Crimen y campaña
sergioaguayo@infosel.net.mx
www.sergioaguayo.org
Felipe Calderón inició su gobierno lanzándose contra el crimen organizado y Marcelo Ebrard respondió estableciendo una cabeza de playa en el corazón de Tepito. Si se relacionan ambos hechos con la campaña por el 2012 podríamos estar ante una dinámica benéfica para la sociedad. La pelea por la Presidencia ha evolucionado del susurro al alboroto. Bajo la bruma priista los aspirantes guardaban un hermético silencio que terminaba al conocerse el nombre del tapado. A partir de ese momento México se llenaba del estruendo provocado por la cargada de los búfalos, el tronido de los besamanos y el coro de los jilgueros. Cada seis años se reeditaba esa peculiar ceremonia del fuego nuevo priista. Con la alternancia, la disputa se hizo pública y los enfrentamientos entre Andrés Manuel López Obrador y el Presidente terminaron contagiándose con la enfermiza inquina de Vicente Fox. ¿Cómo será el nuevociclo sexenal? Lo más lucidor de los primeros 100 días de Felipe Calderón han sido los operativos contra el crimen organizado. Es cierto que los resultados han sido magros pero al menos hubo movimiento en ese terreno; el país no podía seguir tolerando tanta pasividad frente a los cárteles que, cuando terminó el gobierno de Fox, imponían su ley sobre al menos el 22 por ciento de la población y 40 por ciento del territorio. Los secuestros, los asaltos a mano armada y las ejecuciones hicieron tan insoportable la existencia que el gobierno se vio obligado aresponder. Si la situación llegó a tal deterioro fue por la soledad federal. Los gobernadores y presidentes municipales se amparaban en que ese ámbito era de jurisdicción federal para disimular su miedo y/o complicidad y se hacían los remolones cuando de enfrentarse a los cárteles se trataba; a lo más que llegaban era a operativos conjuntos. La evasión trajo como consecuencia la erosión de su autoridad y la pérdida de la fuerza ganada por estados y municipios con la
enorme transferencia de recursos federales.
Un buen número de ellos transformó el vasallaje frente al Presidente en sometimiento a los capos. Todas las entidades se han visto afectadas aunque de manera desigual. La capital ha estado entre las más golpeadas y para demostrarlo estaría su segundo lugar en número de delitos por habitante; el primero lo tiene Baja California. Ello sereflejaba en la existencia de enclaves territoriales controlados por el crimen organizado y el símbolo más obvio, el ejemplo más claro, era Tepito, un barrio tan céntrico que está a unas cuadras del Zócalo. Si el jefe de Gobierno capitalino deseaba construir una precandidatura fuerte tenía que enfrentarse al crimen, y lo hizo expropiando una propiedad de Tepito convertida en base territorial del crimen organizado. Fue un golpe mediático bien pensado que le rindió beneficios porque en términos comparativos rebasó al gobierno federal por el carril de la ley y el orden. Las políticas de Calderón y Ebrard tienen más contenido mediático que fondo, tal vez porque es a lo más que llega un Estado anoréxico. Impactó que el gobierno federal desplegara a las Fuerzas Armadas pero, ¿tenía otra alternativa ante la magnitud del riesgo? Y ni con eso han obtenido resultados significativos. En Tepito tampoco hubo detenciones de capos y la delincuencia de esa zona simplemente se desplazó hacia la colonia Moctezuma o a Ecatepec en el estado de México, entre otros lugares. También fue manifiesta la falta de coordinación con las autoridades federales y la ausencia de una estrategia integral. Pero, ¿tenía otra opción? La capital tiene cerca de 80 mil policías en sus diferentes corporaciones pero es profundamente desigual su entrenamiento, equipamiento y cohesión.
Apenas ahora empiezan a observarse algunos frutos de las Unidades de Protección Ciudadana que han recibido mejores entrenamiento, armas y salarios. El futuro es incierto porque es difusa la fuerza de los cárteles y la reacción que tendrán a las extradiciones, retenes y expropiaciones. ¿Absorberán con estoicismo los golpes?, ¿aumentarán las ejecuciones de policías y soldados?, ¿recurrirán al terrorismo contra blancos civiles?, ¿buscarán disimularse entre la población o se atrincherarán en sus enclaves territoriales? La suerte está echada y los gobiernos mantendrán la ofensiva porque una retirada sería fatal desde una lógica de seguridad electoral. Este miércoles 7 el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, presenta ante el gabinete de seguridad la Estrategia Nacional de Prevención del Delito y Combate a la Delincuencia que, entre otras medidas, incluye una red de interconexión de voz, datos e imagen. En las próximas semanas, ya lo verán, responderán Marcelo Ebrard y Joel Ortega (secretario de Seguridad Pública capitalino) con otro operativo. Es inevitable ver estos acontecimientos con la óptica de las elecciones del 2012 que seguirán dominadas por los dos grandes bloques de izquierda y derecha seguidos por un PRI cada vez más delgado. Cuando iniciaba el sexenio anterior Santiago Creel era el aspirante más claro en el Ejecutivo; en esta ocasión no hay candidato natural en el PAN debido, en parte, a la disciplina impuesta por Calderón a su gabinete. En el caso del PRD, un aspirante obvio es el jefe de Gobierno capitalino y es obvio que eligió contrastarse con el Presidente en el combate al crimen organizado. Mientras que López Obrador y Fox tiñeron la precampaña de animosidad personal, Ebrard lleva la competencia al terreno de la eficacia. Este giro puede ser saludable para el país siempre y cuando mantengamos una actitud vigilante y crítica sobre la forma en que están combatiendo al crimen. Los criterios deben ser el respeto a los derechos humanos, la eficiencia y los resultados. Es a todas luces mejor que los insultos, el juego sucio y las campañas negativas.
El contrapunto
"No venimos a robar, ni a descansar... [ni] por glorias humanas... hemos venido a trascender". Así habló el nuevo gobernador de Jalisco, el panista Emilio González Márquez. Su primer golpe de trascendencia vino cuando nombró como secretario de Salud al que fuera su chofer durante más de cuatro años. El nuevo funcionario se llama Alfonso Gutiérrez Carranza y es un médico que tomó el volante después de renunciar a la dirección de los servicios médicos de Guadalajara donde fue acusado de malversación de fondos y acoso sexual. El PAN sigue empeñado en mantener tradiciones que alguna vez combatieron.
enorme transferencia de recursos federales.
Un buen número de ellos transformó el vasallaje frente al Presidente en sometimiento a los capos. Todas las entidades se han visto afectadas aunque de manera desigual. La capital ha estado entre las más golpeadas y para demostrarlo estaría su segundo lugar en número de delitos por habitante; el primero lo tiene Baja California. Ello sereflejaba en la existencia de enclaves territoriales controlados por el crimen organizado y el símbolo más obvio, el ejemplo más claro, era Tepito, un barrio tan céntrico que está a unas cuadras del Zócalo. Si el jefe de Gobierno capitalino deseaba construir una precandidatura fuerte tenía que enfrentarse al crimen, y lo hizo expropiando una propiedad de Tepito convertida en base territorial del crimen organizado. Fue un golpe mediático bien pensado que le rindió beneficios porque en términos comparativos rebasó al gobierno federal por el carril de la ley y el orden. Las políticas de Calderón y Ebrard tienen más contenido mediático que fondo, tal vez porque es a lo más que llega un Estado anoréxico. Impactó que el gobierno federal desplegara a las Fuerzas Armadas pero, ¿tenía otra alternativa ante la magnitud del riesgo? Y ni con eso han obtenido resultados significativos. En Tepito tampoco hubo detenciones de capos y la delincuencia de esa zona simplemente se desplazó hacia la colonia Moctezuma o a Ecatepec en el estado de México, entre otros lugares. También fue manifiesta la falta de coordinación con las autoridades federales y la ausencia de una estrategia integral. Pero, ¿tenía otra opción? La capital tiene cerca de 80 mil policías en sus diferentes corporaciones pero es profundamente desigual su entrenamiento, equipamiento y cohesión.
Apenas ahora empiezan a observarse algunos frutos de las Unidades de Protección Ciudadana que han recibido mejores entrenamiento, armas y salarios. El futuro es incierto porque es difusa la fuerza de los cárteles y la reacción que tendrán a las extradiciones, retenes y expropiaciones. ¿Absorberán con estoicismo los golpes?, ¿aumentarán las ejecuciones de policías y soldados?, ¿recurrirán al terrorismo contra blancos civiles?, ¿buscarán disimularse entre la población o se atrincherarán en sus enclaves territoriales? La suerte está echada y los gobiernos mantendrán la ofensiva porque una retirada sería fatal desde una lógica de seguridad electoral. Este miércoles 7 el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, presenta ante el gabinete de seguridad la Estrategia Nacional de Prevención del Delito y Combate a la Delincuencia que, entre otras medidas, incluye una red de interconexión de voz, datos e imagen. En las próximas semanas, ya lo verán, responderán Marcelo Ebrard y Joel Ortega (secretario de Seguridad Pública capitalino) con otro operativo. Es inevitable ver estos acontecimientos con la óptica de las elecciones del 2012 que seguirán dominadas por los dos grandes bloques de izquierda y derecha seguidos por un PRI cada vez más delgado. Cuando iniciaba el sexenio anterior Santiago Creel era el aspirante más claro en el Ejecutivo; en esta ocasión no hay candidato natural en el PAN debido, en parte, a la disciplina impuesta por Calderón a su gabinete. En el caso del PRD, un aspirante obvio es el jefe de Gobierno capitalino y es obvio que eligió contrastarse con el Presidente en el combate al crimen organizado. Mientras que López Obrador y Fox tiñeron la precampaña de animosidad personal, Ebrard lleva la competencia al terreno de la eficacia. Este giro puede ser saludable para el país siempre y cuando mantengamos una actitud vigilante y crítica sobre la forma en que están combatiendo al crimen. Los criterios deben ser el respeto a los derechos humanos, la eficiencia y los resultados. Es a todas luces mejor que los insultos, el juego sucio y las campañas negativas.
El contrapunto
"No venimos a robar, ni a descansar... [ni] por glorias humanas... hemos venido a trascender". Así habló el nuevo gobernador de Jalisco, el panista Emilio González Márquez. Su primer golpe de trascendencia vino cuando nombró como secretario de Salud al que fuera su chofer durante más de cuatro años. El nuevo funcionario se llama Alfonso Gutiérrez Carranza y es un médico que tomó el volante después de renunciar a la dirección de los servicios médicos de Guadalajara donde fue acusado de malversación de fondos y acoso sexual. El PAN sigue empeñado en mantener tradiciones que alguna vez combatieron.
* * * * *
Kikka Roja