Marcelo Ebrard: Gobierno criminal Álvaro delgado México, D.F., 30 de junio (apro).- Marcelo Ebrard y su gobierno que formalmente es de izquierda, una identificación que por cierto él personalmente siempre ha rehuido, han echado al basurero la magnífica coyuntura que representa la tragedia del News Divine para diferenciarse, en los hechos, de la amorfa mafia política que, justamente a dos semanas de ese criminal acontecimiento, se reunió con el pretexto de la boda de la hija de Manlio Fabio Beltrones. No hay atenuantes en el crimen perpetrado contra nueve jóvenes y en cuyo operativo, el viernes 20, perecieron también tres agentes policiacos: a la ineptitud, impericia y prepotencia de los gendarmes de la Secretaría de Seguridad Pública en el operativo, a cargo de Guillermo Zayas --responsabilidad también de Joel Ortega--, se sumó el autoritarismo y la ausencia del más elemental sentido de respeto a los derechos humanos y el evidente desprecio a la vida misma. Pero a la conducta criminal de la gendarmería, que en una década de gobiernos de izquierda no ha sido dotada de una capacitación distinta a la que imparte la derecha, se unió la saña: el sometimiento de muchachas y muchachos a tratos degradantes e indignos como si fuesen ya no sólo criminales, sino reses por la transportación, el marcaje en sus cuerpos desnudos, las fotografías para el fichaje y las amenazas para la intimidación. Igualmente deleznable es la abulia y la negligencia que exhibieron en el operativo los agentes de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal que encabeza Rodolfo Félix, ese personaje próximo al clan de Diego Fernández de Cevallos que mantiene un abierto pleito contra Zayas y Ortega, cuyo comportamiento faccioso exhibe no sólo su estatura como servidor público, sino el gobierno en su conjunto y a quien lo encabeza. Porque, en efecto, además de las responsabilidades por las acciones y omisiones en el operativo que derivó en la muerte de 12 personas –han sido separados de sus cargos 17 mandos y han sido consignadas otras tres personas involucradas en marcar a los muchachos--, hay responsables por otras acciones y omisiones de carácter político. Y el principal se llama Marcelo Ebrard, quien no ha sido capaz siquiera de evitar la abierta pugna entre el jefe de la policía preventiva, Joel Ortega, y el responsable de la procuración de justicia, Rodolfo Félix. La frivolidad, que ha sido sello en la administración capitalina, se ha impuesto también en este desgraciado caso: Joel Ortega dijo en un primer momento y con todo desparpajo que no permitiría que “ese hecho” afecte su trayectoria política, pero ahora sostuvo que si su renuncia sirviera para recuperar una sola vida, ya la hubiera presentado y lo que importa, añadió, es que no haya impunidad. Ortega no entiende: además de que a ningún ciudadano capitalino o del país le importa su hoja de servicios ni su futuro, su renuncia representaría un acto de responsabilidad política, de respeto a las víctimas y de compromiso con todos los ciudadanos de que efectivamente no habrá impunidad, al menos en lo que a él concierne porque, fuera del servicio público, nadie podrá culparlo de dar protección a alguien. Y, por las evidencias que han surgido de la complicidad de la Procuraduría capitalina, es el mismo caso del procurador Félix Cárdenas, quien ha dado ya claras muestras de urdir una conspiración para garantizar impunidad a los suyos que, en realidad, son los mismos del gobierno que encabeza Marcelo Ebrard. Hace una semana, el martes 24 de junio, se escribió en este espacio: “Marcelo Ebrard está obligado a proceder con firmeza contra los responsables de la tragedia de la discoteca News Divine, en la Ciudad de México, no sólo porque es su inequívoco deber ni porque aplicar la ley con justicia es clave en un gobierno que se pretende alterno a la derecha, sino para evitar algo peor: la rabia y el resentimiento sociales que engendra la impunidad del poder, como ocurre actualmente en Querétaro.” Me temo que Ebrard no ha procedido como político distinto y distinguible en un asunto de salud pública. Es la conducta de un politiquero que se ha conducido casi igual que Vicente Fox, Carlos Abascal y Francisco Xavier Salazar Sáenz en la muerte de 65 trabajadores en la mina de Pasta de Conchos, en Coahuila. Salvo por la renuncia de Francisco Chiguil, delegado de Gustavo A. Madero, y de Guillermo Zayas, jefe de la policía de esa demarcación, el caso es semejante a la tragedia de los mineros, ocurrida el 19 de febrero del 2006: no hay siquiera un inspector sujeto a proceso, porque prevalece la impunidad garantizada por Felipe Calderón y Javier Lozano. ¿Que Calderón y sus empleados, como Germán Martínez, chillan y revolotean como zopilotes para usufructuar políticamente el crimen múltiple? ¿Acaso saben hacer otra cosa? PD. Las tragedias suelen arrojar lecciones: la ocurrida en la mísera discoteca de la Nueva Atzacoalco exhibe el hipócrita talante de un sector de la sociedad mexicana para el que hay muertos de primera y de segunda. De los amanuenses y jilgueros de la derecha nada extraña, pero coinciden con ese sector: las arbitrariedades policiacas y los muertos de Oaxaca, en Atenco, Estado de México, y Pasta de Conchos, más los cada vez mayores abusos de la tropa en la supuesta lucha contra el narcotráfico, se justifican. Las de los políticos antagónicos, no. Y es que, en México, ni la muerte iguala… Apuntes La estampa es elocuente: Carlos Salinas sentado a la mesa con Diego Fernández de Cevallos y Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México. Y a él acuden, para hacerle reverencias, los tres más prominentes miembros del gabinete de Felipe Calderón: Juan Camilo Mouriño, secretario de Gobernación; el procurador Eduardo Medina Mora, y el secretario de Hacienda, Agustín Carstens. A Salinas llegan a saludarlo, también, políticos de la talla de Roberto Madrazo, Santiago Creel, Emilio Gamboa Patrón, Carlos Romero Deschamps, Daniel Francisco Cabeza de Vaca. El hecho ocurrió el sábado 28, en el Colegio de las Vizcaínas, en el Centro Histórico capitalino, en la boda de Sylvana Beltrones, hija de Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores priistas, y Pablo Escudero Morales, oficial mayor de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). El presidente de este organismo, José Luis Soberanes, firmó como testigo del novio, y Beatriz Paredes, presidenta del PRI, por la novia. Ofició la misa de los contrayentes Carlos Aguiar Retes, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Efectivamente, la mafia que encabeza Salinas se reúne justo dos semanas después de la tragedia del News Divine y, también, a dos años de la elección del 2006 en la que, todos ellos, formaron un solo equipo que puso como gerente a quien despacha en Los Pinos… Murió don Ángel Tavira, quien interpretó a “don Plutarco” en la película El Violín y por cuya actuación ganó el premio al Mejor Actor en el festival de cine de Cannes, Francia. Dirigida por Francisco Vargas, la película es un himno visual… Comentarios: delgado@proceso.com.mx |
Kikka Roja
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