MORENA y la MAFIA de DERECHA: La encrucijada final: Morena y el futuro de la derecha en el poder
La encrucijada final: Morena y el futuro de la derecha en el poder
Revolución Tres Punto Cero Guillermo Fabela Quiñones
Mientras el círculo vicioso del estancamiento económico se sigue ampliando, la clase política en el poder sólo actúa con la mira puesta en conservar las cuotas que tiene, como si fuera ajena a la realidad tan dramática que estamos viviendo los mexicanos, agravada por la crisis del capitalismo global, que no se ha podido recuperar del sacudimiento tan fuerte que sufrió en el año 2008. Son las consecuencias de la enajenación producida por adorar al “dios dinero”, como acusó el Papa Francisco, de la que son víctimas los miembros de las élites mexicanas.
El grupo mexiquense, que lidera nominalmente Enrique Peña Nieto, no se resigna a dejar el poder en tan poco tiempo, después de luchar arduamente por conseguirlo, por eso condicionó a Manlio Fabio Beltrones la aceptación de uno de sus miembros, en este caso una mujer, Carolina Monroy del Mazo, en su calidad de secretaria general del PRI. No se trata de una simple cuestión de género, sino de un ajuste de fuerzas orientado a no dejar suelto al sonorense, quien de cualquier manera seguirá adelante en su afán de convertirse en un factor ineludible en la sucesión del 2018; aunque para entonces las cosas en el país serán tan anómalas que es muy difícil hacer predicciones.
Lo único que no admite dudas es el hecho de que la sociedad nacional exigirá un cambio verdadero de la realidad social, política y económica de México, y que para impulsarlo no dudará en defender su voto, como el último recurso para evitar que las cosas sigan su curso destructivo como hasta ahora. La derecha no descartará el uso de la fuerza, incluso la violencia, para evitar un nuevo descalabro, que recuerde lo ocurrido en 1988, en el 2006 y en el 2012. Sin embargo, las condiciones del país son diferentes, esto hay que decirlo para que no queden dudas, luego de que ha quedado claramente demostrado que no hay manera de salvar al país por el camino que nos hizo seguir el Consenso de Washington en 1983.
El mundo, no sólo México, está entrampado en el nudo gordiano que impide un crecimiento real de la economía, con la excepción de China y algunas otras naciones asiáticas; incluso Japón ha resentido los aguijones del estancamiento y la inflación, lo mismo que las naciones ligadas al oro de Moscú, que ya no es ideológico sino metálico. De ahí que no sea correcto suponer que Estados Unidos vendrá en ayuda de una élite mexicana sumida en la corrupción, el despilfarro y la irresponsabilidad. La única salida para los mexicanos, en tal contexto, no es otra que un cambio de régimen que ponga fin a esos vicios que aterran incluso fuera de nuestras fronteras.
En los comicios estatales del próximo año se verá cómo los votantes, aun contra las presiones, artimañas y arrebatos del gobierno federal, darán el triunfo a candidatos ajenos a la derecha, situación que podrá ser aprovechada ampliamente en la medida que los dirigentes de fuerzas progresistas actúen con sentido común, visión estratégica y alteza de miras, sin mezquindades, para dar el paso inicial hacia la conformación de un nuevo país. Si la derecha, es decir el binomio PRI-PAN y sus secuaces que sólo esperan mendrugos, se empecina en burlar la voluntad mayoritaria expresada en las urnas, el futuro de los mexicanos será terrible.
Es un indicio preocupante, sin duda, el afán de la clase política en el poder de perpetuarse en la cima de la sociedad, con el único objetivo de mantener su adoración al “dios dinero” y seguirse sintiendo dueña de vidas y haciendas, el gran error que cometió el dictador Porfirio Díaz y por el que su régimen se hizo añicos. El “nuevo” PRI ha demostrado tener menos calidad ética y humana incluso que el dictador que dio un gran impulso a la formación del Estado, aunque con una orientación claramente antidemocrática; de ahí que la derecha en el poder hoy seguramente tendrá un futuro muy corto.
Así será en la medida que la sociedad entienda el llamado de las fuerzas progresistas, particularmente las que se agrupan en el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), las cuales a su vez están más que obligadas a demostrar madurez, sensatez, calidad humana y ética fuera de dudas. Es el gran reto que nos espera a la vuelta de la esquina.
http://revoluciontrespuntocero.com/la-encrucijada-final-morena-y-el-futuro-de-la-derecha-en-el-poder/
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kikka-roja.blogspot.com
La encrucijada final: Morena y el futuro de la derecha en el poder
Revolución Tres Punto Cero Guillermo Fabela Quiñones
Mientras el círculo vicioso del estancamiento económico se sigue ampliando, la clase política en el poder sólo actúa con la mira puesta en conservar las cuotas que tiene, como si fuera ajena a la realidad tan dramática que estamos viviendo los mexicanos, agravada por la crisis del capitalismo global, que no se ha podido recuperar del sacudimiento tan fuerte que sufrió en el año 2008. Son las consecuencias de la enajenación producida por adorar al “dios dinero”, como acusó el Papa Francisco, de la que son víctimas los miembros de las élites mexicanas.
El grupo mexiquense, que lidera nominalmente Enrique Peña Nieto, no se resigna a dejar el poder en tan poco tiempo, después de luchar arduamente por conseguirlo, por eso condicionó a Manlio Fabio Beltrones la aceptación de uno de sus miembros, en este caso una mujer, Carolina Monroy del Mazo, en su calidad de secretaria general del PRI. No se trata de una simple cuestión de género, sino de un ajuste de fuerzas orientado a no dejar suelto al sonorense, quien de cualquier manera seguirá adelante en su afán de convertirse en un factor ineludible en la sucesión del 2018; aunque para entonces las cosas en el país serán tan anómalas que es muy difícil hacer predicciones.
Lo único que no admite dudas es el hecho de que la sociedad nacional exigirá un cambio verdadero de la realidad social, política y económica de México, y que para impulsarlo no dudará en defender su voto, como el último recurso para evitar que las cosas sigan su curso destructivo como hasta ahora. La derecha no descartará el uso de la fuerza, incluso la violencia, para evitar un nuevo descalabro, que recuerde lo ocurrido en 1988, en el 2006 y en el 2012. Sin embargo, las condiciones del país son diferentes, esto hay que decirlo para que no queden dudas, luego de que ha quedado claramente demostrado que no hay manera de salvar al país por el camino que nos hizo seguir el Consenso de Washington en 1983.
El mundo, no sólo México, está entrampado en el nudo gordiano que impide un crecimiento real de la economía, con la excepción de China y algunas otras naciones asiáticas; incluso Japón ha resentido los aguijones del estancamiento y la inflación, lo mismo que las naciones ligadas al oro de Moscú, que ya no es ideológico sino metálico. De ahí que no sea correcto suponer que Estados Unidos vendrá en ayuda de una élite mexicana sumida en la corrupción, el despilfarro y la irresponsabilidad. La única salida para los mexicanos, en tal contexto, no es otra que un cambio de régimen que ponga fin a esos vicios que aterran incluso fuera de nuestras fronteras.
En los comicios estatales del próximo año se verá cómo los votantes, aun contra las presiones, artimañas y arrebatos del gobierno federal, darán el triunfo a candidatos ajenos a la derecha, situación que podrá ser aprovechada ampliamente en la medida que los dirigentes de fuerzas progresistas actúen con sentido común, visión estratégica y alteza de miras, sin mezquindades, para dar el paso inicial hacia la conformación de un nuevo país. Si la derecha, es decir el binomio PRI-PAN y sus secuaces que sólo esperan mendrugos, se empecina en burlar la voluntad mayoritaria expresada en las urnas, el futuro de los mexicanos será terrible.
Es un indicio preocupante, sin duda, el afán de la clase política en el poder de perpetuarse en la cima de la sociedad, con el único objetivo de mantener su adoración al “dios dinero” y seguirse sintiendo dueña de vidas y haciendas, el gran error que cometió el dictador Porfirio Díaz y por el que su régimen se hizo añicos. El “nuevo” PRI ha demostrado tener menos calidad ética y humana incluso que el dictador que dio un gran impulso a la formación del Estado, aunque con una orientación claramente antidemocrática; de ahí que la derecha en el poder hoy seguramente tendrá un futuro muy corto.
Así será en la medida que la sociedad entienda el llamado de las fuerzas progresistas, particularmente las que se agrupan en el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), las cuales a su vez están más que obligadas a demostrar madurez, sensatez, calidad humana y ética fuera de dudas. Es el gran reto que nos espera a la vuelta de la esquina.
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