- Cepal: penúltimo lugar entre 34 países en remuneraciones del sector manufacturero
- La competitividad en México se da a costa de bajos salarios y empleos precarios
- Con percepciones deterioradas se debilitó el poder adquisitivo y se afectó el mercado interno
Planta maquiladora en Puebla. Según un estudio de la Cepal sobre salarios pagados en la industria manufacturera, México quedó por debajo de países como Corea, Polonia y BrasilFoto La Jornada Susana González
Para alcanzar la competitividad tan invocada por empresarios y autoridades, el principal mecanismo adoptado en México ha sido apostar a los bajos costos, en especial de los salarios.
Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre el mercado laboral mexicano indica que de 34 países analizados sobre los salarios o compensaciones económicas que se pagan por hora en la industria manufacturera, México se ubicó en el penúltimo lugar.
Sólo superó a Filipinas en la lista. Quedó por debajo de países asiáticos como Corea, Taiwán y Hong Kong; de Europa oriental, como Polonia y Hungría, y de América Latina, como Brasil, donde los trabajadores manufactureros reciben mejores salarios de los que pagan las empresas mexicanas.
México optó por adoptar el paradigma de bajos costos como mecanismo de competitividad. Paradigma que se ha mantenido en las últimas décadas y que se ha reflejado en el deterioro de las percepciones salariales. El salario mínimo real ha perdido entre 1994 y 2007 un 25 por ciento, lo que ha debilitado el poder adquisitivo de los trabajadores y ha afectado de manera negativa al mercado interno, reduciendo la posibilidad de dinamizar la economía, puntualiza la investigación difundida por la Cepal, que estuvo a cargo de Clemente Ruiz Durán, consultor del organismo.
Aunado a lo anterior, se indica que la legislación laboral mexicana permite la existencia de diversas relaciones que no proporcionan algún tipo de seguridad social, ni permanencia en el puesto de trabajo, lo que ha llevado una baja permanencia laboral: se estima que 60.9 por ciento de la población cuenta con una antigüedad inferior a cinco años.
El documento advierte que resulta claro que el problema de la creación de empleos no se resuelve en el propio mercado laboral, sino que es consecuencia de lo que ocurre en la economía en conjunto, para lo cual indica que se debe contar con políticas industriales que fomenten una alta demanda e integración del mercado interno, porque de lo contrario los subsidios al empleo resultan irrelevantes.
El mercado laboral de México es el segundo más importante de América Latina, pero se ha caracterizado por la insuficiencia en la generación de empleos ante la creciente población económicamente activa, lo que ha derivado en una constante precarización de los empleos y una incesante migración hacia Estados Unidos.
Quienes optan por permanecer en el país se han enfrentado a un mercado segmentado, donde sólo algunos acceden a un trabajo de calidad, mientras el resto se enfrenta a procesos de precarización, ocasionada por la falta de una institucionalidad que cubra con seguridad social a todos los mexicanos para garantizarles niveles mínimos de bienestar, asevera el documento.
De los más de 30 millones de trabajadores subordinados que existen en el país, apenas la mitad cuenta con un contrato laboral por escrito y sólo 10 por ciento de la población ocupada está sindicalizada, lo que implica que no tienen certidumbre laboral.
El 60 por ciento de los trabajadores subordinados sin contrato escrito trabajan en micronegocios, que es donde se concentra fundamentalmente el mercado informal.
Incluso se observa que una parte importante labora en su domicilio particular, o de manera itinerante, o bien en instalaciones de otras empresas debido al outsourcing o tercerización del trabajo por las grandes empresas. Esto último ocurre de manera más intensa en la industria manufacturera.
Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre el mercado laboral mexicano indica que de 34 países analizados sobre los salarios o compensaciones económicas que se pagan por hora en la industria manufacturera, México se ubicó en el penúltimo lugar.
Sólo superó a Filipinas en la lista. Quedó por debajo de países asiáticos como Corea, Taiwán y Hong Kong; de Europa oriental, como Polonia y Hungría, y de América Latina, como Brasil, donde los trabajadores manufactureros reciben mejores salarios de los que pagan las empresas mexicanas.
México optó por adoptar el paradigma de bajos costos como mecanismo de competitividad. Paradigma que se ha mantenido en las últimas décadas y que se ha reflejado en el deterioro de las percepciones salariales. El salario mínimo real ha perdido entre 1994 y 2007 un 25 por ciento, lo que ha debilitado el poder adquisitivo de los trabajadores y ha afectado de manera negativa al mercado interno, reduciendo la posibilidad de dinamizar la economía, puntualiza la investigación difundida por la Cepal, que estuvo a cargo de Clemente Ruiz Durán, consultor del organismo.
Aunado a lo anterior, se indica que la legislación laboral mexicana permite la existencia de diversas relaciones que no proporcionan algún tipo de seguridad social, ni permanencia en el puesto de trabajo, lo que ha llevado una baja permanencia laboral: se estima que 60.9 por ciento de la población cuenta con una antigüedad inferior a cinco años.
El documento advierte que resulta claro que el problema de la creación de empleos no se resuelve en el propio mercado laboral, sino que es consecuencia de lo que ocurre en la economía en conjunto, para lo cual indica que se debe contar con políticas industriales que fomenten una alta demanda e integración del mercado interno, porque de lo contrario los subsidios al empleo resultan irrelevantes.
El mercado laboral de México es el segundo más importante de América Latina, pero se ha caracterizado por la insuficiencia en la generación de empleos ante la creciente población económicamente activa, lo que ha derivado en una constante precarización de los empleos y una incesante migración hacia Estados Unidos.
Quienes optan por permanecer en el país se han enfrentado a un mercado segmentado, donde sólo algunos acceden a un trabajo de calidad, mientras el resto se enfrenta a procesos de precarización, ocasionada por la falta de una institucionalidad que cubra con seguridad social a todos los mexicanos para garantizarles niveles mínimos de bienestar, asevera el documento.
De los más de 30 millones de trabajadores subordinados que existen en el país, apenas la mitad cuenta con un contrato laboral por escrito y sólo 10 por ciento de la población ocupada está sindicalizada, lo que implica que no tienen certidumbre laboral.
El 60 por ciento de los trabajadores subordinados sin contrato escrito trabajan en micronegocios, que es donde se concentra fundamentalmente el mercado informal.
Incluso se observa que una parte importante labora en su domicilio particular, o de manera itinerante, o bien en instalaciones de otras empresas debido al outsourcing o tercerización del trabajo por las grandes empresas. Esto último ocurre de manera más intensa en la industria manufacturera.
kikka-roja.blogspot.com/