AUDIO: Escándalo del banco Stanford
Sir Allen Stanford, según el título nobiliario que le entregó la corona británica, es colaborador de un hospital que atiende a niños con cáncer, amante del polo, el tenis, el cricket, la regata, el golf y el dinero. Se le investiga por fraude de unos 8 mil millones de dólares.
Notimex / La Jornada On Line Publicado: 21/02/2009 13:12
Los gobiernos de Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela decretaron intervenciones o suspensiones temporales de las firmas vinculadas a Stanford, México inició una investigación, y el Banco Central del Caribe Oriental se hizo cargo de las filiales en Antigua y Barbuda, donde Stanford consiguió un título nobiliario. "El dinero en Venezuela cada vez vale menos y por eso buscamos invertir en dólares", dijo a IPS un depositante en Caracas que requirió reserva de su nombre "pues no quiero caer en una investigación del gobierno sobre mis cuentas en el extranjero". En Venezuela rige un severo control cambiario y las infracciones se castigan como delitos penales. En México invertir en instrumentos financieros extranjeros y en bancos en el exterior también se considera delito, pues de esa forma podría lavarse dinero o evadir impuestos sobre ganancias.
En México llamó la atención el caso de la actriz de telenovelas Laura Zapata, quien invirtió "los ahorros de toda una vida" en fondos de Stanford por sugerencia de un tío. Las autoridades han aclarado que las operaciones off shore, en bancos y papeles de Estados Unidos, Europa o islas del Caribe, no estaban autorizadas y sólo podían realizarse con fondos mexicanos y en México. Raquel Rodríguez, una oficinista caraqueña de 41 años, retiró vía Internet la mayor parte del dinero que depositó en el Stanford de Venezuela "pero yo sólo tenía una cuenta en bolívares, y la abrí por comodidad, porque la oficina quedaba cerca de mi casa y es un banco pequeño, con pocos clientes, sin colas ante los mostradores".
Pero para otros clientes la situación es angustiosa. Un jubilado admitió haber invertido 250 mil dólares con Stanford y ahora contacta abogados para unirse a demandas sobre esa organización en Estados Unidos y Antigua. Representantes locales del bufete Clyde & Co. dijeron haber atendido ya unas 70 solicitudes. En Colombia, una firma comisionista de bolsa y la oficina de representación de un banco vinculado a Stanford suspendieron por iniciativa propia sus actividades, mientras la Superintendencia de Bancos anunciaba medidas "para proteger a los inversores y preservar la confianza en el mercado de valores".
En Ecuador, la Casa de Valores Stanford Group y la administradora de fondos Stanford Trust, que manejaban unos 93 millones de dólares, fueron intervenidas. La mayor parte de las inversiones son recuperables porque corresponden a fideicomisos inmobiliarios. En Panamá, la Superintendencia de Bancos tomó el control de la filial de Stanford en el istmo, y en Perú la Comisión Supervisora de Empresas y Valores suspendió durante 30 días a Stanford Group, que operaba en la Bolsa de Lima. El gobierno de Venezuela anunció el jueves la intervención "a puertas cerradas" de la filial de Stanford, que manejaba 14 oficinas y había captado del público el equivalente en bolívares a unos 250 millones de dólares.
La intervención a puertas cerradas significa que no se podrán hacer más retiros o depósitos. "Nuestra estrategia es vender el banco, en subasta, lo más rápidamente posible y ya hay un par de instituciones interesadas en comprarlo", dijo el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez. Antes de la intervención, los depositantes venezolanos en el banco, unos 10 mil, protagonizaron una "corrida" financiera y retiraron gran parte de sus haberes. "Es importante distinguir lo que es el problema internacional del banco de la institución local, que cumplió con la Ley de Bancos, es pequeña, con apenas el 0. 2 por ciento de los depósitos en el sistema financiero venezolano, que está bien y opera con normalidad", dijo a IPS el analista financiero José Grasso, director de la firma Softline Consultores.
Entretanto, en el oriental estado de Virginia, Estados Unidos, las autoridades localizaron a Robert Allen Stanford, el magnate de 58 años que heredó la empresa financiera fundada en 1932 y se ufanó hasta la semana que concluye de los rígidos principios implantados por su abuelo: "Trabajo duro, visión clara, beneficios para los clientes". En la búsqueda desaforada de "beneficios para los clientes" está el origen del "fraude masivo" del que le acusa la SEC y, quizás, de operaciones de lavado de dinero por el que lo han investigado la policía federal estadunidense (FBI) y autoridades mexicanas. Informes originados en Estados Unidos indican que Stanford era investigado por el FBI, bajo sospecha de que lavaba dinero del mexicano Cartel del Golfo, dedicado al narcotráfico. Stanford Bank ofrecía a sus clientes certificados de depósitos por tres años con un rendimiento excepcional de 5.3 por ciento anual, frente 3.2 por ciento de otros bancos. Las promociones del Stanford aseguraban a su clientela que el dinero estaba soportado por activos líquidos y diversificados, pero más de 80 por ciento de las colocaciones se hacían en bienes raíces y empresas que no cotizaban en bolsa. Hay estimados de que el banco administró unos 50 mil millones de dólares en activos.
Aunque Stanford sostenía que sus estados financieros eran auditados por el ente regulador de Antigua y Barbuda, en realidad la auditoría estaba a cargo de una pequeña firma de esa isla del Caribe, Hewlett and Co.
Las investigaciones se acentuaron después de que dos empleados de Stanford renunciaron alegando que los clientes recibían información falsa sobre inversiones y retornos, y la renuncia del principal abogado del banco una semana atrás ayudó a precipitar los retiros desde los 140 países donde hay depositantes de la institución. Los de Venezuela estarían entre los más afectados, pues el superintendente de Bancos, Edgar Hernández, estimó que sus compatriotas podrían acumular en oficinas de Stanford en Antigua-Barbuda y Estados Unidos "entre 2 mil 300 y 3 mil millones de dólares". Recuperar ese dinero o parte de él será una operación cuesta arriba y asociada a la suerte de Stanford, Sir Allen según el título que adquirió en 2006 en presencia del príncipe Eduardo, tercer hijo de la reina de Inglaterra, junto con la nacionalidad de Antigua y Barbuda, una ex colonia británica. Colaborador de un hospital que atiende a niños con cáncer, en la sudoriental ciudad de Memphis, Stanford es un amante del trópico caribeño, de deportes como polo, tenis, cricket, regatas y golf, y, no faltaba más, del dinero.
Castries, 21 feb (EFE).- Un grupo de auditores comenzó hoy a investigar las cuentas de tres empresas del multimillonario Robert Allen Stanford en la isla caribeña de Antigua para confirmar las sospechas de un entramado de inversión fraudulento de 8.000 millones de dólares. Los auditores iniciaron su trabajo después de que los organismos financieros de Antigua tomaran la decisión el viernes de controlar las tres empresas, entre las que se encuentra un banco local. La Autoridad Reguladora de Servicios Financieros (FRSC, por sus siglas en inglés) ha encargado la tarea de inspección a dos empresas de contabilidad británicas para auditar el Stanford International Banck y la Stanford Trust Company.
El presidente de FRSC, Lebrecht Hesse, afirmó que la decisión de tomar el control de las tres empresas de Stanford se adoptó “Para asegurar y proteger los intereses de los depositantes e inversores”. Al mismo tiempo, el Banco Central del Caribe Oriental (ECCB) ha asumido el control del Bank of Antigua, que es propiedad también del multimillonario tejano. Los clientes del Bank of Antigua han solicitado la retirada de sus depósitos tras darse a conocer las informaciones de un posible fraude valorado en 8.000 millones de dólares.
El gobernador del ECCB, Sir Dwight Venner, explicó que la entidad tomó el control del Bank of Antigua utilizando las prerrogativas previstas para casos de urgencia y con el fin de no alarmar a los clientes. Venner indicó que el ECCB controlará todos los fondos, activos y propiedades del Bank of Antigua. Los efectos del posible fraude financiero se han extendido a Guayana con la pérdida de 1,5 millones de dólares de un fondo de pensiones vinculado a las inversiones del grupo de Stanford.
La crisis financiera en las pequeñas islas del Caribe se desató esta semana cuando la Comisión del Mercado de Valores (SEC) de Estados Unidos acusó a Stanford de operar un entramado de inversión fraudulento por el cual captó 8.000 millones de dólares con la promesa de alta rentabilidad. Al mismo tiempo, agentes de la policía federal comenzaron a inspeccionar las oficinas de Stanford en Houston (Texas). La SEC acusó a Stanford de engañar a los inversores, a los que vendió títulos a plazo fijo conocidos como certificados de depósito con unas tasas de interés “improbables y no justificadas”.
El banco controlado por Stanford aseguraba que había obtenido una rentabilidad de dos dígitos durante los últimos 15 años y garantizaba a los clientes que sus depósitos estaban seguros, pues invertía principalmente en instrumentos financieros “líquidos”, lo que era falso, de acuerdo con la SEC. Por su parte, Rose Romero, directora regional de la oficina de la agencia en Fort Worth (Texas), señaló que el fraude tiene una magnitud “sorprendente” y que “ha extendido sus tentáculos por todo el mundo”. El juez Reed O’Connor ordenó congelar los activos de Stanford, así como del director financiero del Banco Internacional Stanford, James Davis, y de la directora de inversión del Grupo Financiero Stanford, Laura Pendergest-Holt.
Se trata del segundo fraude a gran escala destapado en Estados Unidos en poco más de dos meses, después de que en diciembre se revelara el llevado a cabo por Bernard Madoff, quien confesó que asciende a 50.000 millones de dólares, según la fiscalía.
El escándalo vinculado al financiero tejano ha alcanzado también al Congreso de Estados Unidos, pues Stanford ha dado millones de dólares en donaciones electorales a políticos, que ahora se apresuran a devolverlos o donarlos a instituciones de caridad. Entre los beneficiados están John McCain, el candidato republicano a la presidencia el año pasado, y los senadores demócratas Christopher Dodd y Charles Schumer.
En México llamó la atención el caso de la actriz de telenovelas Laura Zapata, quien invirtió "los ahorros de toda una vida" en fondos de Stanford por sugerencia de un tío. Las autoridades han aclarado que las operaciones off shore, en bancos y papeles de Estados Unidos, Europa o islas del Caribe, no estaban autorizadas y sólo podían realizarse con fondos mexicanos y en México. Raquel Rodríguez, una oficinista caraqueña de 41 años, retiró vía Internet la mayor parte del dinero que depositó en el Stanford de Venezuela "pero yo sólo tenía una cuenta en bolívares, y la abrí por comodidad, porque la oficina quedaba cerca de mi casa y es un banco pequeño, con pocos clientes, sin colas ante los mostradores".
Pero para otros clientes la situación es angustiosa. Un jubilado admitió haber invertido 250 mil dólares con Stanford y ahora contacta abogados para unirse a demandas sobre esa organización en Estados Unidos y Antigua. Representantes locales del bufete Clyde & Co. dijeron haber atendido ya unas 70 solicitudes. En Colombia, una firma comisionista de bolsa y la oficina de representación de un banco vinculado a Stanford suspendieron por iniciativa propia sus actividades, mientras la Superintendencia de Bancos anunciaba medidas "para proteger a los inversores y preservar la confianza en el mercado de valores".
En Ecuador, la Casa de Valores Stanford Group y la administradora de fondos Stanford Trust, que manejaban unos 93 millones de dólares, fueron intervenidas. La mayor parte de las inversiones son recuperables porque corresponden a fideicomisos inmobiliarios. En Panamá, la Superintendencia de Bancos tomó el control de la filial de Stanford en el istmo, y en Perú la Comisión Supervisora de Empresas y Valores suspendió durante 30 días a Stanford Group, que operaba en la Bolsa de Lima. El gobierno de Venezuela anunció el jueves la intervención "a puertas cerradas" de la filial de Stanford, que manejaba 14 oficinas y había captado del público el equivalente en bolívares a unos 250 millones de dólares.
La intervención a puertas cerradas significa que no se podrán hacer más retiros o depósitos. "Nuestra estrategia es vender el banco, en subasta, lo más rápidamente posible y ya hay un par de instituciones interesadas en comprarlo", dijo el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez. Antes de la intervención, los depositantes venezolanos en el banco, unos 10 mil, protagonizaron una "corrida" financiera y retiraron gran parte de sus haberes. "Es importante distinguir lo que es el problema internacional del banco de la institución local, que cumplió con la Ley de Bancos, es pequeña, con apenas el 0. 2 por ciento de los depósitos en el sistema financiero venezolano, que está bien y opera con normalidad", dijo a IPS el analista financiero José Grasso, director de la firma Softline Consultores.
Entretanto, en el oriental estado de Virginia, Estados Unidos, las autoridades localizaron a Robert Allen Stanford, el magnate de 58 años que heredó la empresa financiera fundada en 1932 y se ufanó hasta la semana que concluye de los rígidos principios implantados por su abuelo: "Trabajo duro, visión clara, beneficios para los clientes". En la búsqueda desaforada de "beneficios para los clientes" está el origen del "fraude masivo" del que le acusa la SEC y, quizás, de operaciones de lavado de dinero por el que lo han investigado la policía federal estadunidense (FBI) y autoridades mexicanas. Informes originados en Estados Unidos indican que Stanford era investigado por el FBI, bajo sospecha de que lavaba dinero del mexicano Cartel del Golfo, dedicado al narcotráfico. Stanford Bank ofrecía a sus clientes certificados de depósitos por tres años con un rendimiento excepcional de 5.3 por ciento anual, frente 3.2 por ciento de otros bancos. Las promociones del Stanford aseguraban a su clientela que el dinero estaba soportado por activos líquidos y diversificados, pero más de 80 por ciento de las colocaciones se hacían en bienes raíces y empresas que no cotizaban en bolsa. Hay estimados de que el banco administró unos 50 mil millones de dólares en activos.
Aunque Stanford sostenía que sus estados financieros eran auditados por el ente regulador de Antigua y Barbuda, en realidad la auditoría estaba a cargo de una pequeña firma de esa isla del Caribe, Hewlett and Co.
Las investigaciones se acentuaron después de que dos empleados de Stanford renunciaron alegando que los clientes recibían información falsa sobre inversiones y retornos, y la renuncia del principal abogado del banco una semana atrás ayudó a precipitar los retiros desde los 140 países donde hay depositantes de la institución. Los de Venezuela estarían entre los más afectados, pues el superintendente de Bancos, Edgar Hernández, estimó que sus compatriotas podrían acumular en oficinas de Stanford en Antigua-Barbuda y Estados Unidos "entre 2 mil 300 y 3 mil millones de dólares". Recuperar ese dinero o parte de él será una operación cuesta arriba y asociada a la suerte de Stanford, Sir Allen según el título que adquirió en 2006 en presencia del príncipe Eduardo, tercer hijo de la reina de Inglaterra, junto con la nacionalidad de Antigua y Barbuda, una ex colonia británica. Colaborador de un hospital que atiende a niños con cáncer, en la sudoriental ciudad de Memphis, Stanford es un amante del trópico caribeño, de deportes como polo, tenis, cricket, regatas y golf, y, no faltaba más, del dinero.
- Auditores investigan cuentas de tres empresas de Stanford ante un posible fraude
Castries, 21 feb (EFE).- Un grupo de auditores comenzó hoy a investigar las cuentas de tres empresas del multimillonario Robert Allen Stanford en la isla caribeña de Antigua para confirmar las sospechas de un entramado de inversión fraudulento de 8.000 millones de dólares. Los auditores iniciaron su trabajo después de que los organismos financieros de Antigua tomaran la decisión el viernes de controlar las tres empresas, entre las que se encuentra un banco local. La Autoridad Reguladora de Servicios Financieros (FRSC, por sus siglas en inglés) ha encargado la tarea de inspección a dos empresas de contabilidad británicas para auditar el Stanford International Banck y la Stanford Trust Company.
El presidente de FRSC, Lebrecht Hesse, afirmó que la decisión de tomar el control de las tres empresas de Stanford se adoptó “Para asegurar y proteger los intereses de los depositantes e inversores”. Al mismo tiempo, el Banco Central del Caribe Oriental (ECCB) ha asumido el control del Bank of Antigua, que es propiedad también del multimillonario tejano. Los clientes del Bank of Antigua han solicitado la retirada de sus depósitos tras darse a conocer las informaciones de un posible fraude valorado en 8.000 millones de dólares.
El gobernador del ECCB, Sir Dwight Venner, explicó que la entidad tomó el control del Bank of Antigua utilizando las prerrogativas previstas para casos de urgencia y con el fin de no alarmar a los clientes. Venner indicó que el ECCB controlará todos los fondos, activos y propiedades del Bank of Antigua. Los efectos del posible fraude financiero se han extendido a Guayana con la pérdida de 1,5 millones de dólares de un fondo de pensiones vinculado a las inversiones del grupo de Stanford.
La crisis financiera en las pequeñas islas del Caribe se desató esta semana cuando la Comisión del Mercado de Valores (SEC) de Estados Unidos acusó a Stanford de operar un entramado de inversión fraudulento por el cual captó 8.000 millones de dólares con la promesa de alta rentabilidad. Al mismo tiempo, agentes de la policía federal comenzaron a inspeccionar las oficinas de Stanford en Houston (Texas). La SEC acusó a Stanford de engañar a los inversores, a los que vendió títulos a plazo fijo conocidos como certificados de depósito con unas tasas de interés “improbables y no justificadas”.
El banco controlado por Stanford aseguraba que había obtenido una rentabilidad de dos dígitos durante los últimos 15 años y garantizaba a los clientes que sus depósitos estaban seguros, pues invertía principalmente en instrumentos financieros “líquidos”, lo que era falso, de acuerdo con la SEC. Por su parte, Rose Romero, directora regional de la oficina de la agencia en Fort Worth (Texas), señaló que el fraude tiene una magnitud “sorprendente” y que “ha extendido sus tentáculos por todo el mundo”. El juez Reed O’Connor ordenó congelar los activos de Stanford, así como del director financiero del Banco Internacional Stanford, James Davis, y de la directora de inversión del Grupo Financiero Stanford, Laura Pendergest-Holt.
Se trata del segundo fraude a gran escala destapado en Estados Unidos en poco más de dos meses, después de que en diciembre se revelara el llevado a cabo por Bernard Madoff, quien confesó que asciende a 50.000 millones de dólares, según la fiscalía.
El escándalo vinculado al financiero tejano ha alcanzado también al Congreso de Estados Unidos, pues Stanford ha dado millones de dólares en donaciones electorales a políticos, que ahora se apresuran a devolverlos o donarlos a instituciones de caridad. Entre los beneficiados están John McCain, el candidato republicano a la presidencia el año pasado, y los senadores demócratas Christopher Dodd y Charles Schumer.
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