La elección panista: una historia de traiciones...
Álvaro Delgado
La elección de la candidata presidencial del PAN fue sucia de principio a fin, tal como lo denunciaron y documentaron panistas de los equipos de campaña de los tres precandidatos: espionaje, amenazas, agresiones, urnas robadas o embarazadas, acarreos “majaderos”, compra de votos… y sobre todo “traiciones”. Aun así, luego de los berrinches y corajes los candidatos blanquiazules perdedores (Cordero y Creel) se disciplinan y cierran filas en torno a la elegida Josefina Vázquez Mota, la candidata de El Yunque y también –según Manuel Clouthier Carrillo–
de Felipe Calderón.
La tarde del domingo 5, antes aun de que cerraran los centros de votación que instaló el Partido Acción Nacional (PAN) en todo el país y cuando ya era irreversible la victoria de Josefina Vázquez Mota, una palabra anidó en las cabezas de los operadores de Ernesto Cordero: “Traición”.
No había otra explicación a lo ocurrido en varios estados estratégicos con los que contaba Cordero –Guanajuato, Jalisco, Baja California y el Distrito Federal– para vencer a Vázquez Mota en la primera vuelta, como el equipo de ésta temía aún la víspera de la jornada en la que el blanquiazul eligió candidata presidencial.