- Las monjas censuran clases y temas ''no convenientes''
- Villa de las Niñas, en manos de ''fanáticos'': ex profesor
- Afirma que varias alumnas tuvieron desmayos y amenorrea
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Las estudiantes que salieron del internado Villa de las Niñas deben exponer por escrito las razones por las cuales dejaron la institución y luego solicitaron su reingreso. El documento debe ser firmado por la alumna y sus padres Foto: Mario Antonio Núñez López
Oscar Santiago Salinas, ex profesor del internado Villa de las Niñas, en entrevista con La Jornada Foto: Armando Tejeda
Madrid, 10 de abril. Oscar Santiago Salinas, profesor mexicano de 30 años que cursa un doctorado en Madrid, conoció de primera mano la realidad ''espeluznante'' y ''extraña'' del internado Villa de las Niñas, administrado por la congregación religiosa Hermanas de María, en Chalco, estado de México.
A pesar de tener ''miedo'' a posibles represalias de ese ''grupo de fanáticos'', Santiago Salinas habla sobre su experiencia de seis meses como profesor, indignado al enterarse de los malestares que padecen sus ex alumnas.
En entrevista, este joven oriundo de Nezahualcóyotl acusó a la congregación de monjas de someter a las niñas a duros castigos, a una disciplina férrea y a tratamientos con medicamentos no avalados por la Secretaría de Salud, que, dice, hacían que las adolescentes dejaran de menstruar.
-¿Cómo llegó a Villa de las Niñas?
-Gracias a la bolsa de trabajo de la UNAM, donde cursaba clases. Me ofrecieron trabajo como profesor de la materia de estructura socioeconómica de México en el último grado de bachillerato. Impartí clases en el primer semestre de 2004 con un salario muy bajo, inferior al que suelen pagar en las escuelas públicas.
-¿Cuál fue su primera impresión?
-Lo primero fue cierta sorpresa, pues yo sabía que era un colegio, pero desconocía sus condiciones, así que el primer día que di clases fue muy duro, a tal punto que ya no quería ir al día siguiente. No comprendía por qué los profesores teníamos que estar las ocho horas de clases de pie ni por qué las monjas nos vigilaban permanentemente. Después descubrí otras muchas cosas que no me gustaron.
-¿En sus clases había monjas?
-Sí, todo el día estaban en la ventana observando y escuchando lo que hacía o se sentaban entre las alumnas. Cuando había algo que no les gustaba interrumpían la clase y llamaban la atención a las alumnas o a los propios profesores.
-¿Recibió usted algún tipo de directriz de la dirección del colegio?
-Cuando llegué no me dijeron nada, pero sobre la marcha me indicaron una serie de cosas que no les gustaban. Por ejemplo, no me podía salir del espacio delimitado para el profesor ni me podía acercar a las niñas a menos de metro y medio. Tampoco podía hablar de temas de política o de historia de México que tuvieron como protagonista la Iglesia católica. Por ejemplo, cuando expliqué la fundación del Estado mexicano me tenía que referir a la aportación de Benito Juárez, pero no me dejaron porque dijeron que ese era un tema polémico. Y cuando les enseñé a calcular el producto interno bruto el subdirector me dijo que no enseñara ese tipo de cosas porque cuando las niñas vuelvan a sus pueblos no las necesitarían.
''Otra cosa que me prohibieron fue mostrarles folletos de varios museos europeos. Recuerdo que les molestó en especial que les enseñara La maja desnuda, de Goya, porque tenía una carga de erotismo. Igual ocurrió con las esculturas griegas.
''Lo que sí les enseñaban las monjas era a admirar a Vicente Fox y a su esposa (Marta Sahagún). Les decían que era el prócer de la patria y que además iba a misa. Por eso las niñas los consideraban sus padrinos. Y la mayoría lo creía.
-¿Quién ordenaba esas restricciones?
-A mí me lo decía el subdirector de departamento, al que conocíamos como subdirector Cruz, pero éste recibía órdenes directamente de la madre superiora, Margie Cheong. Por ejemplo, para explicar la historia contemporánea de México llevé videos, entre ellos algunos de la movilización estudiantil de México en 1968, otro sobre el terremoto de 1985 y uno más acxerxca del movimiento zapatista. Me dijeron terminantemente que eso no podía mostrarse porque no era conveniente.
-¿Qué le hizo sospechar que algo raro pasaba en el internado?
-Sobre todo, el aislamiento total de las niñas. No tenían contacto con el exterior; vivían prácticamente en un reclusorio, o peor, porque en las cárceles pueden recibir visitas una o dos veces a la semana y tienen un teléfono público para comunicarse con sus familiares. En Villa de las Niñas ni siquiera eso. No tenían periódicos ni revistas.
-¿Cómo definiría las instalaciones?
-Por fuera tienen buen aspecto, pero por dentro no tanto. A los profesores, sobre todo a los hombres, la zona donde viven las niñas nos estaba prohibida. De lo poco que llegué a ver me llamó la atención el hacinamiento de camas. También había unos lugares que funcionaban como talleres, donde las niñas pasaban muchas horas del día haciendo tarjetas para que las vendieran las monjas. Se puede decir que las niñas pagaban con trabajo lo que les daban las monjas
-¿Usted se enteró de si las monjas sometían a las niñas a castigos por mala conducta u otras razones?
-Sí, como la disciplina era la principal preocupación de las monjas muchas veces castigaban a las niñas. Por ejemplo, cuando una jefa de grupo no dedicaba tiempo suficiente a sus actividades la dejaban de pie un día entero. Muchas veces tuve que dar clases con algunas niñas en esa situación. También las castigaban con trabajos forzados en la huerta o la cocina. Tampoco discriminaban por edad. Las niñas tenían un temor tremendo a las monjas.
-¿Supo de algún maltrato físico?
-No personalmente, pero varias profesaras me comentaron que habían visto que las monjas que cuidaban los pasillos le pegaban a las niñas, y que algunas estudiantes se habían quejado con ellas por el sufrimiento que les provocaban. Las niñas tenían más confianza con las maestras. También les contaron que no tenían toallas sanitarias y les preguntaban cosas sobre su ciclo menstrual. Pues muchas que ya lo habían tenido en sus casas, dejaban de tenerlo al volver al colegio. Las maestras sospechaban que era por medicamentos o por los menjurjes coreanos que les daban, pues era frecuente ver frascos de medicina vacíos en las ventanas de las habitaciones, todos con inscripciones en coreano o chino, no lo sé.
-¿Le sorprende lo que está saliendo a la luz sobre la Villa de las Niñas?
-No, lamentablemente era algo de esperar. No sé cuáles son las razones de las enfermedades que padecen las niñas, pero yo recuerdo cosas muy extrañas. Por ejemplo, a veces la comida que les daban a las alumnas y a los profesores estaba caduca, como los pasteles que enviaban de El Globo. Otra cosa extraña es que, sin ninguna razón aparente, las niñas se desmayaban de repente. En el tiempo que yo estuve recuerdo al menos cuatro desmayos.
''También creo que la disciplina férrea las hacía vivir en un ambiente insoportable, a tal punto de que las niñas que estaban a punto de salir de esa cárcel contaban los días, pues ni siquiera podían ver a sus familias, salvo cuando las monjas lo autorizaban, una o dos veces al año.''
A pesar de tener ''miedo'' a posibles represalias de ese ''grupo de fanáticos'', Santiago Salinas habla sobre su experiencia de seis meses como profesor, indignado al enterarse de los malestares que padecen sus ex alumnas.
En entrevista, este joven oriundo de Nezahualcóyotl acusó a la congregación de monjas de someter a las niñas a duros castigos, a una disciplina férrea y a tratamientos con medicamentos no avalados por la Secretaría de Salud, que, dice, hacían que las adolescentes dejaran de menstruar.
-¿Cómo llegó a Villa de las Niñas?
-Gracias a la bolsa de trabajo de la UNAM, donde cursaba clases. Me ofrecieron trabajo como profesor de la materia de estructura socioeconómica de México en el último grado de bachillerato. Impartí clases en el primer semestre de 2004 con un salario muy bajo, inferior al que suelen pagar en las escuelas públicas.
-¿Cuál fue su primera impresión?
-Lo primero fue cierta sorpresa, pues yo sabía que era un colegio, pero desconocía sus condiciones, así que el primer día que di clases fue muy duro, a tal punto que ya no quería ir al día siguiente. No comprendía por qué los profesores teníamos que estar las ocho horas de clases de pie ni por qué las monjas nos vigilaban permanentemente. Después descubrí otras muchas cosas que no me gustaron.
-¿En sus clases había monjas?
-Sí, todo el día estaban en la ventana observando y escuchando lo que hacía o se sentaban entre las alumnas. Cuando había algo que no les gustaba interrumpían la clase y llamaban la atención a las alumnas o a los propios profesores.
-¿Recibió usted algún tipo de directriz de la dirección del colegio?
-Cuando llegué no me dijeron nada, pero sobre la marcha me indicaron una serie de cosas que no les gustaban. Por ejemplo, no me podía salir del espacio delimitado para el profesor ni me podía acercar a las niñas a menos de metro y medio. Tampoco podía hablar de temas de política o de historia de México que tuvieron como protagonista la Iglesia católica. Por ejemplo, cuando expliqué la fundación del Estado mexicano me tenía que referir a la aportación de Benito Juárez, pero no me dejaron porque dijeron que ese era un tema polémico. Y cuando les enseñé a calcular el producto interno bruto el subdirector me dijo que no enseñara ese tipo de cosas porque cuando las niñas vuelvan a sus pueblos no las necesitarían.
''Otra cosa que me prohibieron fue mostrarles folletos de varios museos europeos. Recuerdo que les molestó en especial que les enseñara La maja desnuda, de Goya, porque tenía una carga de erotismo. Igual ocurrió con las esculturas griegas.
''Lo que sí les enseñaban las monjas era a admirar a Vicente Fox y a su esposa (Marta Sahagún). Les decían que era el prócer de la patria y que además iba a misa. Por eso las niñas los consideraban sus padrinos. Y la mayoría lo creía.
-¿Quién ordenaba esas restricciones?
-A mí me lo decía el subdirector de departamento, al que conocíamos como subdirector Cruz, pero éste recibía órdenes directamente de la madre superiora, Margie Cheong. Por ejemplo, para explicar la historia contemporánea de México llevé videos, entre ellos algunos de la movilización estudiantil de México en 1968, otro sobre el terremoto de 1985 y uno más acxerxca del movimiento zapatista. Me dijeron terminantemente que eso no podía mostrarse porque no era conveniente.
-¿Qué le hizo sospechar que algo raro pasaba en el internado?
-Sobre todo, el aislamiento total de las niñas. No tenían contacto con el exterior; vivían prácticamente en un reclusorio, o peor, porque en las cárceles pueden recibir visitas una o dos veces a la semana y tienen un teléfono público para comunicarse con sus familiares. En Villa de las Niñas ni siquiera eso. No tenían periódicos ni revistas.
-¿Cómo definiría las instalaciones?
-Por fuera tienen buen aspecto, pero por dentro no tanto. A los profesores, sobre todo a los hombres, la zona donde viven las niñas nos estaba prohibida. De lo poco que llegué a ver me llamó la atención el hacinamiento de camas. También había unos lugares que funcionaban como talleres, donde las niñas pasaban muchas horas del día haciendo tarjetas para que las vendieran las monjas. Se puede decir que las niñas pagaban con trabajo lo que les daban las monjas
-¿Usted se enteró de si las monjas sometían a las niñas a castigos por mala conducta u otras razones?
-Sí, como la disciplina era la principal preocupación de las monjas muchas veces castigaban a las niñas. Por ejemplo, cuando una jefa de grupo no dedicaba tiempo suficiente a sus actividades la dejaban de pie un día entero. Muchas veces tuve que dar clases con algunas niñas en esa situación. También las castigaban con trabajos forzados en la huerta o la cocina. Tampoco discriminaban por edad. Las niñas tenían un temor tremendo a las monjas.
-¿Supo de algún maltrato físico?
-No personalmente, pero varias profesaras me comentaron que habían visto que las monjas que cuidaban los pasillos le pegaban a las niñas, y que algunas estudiantes se habían quejado con ellas por el sufrimiento que les provocaban. Las niñas tenían más confianza con las maestras. También les contaron que no tenían toallas sanitarias y les preguntaban cosas sobre su ciclo menstrual. Pues muchas que ya lo habían tenido en sus casas, dejaban de tenerlo al volver al colegio. Las maestras sospechaban que era por medicamentos o por los menjurjes coreanos que les daban, pues era frecuente ver frascos de medicina vacíos en las ventanas de las habitaciones, todos con inscripciones en coreano o chino, no lo sé.
-¿Le sorprende lo que está saliendo a la luz sobre la Villa de las Niñas?
-No, lamentablemente era algo de esperar. No sé cuáles son las razones de las enfermedades que padecen las niñas, pero yo recuerdo cosas muy extrañas. Por ejemplo, a veces la comida que les daban a las alumnas y a los profesores estaba caduca, como los pasteles que enviaban de El Globo. Otra cosa extraña es que, sin ninguna razón aparente, las niñas se desmayaban de repente. En el tiempo que yo estuve recuerdo al menos cuatro desmayos.
''También creo que la disciplina férrea las hacía vivir en un ambiente insoportable, a tal punto de que las niñas que estaban a punto de salir de esa cárcel contaban los días, pues ni siquiera podían ver a sus familias, salvo cuando las monjas lo autorizaban, una o dos veces al año.''
- La mayoría de los sobres venció en 2003; abren autoridades otra línea de investigación
- Hallan en basurero bebidas caducas y colchones usados de Villa de las Niñas
- Propondrán al Congreso de Guerrero crear comisión de apoyo para ex alumnas del internado
René Ramón , Silvia Chávez e Israel Dávila
José Cárdenas, encargado del tiradero El Potrero, en el municipio de Temamatla, estado de México, asegura que todos los desperdicios de Villa de las Niñas son depositados en este lugar. Tal fue el caso de dos camiones con sobres de polvo Kin Light para preparar bebidas sin calorías, con caducidad de 2003 Foto: Mario Antonio Núñez López
Miles de sobres caducos con polvo para preparar bebidas sin calorías y 160 colchones, ''casi nuevos'', provenientes del internado Villa de las Niñas, en Chalco, fueron depositados en el tiradero municipal de Temamatla, estado de México. Víctor Manuel Torres Mesa, vocero del equipo interdisciplinario que investiga el caso, aclaró que este hallazgo no significa que el polvo haya sido la causa de los vómitos, mareos, fiebre y dolores musculares que impedían caminar a las alumnas del internado administrado por la congregación religiosa Hermanas de María. Se trata de miles de sobres cerrados de la marca Kin-Light, elaborados por una empresa refresquera, la mayoría de los cuales caducó en 2003.José Cárdenas de la Rosa, encargado del basurero, informó que los desechos están siendo incinerados. Mientras, el pepenador Juan Rosales dijo que los colchones fueron vendidos a un particular. ''Hace como 15 o 20 días los vinieron a tirar'', explicó Rosales. Cárdenas detalló que los trajeron en dos camiones de volteo provenientes de Villa de las Niñas, internado localizado en el kilómetro 2 de la carretera rural Chalco-Mixquic.Los pepenadores dijeron que esta es la primera vez, desde que aquí se depositan los desechos de Villa de las Niñas, que llegan sobres llenos. ''Siempre venían vacío, revueltos con la demás basura''.Sobre los colchones, explicaron que normalmente los desechaban ''en diciembre, pero ahora lo hicieron en marzo''. Rosales dijo que un comprador adquirió los 160 para revenderlos, porque todos ''tenían forro completo'', a diferencia de otras ocasiones, cuando ''llegaban rotos y viejos. Esta es la primera vez que los tiran casi nuevos''.De acuerdo con su testimonio, el martes se presentó en el tiradero Joaquín Granados Sánchez, presidente del comisariado ejidal de Temamatla, acompañado de los regidores del ayuntamiento, José Luis Sandoval González y Adán García Vanegas. Con un documento de la jurisdicción sanitaria con sede en Amecameca les notificaron que los desperdicios generados por la Villa de las Niñas no representaban riesgo sanitario alguno y que podían seguir recibiéndolos.Víctor Manuel Torres Mesa, subdirector de Epidemiología de la Secretaría de Salud del estado de México (SSEM), informó que se abrirá una nueva línea de investigación relacionada con el hallazgo de estos desperdicios.Dijo que esperará a que Regulación Sanitaria realice los análisis, aunque consideró que el consumo de este producto no necesariamente puede ser el origen del problema que padecen las niñas. En ese caso ''estaríamos hablando de un problema de 3 mil 606 (alumnas), más todas las monjas, más todo el grupo que estuviera consumiendo'' el producto. En cuanto a los colchones, explicó que, tras la intervención de la Secretaría de Salud federal y de la SSEM, el 5 de marzo ''estudiamos la posibilidad de que haya ácaros, piojos, chinches y pulgas, pero no encontramos nada. Los dormitorios tienen literas de tres camas y todas estaban en perfecto estado (pero) déjame verificarlo. Es atribución de Regulación Sanitaria''. Mientras, el secretario general del PAN en el estado de México, Roberto Liceaga García, pidió a la Secretaría de Educación Pública un informe urgente que aclare si Villa de las Niñas cumple las normas de operación escolar y, de no ser así, sancionar a los directivos. ''Tenemos que ver en qué condiciones opera la institución. Se me hace complejo que haya 600 niñas cuyo mal es atribuido al estrés. ''Isidro Muñoz, secretario de Educación estatal, dijo que la dependencia esperará los resultados de los estudios sicológicos y siquiátricos que se practican a las alumnas, e insistió en que la institución y sus planes de estudio se apegan a la normatividad. La secretaria de Salud del estado de México, María Elena Barrera Tapia, confirmó que personal del Instituto Nacional de Siquiatría y del Hospital Siquiatrico Infantil empezó a entrevistarse con las menores. En Puebla, Xicoténcatl Arroyo Parra, subsecretario de educación básica estatal, anunció que se brindarán todas las facilidades a las 45 ex alumnas del internado originarias de la región de Xalitzintla, junta auxiliar del municipio de San Nicolás de los Ranchos, para que el lunes se incorporen al sistema educativo poblano. Posteriormente, dijo, ''estaremos en contacto con la Subsecretaría de Educación Básica del estado de México para que tengan su documentación y se incorporen oficialmente'', agregó.Entretanto, el diputado guerrerense Felipe Ortiz Montealegre informó en Tlapa que presentará al pleno del Congreso local una iniciativa para crear una comisión de apoyo para las familias de 130 alumnas de Villa de las Niñas originarias 19 municipios de la Montaña alta.Previamente, padres de familia de Zitlaltepec, comunidad de Cochoapa el Grande, solicitaron apoyo de Congreso local y de organismos de defensa de los derechos humanos para que el internado libere los documentos de sus hijas. Mientras, el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, aseguró que la Comisión de Derechos Humanos del estado de México investigará si existe alguna responsabilidad de autoridades por la situación en Villa de las Niñas. Agregó que la SSEM trabaja con autoridades federales para deslindar responsabilidades.
columna ASTILLERO completa aquí
Julio Hernández López
Astillas
Roger Ibarra comenta que la Villa de las Niñas "tenía acceso directo a Los Pinos, más exactamente a Marta Sahagún, gozó de muchos privilegios durante ese sexenio y era prácticamente intocable por autoridad mexicana alguna". El lector recuerda que la esposa de Fox visitó en 2005 la Villa de los Niños en Pusan, Corea, en el contexto de la reunión de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). En efecto, el 18 de noviembre de ese año, como parte de la agenda diseñada para esposas de esos dirigentes, la señora Marta fue recibida en Pusan por Michaela Kim, superiora general de las Hermanas de María, y por Margie Cheong, directora general de la Villa de las Niñas de Chalco, según la información difundida mediante un boletín oficial de Los Pinos. En esa ocasión, Sahagún "recordó que en agosto de 2004, el presidente Fox y ella recibieron en la casa presidencial a un grupo de niños y niñas coreanos y mexicanos que integran el coro, la orquesta sinfónica y el ballet del musical La niñez de México y Corea unidas por la música"... Con una experiencia de 12 años como médico de servicios de urgencias de un hospital de segundo nivel, Bartolo Núñez González escribe desde Zihuatanejo para expresar su convicción de que en la Villa de las Niñas "existen condiciones altamente favorables para desencadenar un problema sicógeno colectivo como el que hasta hoy refieren las autoridades". Núñez advierte que no es católico y que está "en contra de toda religión en el poder", pero le parece "muy superficial" el comentario hecho ayer aquí en relación con lo sicogénico. El médico menciona algunos factores que podrían propiciar esas alteraciones en adolescentes: "están en la edad con mayores fluctuaciones de índole emocional, la disciplina no es algo que se acostumbre enseñar en los hogares mexicanos y en cualquier internado es obligatoria, los padres mexicanos son sobreprotectores, en la adolescencia se despierta el deseo sexual que, si es reprimido o manejado con mala o nula información, aumenta los riesgos de desequilibrios emocionales, les afecta la ausencia de familiares, no tienen factores de distracción (televisor, Internet, videojuegos, revistas de espectáculos) y sólo cuentan con Biblias y libros de texto, y están confinadas a lo que son los terrenos del internado"... Cuando no pueden ofrecer mejores resultados, los políticos suelen recurrir a innovaciones lingüísticas en busca de que generen polémica y ayuden a distraer la atención de lo esencial (la incompetencia de esos políticos). El crónicamente ineficaz Fidel Herrera ahora ha calificado de "hiperpropagandización" el hecho de que los medios de comunicación difundan los hechos violentos relacionados con el narcotráfico que cada vez más suceden en esa entidad mártir. Con un tufo caciquil de viejos tiempos, Herrera pretende llamar a sus oficinas a los directivos de esos medios malcriados para que, simple y sencillamente, le bajen a la información que el gobierno de Veracruz no quiere ver reproducida... Y, mientras algunos diputados federales no encuentran mejor manera de acercarse a los ánimos populares que proponiendo la creación de una medalla al mérito que llevaría el nombre de Pedro Infante (que, según información confidencial llegada a esta columna, "no ha muerto"), ¡hasta mañana, en esta columna que se entera de que Giovanni Sartori ha dicho en México que es recomendable, si se quiere combatir la corrupción, encarcelar a alguien y castigarlo con severidad (es evidente que el politólogo italiano no necesariamente se estaba refiriendo a Vicente Fox, Marta Sahagún ni los hermanos, hijos y allegados de estos personajes)!
- Piden aclarar causas de la patología mental en 600 niñas
- Exigen expertas indagar condiciones reales en que viven internas en Chalco
Expertas en medicina social, sicología y bienestar infantil calificaron de "aberrante" que se pretenda dejar en la impunidad el caso de 600 menores del internado Villa de las Niñas, localizado en Chalco, estado de México, a quienes "simplemente calificaron de "histéricas" cuando lo que padecen es una patología mental cuyas causas concretas deben ser investigadas. Agregaron que se trata de un "llamado para que la sociedad mexicana no pase por alto cuáles son las verdaderas condiciones en que se encuentran unas 4 mil 500 menores, pues tanto las autoridades federales como estatales "han evitado aclarar cómo viven cientos de niñas ni los motivos que podrían haber generado una patología mental". Olivia López Arellano, coordinadora de la maestría en medicina social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), destacó que el Estado tiene la obligación de garantizar el derecho a la salud y "eso incluye la mental, no sólo física", pues insistió en que "no puede sólo decir que no pasa nada porque la causa aparentemente no es toxicológica, ni conformarse con señalar que se trata de una patología mental, se debe investigar y, en su caso, sancionar a los responsables". Elena Sánchez Azuara, especialista en prevención para el bienestar de la infancia de la UAM, destacó por su parte que es precisamente la adolescencia la "etapa más difícil y en la que se encuentran más vulnerables, pues no sólo experimentan cambios en su cuerpo, también comienzan a descubrir otras etapas de su sexualidad y necesitan información, no un sistema represivo que fomente la culpa y el miedo".
Agregó que en condiciones de estrés crónico, como el que pudo provocar mareos, vómito e incluso dolores musculares a 600 alumnas, se vive con la percepción de una amenaza constante, un profundo sentimiento de culpa y abandono, y sobre todo de temor. Por eso, indicó, "es importante esclarecer si la ruptura de la estricta disciplina impuesta en la institución implicaba castigos o sanciones que provocaran un grave estrés". Susana Zarco Villavicencio, sicoanalista del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, indica a la vez que el trastorno que sufren las niñas del internado se acerca a lo que se conoce como "histeria de conversión", es decir, un tipo de neurosis cuyos síntomas sicológicos se convierten en físicos. Este trastorno, aseguró la especialista, afecta a individuos o grupos de personas que han pasado por situaciones de elevado estrés o gran represión. "En internados de este tipo la necesidad sexual de la adolescencia se reprime completamente, entonces ese conflicto entre la expresión y la represión explota como olla exprés, va hacia el inconsciente y se expresa en forma física", precisó. Este mal, añade la especialista en sicología adolescente, no está relacionado con una situación de extrema pobreza, como señaló el viernes la Secretaría de Salud, sino con la personalidad de la paciente y su ambiente familiar. "Este trastorno suele manifestarse en mujeres adolescentes, pero de cualquier nivel social o cultural".
Continúa rechazo a reingresos
En Villa de las Niñas, en tanto, varias menores que abandonaron el internado para curarse o evitar el síndrome que afectó a 600 menores en los meses recientes fueron rechazadas cuando intentaron reincorporarse, a pesar de que viajaron desde distintas regiones del país, lo que desmiente el dicho de la congregación religiosa Hermanas de María de que las puertas continuaban abiertas para ellas. La madre de familia María Isabel Corona González logró que recibieran a cuando menos 10 estudiantes de Loma Grande, Veracruz, pero consideró necesario solicitar el auxilio de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, uno de cuyos visitadores, Pascual Archundía, intervino para que aceptaran a Maricela Vergara Olivares, Martha Cecilia Escobar Muñoz y María del Carmen Escobar. A estos casos se sumó el de 17 adolescentes que hoy regresaron de Tabasco, pero cuatro fueron rechazadas. No obstante, les entregaron sus actas de nacimiento y una carta de baja de la institución que habrían firmado sus padres cuando, con permiso de las autoridades del plantel, se ausentaron del colegio. En Veracruz, el secretario de Salud, Jon Rementería, informó que de las 23 niñas que fueron internadas en los hospitales de Yanga, Río Blanco y Veracruz, 11 ya fueron dadas de alta y el resto permanece bajo observación y terapia sicológica, pero se espera que en dos días más superen el cuadro crítico que las aqueja, manifiestado en parálisis muscular, dolor de cabeza, vómitos e incapacidad para caminar.
Kikka Roja
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