El reencuentro AMLO–Cárdenas
En este país andamos en plena reconciliación. ¡Bueno! Por lo menos en ciertos sectores de la política. Ayer dos eventos dieron clara señal de eso: La comida privada de Felipe Calderón con Josefina Vázquez Mota y también el encuentro público, foto y abrazo entre Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.
Love is in the air, como canción setentera de John Paul Young. O, bueno, no tanto… Más bien son los necesarios acercamientos entre integrantes de un mismo partido enfrentados, por diferentes razones, ante la verdadera “guerra” que viene: La lucha por la presidencia en 2012.
Josefina y Felipe. Ayer comieron juntos en Los Pinos. La primera vez que lo hacen en mucho tiempo. Se conocieron en 2000, cuando Josefina llegó como diputada a la bancada que coordinaba Calderón recién desempacado de Harvard, la primera legislatura con Fox como presidente. Ella se ganó pronto la confianza de él y poco tiempo después se fue cuando Fox la nombró secretaria de Desarrollo Social.
Ya de la interna, ¿qué le digo? Calderón no rompió, pero se comunicó muy poco con ella. Quizá uno que otro mensaje, como cuando acabó el segundo debate, felicitándola. O cuando Montserrat estuvo en el hospital, con Margarita Zavala. Muy poco más. Josefina hizo la precampaña a su manera y pese a todo ganó. Y por mucho. Calderón, pese a todo, nunca dejó de querer a Josefina… aunque quizá quiere más a Cordero. Ayer hicieron del todo las paces. A otra etapa. El enemigo está en otro lado.
“AMLOve” y Cuauhtémoc Cárdenas. La foto de ayer en un evento organizado por Cuauhtémoc Cárdenas donde éste propone una visión de país y al que acudió Andrés Manuel López Obrador, por supuesto que no se dio por generación espontánea. Llevan meses en acercamiento. El mismo Cárdenas lo dijo: Lo que ayer se presentó es una propuesta que comenzó a hacerse en ¡2004! Y que se ha ido enriqueciendo. Claro que para la elección anterior, 2006, AMLO ni vio ni escuchó. Era entonces —no sé si le suene hoy a otra persona— el candidato mejor posicionado en toda encuesta, el que se consideraba “inevitable” que ganaría las elecciones. Pensó que no necesitaba de ningún apoyo más. Se equivocó.
Tras cinco años de reflexión, la posición de López Obrador ha cambiado. El discurso y el tono se han modificado de “La mafia que nos robó la presidencia” hasta el extremo de “La República Amorosa”, “Abrazos, no balazos”, misma que logrado su mote de AMLOve.
La instrucción de López Obrador fue: “Primero la casa, resolvamos para que todos vayamos juntos”, me dicen. Gracias a los buenos oficios de Dante Delgado, Ricardo Monreal y de Guillermo Rizo, esta foto fue posible ayer. Cárdenas no hará campaña con AMLO o quizá en contadas ocasiones, pero la promesa está que las ideas del ingeniero y su fundación serán incorporadas a la plataforma política de la coalición ya registrada. Y no estaría de más. Dicen por ahí que otro Cárdenas, pero Lázaro, también tendría buen lugar en las listas. Faltaba más.
Vaya nombre para una cantina de moda entre la clase política: “Cuchilleros”. Así se llama la que está en la esquina de Madrid y la nueva sede del Senado. Ayer ahí andaban en una mesa Diego Fernández de Cevallos, Javier Corral y Armando El Charro Salinas. En otra mesa, Carlos Romero Deschamps y, en otra, Carlos Alazraki, entre otros.
Recibí carta de Enrique Krauze en la cual me precisa qué fue lo que dijo en el programa de Sergio Aguayo sobre dar su voto a Andrés Manuel López Obrador. Se la detallo en la edición online de esta columna, además los reclamos al/del presidente Calderón y la memoria que no le falla a Bernardo Sepúlveda.
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