correo ilustrado
Agradezco los comentarios y aclaraciones del maestro Woldenberg a mi artículo del 28 de julio, pero me parece que no entendió el argumento central del texto. Celebro tanto la realización de la consulta infantil y juvenil como la emisión de los “exhortos” y “llamados” a las autoridades gubernamentales que impulsó el Consejo General del IFE entre 1996 y 2003. Ninguna ley obligaba al instituto a llevar a cabo estas actividades y una interpretación limitada del “principio de la legalidad” hubiera prohibido su realización. Con aquellas acciones, los consejeros electorales demostraron su compromiso con el espíritu del texto constitucional y su voluntad de defender los derechos ciudadanos.
Lo que llama la atención es que Woldenberg no muestre la misma voluntad con respecto a la consulta petrolera. Al descalificar la consulta, la cual está fundamentada en la Constitución y en la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, aplica criterios distintos en situaciones similares. ¿Por qué permitir una consulta infantil sobre temas como sexualidad y violencia pero condenar la consulta sobre el petróleo?
La respuesta, creo, no se encuentra en el terreno de la legalidad sino en el de la política. Tal y como lo hizo con su participación en los desplegados en contra del recuento total de la votación en 2006 y en oposición a la toma de las tribunas hace unos meses, Woldenberg una vez más sacrifica sus principios democráticos con tal de apoyar las posiciones del gobierno federal.
Atentamente.
John M. Ackerman
Lo que llama la atención es que Woldenberg no muestre la misma voluntad con respecto a la consulta petrolera. Al descalificar la consulta, la cual está fundamentada en la Constitución y en la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, aplica criterios distintos en situaciones similares. ¿Por qué permitir una consulta infantil sobre temas como sexualidad y violencia pero condenar la consulta sobre el petróleo?
La respuesta, creo, no se encuentra en el terreno de la legalidad sino en el de la política. Tal y como lo hizo con su participación en los desplegados en contra del recuento total de la votación en 2006 y en oposición a la toma de las tribunas hace unos meses, Woldenberg una vez más sacrifica sus principios democráticos con tal de apoyar las posiciones del gobierno federal.
Atentamente.
John M. Ackerman
Kikka Roja
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