Calderón ya privatizó de facto la industria petrolera, afirman expertos
Roberto Garduño
El gobierno de Felipe Calderón viola la Constitución y ha privatizado de facto la industria petrolera del país, coincidieron especialistas, técnicos y políticos que participaron en un encuentro ciudadano para conmemorar el primer aniversario de las tomas de tribunas en la Cámara de Diputados, cuando se debatía la reforma a Petróleos Mexicanos (Pemex).
Alfredo Jalife recordó al canciller alemán Otto von Bismarck, quien decía que hay dos cosas de las que es preferible no enterarse: cómo se hacen las salchichas y las enmiendas legislativas. Obviamente, entre ellas también está la reforma energética, porque cuando uno se entera de todos los tejes y manejes que hubo dan náuseas.
El analista de temas nacionales e internacionales afirmó que Felipe Calderón asestó un golpe de Estado silencioso a su propia reforma energética, porque ahora se observa la militarización de facto, (la privatización) del petróleo y del gas mexicano.
“Eso lo vimos con la llegada de Barack Obama, cuando Calderón le entregó la transfrontera con todo y sus recursos energéticos al Comando Norte. Ahí se encuentra la cuenca de Burgos. Y el ejército de Estados Unidos, al hacerse cargo del Golfo de México, domina el área donde se encuentran las principales reservas petroleras de nuestro país. Calderón nunca nos ha engañado, quienes estamos engañados somos nosotros. Él tiene gran congruencia y consistencia al aplicar perfectamente la agenda energética de Estados Unidos; él es un niño aplicado en la agenda petrolera de aquel país, que lo está usando para contrarrestar el éxito que tienen Petrocaribe y Petrosur. México se vuelve de facto el caballo de Troya, como fue Fox con Bush, y ahora Calderón con Obama para contrarrestar el trabajo de Venezuela”.
El foro, convocado por el diputado de Convergencia Cuauhtémoc Velasco, permitió al ingeniero Francisco Garaycochea advertir que el negocio en México se queda en manos de trasnacionales, las compañías extranjeras de servicio ya controlan, de Petróleos Mexicanos, todas las actividades de explotación que se vienen desarrollando, y el costo de tales servicios para la empresa mexicana es de 20 a 30 por ciento mayor de lo que cobran en Estados Unidos.
No va a haber rentabilidad en aguas profundas. Pemex va a salir perdiendo. Chicontepec y aguas profundas no son rentables, pues el gobierno de Felipe Calderón simplemente se ha dedicado a acatar el consenso de Washington. Yo he participado en muchos foros como éste, y al día siguiente no veo una sola línea escrita en los diarios, y eso es decepcionante.
Para Manuel Bartlett, la industria petrolera en México ya se privatizó. “El petróleo ya no es nuestro. Los objetivos de Pemex ya no son nacionales, pues se viola la Constitución de pe a pa. Los bonos son la privatización de Pemex, y a través de los contratos –coincidió con Garaycochea– la paraestatal va a poder contratar todo. Entonces, ¿qué va a quedar de la empresa, a quién le importa la propiedad cuando el control lo tiene quien explota los recursos naturales?”
El ingeniero Felipe Ocampo manifestó preocupación por el destino de los recursos autorizados para construir la nueva refinería: ¿cómo hacemos para que los beneficios de la construcción de esa refinería caigan en manos de los mexicanos? Estamos empleando las refinerías a 80 por ciento de su capacidad, y por eso cada día se desperdician 300 mil barriles de la capacidad instalada.
Alfredo Jalife recordó al canciller alemán Otto von Bismarck, quien decía que hay dos cosas de las que es preferible no enterarse: cómo se hacen las salchichas y las enmiendas legislativas. Obviamente, entre ellas también está la reforma energética, porque cuando uno se entera de todos los tejes y manejes que hubo dan náuseas.
El analista de temas nacionales e internacionales afirmó que Felipe Calderón asestó un golpe de Estado silencioso a su propia reforma energética, porque ahora se observa la militarización de facto, (la privatización) del petróleo y del gas mexicano.
“Eso lo vimos con la llegada de Barack Obama, cuando Calderón le entregó la transfrontera con todo y sus recursos energéticos al Comando Norte. Ahí se encuentra la cuenca de Burgos. Y el ejército de Estados Unidos, al hacerse cargo del Golfo de México, domina el área donde se encuentran las principales reservas petroleras de nuestro país. Calderón nunca nos ha engañado, quienes estamos engañados somos nosotros. Él tiene gran congruencia y consistencia al aplicar perfectamente la agenda energética de Estados Unidos; él es un niño aplicado en la agenda petrolera de aquel país, que lo está usando para contrarrestar el éxito que tienen Petrocaribe y Petrosur. México se vuelve de facto el caballo de Troya, como fue Fox con Bush, y ahora Calderón con Obama para contrarrestar el trabajo de Venezuela”.
El foro, convocado por el diputado de Convergencia Cuauhtémoc Velasco, permitió al ingeniero Francisco Garaycochea advertir que el negocio en México se queda en manos de trasnacionales, las compañías extranjeras de servicio ya controlan, de Petróleos Mexicanos, todas las actividades de explotación que se vienen desarrollando, y el costo de tales servicios para la empresa mexicana es de 20 a 30 por ciento mayor de lo que cobran en Estados Unidos.
No va a haber rentabilidad en aguas profundas. Pemex va a salir perdiendo. Chicontepec y aguas profundas no son rentables, pues el gobierno de Felipe Calderón simplemente se ha dedicado a acatar el consenso de Washington. Yo he participado en muchos foros como éste, y al día siguiente no veo una sola línea escrita en los diarios, y eso es decepcionante.
Para Manuel Bartlett, la industria petrolera en México ya se privatizó. “El petróleo ya no es nuestro. Los objetivos de Pemex ya no son nacionales, pues se viola la Constitución de pe a pa. Los bonos son la privatización de Pemex, y a través de los contratos –coincidió con Garaycochea– la paraestatal va a poder contratar todo. Entonces, ¿qué va a quedar de la empresa, a quién le importa la propiedad cuando el control lo tiene quien explota los recursos naturales?”
El ingeniero Felipe Ocampo manifestó preocupación por el destino de los recursos autorizados para construir la nueva refinería: ¿cómo hacemos para que los beneficios de la construcción de esa refinería caigan en manos de los mexicanos? Estamos empleando las refinerías a 80 por ciento de su capacidad, y por eso cada día se desperdician 300 mil barriles de la capacidad instalada.
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