Áreas de juego cerradas fueron 'invadidas' por familias enteras para que los niños se distrajeran un rato.
Foto: Miguel Fuantos
Mucha gente salió a caminar por las calles del DF ya sin el cubrebocas
POLITICOS VENDEPATRIAS: VAYANSE A LA MIERDA CON SU VACUNA NUEVA DE VENENO GENOCIDA.
SI LES DA INFLUENZA LO MAS EFECTIVO SON ANTIVIRALES,
NAMAS LÁVENSE LAS MANOS CON FRECUENCIA.
REFORMA / Redacción
Ciudad de México (3 mayo 2009).- La desolación persistió este sábado como la imagen predominante en las calles de la Ciudad, con restaurantes, cines, museos, teatros, parques y zoológicos cerrados.
Pero la presencia de caminantes en el Centro Histórico, Paseo de la Reforma y calles del sur y oriente de la Ciudad, así como en parques públicos y supermercados, mitigó la estampa desértica. La petición de las autoridades locales de permanecer en casa para evitar los contagios del virus de la influenza A H1N1 fue desatendida por capitalinos que se resistieron a vivir un sábado de tedio, por lo que decidieron salir.
Familias, grupos y parejas se aventuraron, en muchos casos ya sin cubrebocas, "por incómodos", a deambular por rincones de la Ciudad. Es el noveno día de contingencia sanitaria, un sábado caluroso, con temperatura de 26 grados, y tráfico vial regular en avenidas principales, ejes viales y Periférico. La familia López Cobo paseó por Reforma, ante la desesperación de sus hijos, Leonor y Darío. "Nos estamos cuidando mucho, pero los niños ya no aguantaban, después de una semana de encierro, así que decidimos salir a dar una vuelta", contó Leonor Cobo, vecina de la Colonia Tabacalera. Las sillas escultóricas de Paseo de la Reforma se convirtieron en comedores de oficinistas y visitantes.
El contraste se impuso en la dinámica económica. Los comercios ambulantes al oriente del Zócalo lucieron saturados de visitantes. El tráfico fue intenso, de La Merced y Mixcalco a Tepito y La Lagunilla, con tal intensidad que la contaminación alcanzó 119 puntos Imeca en esta zona. Las 528 salas de cine del DF permanecieron cerradas, pero los cinéfilos salieron a buscar opciones y abarrotaron los videoclubes. Desde hace una semana, el personal de la cadena Blockbuster comenzó a percibir un incremento en la demanda de su servicio, pero ayer, apenas y se daba abasto con los clientes que abarrotaron y agotaron los estrenos.
Al igual que hace una semana, lo más rentado por los clientes de esos establecimientos fueron las películas infantiles y los estrenos. Y también los aficionados a los videojuegos saturaron estos lugares. "Hay muchos títulos, sobre todo los de estreno, que ya se agotaron" comentó al mediodía la encargada de la tienda ubicada sobre calzada de Tlalpan y División del Norte. Al Ángel de la Independencia llegaron visitas en búsqueda de una foto con el símbolo urbano, entre ellos los novios Marco Chaparro y Beatriz García, que pese a todo se casaron en Tecamachalco y antes de la fiesta pasearon por la Ciudad los moños blancos del auto León rojo.
"Es una epidemia de políticos", apuntó el novio, mientras el panista Agustín Castilla, de paso para grabar un anuncio como candidato a diputado, escuchaba la exaltación de Beatriz Depraet Báez, quien le contaba que el jueves pasado la aerolínea Interjet le impidió en el aeropuerto abordar un avión de regreso a Durango, ante el tanque de oxígeno que portaba como enferma de fibrosis pulmonar, mal confundido con el virus. Miguel Angel, guitarra de un mariachi de Garibaldi, a una cuadra de Reforma, confió en que el amargo trago comienza a pasar, con las primeras salidas para ofrecer unas mañanitas.
En las inmediaciones de los hospitales del IMSS, el ISSSTE y el Distrito Federal son comunes los rostros de aflicción y aburrimiento, en espera del buen reporte de sus enfermos, en tanto la habitual venta de alimentos callejeros ignoró las restricciones sanitarias. Los tacos, tortas y tamales fueron preparados y degustados sin miedo a la alerta sanitaria afuera de los hospitales La Raza, del IMSS, y Rubén Leñero, del GDF. Al atardecer, al borde de la neurosis por el encierro, un grupo de personas en el parque de Los Venados, entre Doctor Vértiz y División del Norte, saltó las rejas y se puso a jugar en el área de juegos infantiles. También en la zona conurbada ha cambiado el panorama. En Plaza Satélite y Mundo E tuvieron mayor afluencia que días pasados.
Algunos ciudadanos consideraron que ya hay mucha gente menos preocupada. "La gente ya no está tan alarmada, muchos ya no traen tapabocas, salen a la calle, ya no hay compras de pánico, ya van a empezar su vida normal", dice Luis Javier García, quien paseaba por Satélite. Pero fueron los menos, porque el millón de personas calculadas como asistentes sabatinos a las salas de cine en la capital se quedaron sin disfrutar los estrenos de X-Men Orígenes de Wolverine, la mexicana Sin Nombre y Hannah Montana, de Disney.
Los 10 mil asistentes programados al concierto "Las Mujeres de Manzanero" dejaron de asistir al Auditorio, como tampoco acudió el público a las 25 obras de teatro canceladas. Y la calle de Gante parecía anoche una plazoleta de un pueblo de la provincia mexicana. Hace 15 días, este corredor peatonal del primero cuadro capitalino era un hervidero de paseantes capitalinos, turistas nacionales y extranjeros. Ayer, apenas unas familias, un par de parejas de novios con tapabocas y vecinos caminan por el pasaje oscuro, flanqueado de edificios históricos, sin la iluminación de sus restaurantes, cantinas y cafés.
Por Rafael Cabrera, Ernesto Osorio, Jorge Pérez, Sergio Fimbres, Alberto Acosta, Iván Sosa, Norma García y Allan Wolburg
kikka-roja.blogspot.com/
Pero la presencia de caminantes en el Centro Histórico, Paseo de la Reforma y calles del sur y oriente de la Ciudad, así como en parques públicos y supermercados, mitigó la estampa desértica. La petición de las autoridades locales de permanecer en casa para evitar los contagios del virus de la influenza A H1N1 fue desatendida por capitalinos que se resistieron a vivir un sábado de tedio, por lo que decidieron salir.
Familias, grupos y parejas se aventuraron, en muchos casos ya sin cubrebocas, "por incómodos", a deambular por rincones de la Ciudad. Es el noveno día de contingencia sanitaria, un sábado caluroso, con temperatura de 26 grados, y tráfico vial regular en avenidas principales, ejes viales y Periférico. La familia López Cobo paseó por Reforma, ante la desesperación de sus hijos, Leonor y Darío. "Nos estamos cuidando mucho, pero los niños ya no aguantaban, después de una semana de encierro, así que decidimos salir a dar una vuelta", contó Leonor Cobo, vecina de la Colonia Tabacalera. Las sillas escultóricas de Paseo de la Reforma se convirtieron en comedores de oficinistas y visitantes.
El contraste se impuso en la dinámica económica. Los comercios ambulantes al oriente del Zócalo lucieron saturados de visitantes. El tráfico fue intenso, de La Merced y Mixcalco a Tepito y La Lagunilla, con tal intensidad que la contaminación alcanzó 119 puntos Imeca en esta zona. Las 528 salas de cine del DF permanecieron cerradas, pero los cinéfilos salieron a buscar opciones y abarrotaron los videoclubes. Desde hace una semana, el personal de la cadena Blockbuster comenzó a percibir un incremento en la demanda de su servicio, pero ayer, apenas y se daba abasto con los clientes que abarrotaron y agotaron los estrenos.
Al igual que hace una semana, lo más rentado por los clientes de esos establecimientos fueron las películas infantiles y los estrenos. Y también los aficionados a los videojuegos saturaron estos lugares. "Hay muchos títulos, sobre todo los de estreno, que ya se agotaron" comentó al mediodía la encargada de la tienda ubicada sobre calzada de Tlalpan y División del Norte. Al Ángel de la Independencia llegaron visitas en búsqueda de una foto con el símbolo urbano, entre ellos los novios Marco Chaparro y Beatriz García, que pese a todo se casaron en Tecamachalco y antes de la fiesta pasearon por la Ciudad los moños blancos del auto León rojo.
"Es una epidemia de políticos", apuntó el novio, mientras el panista Agustín Castilla, de paso para grabar un anuncio como candidato a diputado, escuchaba la exaltación de Beatriz Depraet Báez, quien le contaba que el jueves pasado la aerolínea Interjet le impidió en el aeropuerto abordar un avión de regreso a Durango, ante el tanque de oxígeno que portaba como enferma de fibrosis pulmonar, mal confundido con el virus. Miguel Angel, guitarra de un mariachi de Garibaldi, a una cuadra de Reforma, confió en que el amargo trago comienza a pasar, con las primeras salidas para ofrecer unas mañanitas.
En las inmediaciones de los hospitales del IMSS, el ISSSTE y el Distrito Federal son comunes los rostros de aflicción y aburrimiento, en espera del buen reporte de sus enfermos, en tanto la habitual venta de alimentos callejeros ignoró las restricciones sanitarias. Los tacos, tortas y tamales fueron preparados y degustados sin miedo a la alerta sanitaria afuera de los hospitales La Raza, del IMSS, y Rubén Leñero, del GDF. Al atardecer, al borde de la neurosis por el encierro, un grupo de personas en el parque de Los Venados, entre Doctor Vértiz y División del Norte, saltó las rejas y se puso a jugar en el área de juegos infantiles. También en la zona conurbada ha cambiado el panorama. En Plaza Satélite y Mundo E tuvieron mayor afluencia que días pasados.
Algunos ciudadanos consideraron que ya hay mucha gente menos preocupada. "La gente ya no está tan alarmada, muchos ya no traen tapabocas, salen a la calle, ya no hay compras de pánico, ya van a empezar su vida normal", dice Luis Javier García, quien paseaba por Satélite. Pero fueron los menos, porque el millón de personas calculadas como asistentes sabatinos a las salas de cine en la capital se quedaron sin disfrutar los estrenos de X-Men Orígenes de Wolverine, la mexicana Sin Nombre y Hannah Montana, de Disney.
Los 10 mil asistentes programados al concierto "Las Mujeres de Manzanero" dejaron de asistir al Auditorio, como tampoco acudió el público a las 25 obras de teatro canceladas. Y la calle de Gante parecía anoche una plazoleta de un pueblo de la provincia mexicana. Hace 15 días, este corredor peatonal del primero cuadro capitalino era un hervidero de paseantes capitalinos, turistas nacionales y extranjeros. Ayer, apenas unas familias, un par de parejas de novios con tapabocas y vecinos caminan por el pasaje oscuro, flanqueado de edificios históricos, sin la iluminación de sus restaurantes, cantinas y cafés.
Por Rafael Cabrera, Ernesto Osorio, Jorge Pérez, Sergio Fimbres, Alberto Acosta, Iván Sosa, Norma García y Allan Wolburg