El destino tiene designios inescrutables y hace coincidir hechos históricos. Este lunes, un día antes del 37 aniversario de la matanza del 10 de junio de 1971, a los 84 años de edad murió quien fuera una de las cabezas de los servicios de inteligencia en México: Luis de la Barreda Moreno. Gracias a sus reportes escritos, resguardados en el Archivo General de la Nación, puede saberse hoy que la matanza de estudiantes aquel Jueves de Corpus fue ordenada desde el gobierno al que él servía. Quizá sin proponérselo, De la Barreda Moreno aportó datos inapreciables y muy sólidos para la reconstrucción del pasado represivo. Fue él quien interrogó a exmiembros del grupo paramilitar Los Halcones -capturados meses después de la matanza-, cuando ya se habían dedicado a la delincuencia común, una vez que fue disuelto este grupo irregular. En su calidad de titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), De la Barreda interrogó a Rafael Delgado Reyes, Sergio San Martín Arrieta, Candelario Madera Paz, Mario Efraín Ponce, Leopoldo Muñiz Rojas El Guilligan, Víctor Manuel Flores Reyes y otros, quienes delinquían gracias al entrenamiento que habían recibido en el Ejército y en el grupo paramilitar. Algunos habían viajado a Estados Unidos, Francia, Japón y Corea para obtener preparación en artes marciales y en manejo de armas.
Casi todos estos oficiales provenían del Batallón de Fusileros Paracaidistas del Ejército Mexicano. Las declaraciones que reportó Luis de la Barreda confirman que el viernes 11 de junio (al día siguiente de la matanza), el coronel Manuel Díaz Escobar reunió a los golpeadores en el Palacio de los Deportes, en donde les instruyó: "Se disuelve la organización Los Halcones. Hay que pasar a cobrar su último sueldo (cinco mil pesos mensuales) y una liquidación, y dispersarse por la República, pero antes deben `realizar algunas acciones para distraer a la opinión pública.´" Eso fueron atracos a comercios y personas, asaltos bancarios, quema de vehículos cerca de la UNAM, colocación de explosivos. Su nómina de más de un millar de elementos era cubierta desde los Servicios de Limpia de la Regencia del Distrito Federal, según investigaciones de la desaparecida Fiscalía para Delitos del Pasado, particularmente en el área de la analista Ángeles Magdaleno Cárdenas.
Los Halcones fueron integrados por el propio Manuel Díaz Escobar desde 1966 y 1967, siempre bajo las instrucciones del general Alfonso Corona del Rosal. Los Halcones también fueron utilizados para ametrallar planteles universitarios y otras provocaciones para luego culpar a los estudiantes. Historia pendiente Una historia pendiente de investigar a fondo y consignar penalmente es que Los Halcones ya existían en 1968 y participaron como francotiradores desde varios edificios de Tlatelolco, para simular el enfrentamiento de estudiantes contra el Ejército. Luego de ser capturados, casi 250 presuntos francotiradores fueron puestos en libertad. Por tanto, como sostienen Raúl Álvarez Garín y el Comité del 68 integrado por exlíderes del movimiento estudiantil de hace 40 años, hubo una política de Estado continuada para reprimir la protesta social en 1968, liquidar los brotes de inconformidad en 1971 y seguir durante años lo que hoy se da en llamar la guerra sucia, con la desaparición forzada de activistas y sus familiares, y con persecución, cárcel y exilio para muchos otros. De la Barreda Moreno, junto con Fernando Gutiérrez Barrios y toda la generación que egresó entonces -finales de los cuarenta- del Colegio Militar, conformaron por órdenes del presidente Miguel Alemán Valdés la Dirección Federal de Seguridad.
Cuando ya tenían casi un cuarto de siglo encargados del espionaje en México, fueron de alguna manera sustituidos en acciones callejeras por estos grupos paramilitares, cuyos jefes (no menos de 40) fueron comisionados por el Ejército y adiestrados en el extranjero. Documentos desclasificados de la época detallan que el gobierno mexicano solicitó el entrenamiento en Estados Unidos de soldados y civiles. Esta petición se dio en enero de 1971, y el embajador de Estados Unidos en México, Robert McBride, sugería por escrito a Washington "ser tan diligente como sea posible en atender esta primera y esencial petición del gobierno de Echeverría"
Casi todos estos oficiales provenían del Batallón de Fusileros Paracaidistas del Ejército Mexicano. Las declaraciones que reportó Luis de la Barreda confirman que el viernes 11 de junio (al día siguiente de la matanza), el coronel Manuel Díaz Escobar reunió a los golpeadores en el Palacio de los Deportes, en donde les instruyó: "Se disuelve la organización Los Halcones. Hay que pasar a cobrar su último sueldo (cinco mil pesos mensuales) y una liquidación, y dispersarse por la República, pero antes deben `realizar algunas acciones para distraer a la opinión pública.´" Eso fueron atracos a comercios y personas, asaltos bancarios, quema de vehículos cerca de la UNAM, colocación de explosivos. Su nómina de más de un millar de elementos era cubierta desde los Servicios de Limpia de la Regencia del Distrito Federal, según investigaciones de la desaparecida Fiscalía para Delitos del Pasado, particularmente en el área de la analista Ángeles Magdaleno Cárdenas.
Los Halcones fueron integrados por el propio Manuel Díaz Escobar desde 1966 y 1967, siempre bajo las instrucciones del general Alfonso Corona del Rosal. Los Halcones también fueron utilizados para ametrallar planteles universitarios y otras provocaciones para luego culpar a los estudiantes. Historia pendiente Una historia pendiente de investigar a fondo y consignar penalmente es que Los Halcones ya existían en 1968 y participaron como francotiradores desde varios edificios de Tlatelolco, para simular el enfrentamiento de estudiantes contra el Ejército. Luego de ser capturados, casi 250 presuntos francotiradores fueron puestos en libertad. Por tanto, como sostienen Raúl Álvarez Garín y el Comité del 68 integrado por exlíderes del movimiento estudiantil de hace 40 años, hubo una política de Estado continuada para reprimir la protesta social en 1968, liquidar los brotes de inconformidad en 1971 y seguir durante años lo que hoy se da en llamar la guerra sucia, con la desaparición forzada de activistas y sus familiares, y con persecución, cárcel y exilio para muchos otros. De la Barreda Moreno, junto con Fernando Gutiérrez Barrios y toda la generación que egresó entonces -finales de los cuarenta- del Colegio Militar, conformaron por órdenes del presidente Miguel Alemán Valdés la Dirección Federal de Seguridad.
Cuando ya tenían casi un cuarto de siglo encargados del espionaje en México, fueron de alguna manera sustituidos en acciones callejeras por estos grupos paramilitares, cuyos jefes (no menos de 40) fueron comisionados por el Ejército y adiestrados en el extranjero. Documentos desclasificados de la época detallan que el gobierno mexicano solicitó el entrenamiento en Estados Unidos de soldados y civiles. Esta petición se dio en enero de 1971, y el embajador de Estados Unidos en México, Robert McBride, sugería por escrito a Washington "ser tan diligente como sea posible en atender esta primera y esencial petición del gobierno de Echeverría"
De la Barreda, pieza clave de la matanza del 10 de junio
El Financiero en linea
- Sepultarán este martes a Luis de la Barreda Moreno ex jefe de la Dirección Federal de Seguridad fue uno de los sospechosos de la desaparicón de activistas durante los años 70El Universal: Minuto x Minuto
- Murió Luis de la Barreda, ex titular de la disuelta Dirección Federal de Seguridad Luis de la Barreda Moreno, ex titular de la disuelta Dirección Federal de Seguridad (DFS) y quien fue uno de los hombres más cercanos al ex secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, falleció ayer a los 84 años de edad luego de una agonía de varias semanas a causa de por una embolia.La Jornada - 10-jun-2008 (Ayer)
Kikka Roja