Ricardo Arnaiz consigue con La leyenda de la Nahuala una singular historia dotada de buen ritmo, personajes bien trazados y un humor para toda la familia
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Viernes 02 de noviembre de 2007 Retomando tradiciones y relatos mexicanos, los estudios de animación AniMex, al frente de Ricardo Arnaiz, se lanzan en una empresa de grandes proporciones al desarrollar una cinta animada hecha 100% en México. Con un ejército de 100 artistas, alrededor de 12 meses estuvieron trabajando para completar una producción de gran magnitud que incluyó la participación de la Orquesta Sinfónica de Puebla, para la musicalización, además de contar con los talentos vocales de destacados actores como Ofelia Medina, Germán Robles o Martha Higareda. El resultado es una colorida cinta de de animación en la que un espíritu maligno, que se apodera de las almas inocentes, es enfrentado por Leo, un miedoso niño que tendrá que armarse de valor para salvar a su hermano. La historia se ubica en 1807 en Puebla. Adentrándose en una vieja casona embrujada, Leo tendrá que vencer sus miedos para tratar de salvar a su hermano secuestrado por el espíritu de la Nahuala, poniendo a prueba todo su ingenio en su encuentro con todo tipo de seres sobrenaturales, desde unos esqueletos aristócratas en la víspera de la cena, el espíritu de una niña caprichosa y su sirviente, una niña indígena; el fantasma de un alocado caballero español, un alebrije que habita en la biblioteca y un par de niños calaca que constantemente se aparecen. El caso de La Leyenda de la Nahuala es un ejemplo de que en México también se pueden hacer largometrajes para el entretenimiento familiar, que busquen promover la cultura a través de las costumbres y tradiciones mexicanas, y para lograr el objetivo se han creado personajes fantásticos en situaciones divertidas, que pueden llegar a quedarse en el gusto del espectador. Sobresalen los diseños en los fondos que recrean los escenarios y la arquitectura de la ciudad de Puebla, y así ambientar la historia que contiene elementos de miedo y aventura. Arnaiz explica el proceso de realización para la cinta "Después de que tenemos el guión, vamos haciendo un storyboards (bocetos) ilustrando cada evento importante para luego ir digitalizando y armar un animático (serie de dibujos en tiempo real) con algunos efectos de música con algunos diálogos para tener una idea general de toda la película". La parte final del proceso es la musicalización, la cual contó con la colaboración del compositor y diseñador de sonido, Gabriel Villar. "Queríamos que fuera música sonora mexicana, hay un son jarocho, ondas chiapanecas y hasta un huapango, porque aunque la escena fuera triunfal debería conservar el sonido mexicano, para que sea identificable para cuando se lleve a otros territorios".
Kikka Roja
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