- No exhibió la carta de recomendación de Nicolás Aguilar para Mahony: abogados
- En caso de pederastia, nuevas pruebas incriminan al cardenal Rivera Carrera
- El purpurado estadunidense comparecerá en Los Ángeles el 13 de septiembre
Por primera vez en la historia contemporánea de la Iglesia católica dos cardenales se enfrentan en sus declaraciones para inculparse mutuamente e intentar salvarse a sí mismos. Después de la presentación del cardenal Norberto Rivera comparecerá el cardenal Roger Mahony, quien será interrogado el próximo jueves 13 de septiembre en Los Ángeles, California, sobre el caso del cura pederasta mexicano Nicolás Aguilar, presuntamente encubierto por el cardenal mexicano y su similar estadunidense. “Nunca hemos tenido el caso de un cardenal señalando a otro con el dedo” –dice en entrevista con La Jornada el abogado Jeff Anderson–; Mahony inculpa a Rivera y viceversa. Rivera dice que él aviso en una carta a Mahony del problema y éste niega haber recibido la carta u otra advertencia. Es obvio que cada uno de ellos está contradiciendo abiertamente al otro”.
Carolina Guevara, vocera de la arquidiócesis de Los Ángeles, ha confirmado la histórica cita. El interrogatorio deja en precaria situación al cardenal Rivera, ya que el cardenal Mahony sostiene que el purpurado mexicano nunca le informó sobre la conducta delictiva del cura pederasta. “El que tiene una situación peor es el cardenal Rivera porque es a él a quien corresponde demostrar que es verdad lo que dice que hizo. Es quien dice que mandó a Nicolás Aguilar sabiendo que había sido investigado por abusos sexuales contra menores y que avisó de su peligrosidad, pero es Rivera quien era responsable de haberlo retirado del magisterio sacerdotal, porque sin eso, él no hubiera podido estar cerca de los niños y no los hubiera seguido dañando.” Además de este interrogatorio, el purpurado mexicano se enfrenta al dilema de que algunos de los documentos que él mismo entregó durante el interrogatorio lo incriminan. El otro punto vulnerable en el proceso para el cardenal Rivera, es que pese a haber firmado una declaración jurada, en febrero pasado, donde aseguró que existe una carta en que avisa al cardenal Roger Mahony de la conducta del cura, no la ha exhibido. De hecho, el momento culminante del interrogatorio fue cuando al cardenal Rivera se le recordó que el juez Eliu M. Berle pedía que exhibieran los documentos complementarios, según señala el abogado José Bonilla Sada en entrevista con La Jornada: “ciertamente Steven R. Selsberg, abogado del cardenal, dijo que iban a ver lo de esos documentos y que los exhibirían después del descanso. El caso es que cuando se da el receso y vuelven muestran unos documentos que no tenían nada que ver con lo solicitado. Esa es la verdad”. Añade: “no la mostró. Era el momento oportuno para hacerlo. Incluso voy más allá: el cardenal debió mostrar esa carta desde el primer momento, cuando presentó su declaración escrita a la Corte, la debió de acompañar de ese documento para que no hubiera ninguna duda. Se hubiera evitado muchos problemas. Claro, si es que realmente existe ese documento, porque ahora hay más dudas”, dice Bonilla Sada.
Durante el interrogatorio, el cardenal Rivera sostuvo que nunca le había escrito a Mahony, algo que evidentemente lo incrimina porque existe como prueba el intercambio epistolar entre ambos cardenales ya hecho público. El purpurado mexicano entregó a los abogados demandantes alrededor de 80 documentos, entre ellos las cartas que muestran el modo de operar de la Iglesia en cuanto a traslado de sacerdotes. Además existe una carta del cura Nicolás Aguilar donde solicita al cardenal Norberto Rivera que le escriba a Mahony para darle buenas referencias de él, que dice lo siguiente: “por favor, le solicito envíe más documentación e información acerca de mi persona al señor excelentísimo cardenal Roger Mahony y también dirigida al vicario Tomas Curry, con el propósito que se extienda la estadía en la parroquia que me asignen en Los Ángeles, California”. Los dos están diciendo medias verdades para protegerse –dice Anderson. “Está claro que los dos tenían hasta cierto punto conocimiento y que los dos tenían la responsabilidad de haber apartado a este individuo del sacerdocio y ambos tenían que haber informado a la policía, y los dos incumplieron esas obligaciones. Entonces no es muy importante que ahora digan yo no supe, no me dijeron, no me llegó la carta, etcétera. Eso no es lo importante, la cuestión es que ellos no quisieron ver el problema que tenían delante y prefirieron no saber.” El abogado Bonilla añade: “todo este interrogatorio fue verdaderamente dramático para el cardenal. Se debe haber cimbrado en lo más profundo porque yo creo que está tomando conciencia de la seriedad del problema en el que está metido. El cardenal vive una etapa muy delicada, porque ya lo vio cerca, ya vio que esto es serio, real, y ya no se va a poder zafar tan fácil. Si el juez decide la jurisdicción, él tendrá que comparecer necesariamente”.
Anderson informó que la audiencia del próximo 11 de septiembre en la Corte Superior de California se ha pospuesto, ya que el juez pide nuevos interrogatorios al cardenal Norberto Rivera: “después de esta declaración hay otros interrogatorios que vamos a hacer. En octubre habrá otra audiencia donde tendrá que decidirse si este caso se mantiene en Estados Unidos. Yo confío en que el juez decidirá en favor de la jurisdicción de la Corte Superior de California”. Consideró que el interrogatorio al cardenal Roger Mahony será decisivo: “he interrogado antes al cardenal Mahony. Ahora lo importante es que él tiene que decir qué sabía de Nicolás Aguilar cuando le recibió en Los Ángeles, si conocía desde el principio o más adelante que se trataba de un violador y si hizo algo para protegerlo, evitar su procesamiento en Los Ángeles o permitirle volver a México, y permitirle que siguiera violando niños. Ese es el tipo de preguntas que le haremos. Es un testigo vulnerable. A veces parece que no puede recordar nada, y otras veces sí; es decir, tiene una memoria de conveniencia.
–¿Quién de los dos dice la verdad?
–Cada uno de ellos está echándole la culpa al otro y señalándolo”.
El interrogatorio a Norberto Rivera dejó una certidumbre a los abogados demandantes: “el cardenal mintió. El cardenal Rivera y todos los altos prelados de la Iglesia están acostumbrados a mentir ante las cortes con el más absoluto cinismo. Para Norberto Rivera estar sujeto a un juramento de decir la verdad no implica mayor respeto; al cardenal Mahony sí, porque el perjurio si se paga con cárcel en Estados Unidos. El testimonio de Roger Mahony pesará muchísimo en la acusación que se le está haciendo”.
Durante el interrogatorio al cardenal Rivera, los abogados intentaron indagar en los procedimientos que cubren los traslados de los sacerdotes y a quienes sus superiores deciden cambiar de parroquia: “el cardenal Rivera mostró documentos al respecto, pero sobre otro sacerdote: fueron las únicas cartas que Norberto Rivera exhibió”.
Carolina Guevara, vocera de la arquidiócesis de Los Ángeles, ha confirmado la histórica cita. El interrogatorio deja en precaria situación al cardenal Rivera, ya que el cardenal Mahony sostiene que el purpurado mexicano nunca le informó sobre la conducta delictiva del cura pederasta. “El que tiene una situación peor es el cardenal Rivera porque es a él a quien corresponde demostrar que es verdad lo que dice que hizo. Es quien dice que mandó a Nicolás Aguilar sabiendo que había sido investigado por abusos sexuales contra menores y que avisó de su peligrosidad, pero es Rivera quien era responsable de haberlo retirado del magisterio sacerdotal, porque sin eso, él no hubiera podido estar cerca de los niños y no los hubiera seguido dañando.” Además de este interrogatorio, el purpurado mexicano se enfrenta al dilema de que algunos de los documentos que él mismo entregó durante el interrogatorio lo incriminan. El otro punto vulnerable en el proceso para el cardenal Rivera, es que pese a haber firmado una declaración jurada, en febrero pasado, donde aseguró que existe una carta en que avisa al cardenal Roger Mahony de la conducta del cura, no la ha exhibido. De hecho, el momento culminante del interrogatorio fue cuando al cardenal Rivera se le recordó que el juez Eliu M. Berle pedía que exhibieran los documentos complementarios, según señala el abogado José Bonilla Sada en entrevista con La Jornada: “ciertamente Steven R. Selsberg, abogado del cardenal, dijo que iban a ver lo de esos documentos y que los exhibirían después del descanso. El caso es que cuando se da el receso y vuelven muestran unos documentos que no tenían nada que ver con lo solicitado. Esa es la verdad”. Añade: “no la mostró. Era el momento oportuno para hacerlo. Incluso voy más allá: el cardenal debió mostrar esa carta desde el primer momento, cuando presentó su declaración escrita a la Corte, la debió de acompañar de ese documento para que no hubiera ninguna duda. Se hubiera evitado muchos problemas. Claro, si es que realmente existe ese documento, porque ahora hay más dudas”, dice Bonilla Sada.
Durante el interrogatorio, el cardenal Rivera sostuvo que nunca le había escrito a Mahony, algo que evidentemente lo incrimina porque existe como prueba el intercambio epistolar entre ambos cardenales ya hecho público. El purpurado mexicano entregó a los abogados demandantes alrededor de 80 documentos, entre ellos las cartas que muestran el modo de operar de la Iglesia en cuanto a traslado de sacerdotes. Además existe una carta del cura Nicolás Aguilar donde solicita al cardenal Norberto Rivera que le escriba a Mahony para darle buenas referencias de él, que dice lo siguiente: “por favor, le solicito envíe más documentación e información acerca de mi persona al señor excelentísimo cardenal Roger Mahony y también dirigida al vicario Tomas Curry, con el propósito que se extienda la estadía en la parroquia que me asignen en Los Ángeles, California”. Los dos están diciendo medias verdades para protegerse –dice Anderson. “Está claro que los dos tenían hasta cierto punto conocimiento y que los dos tenían la responsabilidad de haber apartado a este individuo del sacerdocio y ambos tenían que haber informado a la policía, y los dos incumplieron esas obligaciones. Entonces no es muy importante que ahora digan yo no supe, no me dijeron, no me llegó la carta, etcétera. Eso no es lo importante, la cuestión es que ellos no quisieron ver el problema que tenían delante y prefirieron no saber.” El abogado Bonilla añade: “todo este interrogatorio fue verdaderamente dramático para el cardenal. Se debe haber cimbrado en lo más profundo porque yo creo que está tomando conciencia de la seriedad del problema en el que está metido. El cardenal vive una etapa muy delicada, porque ya lo vio cerca, ya vio que esto es serio, real, y ya no se va a poder zafar tan fácil. Si el juez decide la jurisdicción, él tendrá que comparecer necesariamente”.
Anderson informó que la audiencia del próximo 11 de septiembre en la Corte Superior de California se ha pospuesto, ya que el juez pide nuevos interrogatorios al cardenal Norberto Rivera: “después de esta declaración hay otros interrogatorios que vamos a hacer. En octubre habrá otra audiencia donde tendrá que decidirse si este caso se mantiene en Estados Unidos. Yo confío en que el juez decidirá en favor de la jurisdicción de la Corte Superior de California”. Consideró que el interrogatorio al cardenal Roger Mahony será decisivo: “he interrogado antes al cardenal Mahony. Ahora lo importante es que él tiene que decir qué sabía de Nicolás Aguilar cuando le recibió en Los Ángeles, si conocía desde el principio o más adelante que se trataba de un violador y si hizo algo para protegerlo, evitar su procesamiento en Los Ángeles o permitirle volver a México, y permitirle que siguiera violando niños. Ese es el tipo de preguntas que le haremos. Es un testigo vulnerable. A veces parece que no puede recordar nada, y otras veces sí; es decir, tiene una memoria de conveniencia.
–¿Quién de los dos dice la verdad?
–Cada uno de ellos está echándole la culpa al otro y señalándolo”.
El interrogatorio a Norberto Rivera dejó una certidumbre a los abogados demandantes: “el cardenal mintió. El cardenal Rivera y todos los altos prelados de la Iglesia están acostumbrados a mentir ante las cortes con el más absoluto cinismo. Para Norberto Rivera estar sujeto a un juramento de decir la verdad no implica mayor respeto; al cardenal Mahony sí, porque el perjurio si se paga con cárcel en Estados Unidos. El testimonio de Roger Mahony pesará muchísimo en la acusación que se le está haciendo”.
Durante el interrogatorio al cardenal Rivera, los abogados intentaron indagar en los procedimientos que cubren los traslados de los sacerdotes y a quienes sus superiores deciden cambiar de parroquia: “el cardenal Rivera mostró documentos al respecto, pero sobre otro sacerdote: fueron las únicas cartas que Norberto Rivera exhibió”.
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Kikka Roja