El surgimiento del Partido Humanista (PH) en esta entidad –que forma parte del “corredor panista” que corre de San Juan del Río, Querétaro, a los Altos de Jalisco– no podría explicarse sin el sinarquismo, movimiento de ideología conservadora con tintes religiosos constituido el 13 mayo de 1937 en la región del Bajío. Lo anterior es afirmado por el sociólogo Luis Miguel Rionda Ramírez, quien manifiesta su preocupación porque, dice, ahora sí los sinarquistas intentan participar en los procesos electorales del país. Esta postura contradice las viejas prácticas de la Unión Nacional Sinarquista (UNS), que siempre hizo patente su rechazo a este tipo de actividades. Autor del estudio El conservadurismo popular guanajuatense y el movimiento sinarquista, Rionda Ramírez aventura incluso una hipótesis: la participación de personajes como el secretario de Educación de Guanajuato durante el interinato de Carlos Medina, Fernando Rivera Barroso, representa las intenciones del conservadurismo ultraderechista de “subirse a la tradición y presencia del sinarquismo y utilizarlo (para sus propios intereses), desvirtuándolo…”. Rionda asegura que, en los cuarenta, la UNS tuvo al Partido Fuerza Popular como soporte electoral, pero en los setenta y los ochenta éste recayó en el Partido Demócrata Mexicano (PDM). E inmediatamente puntualiza: “el movimiento nunca quiso participar directamente”. Pero ahora sí quiere hacerlo. “Parece estar cambiando su posición, después de setenta años de existencia”, dice el especialista en historia política de la región del Bajío. Y aporta otro dato político e histórico: el PDM –el “partido del gallito colorado”– se creó en Irapuato, justo donde los “nuevos humanistas” realizarán su asamblea para constituir el PH, con Pascual Zárate Ávila a la cabeza, el próximo 2 de septiembre. El investigador reitera que le sorprende la vinculación de Rivera Barroso y otros personaje de la ultraderecha identificados como “yunquistas” en este proyecto político. Incluso precisa que el catolicismo que defendía la UNS era “popular”. “No era de derecha radical, sino influido por la doctrina social de la iglesia –explica–. A Fernando Rivera para nada se le puede ubicar como un demócrata-cristiano. Además, su autoritarismo no ha sido una característica de los sinarcas”. Por ello le resulta “inquietante” que los impulsores del PH busquen “subirse en una ola ajena –la del sinarquismo– que tiene sus luces y sus sombras, pero que es más una expresión de un catolicismo tradicional abajeño que, inspirado en el ideal de San Agustín, busca la ciudad de Dios en la tierra. Pero no de la manera retardataria, sino reformista, aun desde el ámbito de la iglesia y de la religión católicas”. En el fondo, las posturas ultraderechistas “buscan la preservación de un orden autoritario que sólo beneficia a los sectores más privilegiados de la sociedad”, agrega el investigador.
El capítulo Guanajuato
En la región del Bajío, Guanajuato ha jugado un papel relevante en la consolidación de organismos de derecha de corte clerical. Fue precisamente en esta entidad donde se formó el sinarquismo, a instancias de la jerarquía católica, descontenta con los arreglos de 1929 y con la política izquierdizante de la posrevolución. En su tesis de maestría La batalla del espíritu. El movimiento sinarquista en el bajío mexicano, 1934-1951, el investigador Pablo Serrano Álvarez sostiene que “más del 80% de la población era militante o simpatizaba con la Unión Nacional Sinarquista”. Cuando este movimiento irrumpió en la escena pública, dice, “se deseaba una oposición que partiera desde la sociedad; la lucha popular; la ideología y el sentir de unas masas supuestamente dóciles, estancadas y pacíficas, así como desde aquellos sectores que no querían sujetarse a las prácticas de los hombres que materializaban el proyecto de la Revolución”. Y expone: “El apoyo masivo regional se encontraba en el Bajío, que representó el caldo de cultivo del nuevo movimiento creado en mayo de 1937. La sociedad bajiense había apoyado fuertemente a la Cristiada, a la Segunda, a las Legiones y a la Base, por lo que el advenimiento del sinarquismo –con la creación de la Unión Nacional Sinarquista (UNS) en León, Guanajuato– significó una nueva razón para levantarse contra la opresión, el comunismo ateo, el agrarismo subyugante, la revolución enemiga de la religión, así como en favor de la patria y la nación y en bien de la tradición y el conservadurismo”. Rionda, por su parte, recoge varias versiones sobre la historia de la derecha y el sinarquismo en el Bajío, y explica que el primer “Centro anticomunista” (como “origen auténtico de la Unión Nacional Sinarquista”, planteado así por el escritor Carlos Mario Velasco Gil) fue fundado en la ciudad de Guanajuato a instancias del profesor alemán Hellmut Oscar Schreiter, catedrático de la Universidad de Guanajuato, y a quien se identificó como comisionado del Partido Nazi.
Esta versión ha sido descalificada por los líderes sinarquistas y varios investigadores, quienes insisten en que la UNS nació el 13 de mayo de 1937 en una casa de la calle Libertad, en la ciudad de León. Los guanajuatenses, en particular los leoneses, aún recuerdan la matanza del 2 de enero de 1946, cuando fueron masacrados cientos de seguidores de la Unión Cívica Leonesa (UCL), quienes protestaban por las irregularidades cometidas durante las elecciones municipales del 16 de diciembre de 1945. En aquella jornada, decían los cívicos, su candidato, Carlos Obregón, había obtenido más de 22 mil votos contra 58 de su contrincante del Partido de la Revolución Mexicana, Ignacio Quiroz, quien además era apoyado por el gobernador Ernesto Hidalgo. Meses después de la matanza, el mandatario publicó el El caso de Guanajuato ante la conciencia de la nación, un libro en el que dio su versión sobre cómo “se preparó el clima de violencia” previo a los hechos del 2 de enero, pero lo atribuyó en parte a “los hermanos Trueba Olivares y a otros dirigentes sinarquistas”, aun cuando la propia UNS se deslindó de la convocatoria a la plaza. Escribió Hidalgo: “Los sangrientos hechos ocurridos en la ciudad de León el 2 de enero determinaron, por su espantosa magnitud, la formación de un ambiente confuso… el Ejecutivo de la Federación, por su parte, festinadamente contribuyó a que se afirmara esa conciencia” al solicitar la desaparición de poderes en Guanajuato.
“De este modo –agrega– la administración constitucional resultó condenada a priori, sin investigación concienzuda, sin juicio y sin defensa, exhibiéndose, una vez más, lo irrisoria que resulta la llamada soberanía de los estados…”. E intentó justificarse: “Quedó dilucidado lo que no era un misterio para las depuestas autoridades de Guanajuato: que propiamente la guardia militar que originó la matanza, disparó sin órdenes de nadie…”. Aquel acontecimiento aún pervive entre los guanajuatenses, cuyo gobernador panista, Juan Manuel Oliva, pertenece al ala ultraderechista del PAN, suele asistir a eventos religiosos y frecuenta a la jerarquía eclesiástica, como ocurrió en las peregrinaciones a la Virgen de Guanajuato en mayo pasado y, el jueves 9, en la misa conmemorativa de los 450 años del arribo de esta imagen a la capital del estado. Ese jueves, Oliva se reunió con el cardenal Juan Sandoval Íñiguez –en su calidad de representante papal–, e incluso leyó uno de los pasajes bíblicos en la ceremonia litúrgica. Ahí estuvo también el jefe regional del Yunque, el empresario leonés, ahora colaborador directo en la planeación del gobierno de Guanajuato, Elías Villegas Torres. En la ciudad de León, el ayuntamiento, también de filiación panista, promovió un video de 15 minutos titulado Los mártires de la libertad, que recoge los testimonios de algunos de los sobrevivientes de aquella masacre del 2 de enero de 1946. Es en este escenario donde los viejos sinarquistas y algunos panistas recalcitrantes se aprestan a formar una nueva organización política: el Partido Humanista. Pascual Zárate Ávila, quien encabezará la convención el próximo 2 de septiembre en Irapuato, asegura que se cumplirán los requisitos que exige la Junta local del IFE en la entidad, entre ellos los 3 mil adherentes.
El capítulo Guanajuato
En la región del Bajío, Guanajuato ha jugado un papel relevante en la consolidación de organismos de derecha de corte clerical. Fue precisamente en esta entidad donde se formó el sinarquismo, a instancias de la jerarquía católica, descontenta con los arreglos de 1929 y con la política izquierdizante de la posrevolución. En su tesis de maestría La batalla del espíritu. El movimiento sinarquista en el bajío mexicano, 1934-1951, el investigador Pablo Serrano Álvarez sostiene que “más del 80% de la población era militante o simpatizaba con la Unión Nacional Sinarquista”. Cuando este movimiento irrumpió en la escena pública, dice, “se deseaba una oposición que partiera desde la sociedad; la lucha popular; la ideología y el sentir de unas masas supuestamente dóciles, estancadas y pacíficas, así como desde aquellos sectores que no querían sujetarse a las prácticas de los hombres que materializaban el proyecto de la Revolución”. Y expone: “El apoyo masivo regional se encontraba en el Bajío, que representó el caldo de cultivo del nuevo movimiento creado en mayo de 1937. La sociedad bajiense había apoyado fuertemente a la Cristiada, a la Segunda, a las Legiones y a la Base, por lo que el advenimiento del sinarquismo –con la creación de la Unión Nacional Sinarquista (UNS) en León, Guanajuato– significó una nueva razón para levantarse contra la opresión, el comunismo ateo, el agrarismo subyugante, la revolución enemiga de la religión, así como en favor de la patria y la nación y en bien de la tradición y el conservadurismo”. Rionda, por su parte, recoge varias versiones sobre la historia de la derecha y el sinarquismo en el Bajío, y explica que el primer “Centro anticomunista” (como “origen auténtico de la Unión Nacional Sinarquista”, planteado así por el escritor Carlos Mario Velasco Gil) fue fundado en la ciudad de Guanajuato a instancias del profesor alemán Hellmut Oscar Schreiter, catedrático de la Universidad de Guanajuato, y a quien se identificó como comisionado del Partido Nazi.
Esta versión ha sido descalificada por los líderes sinarquistas y varios investigadores, quienes insisten en que la UNS nació el 13 de mayo de 1937 en una casa de la calle Libertad, en la ciudad de León. Los guanajuatenses, en particular los leoneses, aún recuerdan la matanza del 2 de enero de 1946, cuando fueron masacrados cientos de seguidores de la Unión Cívica Leonesa (UCL), quienes protestaban por las irregularidades cometidas durante las elecciones municipales del 16 de diciembre de 1945. En aquella jornada, decían los cívicos, su candidato, Carlos Obregón, había obtenido más de 22 mil votos contra 58 de su contrincante del Partido de la Revolución Mexicana, Ignacio Quiroz, quien además era apoyado por el gobernador Ernesto Hidalgo. Meses después de la matanza, el mandatario publicó el El caso de Guanajuato ante la conciencia de la nación, un libro en el que dio su versión sobre cómo “se preparó el clima de violencia” previo a los hechos del 2 de enero, pero lo atribuyó en parte a “los hermanos Trueba Olivares y a otros dirigentes sinarquistas”, aun cuando la propia UNS se deslindó de la convocatoria a la plaza. Escribió Hidalgo: “Los sangrientos hechos ocurridos en la ciudad de León el 2 de enero determinaron, por su espantosa magnitud, la formación de un ambiente confuso… el Ejecutivo de la Federación, por su parte, festinadamente contribuyó a que se afirmara esa conciencia” al solicitar la desaparición de poderes en Guanajuato.
“De este modo –agrega– la administración constitucional resultó condenada a priori, sin investigación concienzuda, sin juicio y sin defensa, exhibiéndose, una vez más, lo irrisoria que resulta la llamada soberanía de los estados…”. E intentó justificarse: “Quedó dilucidado lo que no era un misterio para las depuestas autoridades de Guanajuato: que propiamente la guardia militar que originó la matanza, disparó sin órdenes de nadie…”. Aquel acontecimiento aún pervive entre los guanajuatenses, cuyo gobernador panista, Juan Manuel Oliva, pertenece al ala ultraderechista del PAN, suele asistir a eventos religiosos y frecuenta a la jerarquía eclesiástica, como ocurrió en las peregrinaciones a la Virgen de Guanajuato en mayo pasado y, el jueves 9, en la misa conmemorativa de los 450 años del arribo de esta imagen a la capital del estado. Ese jueves, Oliva se reunió con el cardenal Juan Sandoval Íñiguez –en su calidad de representante papal–, e incluso leyó uno de los pasajes bíblicos en la ceremonia litúrgica. Ahí estuvo también el jefe regional del Yunque, el empresario leonés, ahora colaborador directo en la planeación del gobierno de Guanajuato, Elías Villegas Torres. En la ciudad de León, el ayuntamiento, también de filiación panista, promovió un video de 15 minutos titulado Los mártires de la libertad, que recoge los testimonios de algunos de los sobrevivientes de aquella masacre del 2 de enero de 1946. Es en este escenario donde los viejos sinarquistas y algunos panistas recalcitrantes se aprestan a formar una nueva organización política: el Partido Humanista. Pascual Zárate Ávila, quien encabezará la convención el próximo 2 de septiembre en Irapuato, asegura que se cumplirán los requisitos que exige la Junta local del IFE en la entidad, entre ellos los 3 mil adherentes.
Kikka Roja
Hola Kikka. Creo que no llegó mi primer post. Te decía que tengo mas información de esto y que si quieres te la facilito. Un saludo
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