Diputados del PRD, golpeados
Genaro García Luna, TRAIDOR, ASESINO, SECUESTRADOR.
“¿Qué hace usted aquí?”, le gritó el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, a la diputada del PRD Aleida Alavez y, apoyado por una docena de elementos del estado mayor de la Policía Federal Preventiva (PFP), la obligó a salir del salón de sesiones del Senado instalado en el quinto piso de la Torre del Caballito.
Ayer, García Luna se apropió de ese recinto, luego de que el presidente del Senado, el panista Gustavo Madero, pidió la intervención de la fuerza pública, cuando comenzaba la sesión en que después se aprobó la reforma energética.
Desde las 10 de la mañana, García Luna ya estaba en ese recinto y cuando Madero anunció desde la improvisada tribuna que se había gestionado la protección policiaca –a las 11.30–, el titular de la SSP irrumpió por una de las puertas laterales de ese salón de juntas, con 12 elementos uniformados de la PFP. De inmediato, el funcionario tomó el mando y durante las más de dos horas que estuvo ahí se paró en la puerta principal para impedir el ingreso de unos diez diputados del PRD que, junto con un número igual de brigadistas, pretendían entrar al salón. Celular en mano daba instrucciones al subsecretario de Seguridad, Facundo Rosas, para que le enviara refuerzos a fin de someter a los legisladores, quienes exigían estar presentes en una sesión que, argumentaron, debía ser pública, pero sólo consiguieron que los golpearan.
Los cuatro accesos al salón de sesiones fueron bloqueados por escudos de elementos de la PFP, a tal grado que los senadores Dante Delgado, Gabino Cué y Luis Maldonado, de Convergencia, así como Rosario Ibarra, del PT, y la perredista Yeidckol Polevnski –que estaban en el plantón de López Obrador– debieron esperar casi media hora para ingresar. Cuando logró acceder, Delgado Rannauro protestó por la presencia policiaca y preguntó ante el pleno si era más importante “que aquí anduviera, como un policía más, el titular de SSP, en lugar de estar cumpliendo sus altas responsabilidades para garantizar el combate efectivo a la delincuencia”.
Rosario Ibarra también se inconformó: “¡Qué vergüenza, qué dolor sentí aquí, porque el dueño de este recinto es el señor García Luna. Qué pena que el responsable de la policía federal esté aquí ordenando quién entra y quién sale”. Doña Rosario estaba muy molesta porque le tocó presenciar cómo unos 50 agentes de la PFP, tanto uniformados como vestidos con trajes grises, tenían sometidos a los diputados perredistas, a los que replegaron 20 metros de la entrada del recinto alterno.
La diputada Aleida Alavez, quién tiene dos meses de embarazo, narró cómo García Luna le exigió salir del salón de sesiones, mientras que personal de su equipo la jaló de los cabellos y la tiró al piso. Ella intentó agarrarse de la corbata del titular de la SSP, pero éste se lo impidió con un manotazo. Los gritos de la legisladora se escuchaban desde afuera: “Nos están reprimiendo, nos están golpeando”, repitió. Los senadores del PRI Francisco Labastida y Rosario Green, según versión de la diputada, le dijeron que nada tenía que hacer ahí y que se callara, porque no estaba en su cámara.
Alavez se quedó afuera, junto con los otros diputados, entre ellos Valentina Batres, Layda Sansores, Pedro Landeros, Alejandro Sánchez Camacho y Gerardo Villanueva. Este último fue uno de los más golpeados, ya que recibió patadas en cara, cuello y costillas. El incidente pudo ser mayor, ya que en los forcejeos Sansores descubrió que algunos agentes de la PFP portaban armas de fuego. Al final, los legisladores se sentaron en el piso cercados por decenas de policías que llevaban escudos y toletes.
Dentro del salón de sesiones, Dante Delgado estuvo a punto de liarse a golpes con los senadores panistas Felipe González y Alejandro González Alcocer, luego que éstos se mofaron de él por los problemas que tuvo para ingresar al recinto. Él, a su vez, les reclamó la presencia policiaca, hubo insultos, forcejeos y casi llegan a los golpes. Por su parte, el senador Ricardo Monreal le reclamó a Gustavo Madero los “excesos” y explicó que en 12 años que tiene de experiencia parlamentaria nunca había visto algo como lo de ayer.
García Luna salió del salón de sesiones a las 13:30, seguido por una docena de elementos de la PFP vestidos de civil. Los diputados que estaban fuera le gritaron: “Represor, mejor dedícate a perseguir narcos”. En su lugar dejó al subsecretario de Seguridad, Facundo Rosas.Al final Gustavo Madero dijo estar muy satisfecho por la aprobación de la reforma. No quiso precisar cuántos elementos policiacos participaron en el operativo.
–¿No es una lástima que García Luna descuide sus labores para venir aquí a protegerlos? –se le preguntó
–Pues es una de sus funciones –respondió.
Ayer, García Luna se apropió de ese recinto, luego de que el presidente del Senado, el panista Gustavo Madero, pidió la intervención de la fuerza pública, cuando comenzaba la sesión en que después se aprobó la reforma energética.
Desde las 10 de la mañana, García Luna ya estaba en ese recinto y cuando Madero anunció desde la improvisada tribuna que se había gestionado la protección policiaca –a las 11.30–, el titular de la SSP irrumpió por una de las puertas laterales de ese salón de juntas, con 12 elementos uniformados de la PFP. De inmediato, el funcionario tomó el mando y durante las más de dos horas que estuvo ahí se paró en la puerta principal para impedir el ingreso de unos diez diputados del PRD que, junto con un número igual de brigadistas, pretendían entrar al salón. Celular en mano daba instrucciones al subsecretario de Seguridad, Facundo Rosas, para que le enviara refuerzos a fin de someter a los legisladores, quienes exigían estar presentes en una sesión que, argumentaron, debía ser pública, pero sólo consiguieron que los golpearan.
Los cuatro accesos al salón de sesiones fueron bloqueados por escudos de elementos de la PFP, a tal grado que los senadores Dante Delgado, Gabino Cué y Luis Maldonado, de Convergencia, así como Rosario Ibarra, del PT, y la perredista Yeidckol Polevnski –que estaban en el plantón de López Obrador– debieron esperar casi media hora para ingresar. Cuando logró acceder, Delgado Rannauro protestó por la presencia policiaca y preguntó ante el pleno si era más importante “que aquí anduviera, como un policía más, el titular de SSP, en lugar de estar cumpliendo sus altas responsabilidades para garantizar el combate efectivo a la delincuencia”.
Rosario Ibarra también se inconformó: “¡Qué vergüenza, qué dolor sentí aquí, porque el dueño de este recinto es el señor García Luna. Qué pena que el responsable de la policía federal esté aquí ordenando quién entra y quién sale”. Doña Rosario estaba muy molesta porque le tocó presenciar cómo unos 50 agentes de la PFP, tanto uniformados como vestidos con trajes grises, tenían sometidos a los diputados perredistas, a los que replegaron 20 metros de la entrada del recinto alterno.
La diputada Aleida Alavez, quién tiene dos meses de embarazo, narró cómo García Luna le exigió salir del salón de sesiones, mientras que personal de su equipo la jaló de los cabellos y la tiró al piso. Ella intentó agarrarse de la corbata del titular de la SSP, pero éste se lo impidió con un manotazo. Los gritos de la legisladora se escuchaban desde afuera: “Nos están reprimiendo, nos están golpeando”, repitió. Los senadores del PRI Francisco Labastida y Rosario Green, según versión de la diputada, le dijeron que nada tenía que hacer ahí y que se callara, porque no estaba en su cámara.
Alavez se quedó afuera, junto con los otros diputados, entre ellos Valentina Batres, Layda Sansores, Pedro Landeros, Alejandro Sánchez Camacho y Gerardo Villanueva. Este último fue uno de los más golpeados, ya que recibió patadas en cara, cuello y costillas. El incidente pudo ser mayor, ya que en los forcejeos Sansores descubrió que algunos agentes de la PFP portaban armas de fuego. Al final, los legisladores se sentaron en el piso cercados por decenas de policías que llevaban escudos y toletes.
Dentro del salón de sesiones, Dante Delgado estuvo a punto de liarse a golpes con los senadores panistas Felipe González y Alejandro González Alcocer, luego que éstos se mofaron de él por los problemas que tuvo para ingresar al recinto. Él, a su vez, les reclamó la presencia policiaca, hubo insultos, forcejeos y casi llegan a los golpes. Por su parte, el senador Ricardo Monreal le reclamó a Gustavo Madero los “excesos” y explicó que en 12 años que tiene de experiencia parlamentaria nunca había visto algo como lo de ayer.
García Luna salió del salón de sesiones a las 13:30, seguido por una docena de elementos de la PFP vestidos de civil. Los diputados que estaban fuera le gritaron: “Represor, mejor dedícate a perseguir narcos”. En su lugar dejó al subsecretario de Seguridad, Facundo Rosas.Al final Gustavo Madero dijo estar muy satisfecho por la aprobación de la reforma. No quiso precisar cuántos elementos policiacos participaron en el operativo.
–¿No es una lástima que García Luna descuide sus labores para venir aquí a protegerlos? –se le preguntó
–Pues es una de sus funciones –respondió.
Kikka Roja