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Ahora, colapsados mis correos electrónicos -debo triangular para poder enviar esta columna a sus destinatarios, ustedes, amigos lectores-, bloqueados mi Facebook y el Twitter recién abierto, rebosante de amenazas tras la publicación de "Nuestro Inframundo" -Jus, 2011- llegan hasta mí, a través de comentarios colgados a las notas periodísticas, referentes sobre mi supuesta filiación priista por cuanto cuestiono los "frutos" de alternancia. No me sorprende porque también en 2006 se habló de que era partidario irredento de López Obrador aun cuando fui el único en difundir, en el momento oportuno -"Destapes", Grijalbo, 2004-, la historia negra sobre el asesinato imprudencial de su hermano José Ramón. Y para ello visité la antigua aldea de pescadores, Tepetitán, en donde pasó su infancia el nuevamente candidato de la izquierda a la Presidencia.