de El Financiero en linea de José Reveles
Palacio Nacional se convirtió en manzana de la discordia y pretexto para ocurrencias desde 2006; en territorio de disputa política y centro de chascarrillos tipo película mexicana de mediados del siglo pasado. Residencia de Benito Juárez durante su mandato presidencial, hoy ha cedido su solemnidad a pleitos menores y se reserva su empleo solamente para los afines al gobierno en turno. Cuando, hace casi tres años, el candidato Andrés Manuel López Obrador anunció que no sólo despacharía sino viviría en Palacio en caso de ganar las elecciones de 2006, el presidente Vicente Fox brincó: "Palacio Nacional no puede convertirse en un tendedero de ropa".
El inefable vocero de Los Pinos, Rubén Aguilar, anunció por aquellos días que el majestuoso edificio se convertiría en museo, con tal de llevarle la contra a López Obrador en momentos en que el aspirante perredista había decidido no acudir al último debate entre candidatos y se contemplaba la posibilidad de colocar una silla vacía en el foro para subrayar su ausencia. Polvo de aquellos lodos, este 25 de febrero ocurrió una deslucida venganza oficial a través del encargado del histórico recinto, el arquitecto San Cristóbal Larrea, quien a última hora decidió no facilitar el Patio Mariano para la presentación pública de la Fundación de la Familia de la Familia Juárez AC, descendientes del expresidente Benito Juárez García.
Cientos de invitados se quedaron con un palmo de narices a las 19 horas, pues la negativa se dio a conocer esa misma mañana. Mientras la mitad de los descendientes de Benito Juárez y sus acompañantes estaban bajo el fuerte viento en la banqueta frente al Zócalo, otros aceptaron ir al Cabildo del gobierno del Distrito Federal, que se convirtió en sede alternativa. "El Palacio es la casa del presidente. Solamente el presidente decide a quién invita y quién puede entrar", fue la respuesta final del arquitecto San Cristóbal Larrea tras intentar que Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal, no estuviera en el presídium en Palacio.
La familia de Benito Juárez sugirió que no hubiera presídium, pues el personal de la Secretaría de Hacienda pretendía que algún funcionario de esa dependencia estuviera en la mesa de honor. "Bastaría con un pódium y que cada persona lo ocupe cuando deba hablar". Adela Vélez Obregón, chozna de Benito Juárez (nieta en cuarta generación, hija de la tataranieta Adela Obregón Formoso), informaba a cada uno de los invitados que el esfuerzo de la fundación se estaba convirtiendo en un "botín político" y que estaban en libertad de acudir al acto en la sede del gobierno capitalino o simplemente aceptar que la ceremonia se canceló. "Lamento profundamente que el proyecto de la Fundación, que inició hace más de un año y cuyos fines eran el apoyo a las comunidades indígenas en materia de educación y mantener vivo el legado del Benemérito, sin algún tipo de motivación política, se empañara por intereses políticos y personales", expresa Adela a EL FINANCIERO. No hubo la sensibilidad suficiente, dice, para entender que un evento como éste no podía ser cuestionado o acotado.
"Benito Juárez está y estará más allá de este tipo de detalles". Después que el representante de Hacienda negó el lugar, ese mismo día "casualmente y con rapidez el gobierno del DF avisó a la prensa; ya tenía listo el Salón de Cabildos, el patio con pantallas para transmitir el evento, edecanes que recibían a los invitados" para un acto con el doctor Arturo Carrasco Bretón, un investigador al que se dio la confianza para ser nombrado miembro único honorario de la Fundación, por su compromiso con la biografía de Juárez. Pero en días recientes los familiares del Benemérito descubrieron que tiene aspiraciones políticas a un cargo de elección popular por el PRD y compuso un himno para López Obrador.
-Nosotros presentamos solicitud formal para utilizar el Patio Mariano. Hacienda propuso que se hicieran visitas guiadas con los hijos de los asociados en el recinto homenaje a don Benito Juárez. Conforme pasaron los días, el arquitecto San Cristóbal insistió en participar en el presídium, dirigir unas palabras, poner una mesa para atender a la prensa, invitar a la fuente de la Secretaría. "Era el anfitrión y no podíamos hacer gran cosa. Después impugnó la presencia del jefe de gobierno Marcelo Ebrard. Y la cuestión se puso peor cuando, con pretexto de que nos iban a apoyar con una oficina, con un sueldo para el encargado de las oficinas de la Fundación y el Centro de Estudios y para una secretaria por ocho meses, la gente de Ebrard dijo que él tenía que estar en el presídium. Entonces San Cristóbal dijo que por ningún motivo, que el Palacio era del presidente y solamente él podía invitar a quien quisiera entrar." En fin, que un esfuerzo de más de un año en el cual se consiguieron apoyos para un proyecto ecoturístico en Guelatao, Oaxaca, y se pretendía crear centros de educación básica, superior, artística, cultural, religiosa y deportiva para comunidades indígenas; la promoción del desarrollo sustentable de los pueblos nativos; promover estudios e investigaciones en temas relacionadas con esos centros de población, se perdió en los laberintos del interés político.
Adela y su madre renunciaron a la Fundación, pese a que el abuelo Carlos Obregón Santacilia fue el promotor del proyecto arquitectónico del recinto homenaje a Juárez, para el cual la familia donó objetos del Benemérito. "Nos deslindamos de lo que en el futuro realice esta Fundación, en la cual no participamos más".
kikka-roja.blogspot.com/
El inefable vocero de Los Pinos, Rubén Aguilar, anunció por aquellos días que el majestuoso edificio se convertiría en museo, con tal de llevarle la contra a López Obrador en momentos en que el aspirante perredista había decidido no acudir al último debate entre candidatos y se contemplaba la posibilidad de colocar una silla vacía en el foro para subrayar su ausencia. Polvo de aquellos lodos, este 25 de febrero ocurrió una deslucida venganza oficial a través del encargado del histórico recinto, el arquitecto San Cristóbal Larrea, quien a última hora decidió no facilitar el Patio Mariano para la presentación pública de la Fundación de la Familia de la Familia Juárez AC, descendientes del expresidente Benito Juárez García.
Cientos de invitados se quedaron con un palmo de narices a las 19 horas, pues la negativa se dio a conocer esa misma mañana. Mientras la mitad de los descendientes de Benito Juárez y sus acompañantes estaban bajo el fuerte viento en la banqueta frente al Zócalo, otros aceptaron ir al Cabildo del gobierno del Distrito Federal, que se convirtió en sede alternativa. "El Palacio es la casa del presidente. Solamente el presidente decide a quién invita y quién puede entrar", fue la respuesta final del arquitecto San Cristóbal Larrea tras intentar que Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal, no estuviera en el presídium en Palacio.
La familia de Benito Juárez sugirió que no hubiera presídium, pues el personal de la Secretaría de Hacienda pretendía que algún funcionario de esa dependencia estuviera en la mesa de honor. "Bastaría con un pódium y que cada persona lo ocupe cuando deba hablar". Adela Vélez Obregón, chozna de Benito Juárez (nieta en cuarta generación, hija de la tataranieta Adela Obregón Formoso), informaba a cada uno de los invitados que el esfuerzo de la fundación se estaba convirtiendo en un "botín político" y que estaban en libertad de acudir al acto en la sede del gobierno capitalino o simplemente aceptar que la ceremonia se canceló. "Lamento profundamente que el proyecto de la Fundación, que inició hace más de un año y cuyos fines eran el apoyo a las comunidades indígenas en materia de educación y mantener vivo el legado del Benemérito, sin algún tipo de motivación política, se empañara por intereses políticos y personales", expresa Adela a EL FINANCIERO. No hubo la sensibilidad suficiente, dice, para entender que un evento como éste no podía ser cuestionado o acotado.
"Benito Juárez está y estará más allá de este tipo de detalles". Después que el representante de Hacienda negó el lugar, ese mismo día "casualmente y con rapidez el gobierno del DF avisó a la prensa; ya tenía listo el Salón de Cabildos, el patio con pantallas para transmitir el evento, edecanes que recibían a los invitados" para un acto con el doctor Arturo Carrasco Bretón, un investigador al que se dio la confianza para ser nombrado miembro único honorario de la Fundación, por su compromiso con la biografía de Juárez. Pero en días recientes los familiares del Benemérito descubrieron que tiene aspiraciones políticas a un cargo de elección popular por el PRD y compuso un himno para López Obrador.
-Nosotros presentamos solicitud formal para utilizar el Patio Mariano. Hacienda propuso que se hicieran visitas guiadas con los hijos de los asociados en el recinto homenaje a don Benito Juárez. Conforme pasaron los días, el arquitecto San Cristóbal insistió en participar en el presídium, dirigir unas palabras, poner una mesa para atender a la prensa, invitar a la fuente de la Secretaría. "Era el anfitrión y no podíamos hacer gran cosa. Después impugnó la presencia del jefe de gobierno Marcelo Ebrard. Y la cuestión se puso peor cuando, con pretexto de que nos iban a apoyar con una oficina, con un sueldo para el encargado de las oficinas de la Fundación y el Centro de Estudios y para una secretaria por ocho meses, la gente de Ebrard dijo que él tenía que estar en el presídium. Entonces San Cristóbal dijo que por ningún motivo, que el Palacio era del presidente y solamente él podía invitar a quien quisiera entrar." En fin, que un esfuerzo de más de un año en el cual se consiguieron apoyos para un proyecto ecoturístico en Guelatao, Oaxaca, y se pretendía crear centros de educación básica, superior, artística, cultural, religiosa y deportiva para comunidades indígenas; la promoción del desarrollo sustentable de los pueblos nativos; promover estudios e investigaciones en temas relacionadas con esos centros de población, se perdió en los laberintos del interés político.
Adela y su madre renunciaron a la Fundación, pese a que el abuelo Carlos Obregón Santacilia fue el promotor del proyecto arquitectónico del recinto homenaje a Juárez, para el cual la familia donó objetos del Benemérito. "Nos deslindamos de lo que en el futuro realice esta Fundación, en la cual no participamos más".