Distender el proceso electoral
En días recientes han tenido lugar diversas agresiones y hostigamientos con el telón de fondo de la contienda electoral en curso. Salvo dos casos gravísimos –el homicidio del perredista guerrerense Margarito Genchi, candidato al Congreso de su entidad, y el del simpatizante panista Edgardo Hernández Corzo, presuntamente asesinado por quien era hasta el momento el postulado priísta a la alcaldía de Villaflores, Chiapas–, se ha tratado de episodios menores de violencia en los que bases priístas han golpeado a detractores y manifestantes –como ha ocurrido en Saltillo, Coahuila; Córdoba, Veracruz, o el Estadio Azteca, en la capital del país–, con saldos de unos cuantos heridos leves, o de manotazos sobre los vehículos de la caravana del candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto, como ocurrió en Querétaro, la semana antepasada, y en Tepeaca, Puebla, ayer.