de funcionario de la Ciudad de México, a tres cuadras del Zócalo que tantas veces se desbordó de mexicanos que lo apoyaron las tres veces que fue candidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas se duele de que el país esté peor que hace tres décadas, cuando rompió con el régimen.
“Hoy México se caracteriza tanto por la enorme desigualdad social como por la corrupción y la impunidad. No hay sanción para quienes atropellan la ley de muy diversas maneras”, resume.
Con 80 años cumplidos, nacido justo cuando el general Lázaro Cárdenas fue electo Presidente de la República –cuya vida y obra es emblema del nacionalismo mexicano–, y tras renunciar al Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc lo reconoce:
El neoliberalismo instaurado desde Miguel de la Madrid ha triunfado, mientras que las fuerzas progresistas y de izquierda, dispersas, divididas y confrontadas, han sido incapaces de evitarlo.
–¿Y cuál es la autocrítica que hace de eso?
Con el gesto severo de siempre, Cárdenas cruza las piernas, se toma las manos y cancela toda responsabilidad específica:
–¡Yo no estoy aquí para hacer autocrítica pública!
Las fallas –reparte– son de todos: “No ha habido capacidad para tener la fuerza suficiente para superar en los distintos procesos políticos que ha habido, electorales y no electorales, a las fuerzas conservadoras y retrógradas”.
–Hasta la herencia fundamental del cardenismo, la industria petrolera, está desmantelada.
–¿Y? ¿Y? –pregunta, sin ocultar su molestia.
–Justamente, ¿y qué hacer?
–Pues tratar de revertir esas medidas y poner una política distinta. En eso hay que seguir luchando.
Anulada la consulta popular sobre la privatización del sector energético, con cuya decisión –dijo públicamente– los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) perdieron “toda credibilidad”, Cárdenas insiste en que ésta habrá que revertirla.
Pero, aclara, no aprecia una reversión en el corto plazo: “Las luchas de los pueblos son más largas de lo que uno quisiera”.
Para acelerar este proceso, plantea, la izquierda debe esforzarse por tener coincidencias en cuestiones fundamentales, como la defensa del petróleo, y postular candidatos para cumplir con ese compromiso.
–¿Ve usted condiciones para eso?
–No a corto plazo.
–¿Y en el 2018?
–No le sé decir.
–¿Se ve usted encabezando un movimiento en ese sentido?
–Me veo participando en muchas acciones, no me veo encabezando ninguna.
Es el jueves 27, dos días después de su renuncia “irrevocable” al PRD, que fundó hace 25 años, tras su primera participación como candidato presidencial. Dos años antes, en 1986, creó la Corriente Democrática que pondría fin, también, a su militancia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En estos 28 años desde que fundó la Corriente Democrática, con cuyos fundadores Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo se reunió el sábado 22 –tres días antes de su renuncia al PRD–, Cárdenas lamenta el desmantelamiento de la Constitución:
“Hemos tenido una etapa de regresión en todos los sentidos respecto a la obra democrática y progresista de la Revolución y de muchas generaciones anteriores, como fueron los 31 años de Porfirio Díaz que echaron abajo todos los avances que pudo haber habido en el esfuerzo liberal de Benito Juárez y los liberales de aquella época.”
–¿Lo equipara al periodo neoliberal?
–No, yo simplemente digo que las luchas son largas, más de lo que uno quisiera. No sé cuándo se pueda revertir, no le puedo dar una fecha. Pero de que eso se tiene que revertir, se tiene que revertir.
Peña y la corrupción
Cárdenas recibe el reportero a las 12 del día del jueves, justo a la misma hora en que el presidente Enrique Peña Nieto anuncia, en Palacio Nacional –a menos de un kilómetro de ahí–, un nuevo plan contra la inseguridad.
“Iba a haber algo para Manlio, ¿no?”, pregunta el coordinador de Asuntos Internacionales del gobierno de Miguel Ángel Mancera, a quien, por cierto, aplaude su gestión como tercer jefe de gobierno, periodo que él inició con su triunfo, en 1997.
“Veo un gobierno que está trabajando tratando de mejorar las condiciones de la ciudad, sin duda alguna”, enfatiza, aunque censura la golpiza y detención de los granaderos capitalinos que, en conjunto con los federales, propinaron a manifestantes, el 20 de noviembre.
“Fueron acciones equivocadas y debe haber sanciones, si es que hay responsabilidades”, subraya el funcionario y aclara que, “hasta este momento”, no ha considerado renunciar a su cargo.
–¿En caso de que no haya sanción, más que vanagloria como los expresó el secretario de seguridad, ¿lo consideraría?
–No le sé decir.
Pero así como Cárdenas es cauteloso, evasivo e incluso equívoco al hablar de Mancera, también lo hace respecto de Peña Nieto, aun en el caso documentado de posible conflicto de interés por la mansión de Las Lomas de Chapultepec, construida y vendida en abonos a su esposa, Angélica Rivera, por el contratista Armando Hinojosa Cantú, quien además le prestó una casa para la campaña que no fue reportada.
“Esto yo no sé, yo no tengo los datos, pero sin duda hace falta transparencia en todo este caso. Transparencia, conocer documentos, conocer tiempos, etcétera, para tener claridad sobre el caso”, dice.
–¿Ve usted signos de corrupción en el gobierno de Peña Nieto y de él en particular?
–No tengo evidencias. Tengo lo que reportan los medios y hace falta, como digo, transparencia y aclaración.
–¿Peña Nieto es para usted un hombre honesto?
–Yo no haría calificativos, pero en este caso concreto de la casa se tiene que empezar (por saber) cómo estaban los contratos con Televisa, cómo se pagan, cuáles son las condiciones de exclusividad que tienen quienes trabajan con esta empresa, etcétera.
–Pero la esposa no es el tema, el asunto es el contratista y el servidor público, Peña Nieto en este caso.
–Yo ahí no puedo decir. Uno conoce a mucha gente, a muchos contratistas y no por eso hay necesariamente corrupción. Yo no… vamos, si nos muestran las evidencias, las pruebas, puede hacer uno un juicio.
–Las pruebas están mostradas.
–Las pruebas de que se conocen, de que trabajó en el Estado de México. ¿Y dónde están las pruebas respecto del jefe del Ejecutivo de que él recibió algunos beneficios personales de estos contratistas?
–Por ejemplo, que la casa de su campaña y la transición es del mismo contratista que construyó y le vendió en abonos la casa a su esposa.
–Habrá que ver en qué condiciones tuvo la casa prestada o no prestada durante la campaña.
Para reafirmar su posición, Cárdenas resume sobre la posible corrupción en el gobierno de Peña Nieto: “No tengo, desafortunadamente, ni evidencias ni nadie que me lo haya comentado”.
Cárdenas exigió la renuncia de Carlos Salinas durante su gobierno, porque fue producto del fraude; ahora López Obrador hace lo mismo por la misma razón, pero el primero no se suma ni la ve factible. “Yo estoy planteando el cambio de las políticas”.
–¿Es irrelevante que permanezca o que se vaya?
–No sé, yo no lo estoy planteando, no lo veo factible, no sé cuál sea la propuesta de quienes estén planteando simplemente la salida del titular del Ejecutivo.
Aunque Peña y Salinas “políticamente están en la misma línea”, Cárdenas evade compararlos en cuanto a su elección y tampoco cree que termine su gobierno. “No tengo bola de cristal”.
La relación con AMLO
Hasta la pequeña oficina donde se efectúa la entrevista llega el bullicio de la calle de República de Chile, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, que Cárdenas gobernó menos de tres años, de 1997 a 1999, para buscar la tercera candidatura presidencial.
En 2005, Cárdenas intentó una cuarta candidatura, pero Andrés Manuel López Obrador se le atravesó. La relación política entre ambos era fría, pese a que ambos lo negaban. El tabasqueño solía repetir: “No me voy a pelear con la historia”.
–¿Cuándo se descompuso su relación con López Obrador?
–Nunca se ha descompuesto, tenemos muy buena relación personal. Él está en un partido, yo estoy en otro.
Existe la versión de que, cuando Cárdenas asumió la jefatura de gobierno, López Obrador le propuso instrumentar algunos de los programas sociales, como el de la pensión para adultos mayores, pero lo rechazó.
–¿Es cierta esta versión?
–No recuerdo exactamente. No creo. Hablamos de tantas cosas que no sé si… pero, vamos, un rechazo a lo que él me planteó… seguramente lo platicamos y seguramente en su momento algunas cosas fluyeron evaluadas y consideradas y otras no, pero esta cuestión específica no la recuerdo.
Cárdenas cancela cualquier posibilidad de militar en otro partido político y aun de formar uno nuevo, y descarta también, por ahora, toda participación electoral.
–¿Está cancelada toda posibilidad?
–No puedo decir de esta agua no beberé, pero no estoy planteando ninguna participación electoral.
Adiós al PRD
Dos episodios oscurecen la trayectoria de Cárdenas: Su reunión secreta con Carlos Salinas, el 29 de julio de 1988, justo cuando más irritados estaban sus seguidores con el fraude electoral, y la chamba que aceptó de Vicente Fox para organizar los festejos de la Independencia y la Revolución, a unos días de la elección de 2006.
Ambas envenenaron a la izquierda perredista, que muy pronto se descompuso. Tan es así que el propio Cárdenas renunció a todo cargo, hace una década, y apenas en mayo de este año perfiló la renuncia.
El 5 de ese mes, en ocasión del 25 aniversario del PRD, Cárdenas preguntó qué tan cerca o que tan lejos estaban los perredistas de su propósito original.
“Yo respondería que nos encontramos más lejos que cerca de lo que nos propusimos y nos comprometimos a construir hace veinticinco años. ¿Responsables?: Por una parte, la hostilidad que desde el Estado y de algunos de los llamados poderes fácticos se ha desatado de manera permanente, y con mayor intensidad en diferentes momentos, contra el proyecto de soberanía y democracia del PRD; y por la otra responsables también todos los que han formado y formamos parte de nuestra organización.”
Aun así, Cárdenas pretendió dirigir el PRD una vez más y hasta se reformaron los estatutos para permitir la reelección, pero él lo niega:
“Nunca quise ser presidente. Me plantearon muchos compañeros y les dije que yo aceptaría, siempre y cuando no contendiera con nadie. Yo no aspiré a la presidencia. Me hubiera presentado como candidato si hubiera aspirado”.
Y sobrevino un ultimátum: Una carta que hizo pública el 17, en la que pide la renuncia de todo el CEN y de Carlos Navarrete, su presidente, debido a que el PRD “está a punto de disolverse, o de quedar como una simple franquicia político-electoral, subordinada a intereses ajenos a los de su amplia base, a partir de encontrarse inmerso en un ya largo proceso de pérdida de autoridad moral como institución, y de pérdida de autoridad moral de sus dirigentes…”
Nadie renunció, ni sus aliados como René Bejarano, y sobrevino la renuncia, tomada con desprecio por la cúpula perredista. Navarrete acudió a las cifras: “Seguiremos luchando por México junto a millones de mexicanos que están en nuestras filas y muchos más que nos han dado su voto”.
–¿No se siente frustrado?
–Yo no. Quisiera que los logros fueran otros, pero frustrado no. Frustrado sería dejar de luchar e irme a mi casa.
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...