Un “melate” estilo panista en Guanajuato
ÁLVARO DELGADO
28 DE ENERO DE 2012 · 7 COMENTARIOS
Como en un sueño, un exchofer fundó dos empresas dedicadas al ramo farmacéutico y de la salud, con un capital social de poco más de 100 mil pesos. Se le hizo el “milagro”: en sólo seis meses una de ellas facturó al gobierno de Guanajuato más de 200 millones de pesos. Esta bonanza sólo se explica porque Miguel Salim Alle, titular del Instituto de Seguridad Social del Estado de Guanajuato, otorgó a la empresa de su protegido y sin ninguna licitación de por medio, el suministro, distribución y almacenamiento de medicamentos del Seguro Popular en toda la entidad.
José de Jesús Rangel Barrios trabajó los últimos seis años como chofer de una empresa de León, Guanajuato, hasta que renunció el 30 de abril de 2011. Como finiquito recibió casi 20 mil pesos, 6 mil de los cuales correspondían a su última quincena.
Rangel Barrios había decidido independizarse, un sueño de muchos asalariados, que en su caso representa una truculenta historia que perfila otro de los escándalos de corrupción y tráfico de influencias que caracterizan al gobierno panista de Guanajuato.
En efecto, tres semanas antes de ser liquidado, el 4 de abril, Rangel Barrios constituyó legalmente dos empresas con una denominación casi idéntica y el mismo objeto social, de las que es accionista mayoritario y administrador único.
ÁLVARO DELGADO
28 DE ENERO DE 2012 · 7 COMENTARIOS
Foto:radioasalto.net |
Como en un sueño, un exchofer fundó dos empresas dedicadas al ramo farmacéutico y de la salud, con un capital social de poco más de 100 mil pesos. Se le hizo el “milagro”: en sólo seis meses una de ellas facturó al gobierno de Guanajuato más de 200 millones de pesos. Esta bonanza sólo se explica porque Miguel Salim Alle, titular del Instituto de Seguridad Social del Estado de Guanajuato, otorgó a la empresa de su protegido y sin ninguna licitación de por medio, el suministro, distribución y almacenamiento de medicamentos del Seguro Popular en toda la entidad.
José de Jesús Rangel Barrios trabajó los últimos seis años como chofer de una empresa de León, Guanajuato, hasta que renunció el 30 de abril de 2011. Como finiquito recibió casi 20 mil pesos, 6 mil de los cuales correspondían a su última quincena.
Rangel Barrios había decidido independizarse, un sueño de muchos asalariados, que en su caso representa una truculenta historia que perfila otro de los escándalos de corrupción y tráfico de influencias que caracterizan al gobierno panista de Guanajuato.
En efecto, tres semanas antes de ser liquidado, el 4 de abril, Rangel Barrios constituyó legalmente dos empresas con una denominación casi idéntica y el mismo objeto social, de las que es accionista mayoritario y administrador único.