Recrearán el Big Bang para emular la formación del universo
En el llamado el Gran Colisionador de Hadrones habrá una temperatura de 271.3 grados Celsius bajo cero
Los científicos esperan obtener indicios de nuevas leyes de la física
Ginebra, Hamburgo, 8 de septiembre. Vía libre para la máquina de experimentación más grande del mundo: el Gran Colisionador de Hadrones (Large Hadron Collider, LHC), que es un acelerador de partículas con el que se pretende develar los enigmas sobre el Big Bang, la gran explosión a partir de la cual se formó el universo.Con una fuerza nunca alcanzada se harán chocar partículas atómicas en un túnel anular de 27 kilómetros. Esta miniexplosión tendrá lugar en el futuro 600 millones de veces por segundo.Este miércoles 10 de septiembre, los primeros núcleos atómicos comenzarán a moverse en el acelerador de partículas anular. Oficialmente el aparato de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (OEIN) en Ginebra, que costó 3 mil millones de euros (unos 4 mil 300 millones de dólares) empezará a operar el 21 de octubre.
El LHC es un experimento de lo superlativo: según la OEIN se trata de la máquina más grande construida por el hombre. En el acelerador habrá una temperatura de 271.3 grados Celsius bajo cero, es decir algo menos que en el universo, donde hay 270.4 grados bajo cero.Un campo magnético, 100 mil veces más intenso que el terrestre, obligará a las partículas a mantenerse en una órbita. El consumo de energía del acelerador, de 120 megavatios, será similar al de la ciudad de Ginebra, de 160 mil habitantes. Los protones llegarán al 99.9999991 por ciento de la velocidad de la luz, cada segundo realizarán 11 mil 245 giros en el anillo subterráneo y se desplazarán 299 mil 780 kilómetros, en ese lapso.Los científicos siguen sin poder responder por qué durante el big bang no se formó igual cantidad de materia y antimateria, que se hubiesen anulado mutuamente, sin dejar material suficiente para estrellas, planetas y, finalmente, también seres humanos.
“La pregunta es, por último, la siguiente: ¿por qué existimos en realidad? Eso es totalmente misterioso”, indicó el físico alemán Siegfried Bethke. “En realidad no podríamos existir, lo cual es motivo suficiente para investigar”.Con su equipo en el Instituto Max Plack de Física, Bethke desarrolló partes fundamentales de Atlas, el detector más grande del LHC. Los detectores másicos en las enormes salas subterráneas –Atlas es tan grande como un edificio de cinco pisos– miden las partículas que se forman en cada colisión en el LHC.A partir de esta lluvia de colisiones, los físicos esperan obtener gran cantidad de partículas elementales hasta ahora no descubiertas e indicios sobre nuevas leyes de la naturaleza, como por ejemplo la partícula de Higgs, que con frecuencia es calificada como una especie de Santo Grial de la física de partículas. “Las mediciones realizadas hasta ahora en aceleradores junto con la teoría dicen bien claro que la partícula de Higgs (bosón de Higgs) debe encontrarse en el campo de energía del LHC”, subrayó el designado director general del OEIN, Rolf-Dieter Heger, del Centro de Investigaciones de Partículas DFSY (sincrotón de electrones, según sus siglas en alemán), en Hamburgo.“La partícula de Higgs muy probablemente no será el primer descubrimiento en el LHC”, opinó el estadunidense David Gross, el premio Nobel de Física 2004. Según estimaciones de los involucrados, la investigación podría llevar cinco años, “antes es muy probable que haya otros descubrimientos sensacionales, que nadie previó”.
La misteriosa materia oscura
Es posible que el LHC pueda operar por primera vez partículas de la misteriosa materia oscura. Se desconoce de qué está formada. “El LHC abrirá una ventana a este universo oscuro”, dice esperanzado el futuro director del OEIN. “Por supuesto que no está garantizado, pero la probabilidad de hallar candidatos para la materia oscura es relativamente grande”. Los físicos han reiterado que está descartado que el LHC pueda generar agujeros negros que traguen a la Tierra, temor muchas veces reflejado en los medios. “Esa discusión es totalmente tonta y absurda”, sostuvo Gross. Si los temores fueran ciertos, la catástrofe debería haber ocurrido hace mucho tiempo, argumentó el físico. “La Tierra y la Luna todavía existen, pese a que hay colisiones de partículas cósmicas que generan mucha más energía”. En el mismo sentido, el actual director general del OEIN, Robert Aymar, que deja su cargo a fin de año, indicó: “El acelerador permitirá investigar, en condiciones de laboratorio, algo que hace la naturaleza desde hace tiempo”.
Kikka Roja