Culmina operativo en robo... ¡y orgía!
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Una pulsera Cartier fue parte del botín que obtuvo Gerardo Garay en la fiesta.
Foto: Archivo
Revelan documentos de la PGR detalles sobre 'gran golpe' a narcotraficantes
Grupo ReformaCiudad de México (13 de diciembre de 2008).- Víctor Gerardo Garay, entonces comisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP), pasó a la sala de cine de la mansión del Desierto de los Leones. Junto con su subordinado Francisco Navarro alineó a 30 mujeres y seleccionó a 4. Ordenó prender la caldera del jacuzzi, pidió cocaína para las muchachas y cerró la puerta de la sala.
Comenzó su fiesta.
Era la medianoche del jueves 16 de octubre. Por el jardín, un grupo de policías bajo las órdenes del comandante Édgar Bayardo echaba hielo a la alberca y obligaba a los hombres que estaban en la casa a tirarse desnudos en la fosa gélida. Veinticuatro horas antes había iniciado un supuesto operativo de la PFP para detener a peligrosos narcotraficantes colombianos asociados a los hermanos Beltrán Leyva. Los habían pillado en la fiesta de cumpleaños de Juliana López, novia de Harold Poveda, apodado "El Conejo" y principal socio colombiano de los hermanos sinaloenses. Policías encapuchados bajo las órdenes de Garay ingresaron violentamente a la mansión del Desierto de los Leones la madrugada del jueves 16 de octubre. Era la casa que es recordada porque en ella había dos panteras negras, dos leones, un tigre blanco y uno albino. El operativo inició con insultos y una advertencia: "¡Ahora sí comenzó la fiesta!". Entre el barullo se escuchó un grito: "¡Pélate, 'Conejo'! ¡Nos cayó la federal!". Algunas personas corrieron hacia la barda trasera del predio. Varios policías avisaron a Garay de la huida de Harold Poveda, el más importante de todos los invitados a la fiesta.
El jefe policiaco, empero, dejó que escapara "El Conejo".
La tropa de Garay se apoderó de la mansión. Comenzó a golpear al resto de los invitados al jolgorio.
Pronto se supo que casi todas las mujeres eran prostitutas.
Formaron a los hombres en el jardín y comenzaron a golpearlos y torturarlos. Otras tres mujeres colombianas fueron llevadas a un cuarto, donde las interrogaron. Garay ordenó enviar policías a varias casas y departamentos de los sudamericanos detenidos en busca de dinero. Durante la tarde del jueves revisaron los domicilios. Mauricio Fino, "El Gaviota", uno de los detenidos, les dijo que tenía 500 mil dólares en su casa, pero, cuando llegaron a su departamento, no había más que 30 mil. Desde el celular de un jefe policiaco lo obligaron a llamar a Colombia para pedir que le depositaran medio millón.
Horas más tarde se montó un operativo policiaco que cerró calles en la zona de Interlomas, donde estaba un auto Focus gris. Se desplegaron efectivos de la PFP como si fueran por un peligroso delincuente. En realidad iban por dos bolsas que estaban en el interior del auto, identificables porque tenían estampado en la cubierta al osito Winnie Pooh. Ahí estaba el dinero.
Bayardo, subordinado de Garay, recogió los billetes y se los llevó a su jefe, quien estaba en el jacuzzi. El dinero desapareció y Garay quiso culpar a Bayardo del robo. Vino entonces una cascada de denuncias. Bayardo, molesto por la traición, cantó todo: las asociaciones de Garay con el narco, las torturas y hasta el robo de un perro bulldog, que se llevaron envuelto en una sábana blanca en la camioneta blindada de Garay.
Juliana, la novia de "El Conejo", denunció torturas. También Mauricio Fino y Ángela Quintero, una joyera colombiana, quien acusó ante la SIEDO robo, golpes y vejaciones. Estos hechos están asentados en la averiguación previa PGR/ SIEDO 359/2008, a la que tuvo acceso REFORMA.
La fiesta del jefe Garay
Abusan de mujeres, roban joyas y torturan en residencia del Desierto de los Leones
REFORMA / Staff
Ciudad de México (13 de diciembre de 2008).- Iban por "El Conejo" pero decidieron hacer fiesta.
El famoso operativo de la Policía Federal Preventiva (PFP), en la mansión de Temascatitla número 4, en el pueblo de Santa Rosa Xochiac por la calzada Desierto de los Leones, que supuestamente asestó un golpe al narco, tenía como propósito detener a Harold Mauricio Poveda, alías "El Conejo", principal contacto colombiano de los hermanos Beltrán.
Aunque, conforme a la consignación penal de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de la PGR, en el expediente 359/2008, a la que tuvo acceso REFORMA, lo sucedido en la mansión del Desierto de los Leones fue una acción que tuvo que ver más con el abuso de autoridad, complicidad con la delincuencia, saqueo y robo cometido por jefes y policías.
Los efectivos federales llegaron en decenas, forzaron la puerta principal, tomaron distintos puntos de la mansión y en el desconcierto escucharon un grito que decía: "¡pélate 'Conejo' nos cayó la federal"!. El 'Conejo' era Harold Poveda quien huyó luego de que los responsables del operativo desistieron en llamar a un helicóptero para perseguirlo y prefirieron darse rienda suelta en el abuso.
Según declaró a la autoridad ministerial uno de los agentes federales que participó en esa acción, de nombre Jorge Cruz Méndez, fue el comisionado de la PFP, Víctor Gerardo Garay quien dejó ir a Poveda.
"Logramos identificar a gente de su organización y le pedimos (a Garay) un helicóptero para iniciar la búsqueda en el cerro de los que se habían dado a la fuga, toda vez que junto a la casa había una barranca donde se había ido la gente que había escapado de la fiesta y dijo que no, manifestando que por el clima".
Y en el clima frío escapó "El Conejo", pero no sus amigos que quedaron atrapados en aquella exótica mansión con alberca, sala de cine, un amplio jardín, caballeriza y jaulas con animales salvajes como un león africano, una leona, dos tigres y dos panteras.
Era la una de la mañana del jueves 16 de octubre, según el testimonio de uno de los detenidos, el colombiano Mauricio Fina Restrepo, al que apodan "El Gaviota".
"Estaban enmascarados y con armas en ese lugar me atracan, porque me despojaron de mi reloj, mi cadena y mi dinero, aproximadamente 15 mil pesos, enseguida me meten nuevamente a la casa y me hincan en el piso y comienzan a golpearme y darme puntapiés y después a darme toques con una pistola de descargas eléctricas. Esa tortura era para que confesáramos si la casa tenía túneles secretos o dobles paredes, luego me metían en un tanque con agua, hasta que casi perdía el conocimiento", dijo en declaración ministerial.
Juliana López Aguirre, colombiana, novia de "El Conejo" Poveda y quien celebraba su cumpleaños esa noche en la mansión, declaró a la autoridad: "Le estaban pegando a mi amiga Margarita (Gómez Poveda, colombiana) los elementos de la Policía Federal e incluso a Alexandro (Brasesco, otro detenido, uruguayo) lo aventaron frente a una roca y se golpeó la frente y él gritaba mucho, decía de manera insistente: 'no, no, no'.
Otra colombiana detenida, la joyera y médico cirujano Angela María Quintero, quien arguyó estar en ese lugar porque la invitaron a una fiesta para vender joyas, fue prolífica en detalles sobre las acciones policiacas.
"Llegaron en ese momento como unos 100 policías federales portando uniformes, pasamontañas y armas largas; gritando los policías federales: '¡pinches cabronas, hijas de su puta madre, ahora sí comenzó la fiesta!".
"(Edgar) Bayardo (Inspector Adscrito a la sección de Operaciones Especiales de la PFP) ...me gritó cuando llegué a la habitación de cine: '¡tú, pinche cabrona, también veniste a prostituir! ¡cuánto te estaban pagando por vender tu cuerpo, hija de puta!'".
Según Angela le replicó: "yo no soy prostituta, soy invitada de Juliana y Margarita".
A gritos, envalentonado, Bayardo le reviró: "¡te hubiera ido mejor si dices que eres prostituta!".
Angela, enardecida, insistió: "¡soy médica!".
"¡Pinche cabrona, conoces al Conejo!", soltó Bayardo.
"No", dijo Angela.
"El comandante se enojó más de lo que yo estaba, me agarró por el pelo y me gritó: '¡hija de tu puta madre, no me digas mentiras, no sabes en el problema que estás metida!'" y le soltó dos cachetadas. Luego fue sobre la del cumpleaños, Juliana, a quien también golpeó.
Angela vio que a Mauricio Fino le brotaba sangre de la nariz y escuchaba gritos de hombres que clamaban: "¡no, no más, nos van a matar!". Entonces pidió a una mujer policía que la llevara al baño. Al llegar ahí miró por una ventana que que los policías tiraban hielo para hacer gélida el agua de la alberca.
Según su declaración ministerial "vio que los oficiales metían a los hombres en la alberca y los dejaban un rato y cuando veían que ya se estaban ahogando los sacaban y les daban de patadas en todo el cuerpo".
Así transcurrió la madrugada y parte de la mañana del jueves.
Los agentes torturaron, golpearon y se robaron todo lo que pudieron, incluso un perro.
Según la declaración ministerial de Bayardo, su jefe Garay lo encontró jugando con el can, un bulldog inglés de color miel que estaba enjaulado.
"Oye, ese perrito está chingón ¿verdad?", le dijo Garay. Terció Francisco Navarro, segundo de a bordo de Garay en la PFP quien dijo que esos perros eran "bien caros" y pidió: "póngamelo para llevar".
Bayardo le respondió que mejor se llevaran a uno de los leones enjaulados que estaban en la mansión y soltaron la carcajada. Entonces paró Garay el chacoteo y ordenó: "ni para tí ni para tí, así que ordena al comandante que tengas a la mano que se lo entregue al comandante Edgar Valdez y que me lo suban a la camioneta, porque Sagarpa está muy cerca de mi casa".
Y el perro quedó en el asiento trasero de la camioneta blindada de Garay.
El agente federal Fidel Hernández, quien participó en el operativo contó otro de los abusos del jefe del operativo, Víctor Gerardo Garay, uno de los hombres de mayor confianza del actual Secretario Genaro García Luna.
"El comandante Garay dio la indicación a Alejandro Díaz Saavedra para que las trasladara a una especie de sala de cine que se localiza en el interior del inmueble donde se detuvieron a los colombianos", narra Fidel.
Ahí estaban 30 mujeres prostitutas que participaban en la fiesta y habían sido separadas por órdenes del jefe policiaco.
"Después ví que salieron la mayoría de las sexoservidoras y sólo se quedaron cuatro de ellas, las cuales fueron trasladadas al área del jacuzzi que se localiza en la especie de caverna que había en el sótano, lugar en el que acudió el comandante Víctor Gerardo Garay Cadena y Francisco Navarro Espinoza, siendo las personas que a mí me consta que entraron al jacuzzi, pero desconozco si había más elementos de la Policía Federal ahí adentro y que hayan estado con las sexoservidoras", declara el agente Fidel Hernández.
La caldera fue prendida y comenzó la fiesta de Garay a la medianoche del jueves. Según declaró ministerialmente el agente federal Jorge Cruz Méndez fue su jefe quien le invitó a pasar al jacuzzi "para echarnos un baño".
Jorge y Bayardo le respondieron: "jefe, no te metas, no la chingues, está toda la gente. Mejor hazlo después". Pero Garay ordenó a sus escoltas cerrar la puerta de la sala y dar libertad a quienes quisieran quedarse o irse.
Según Jorge Cruz uno de los escoltas de Garay salió del salón del jacuzzi y "me dijo que mandaba a decir el jefe que le pasara cocaína para las putas".
Jorge obedeció. Buscó un paquete de coca "y con un cuchillo saqué un poco de droga y en un pedazo de aluminio la guardé y se envió a Garay".
Añadió: "al otro día ya casi cuando terminábamos de trabajar, el comisionado Garay iba saliendo de las grutas, por lo que me reporté con él de inmediato y al acercarme me di cuenta que traía aliento alcohólico".
Garay durmió en la sala del jacuzzi con las prostitutas. Sus escoltas ordenaron a los detenidos y a otros policías que no hicieran ruido "porque el jefe está durmiendo".
Al mediodía del viernes, por órdenes de Garay se limpiaron las habitaciones, se recogió el reguero, se levantaron los destrozos. Según Mauricio Fino, "había un reguero de condones", alrededor de la sala del jacuzzi.
Angela María Quintero, contó a su vez, que antes de ser remitidas a la PGR, todas las mujeres fueron despojadas de sus joyas. Ella narró que entregó un par de aretes de diamantes y un reloj Cartier. Margarita su amiga entregó un par de aretes, una gargantilla, un anillo de diamantes y un reloj rólex en oro rosado con diamantes. Juliana, la novia de Poveda, entregó un par de aretes, una gargantilla, un reloj y un anillo de diamantes.
Las joyas que portaban, más otras que llevaba Angela para vender, fueron guardadas por policías en bolsas de plástico como las que se usan para guardar los sándwiches de los escolares.
Angela denunció que el valor de las joyas robadas ascendía a 140 mil dólares.
El sábado todos los detenidos fueron llevados a la PGR. Las prostitutas y un DJ mexicano y dos de sus socios fueron liberados. Los colombianos fueron entregados a la autoridad.
Y "El Conejo", el hombre pretexto del operativo...huyó.
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Roban en 7 casas
El jueves 16 de octubre, a partir de las 16:00 horas, la Policía Federal hizo la visita de las siete casas
REFORMA / Staff
Ciudad de México (13 de diciembre de 2008).- El jueves 16 de octubre, a partir de las 16:00 horas, la Policía Federal hizo la visita de las siete casas.
Allanó sin orden de cateo y saqueó siete inmuebles de presuntos narcos colombianos, socios de Harold Poveda. Juntaron 530 mil dólares y no perdonaron ni las medicinas para la diabetes de una detenida.
Después de haber intervenido la residencia del Desierto de Los Leones, donde detuvieron a 24 personas y aseguraron tigres y panteras, el inspector Édgar Bayardo y el director de Operaciones Especiales, Francisco Navarro, no se quedaron a la "fiesta" de su jefe Gerardo Garay. Aparentemente con autorización de éste subieron a camionetas de la corporación a los colombianos Mauricio Fino, Luis Alberto Restrepo, Juliana López y Carlos Andrés Salazar, y empezó el paseo.
"Preguntaron dónde estaba nuestro domicilio y qué era lo que teníamos en los departamentos, si dinero, joyas u otras cosas", recuerda Fino.
La primera parada la hicieron en Santa Fe, donde los comandantes se fueron con las manos vacías. Fueron enseguida al edificio Las Ventanas, donde tenía su departamento Juliana, novia de Poveda.
Al guardia del edificio Leonardo Fuentes los federales le pretendieron arrebatar su radio, pero éste se escurrió y avisó a sus jefes. Aunque trataron de impedir el acceso, los federales irrumpieron con Juliana por delante a quien encerraron en una recámara y a la sirvienta de la casa en la cocina.
"Sólo la escuchaba llorar... una persona que ingresó con su patrona se le acercó y le dijo (a la sirvienta) que recogiera sus cosas personales y que se retirara de ese departamento porque ya no iba a volver a ver a su patrona, a lo que le dijo que la señora no le había pagado, por lo que la persona le preguntó que cuánto ganaba, diciéndole que ganaba mil 200, a lo que la persona de referencia le dio mil 500 pesos y le dijo que se retirara", declaró el guardia del edificio.
Juliana declaró a la PGR que le robaron todo, que abrieron su caja fuerte y se llevaron dinero y joyas.
"Me dijeron que me cambiara de ropa y que me llevarían a donde tenía que estar y me hicieron cambiar delante de ellos, dejándome para eso las esposas y lo único que me pude cambiar fue el pantalón para ponerme unos pants, que incluso uno de los elementos de la Policía Federal me subió el pants, ya que no podía yo por las esposas que tenía en las manos, además quiero señalar que Bayardo me dio una nalgada en las pompas, por lo que yo me enojé y le dije que no me tocara", contó.
Le quitaron otros objetos personales y "medicamentos, ya que soy diabética y estoy bajo tratamiento, los cuales desaparecieron de ese lugar".
La rapiña continuó en un departamento de Fino en el edificio Peletier, de Huixquilucan, lugar donde tenía guardados 75 mil dólares.
Cuando los policías entraron, hallaron 30 mil dólares, ya que al parecer se les había adelantado su sirvienta, de quien nada se volvió a saber.
"En el carro... Bayardo le dijo a Mauricio Muñoz (Luis Alberto Restrepo) "ahora te toca a ti", recuerda Juliana, razón por la cual los federales los condujeron a un departamento sobre Prolongación Reforma. Allí no había nada y los policías empezaron a golpearle y amenazarle.
Apanicado, Restrepo le juró a Bayardo que le daría 500 mil dólares, pero que necesitaba hacer una llamada telefónica a Colombia para que aquí en México alguien le entregara el dinero de inmediato.
"En el transcurso del camino él había hecho una llamada al parecer a Colombia solicitando le pusieran dinero en un carro y escuché que decía 500 mil dólares y la llamada la realizó en uno de los celulares de los elementos de la Policía Federal, por lo que fueron a buscar ese carro y como no lo encontramos yo escuchaba que Mauricio Muñoz les decía que ya no lo golpearan y que siguiéramos buscando", relata la novia de "El Conejo".
Después de dar varias vueltas por la zona de Interlomas, llegaron a la calle de Ahuehuetes, donde estaba estacionado un solitario Focus gris, sin nadie a bordo. De adentro, Bayardo sacó dos bolsas estampadas con la figura de Winnie Pooh, una tenía 300 mil dólares en fajos y otra 200 mil.
"Se pusieron felices los elementos de la Policía, entre los que se encontraban Bayardo, una persona más a quien le decían Navarro y otra persona más de complexión robusta de tez como trigueña. Después de que regresaron del carro, Bayardo le dijo a Mauricio Muñoz (Restrepo) "te salvaste", cuenta la mujer.
Los comandantes obligaron a Carlos Salazar a que les llevara a la casa de Poveda en Palmas. Estaba vacía. Luego fueron a otro departamento por el Parque Hundido, donde había 20 mil dólares. Allí también los agentes se llevaron otra sorpresa: la caja fuerte había sido arrancada de la pared. Fue allí donde Bayardo dijo que ya era hora de regresar a la casa del Desierto de los Leones.