"Francamente, no creo que me puedan engañar fácilmente. No. No creo que haya sido una puesta en escena" expresó la ex rehén de las FARC, sobre quienes dijo: "que sean buenos perdedores".
AFP Publicado: 04/07/2008 18:57
París. La ex rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt negó este viernes en París que el operativo del ejército colombiano que logró su liberación haya sido "una puesta en escena" y pidió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que sean "buenos perdedores". "Francamente, no creo que me puedan engañar fácilmente. No. No creo que haya sido una puesta en escena", afirmó Betancourt interrogada sobre informaciones de la Radio Suiza Romanda (RSR) conocidas este día según las cuales dirigentes de las FARC habrían recibido unos 20 millones de euros para liberar a los rehenes en cuestión.
Acompañada por sus familiares, en una dependencia del Palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa, la ex rehén de la guerrilla colombiana, secuestrada en febrero de 2002, explicó que al inicio de la operación militar "había tensión y muchísimo estres, a un punto tal que mis camaradas no querían subir al avión" porque "teníamos la impresión de que era una trampa". Según la RSR, "los 15 rehenes fueron, en realidad, comprados a un precio fuerte, tras lo cual fue puesta en escena toda la operación", afirmó esa emisora citando una "fuente cercana a los acontecimientos, fiable y puesta a prueba en reiteradas ocasiones en los últimos años".
Tras seis años y cinco meses de cautiverio en la selva, Ingrid Betancourt, de 46 años, fue liberada el miércoles en el sur de Colombia durante un operativo militar junto a otros 14 rehenes, de los cientos que aún quedan en manos de las FARC. "Que sean buenos perdedores (...) Es el momento de hacer una rectificación", afirmó Betancourt cuando se le preguntó si tenía algún mensaje para la guerrilla colombiana. "Los colombianos estamos dispuestos a tenderles la mano, pero no estamos dispuestos a participar en una farsa", agregó el ex rehén, que elogió al presidente colombiano Álvaro Uribe, que "ha estado extraordinario", aseguró.
"La operación (militar) que hoy me permite estar con ustedes ha sido genial", sostuvo Betancourt, acompañada por sus hijos Mélanie, Lorenzo, su hermana Astrid y su madre Yolanda Pulecio. Sus proyectos inmediatos, su futuro político en Colombia y en Europa centraron las preguntas a las que Betancourt respondió luego de brindar con unos 200 invitados en el salón de fiestas del Elíseo, lugar al que llegó pasadas las 17:00 locales junto a su familia, el presidente francés Nicolas Sarkozy y su esposa Carla Bruni, entre otros. Betancourt agradeció la movilización de los franceses y del gobierno francés para lograr su liberación pero también de América Latina que "se movilizó toda" y confió en poder "ver pronto" a los presidentes de Ecuador (Rafael Correa), de Argentina (Cristina Kirchner), y de Venezuela (Hugo Chávez) para "darles un beso" por su respaldo.
Dos días después de su liberación, Betancourt interrogada insistentemente sobre su "agenda", no brindó precisiones sobre lo que tiene pensado hacer. "Quiero días vacíos para llenarlos de felicidad y tiempo para estar con mis hijos", dijo la mujer de 46 años, que se emociona con facilidad. Confirmó que el sábado se someterá a exámenes médicos en un hospital militar de París. "Tuve muchos problemas de salud y quiero empezar una nueva vida", afirmó la ex candidata ecologista a la presidencia de Colombia, que recuperó la libertad envuelta en un halo de religiosidad. En los próximos días visitará la iglesia de la Medalla Milagrosa en París, pero también le gustaría ir a Lourdes y visitar al papa Benedicto XVI.
"Tengo muchas ambiciones para mi país" y "estaré allí donde pueda hacer algo", afirmó Betancourt, que descartó convertirse en ministra de Medioambiente en Francia o estudiar una candidatura a diputada europea en 2009 como se comentaba el viernes en París, donde se quedará, por lo menos, hasta el 14 de julio, día de la fiesta nacional.
Acompañada por sus familiares, en una dependencia del Palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa, la ex rehén de la guerrilla colombiana, secuestrada en febrero de 2002, explicó que al inicio de la operación militar "había tensión y muchísimo estres, a un punto tal que mis camaradas no querían subir al avión" porque "teníamos la impresión de que era una trampa". Según la RSR, "los 15 rehenes fueron, en realidad, comprados a un precio fuerte, tras lo cual fue puesta en escena toda la operación", afirmó esa emisora citando una "fuente cercana a los acontecimientos, fiable y puesta a prueba en reiteradas ocasiones en los últimos años".
Tras seis años y cinco meses de cautiverio en la selva, Ingrid Betancourt, de 46 años, fue liberada el miércoles en el sur de Colombia durante un operativo militar junto a otros 14 rehenes, de los cientos que aún quedan en manos de las FARC. "Que sean buenos perdedores (...) Es el momento de hacer una rectificación", afirmó Betancourt cuando se le preguntó si tenía algún mensaje para la guerrilla colombiana. "Los colombianos estamos dispuestos a tenderles la mano, pero no estamos dispuestos a participar en una farsa", agregó el ex rehén, que elogió al presidente colombiano Álvaro Uribe, que "ha estado extraordinario", aseguró.
"La operación (militar) que hoy me permite estar con ustedes ha sido genial", sostuvo Betancourt, acompañada por sus hijos Mélanie, Lorenzo, su hermana Astrid y su madre Yolanda Pulecio. Sus proyectos inmediatos, su futuro político en Colombia y en Europa centraron las preguntas a las que Betancourt respondió luego de brindar con unos 200 invitados en el salón de fiestas del Elíseo, lugar al que llegó pasadas las 17:00 locales junto a su familia, el presidente francés Nicolas Sarkozy y su esposa Carla Bruni, entre otros. Betancourt agradeció la movilización de los franceses y del gobierno francés para lograr su liberación pero también de América Latina que "se movilizó toda" y confió en poder "ver pronto" a los presidentes de Ecuador (Rafael Correa), de Argentina (Cristina Kirchner), y de Venezuela (Hugo Chávez) para "darles un beso" por su respaldo.
Dos días después de su liberación, Betancourt interrogada insistentemente sobre su "agenda", no brindó precisiones sobre lo que tiene pensado hacer. "Quiero días vacíos para llenarlos de felicidad y tiempo para estar con mis hijos", dijo la mujer de 46 años, que se emociona con facilidad. Confirmó que el sábado se someterá a exámenes médicos en un hospital militar de París. "Tuve muchos problemas de salud y quiero empezar una nueva vida", afirmó la ex candidata ecologista a la presidencia de Colombia, que recuperó la libertad envuelta en un halo de religiosidad. En los próximos días visitará la iglesia de la Medalla Milagrosa en París, pero también le gustaría ir a Lourdes y visitar al papa Benedicto XVI.
"Tengo muchas ambiciones para mi país" y "estaré allí donde pueda hacer algo", afirmó Betancourt, que descartó convertirse en ministra de Medioambiente en Francia o estudiar una candidatura a diputada europea en 2009 como se comentaba el viernes en París, donde se quedará, por lo menos, hasta el 14 de julio, día de la fiesta nacional.
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Kikka Roja
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