- - . KIKKA: Cultura Historias de Caricaturas Caricaturistas
BUSCA, BUSCADOR

Buscar este blog

domingo, 22 de octubre de 2006

Cultura Historias de Caricaturas Caricaturistas

Agustín Sánchez González
La historia de la historia de la caricatura

Algunos de los personajes de La familia burrón de Gabriel Vargas

Hasta hace un cuarto de siglo parecía que a nadie importaba el estudio de la caricatura, luego de que a mediados del siglo XX se dio un movimiento con la publicación de una serie de libros hoy convertidos en clásicos y prácticamente imposibles de conseguir, como el de Rafael Carrasco Puente, La caricatura en México (1953), el de Manuel González Ramírez, La caricatura política (1955), y el de Salvador Pruneda, La caricatura como arma política (1958) que reimprimió en 2002 el inehrm, así como los libros de José Guadalupe Zuno (entre 1959 y 1960). Después de ello, sólo Rius retomó ese tema. Pero en los últimos veinte años la caricatura ha comenzado a tener una mayor presencia en los estudios, tanto académicos –en centros de investigación de todo el país– como periodísticos. Las investigaciones se han plasmado en obras importantes. Un caso que lamentablemente parece haberse truncado es la colección del círculo de arte, del cnca, que llegó a publicar cinco títulos dedicados a grandes personajes de la caricatura: Posada. Un artista en blanco y negro; José María Villasana, Constantino Escalante, Manuel Manilla; y, además, La caricatura en el siglo XIX. Asimismo, el cnca publicó hace seis años otro importante libro: Historia de un país en caricatura, realizado por Rafael Barajas, el Fisgón. De este caricaturista-investigador, el fce acaba de publicar su libro El país de los ahuizotes.

Otro trabajo sobre el tema fue la publicación, en 1987, de los dos tomos 70 años de caricatura en El Universal, que este diario regaló a sus suscriptores. Y aunque en sentido estricto no sea sobre la caricatura, en 1998 comenzaron a publicarse los tres tomos de Puros cuentos, de Armando Bartra y Juan Manuel Aurrecoechea, dedicados a los cómics, género hermano de la caricatura y en donde han participado varios caricaturistas. (En la revista Artes de México, en 1972, hubo un primer acercamiento.) En cuanto a la investigación, en 1997 se publicó el Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México, del que urge una reedición que corrija innumerables errores y algunas ausencias notables, como la de Marius de Zayas. La lista de publicaciones es extensa; va desde los trabajos de Emma Helia Bonilla, en los Anales de investigaciones estéticas, o de Esther Acevedo sobre las obras sobre Manilla y Posada, y el de Mercurio López, pasando por los excelentes facsimilares de varios periódicos del siglo XIX, como Gil Blas, La Carabina de Ambrosio, Tío Nonilla o El Padre Cobos, que publicó el Senado de la República en 2000; o el de El Coyote, de la Sucesión Cortina del Valle, en 1999. También en este rubro la lista es muy larga, con autores como Thelma Camacho, Sylvia Navarrete, Antonio Saborit, o los libros de Abel Quezada, que prologó Alfonso Morales, etcétera. En los últimos diez años, además de Rius, que es un fenómeno editorial, otros moneros han publicado buen número de libros, algunos poco agraciados, como Historia del humorismo gráfico en México, de Apebas, publicado en España y que resultó una copia del folleto informativo, bastante elemental, del Museo de la Caricatura. En cuanto a estudios universitarios, en una bibliohemerografía de la caricatura en México realizada en el cenidiasp del inba, inédita, hemos registrado cerca de treinta tesis de diversos grados y de varias escuelas y facultades, tanto de la unam como de la uia y otras universidades.


Revista Tu-Tan-Kamen

Los más importantes museos mexicanos han cedido su muros a la caricatura, como el Museo Tamayo con la muestra Abel Quezada. Dibujante; el mam con El mejor de los mundos posibles, de Abel Quezada, y Aire de familia. La Colección de Carlos Monsiváis; el munal con La litografía mexicana del siglo XIX , Posada y la prensa ilustrada: signos de modernización y resistencia; el Museo Carrillo Gil con sendos homenajes a Orozco y a Miguel Covarrubias, y el Museo Mural Diego Rivera ha presentado la obra de Posada y de Manilla. En 2005 el Museo de Historia Mexicana, de Monterrey, realizó un exposición-homenaje a David Carrillo, que a los ochenta y cinco años de su edad sigue haciendo caricatura, y este año dedicará otro a Abel Quezada. La lista no es completa pues el espacio no lo permite, pero ello nos muestra el nivel de excelencia que ha ido alcanzado la caricatura. En 1984 la unam también organizó la muestra Humor y Política, en 1994 y, finalmente, está la exposición permanente La caricatura en la historia; historia de la caricatura, en el Museo de la Caricatura, donde se han dado muestras importantes como la de Las moneras llegaron ya, que es la primera en el mundo que rescató la obra de las mujeres caricaturistas; La ilustración periodística de Carlos Neve y los homenajes a caricaturistas como Ernesto Guasp, Alberto Isaac, Guerrero Edwards y Gabriel Vargas. Éste último, el genial creador de La familia Burrón, ha sido objeto de diversos homenajes por parte de la Cámara de Diputados, la Asamblea Legislativa del df, el Seminario Mexicano de Cultura y la Feria del Libro de Guadalajara. En esta última, desde hace cuatro años se lleva a cabo el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, donde se ha privilegiado más a los autores y a la historieta, sin que haya una presencia académica acorde al nivel de una feria de esa envergadura, ni estudiosos que tengan una obra sólida al respecto, lo que es una verdadera lástima. Al mismo tiempo se ha entregado el Premio de Caricatura La Catrina a cuatro grandes: Aragonés, Quino, Rius y Gabriel Vargas.

En donde ha habido un importante retroceso es en cuanto a las revistas de humor con circulación nacional, pues hoy prácticamente no existe ninguna, luego de que hace pocos años circulaban El Chahuistle, El Chamuco, Chocarreros, Rhumor, La ley de Herodes, Lapiztola y Anfitrión, así como el periódico Al Tiro. Otras actividades importantes han sido a través de cursos y ciclos de conferencias, como la realizada en el Instituto José María Luis Mora, o en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey. El uso del ciberespacio comienza a ser utilizado por los caricaturistas. Un sitio como cartonista.com, contiene buena información tomada en su mayoría del Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México. Existen también varios blogs con información de moneros, lo que permite un acercamiento a su obra. Finalmente, hay que señalar los libros multimedia, como el de José Guadalupe Posada. Es claro que no es un recuento exhaustivo, es sólo una aproximación de lo que ha sido la caricatura en los últimos veinticinco años, lo cual, por cierto, no es poca cosa.

Domingo 22 de octubre de 2006 Num: 607

Como es costumbre, los domingos traemos algo de cultura al blog, arte y ciencia van de la mano y no podemos desprenderlas de nuestra vida. Fanáticos de la caricatura encontramos (y para descansar de la política necia), estos artículos de la historia de la caricatura. ¿A quién no lo han castigado en la escuela por hacer monos en el salón de clases? desde el kinder hasta la prepa, nadie se escapa de éste milenario arte. ¡A Disfrutarlos!




QUE HABLE EL MONO
JORGE MOCH

Rafael Barajas
El Fisgón,
Hacia un despiporre global de excelencia, el imperio del libre comercio,
Grijalbo, México,2002.

Monero, cartonista, historietista, dibujante, caricaturista, pues, y casi profeta, a menudo poco comprendido porque en estos nuevos tiempos protoempresariales no se avergüenza de sus convicciones de izquierdista duro, que no admite trastupijes, Rafael Barajas, conocido más bien como el Fisgón, vuelve, volverá siempre a las viejas tesis impepinables de quien no se deja y no se calla. Adversario coherente, irredento del stablishment mercachiflesco que hoy todo anega de cantaletas publicitarias cuya machaconería, sin embargo, el Fis saluda porque gracias a la estulticia del sistema, al desmedido amor por el dinero que inocula en la sociedad el capitalismo brutal, su irrespetuosa manera de vernos a todos como meros receptáculos o instrumentos del consumo desmedido, gracias a todo ello, tienen, tenemos chamba los moneros; el Fisgón sigue siendo, afortunadamente para sus lectores, el vehículo imprescindible para que desde el otro lado del papel hablen esas sabias e insolentes criaturas suyas. Y si nos arrancan una carcajada con su conmovedora rebeldía o nos hacen reír, socarronamente cómplices de su perversidad (divierten y horrorizan por igual, verbigracia, sus Mike Goodness y el Sargento Chocorrol, ese policía que es, literalmente, un cerdo, acompañado de ese Hitler mexicanizado que es su madrina), o si provocan la terneza de una sonrisa amarga porque de pronto sean reflejo de nuestra triste condición, es debido a que los monitos del Fis han adquirido ya una innegable cualidad iconográfica propia, y porque el humor también es cosa seria. Qué mejor manera de encarar los claroscuros de nuestra historia, el actual enajenamiento en que se resume la sociedad toda, que reír de nosotros mismos, porque somos nosotros, todos, los que estamos allí, guardados en la punta de la plumilla hasta que un día el taumaturgo Barajas hace estos o aquellos pases mágicos y cuás, quedamos embarrados cancelando la impoluta blancura de la nada que era puro papel. Como sus inconsecuentes mentores (iconos sagrados de la parafernalia monera de México junto a Abel Quezada, Posadas, Germán Butze o don Gabriel Vargas), Rius, Helioflores o Naranjo, el Fisgón no ha podido –nunca quiso– evadir la tentación de que sus monigotes cultiven la semilla de la duda en el lector, y lleva ya varios títulos dedicado a la muy loable pero brutalmente solitaria tarea de crear conciencia social en ésta que a cada rato parece empeñada en revalidar su condición de ser una nación de descerebrados. No importa, Barajas no ceja en su empeño y prueba de ello es Hacia un despiporre global de excelencia, el imperio del libre comercio, libro editado por Grijalbo en este claudicante 2002.

La sibila del subdesarrollo y heroína de las historietas didácticas del Fisgón, La Beba Toloache, bruja y propietaria de "un consultorio de primera en una ciudad de segunda del Tercer Mundo, en la cuarta sección de una colonia de quinta" cura el mal de ojo y el empacho, aplica chiqueadores y realiza tomografías, y bien plantada en el México del cambio que promete la derecha –que mal parece que así se va a quedar, en pura promesa–, ofrece también asesoría a changarros, y sucede que a ella acude el charro Machorro, mexicanito antonomástico cuya estampa aglutina esos rasgos lamentables y enternecedores que comportan la idiosincrasia del México de a pie: la ignorancia descarnada, el chauvinismo que se espera de cualquier machito mexicano y la infatuación zafia de los medios masivos, abatido, como tantos de nosotros, con la sarta de fracasos en que se ha ido convirtiendo la economía familiar y urgido de una limpia porque cree firmemente que le hicieron mal de ojo; desde que lo corrieron del mariachi lo han corrido igual de cuatro mil quinientos sesenta y siete subempleos. Allí nace el discurso redentor de La Beba, salpicando lo didáctico y subversivo de sus observaciones con el acre humor del Fisgón. El desenlace es escueto e inmisericorde: dinero llama dinero, y cualquier iniciativa changarrera está inefablemente llamada al fracaso a menos que nazca entre gente bien, porque la economía nacional es apenas un desfigurado reflejo de lo que dispongan el imperio del Norte y sus organismos de avanzada: "un pinche sistema transa" donde los paganos terminamos siendo los habitantes del tercer mundo en beneficio de la república de las trasnacionales, y mientras se explota hasta límites de paroxismo la renovada vena entreguista de nuestros funcionarios alelados con los señuelos del supercapitalismo, se sigue depauperando hasta donde parecía imposible una población cuyo punto de quiebre creíamos rebasado hace demasiados sexenios ya.

Foto: Jerónimo Artega/archivo La Jornada. Rafael Barajas El FisgónInscrito en la contestataria tradición de otros libros suyos o en los que ha sido coautor, como Me lleva el tlc (1993), El sexenio me da risa (1994), El sexenio ya no me da risa (1995) y El sexenio me da pena, escritos y dibujados al alimón con Antonio Helguera y José Hernández, y reuniendo historietas y cartones que publicó en La Jornada y en las revistas que hizo junto con los mencionados Helguera y Hernández y en cuya dirección participaron también Patricio y Rius (El Chahuistle primero, con Editorial Posada y El Chamuco después, con Grijalbo), Hacia un despiporre global de excelencia, el imperio del libre comercio enfrenta con la característica ironía cáustica, sin concesiones, que ya le conocemos al Fisgón, esa nueva "leva" ideológica del neoliberalismo pragmático que asola a la sociedad mexicana a partir de la entrada en funciones del gobierno emanado de la derecha empresarial. Sin bajar la guardia y sin conceder un centímetro en el territorio de sus personales convicciones, Barajas apela a que, a pesar de la propia corrosión que engendra reír de nuestro infortunio, no se pierda la esperanza y no se deje de pensar que, finalmente, para lo que están los gobiernos, al menos en la muerta letra de la ley, es para servir a la mayoría y no a las sucesivas oligarquías que se han venido heredando la estafeta en la historia reciente de este país. Libro que se lee como una postrer puesta al día de La trukulenta historia del kapitalismo de Rius, al que el Fisgón homenajea en las primeras páginas, Hacia un despiporre... está, como lo señala el autor a manera de prólogo, destinado al rotundo fracaso en un mundo en que los libros que mejor se venden son los que nos enseñan a hacernos millonarios, porque es un libro que "sólo pretende contar cómo se vuelve uno cada vez más pobre". En esa veta sarcástica que no hace concesiones abreva el humor del Fisgón. Y el humor, como bien dice José Miguel Oviedo (a propósito de Tito Monterroso, otro fino confeccionador de pastelazos filosóficos) se aplica por igual a "Aristófanes, Cervantes, Ricardo Palma, el sainete, la facecia política o el vodevil", y puede llegar a ser la otra visión de la vida, una forma "heterodoxa de filosofar y de juzgar las vanas ilusiones y las reales miserias de la existencia, pero sin el ánimo de formular grandiosas teorías o soluciones edificantes".

Efectivamente el humor sencillamente apunta al otro modo y pretende acaso "estimular la propia rebeldía", allí el valor intrínseco de la obra de los moneros. Naturalmente, nada más iconoclasta que vernos retratados a nosotros mismos en un monito que despliega el discurso del escepticismo y el desencanto. Proféticamente, hacia allá bien puede apuntar la realidad, hacia un mundo tan monstruoso que ni el mismo Fisgón podría haber previsto •

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...

Buscar este blog

Gracias por tu Visita ¡

Nuevo

TAMALES UGALDEÑOS DEL TATA JORGE ARVIZU

Para los que pidieron el archivo del 2007, los tamales oaxaqueños ugaldeños grabado por Jorge Arvizu El Tata. Buen Provecho ARDAN PRIANISTAS...

Todos los Archivos

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...