- El Ejecutivo planteó invertir en infraestructura parte de esos fondos
- Riesgo de que ahorros de trabajadores se pierdan si los usa la IP, admite AN
La propuesta del presidente Felipe Calderón Hinojosa de invertir parte del ahorro de los trabajadores en infraestructura y vivienda permitirá a empresas privadas utilizar esos recursos mediante la emisión de papeles financieros en el especulador mercado bursátil, confirmó Luis Enrique Mercado, coordinador económico del PAN en la Cámara de Diputados.
Antes de haberse turnado el paquete de iniciativas del Ejecutivo federal al Congreso, Mercado, quien fue director del periódico El Economista durante las administraciones de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo y presumía de su amistad con Vicente Fox, no descartó –aunque tratara de recomponer su discurso– que ese modelo de inversión sea riesgoso para los recursos de los trabajadores.
Un riesgo es la vida; o sea, si salimos todos los días, hay riesgos. No es el mercado bursátil, ojo, no están hablando de invertir en acciones. Están hablando de invertir en lo que se conoce vulgarmente o comúnmente como papeles de renta fija, papeles que dicen: tú me prestas el dinero y lo voy a usar para invertir en un puente y voy a darte por ese papel 8 o 9 por ciento de rendimiento.
–Las críticas contra la propuesta apuntan a que no se garantiza seguridad al ahorro –se le comentó.
–No se trata de que el gobierno tome los recursos del SAR o de las Afore y los invierta en infraestructura. Ése no es el mecanismo. Es diferente: las empresas privadas interesadas en invertir en infraestructura emitirían papel en el mercado bursátil, y en ese papel invertirían los fondos de los trabajadores (...) Lo que se hace es utilizar el ahorro de los trabajadores para invertirlo en un papel de alta calidad (sic), como puede ser el de estas empresas que van a invertir en infraestructura. Se debe calificar ese papel. Hay agencias calificadoras. Deben calificarse esos papeles y el ahorro de los trabajadores invertirse en esos papeles de alta calidad.
Lo que se está haciendo en realidad es completar el esquema de inversión que está permitido por ley de los ahorros de las Afore, ya que se pueden invertir en papel de gobierno, en papel privado de alta calidad, en acciones con determinadas garantías. Es exactamente lo mismo.
–¿Por qué no pedir en otros lados, y no jugar con el dinero de los trabajadores?
–Primero, no se está jugando con el dinero de los trabajadores. Y segundo, nadie obliga a que las empresas acudan a esos fondos. Esos fondos serán una alternativa que puede haber; o sea, no es obligatorio que las empresas que vayan a construir infraestructura se fondeen de las Afore. Se pueden fondear donde quieran. También de las Afore. Ahora, a los trabajadores les conviene mucho tomar esos papeles, invertir el dinero en esos papeles porque les va a aumentar el rendimiento. Son papeles que les van a dar mejor rendimiento del que hoy tienen algunos otros instrumentos.
–¿No se requiere de una autorización, de un decreto presidencial?
–No, nada más se requiere que las empresas privadas empiecen a emitir ese papel y que ese papel sea calificado por las empresas calificadoras.
–Usted dice que la vida es un riesgo. En caso de que ese papel no funcione, ¿cómo se recuperaría el dinero?
–Bueno, déjeme decirle una cosa: en caso de que hubiera un quebranto en alguna empresa sí se perdería dinero. Déjeme decirle una cosa: es que siempre hay riesgos, o sea, no hay nada que sea ciento por ciento seguro durante 30 años.
–¿Por qué no arriesgan con lo de ustedes y dejan de arriesgar con las cosas de los trabajadores?
–¿Por qué lo mío? No, a mí no me meta, yo no estoy metido en esto. Yo no tengo dinero.
-----------------------------------------------Antes de haberse turnado el paquete de iniciativas del Ejecutivo federal al Congreso, Mercado, quien fue director del periódico El Economista durante las administraciones de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo y presumía de su amistad con Vicente Fox, no descartó –aunque tratara de recomponer su discurso– que ese modelo de inversión sea riesgoso para los recursos de los trabajadores.
Un riesgo es la vida; o sea, si salimos todos los días, hay riesgos. No es el mercado bursátil, ojo, no están hablando de invertir en acciones. Están hablando de invertir en lo que se conoce vulgarmente o comúnmente como papeles de renta fija, papeles que dicen: tú me prestas el dinero y lo voy a usar para invertir en un puente y voy a darte por ese papel 8 o 9 por ciento de rendimiento.
–Las críticas contra la propuesta apuntan a que no se garantiza seguridad al ahorro –se le comentó.
–No se trata de que el gobierno tome los recursos del SAR o de las Afore y los invierta en infraestructura. Ése no es el mecanismo. Es diferente: las empresas privadas interesadas en invertir en infraestructura emitirían papel en el mercado bursátil, y en ese papel invertirían los fondos de los trabajadores (...) Lo que se hace es utilizar el ahorro de los trabajadores para invertirlo en un papel de alta calidad (sic), como puede ser el de estas empresas que van a invertir en infraestructura. Se debe calificar ese papel. Hay agencias calificadoras. Deben calificarse esos papeles y el ahorro de los trabajadores invertirse en esos papeles de alta calidad.
Lo que se está haciendo en realidad es completar el esquema de inversión que está permitido por ley de los ahorros de las Afore, ya que se pueden invertir en papel de gobierno, en papel privado de alta calidad, en acciones con determinadas garantías. Es exactamente lo mismo.
–¿Por qué no pedir en otros lados, y no jugar con el dinero de los trabajadores?
–Primero, no se está jugando con el dinero de los trabajadores. Y segundo, nadie obliga a que las empresas acudan a esos fondos. Esos fondos serán una alternativa que puede haber; o sea, no es obligatorio que las empresas que vayan a construir infraestructura se fondeen de las Afore. Se pueden fondear donde quieran. También de las Afore. Ahora, a los trabajadores les conviene mucho tomar esos papeles, invertir el dinero en esos papeles porque les va a aumentar el rendimiento. Son papeles que les van a dar mejor rendimiento del que hoy tienen algunos otros instrumentos.
–¿No se requiere de una autorización, de un decreto presidencial?
–No, nada más se requiere que las empresas privadas empiecen a emitir ese papel y que ese papel sea calificado por las empresas calificadoras.
–Usted dice que la vida es un riesgo. En caso de que ese papel no funcione, ¿cómo se recuperaría el dinero?
–Bueno, déjeme decirle una cosa: en caso de que hubiera un quebranto en alguna empresa sí se perdería dinero. Déjeme decirle una cosa: es que siempre hay riesgos, o sea, no hay nada que sea ciento por ciento seguro durante 30 años.
–¿Por qué no arriesgan con lo de ustedes y dejan de arriesgar con las cosas de los trabajadores?
–¿Por qué lo mío? No, a mí no me meta, yo no estoy metido en esto. Yo no tengo dinero.
- Dará financiamiento barato a grandes corporativos y se especulará con el ahorro, señala
- Invertir dinero de Afore en obras es sólo una ocurrencia del Presidente: experta
- Si se triplican fondos, las ganancias serán para administradoras, dice la especialista de la UNAM
El fracaso del sistema de pensiones se evidenció más con la crisis, señala la investigadoraFoto La Jornada
Susana González G.
La pretensión del gobierno federal de utilizar las pensiones de los trabajadores en inversiones para proyectos de infraestructura sólo implicará otorgar financiamiento barato y sin ningún riesgo a grandes corporativos del país, a costa del ahorro de trabajadores, que no tendrán garantía de que su dinero no correrá riesgos, advirtió Berenice Ramírez López, especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM.
Tal es la importancia del ahorro en pensiones, precisó, que ya representa el 8 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero mientras las administradoras de fondos para el retiro (Afore) y las sociedades de inversión especializadas en fondos para el retiro (Siefore) han obtenido una rentabilidad acumulada de 7.5 por ciento, la correspondiente a los trabajadores sólo ha sido del 1.5 por ciento, debido a que las constantes pérdidas o minusvalías que se registran en los fondos sólo se reflejan en sus cuentas, y no afectan las ganancias de dichos organismos.
Así ha ocurrido desde hace 12 años cuando se creó el actual sistema de pensiones, cuyo fracaso se evidencia aún más a la luz de la actual crisis económica, por lo que la investigadora señaló que no hay elementos para pensar que las cosas cambiarán.
La iniciativa del presidente Felipe Calderón, consideró, sería adecuada pero no en un contexto donde prevalece la falta de credibilidad y transparencia de las instituciones públicas y cuando la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) está bajo investigación por el manejo de información privilegiada. En tales condiciones consideró que se trata de una ocurrencia del Presidente y una medida desesperada en su afán de allegarse recursos de donde sea ante el desplome de los ingresos fiscales.
Subrayó además que el Plan Nacional de Infraestructura (PNI) que el mandatario federal lanzó desde enero de 2008 no ha avanzado y hay subejercicio del presupuesto en varias dependencias públicas, por lo que planteó que antes de echar mano de las pensiones de los trabajadores, la administración de Calderón debe rendir cuentas al respecto.
Ramírez López invalidó el ofrecimiento del Presidente en torno a que los trabajadores triplicarán sus ahorros, pues dijo que carece de cualquier fundamento en la realidad, la cual ha demostrado que con el sistema vigente sólo se registran pérdidas o minusvalías en sus ahorros, principalmente de 2007 a la fecha, mientras que las Afore y Siefore siguen ganando.
Así que, dijo, si las ganancias se triplican serán para las administradoras y sociedades de inversión, pero también para el centenar de grandes empresas que cotizan en la BMV, porque es el mecanismo que permite la legislación actual para invertir las pensiones y ello implicará que los recursos no llegarán a las pequeñas y medianas empresas del país para impulsar la economía y el mercado interno.
A diferencia de otros países, donde las pensiones se invierten en infraestructura, en México no existen garantías mínimas para que el trabajador obtenga rendimientos de por lo menos entre el 3 y 4 por ciento.
Desde el principio, dijo, se hubiera creado un fondo de pensiones de administración pública que destinara los ahorros a la inversión productiva, como ocurre en otros países, pero plantear tal iniciativa ahora demuestra que la reforma de pensiones ha tenido resultados negativos.
Insistió en que la legislación actual no establece una corresponsabilidad de las Afore o Siefore ni las empresas que utilizan dichos recursos y cualquier pérdida recae sólo en los ahorradores, por lo que sus pensiones estarán en riesgo si es que se aprueba la propuesta presidencial.
El Ejecutivo debe precisar, señaló, a qué obras se destinarían los recursos, pues existe una amplia experiencia de proyectos fallidos, donde se gastaron recursos públicos y se rescataron a empresas particulares, como fue el caso de las carreteras.
Tal es la importancia del ahorro en pensiones, precisó, que ya representa el 8 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero mientras las administradoras de fondos para el retiro (Afore) y las sociedades de inversión especializadas en fondos para el retiro (Siefore) han obtenido una rentabilidad acumulada de 7.5 por ciento, la correspondiente a los trabajadores sólo ha sido del 1.5 por ciento, debido a que las constantes pérdidas o minusvalías que se registran en los fondos sólo se reflejan en sus cuentas, y no afectan las ganancias de dichos organismos.
Así ha ocurrido desde hace 12 años cuando se creó el actual sistema de pensiones, cuyo fracaso se evidencia aún más a la luz de la actual crisis económica, por lo que la investigadora señaló que no hay elementos para pensar que las cosas cambiarán.
La iniciativa del presidente Felipe Calderón, consideró, sería adecuada pero no en un contexto donde prevalece la falta de credibilidad y transparencia de las instituciones públicas y cuando la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) está bajo investigación por el manejo de información privilegiada. En tales condiciones consideró que se trata de una ocurrencia del Presidente y una medida desesperada en su afán de allegarse recursos de donde sea ante el desplome de los ingresos fiscales.
Subrayó además que el Plan Nacional de Infraestructura (PNI) que el mandatario federal lanzó desde enero de 2008 no ha avanzado y hay subejercicio del presupuesto en varias dependencias públicas, por lo que planteó que antes de echar mano de las pensiones de los trabajadores, la administración de Calderón debe rendir cuentas al respecto.
Ramírez López invalidó el ofrecimiento del Presidente en torno a que los trabajadores triplicarán sus ahorros, pues dijo que carece de cualquier fundamento en la realidad, la cual ha demostrado que con el sistema vigente sólo se registran pérdidas o minusvalías en sus ahorros, principalmente de 2007 a la fecha, mientras que las Afore y Siefore siguen ganando.
Así que, dijo, si las ganancias se triplican serán para las administradoras y sociedades de inversión, pero también para el centenar de grandes empresas que cotizan en la BMV, porque es el mecanismo que permite la legislación actual para invertir las pensiones y ello implicará que los recursos no llegarán a las pequeñas y medianas empresas del país para impulsar la economía y el mercado interno.
A diferencia de otros países, donde las pensiones se invierten en infraestructura, en México no existen garantías mínimas para que el trabajador obtenga rendimientos de por lo menos entre el 3 y 4 por ciento.
Desde el principio, dijo, se hubiera creado un fondo de pensiones de administración pública que destinara los ahorros a la inversión productiva, como ocurre en otros países, pero plantear tal iniciativa ahora demuestra que la reforma de pensiones ha tenido resultados negativos.
Insistió en que la legislación actual no establece una corresponsabilidad de las Afore o Siefore ni las empresas que utilizan dichos recursos y cualquier pérdida recae sólo en los ahorradores, por lo que sus pensiones estarán en riesgo si es que se aprueba la propuesta presidencial.
El Ejecutivo debe precisar, señaló, a qué obras se destinarían los recursos, pues existe una amplia experiencia de proyectos fallidos, donde se gastaron recursos públicos y se rescataron a empresas particulares, como fue el caso de las carreteras.
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