Si de mejorar servicios se trata, ya la primera generación de reformas tecnocráticas resultó un esférico fracaso. ¿Qué deparará una segunda?
El eslabón inicial de la cadena: la descentralización soberonista de los años 80 –el cambio estructural–, seguido del que consumaron Juan Ramón de la Fuente y José Narro Robles –el programa de reforma sectorial– durante los 90 zedillistas, culminaron ambos hundiendo los servicios en una ruta de caos y descontrol que, hasta ahora, no sólo no ha sido reconocida: tampoco ha sido corregida.
Hace poco, Juan Ramón de la Fuente consideró que por un lado, se tiene una descentralización y por el otro una centralización en el principal financiamiento del sistema de salud, lo que lleva a contradicciones que en los hechos tienen repercusiones.
Y Narro agregó: supuestamente, existen servicios descentralizados. Pero la verdad es que la descentralización es parcial y hay una tendencia a pensar en re-centralizar algunos servicios.
El eslabón inicial de la cadena: la descentralización soberonista de los años 80 –el cambio estructural–, seguido del que consumaron Juan Ramón de la Fuente y José Narro Robles –el programa de reforma sectorial– durante los 90 zedillistas, culminaron ambos hundiendo los servicios en una ruta de caos y descontrol que, hasta ahora, no sólo no ha sido reconocida: tampoco ha sido corregida.
Hace poco, Juan Ramón de la Fuente consideró que por un lado, se tiene una descentralización y por el otro una centralización en el principal financiamiento del sistema de salud, lo que lleva a contradicciones que en los hechos tienen repercusiones.
Y Narro agregó: supuestamente, existen servicios descentralizados. Pero la verdad es que la descentralización es parcial y hay una tendencia a pensar en re-centralizar algunos servicios.