- El uso de primates permitirá avanzar en la investigación de males incurables y hereditarios
- Monos transgénicos transformarán estudio de enfermedades humanas
- Habrá un aumento drástico en el número de animales usados en experimentos, condenaron grupos opositores
- Se podrán erradicar genes de Parkinson, esclerosis múltiple y fibrosis quística
Este adelanto podría conducir a la fundación de colonias de monos transgénicos, cada una dotada de genes que estimulen enfermedades humanas. En la imagen, un juguete de control remoto toca el organillo en una presentación del Circo Eléctrico de Holanda, en el Festival de Artes de SingapurFoto Reuters
Steve Connor The Independent
GANAS DE JODER:
EN LUGAR DE JUGAR CON LOS ANIMALES, ¿PORQUE NO ACABAN CON LO QUE PRODUCE LA ENFERMEDAD? PURO PINCHE NEGOCIO.
Un avance anunciado por científicos esta semana podría transformar la investigación sobre una gama de enfermedades incurables, pero desencadenaría un aumento dramático en el número de monos usados en experimentos. Investigadores han desarrollado una técnica para crear monos genéticamente modificados capaces de padecer enfermedades humanas.
Se cree que los experimentos con estos monos permitirán avanzar en el conocimiento y tratamiento de padecimientos incurables como la enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple. Sin embargo, este adelanto científico ha causado consternación entre grupos opositores a los experimentos con animales, porque casi sin duda conducirá a un incremento súbito en el número de primates usados en investigación médica, en un momento en que existen demandas de reducir la cantidad de éstos usados en experimentos.
Asimismo se abre la perspectiva de que se pueda aplicar la técnica a los humanos, que también son primates. Esto podría ayudar a familias afectadas por trastornos hereditarios, como la enfermedad de Huntington y la fibrosis quística, al erradicar en forma permanente los genes defectuosos de generaciones futuras.
El avance fue logrado por un equipo de científicos de Japón, encabezados por Erika Sasaki, del Instituto Central de Animales Experimentales, en Kawasaki, y el profesor Hideyuki Okano, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Keio. El estudio, publicado en la revista Nature, utilizó monos marmosetes, la especie más pequeña del grupo de los primates.
Desde hace 20 años se hace con ratones
Los monos transgénicos se crearon insertando en sus embriones un gen de medusa para hacerlos brillar a la luz ultravioleta, prueba normal para ver si la técnica funcionaba. Cuando llegaron a adultos, transmitieron este rasgo transgénico a la siguiente generación.
Esta prueba de principio sugiere que también se pueden manipular otros genes para crear animales que simulen las enfermedades humanas, lo cual ya es posible en ratones.
La expresión de un gen introducido fue descubierta no sólo en la primera generación posterior de marmosetes comunes, sino también en la segunda. Fue el primer caso demostrado en el mundo en que un gen introducido se heredó a la siguiente generación de primates, señaló el profesor Okano.
Hasta ahora, el uso de ratones y ratas ha tenido un papel importante en la investigación científica de la vida mediante animales transgénicos, pero para investigar sobre enfermedades humanas se ha vuelto necesario utilizar primates, marcadamente más cercanos a los humanos en anatomía y funciones que los roedores, añadió.
Los científicos lograron inyectar el gen de medusa en 80 embriones de marmosete fertilizados in vitro, los cuales se transfirieron a 50 madres subrogadas. Siete de ellas resultaron preñadas y cuatro dieron a luz cinco crías vivas. Las cinco crías eran animales transgénicos portadores del virus de medusa, lo cual causó la producción de una proteína verde fluorescente en la piel, que hace que las manos brillen bajo luz ultravioleta.
Lo más importante es que los científicos demostraron que el gen de medusa se había incorporado a las células reproductivas de dos de los cinco marmosetes –el esperma de un macho y los óvulos de una hembra–, los cuales produjeron después una segunda generación de marmosetes portadores del gen transgénico.
Este es el adelanto que ahora podría conducir a la fundación de colonias de monos transgénicos, cada una dotada de genes que estimulen los síntomas de enfermedades humanas, con el fin de que se les use como modelos experimentales, como se ha hecho con millones de ratones transgénicos en los 20 años pasados.
Emocionante o antiético y preocupante
En muchos casos, los resultados obtenidos con ratones no se pueden aplicar directamente en humanos a causa de las muchas diferencias fisiológicas, anatómicas e histológicas entre ratones y humanos, que son distintos en términos evolutivos, señaló el profesor Okano. Por esta razón se requiere investigar por medio de primates, más parecidos a los humanos en funciones y anatomía.
De la misma opinión es Kieran Breen, director de investigación y desarrollo de la Sociedad de la Enfermedad de Parkinson. Es un hecho potencialmente muy emocionante para el futuro de la investigación del Parkinson. Como los primates están mucho más cerca de los humanos que los ratones en términos genéticos, la creación de marmosetes transgénicos significa que tendremos un nuevo modelo animal con el cual trabajar, expresó.
Sin embargo, organizaciones pro bienestar de los animales condenaron esta investigación, pues sostienen que conducirá a un incremento en el uso de primates en un momento en que muchos países europeos intentan reducir los números de los que se utilizan en experimentos científicos.
Es preocupante desde el punto de vista científico y ético que la creación de marmosetes transgénicos se considere un éxito. Estos experimentos sólo aumentarán el número de primates sujetos a experimentos en todo el planeta, manifestó Carol Newman, del Fondo Dr Hawden para una Investigación Humana.
La creación del primer ratón transgénico, en la década de 1980, condujo a un dramático incremento en el uso de ratones de laboratorio durante la década siguiente. En 1990 había menos de 50 mil experimentos con ratones transgénicos sólo en Gran Bretaña –apenas 1.5 por ciento del total–, pero en 2007 el número de ratones transgénicos usados en experimentos había crecido a más de 1.1 millones, según estadísticas oficiales.
Se cree que los experimentos con estos monos permitirán avanzar en el conocimiento y tratamiento de padecimientos incurables como la enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple. Sin embargo, este adelanto científico ha causado consternación entre grupos opositores a los experimentos con animales, porque casi sin duda conducirá a un incremento súbito en el número de primates usados en investigación médica, en un momento en que existen demandas de reducir la cantidad de éstos usados en experimentos.
Asimismo se abre la perspectiva de que se pueda aplicar la técnica a los humanos, que también son primates. Esto podría ayudar a familias afectadas por trastornos hereditarios, como la enfermedad de Huntington y la fibrosis quística, al erradicar en forma permanente los genes defectuosos de generaciones futuras.
El avance fue logrado por un equipo de científicos de Japón, encabezados por Erika Sasaki, del Instituto Central de Animales Experimentales, en Kawasaki, y el profesor Hideyuki Okano, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Keio. El estudio, publicado en la revista Nature, utilizó monos marmosetes, la especie más pequeña del grupo de los primates.
Desde hace 20 años se hace con ratones
Los monos transgénicos se crearon insertando en sus embriones un gen de medusa para hacerlos brillar a la luz ultravioleta, prueba normal para ver si la técnica funcionaba. Cuando llegaron a adultos, transmitieron este rasgo transgénico a la siguiente generación.
Esta prueba de principio sugiere que también se pueden manipular otros genes para crear animales que simulen las enfermedades humanas, lo cual ya es posible en ratones.
La expresión de un gen introducido fue descubierta no sólo en la primera generación posterior de marmosetes comunes, sino también en la segunda. Fue el primer caso demostrado en el mundo en que un gen introducido se heredó a la siguiente generación de primates, señaló el profesor Okano.
Hasta ahora, el uso de ratones y ratas ha tenido un papel importante en la investigación científica de la vida mediante animales transgénicos, pero para investigar sobre enfermedades humanas se ha vuelto necesario utilizar primates, marcadamente más cercanos a los humanos en anatomía y funciones que los roedores, añadió.
Los científicos lograron inyectar el gen de medusa en 80 embriones de marmosete fertilizados in vitro, los cuales se transfirieron a 50 madres subrogadas. Siete de ellas resultaron preñadas y cuatro dieron a luz cinco crías vivas. Las cinco crías eran animales transgénicos portadores del virus de medusa, lo cual causó la producción de una proteína verde fluorescente en la piel, que hace que las manos brillen bajo luz ultravioleta.
Lo más importante es que los científicos demostraron que el gen de medusa se había incorporado a las células reproductivas de dos de los cinco marmosetes –el esperma de un macho y los óvulos de una hembra–, los cuales produjeron después una segunda generación de marmosetes portadores del gen transgénico.
Este es el adelanto que ahora podría conducir a la fundación de colonias de monos transgénicos, cada una dotada de genes que estimulen los síntomas de enfermedades humanas, con el fin de que se les use como modelos experimentales, como se ha hecho con millones de ratones transgénicos en los 20 años pasados.
Emocionante o antiético y preocupante
En muchos casos, los resultados obtenidos con ratones no se pueden aplicar directamente en humanos a causa de las muchas diferencias fisiológicas, anatómicas e histológicas entre ratones y humanos, que son distintos en términos evolutivos, señaló el profesor Okano. Por esta razón se requiere investigar por medio de primates, más parecidos a los humanos en funciones y anatomía.
De la misma opinión es Kieran Breen, director de investigación y desarrollo de la Sociedad de la Enfermedad de Parkinson. Es un hecho potencialmente muy emocionante para el futuro de la investigación del Parkinson. Como los primates están mucho más cerca de los humanos que los ratones en términos genéticos, la creación de marmosetes transgénicos significa que tendremos un nuevo modelo animal con el cual trabajar, expresó.
Sin embargo, organizaciones pro bienestar de los animales condenaron esta investigación, pues sostienen que conducirá a un incremento en el uso de primates en un momento en que muchos países europeos intentan reducir los números de los que se utilizan en experimentos científicos.
Es preocupante desde el punto de vista científico y ético que la creación de marmosetes transgénicos se considere un éxito. Estos experimentos sólo aumentarán el número de primates sujetos a experimentos en todo el planeta, manifestó Carol Newman, del Fondo Dr Hawden para una Investigación Humana.
La creación del primer ratón transgénico, en la década de 1980, condujo a un dramático incremento en el uso de ratones de laboratorio durante la década siguiente. En 1990 había menos de 50 mil experimentos con ratones transgénicos sólo en Gran Bretaña –apenas 1.5 por ciento del total–, pero en 2007 el número de ratones transgénicos usados en experimentos había crecido a más de 1.1 millones, según estadísticas oficiales.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
kikka-roja.blogspot.com/