Digamos desde el inicio que el primer objetivo del combate liberador latinoamericano ha sido el imperio y el imperialismo, lo cual ha conferido rasgos peculiares tanto a nuestras contradicciones de clase como al tipo de luchas por la independencia que han emprendido nuestros pueblos. Lo anterior se hizo evidente en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo porque los intereses del imperialismo en América Latina no se conformaron con la extracción económica, sino tuvieron un objetivo primordialmente político: controlar a los agentes que pudieran debilitar a Estados Unidos en la guerra fría, y el mejor método que encontraron fue imponer, durante décadas, dictaduras sangrientas a las que sostuvieron con todos sus recursos.
Por supuesto, las razones políticas que han llevado a sectores importantes de la sociedad latinoamericana a luchar en contra de las dictaduras militares genocidas y violadoras de los derechos humanos, y en contra del desastre económico de un neoliberalismo explotador y empobrecedor de las mayorías, están en la raíz de la transformación latinoamericana de las dos décadas recientes.
Por supuesto, las razones políticas que han llevado a sectores importantes de la sociedad latinoamericana a luchar en contra de las dictaduras militares genocidas y violadoras de los derechos humanos, y en contra del desastre económico de un neoliberalismo explotador y empobrecedor de las mayorías, están en la raíz de la transformación latinoamericana de las dos décadas recientes.