El artículo en dos partes de Fidel Castro sobre México ha generado en este final del verano de 2010 un escándalo político singular por la violenta reacción del gobierno de Felipe Calderón, que ahora él mismo está buscando acallar por temor ante el impacto de este texto, buscando distraer a los mexicanos con una fuerte campaña mediática sobre asuntos de poca importancia y atemorizarlos con la permanente amenaza de mantener al Ejército en las calles e intensificar la violencia en lo que resta del sexenio.
1. El primer aspecto fundamental derivado de este nuevo escándalo está ahí frente a todos y no puede ocultarse, y es que se han puesto de nuevo en evidencia las gravísimas consecuencias que tuvo para los pueblos de México y del continente el fraude electoral que impuso en 2006 a un gobierno espurio de la ultraderecha trasnacional en nuestro país, recordándose de esta manera el hecho de que México no puede seguir siendo el patio trasero de Canadá y de Estados Unidos, y de que debe seguir buscando como en el pasado un destino propio porque es parte fundamental de América Latina.
2. Los dos textos del comandante aparecen en un contexto latinoamericano y mundial que no puede desconocerse por la derechización galopante que se está produciendo en Europa y en Estados Unidos al hacer agua cada vez más el modelo del capitalismo neoliberal. Mientras en Estados Unidos se halla en picada el gobierno de Barack Obama, cuyas políticas reales son cada vez más derechistas por mucho que éste busque encubrirlas con un discurso de corte social, y el repudio orquestado por el Tea Party y la ultraderecha cobra una fuerza inaudita, aquí en México Felipe Calderón busca conformar una alianza con los gobiernos ultraderechistas de Honduras y de Colombia.