La sequía de los malos gobiernos del PRI al PAN
Autor: Álvaro Cepeda Neri *
Sección: Contrapoder
5 FEBRERO 2012
Se ha convertido, por su indiferencia, por su egoísmo, por sus vicios, en incapaz e indigna de gobernar: Alexis de Tocqueville
No hay en la historia mexicana partidos políticos con suficiente independencia y autonomía para influir sobre los candidatos que, de representación y/o por nombramiento, obtienen un cargo legislativo, judicial o administrativo. Todo porque el presidencialismo a la mexicana sigue siendo tan abrumadoramente poderoso, que cada presidente, desde Plutarco Elías Calles (que tuvo su Partido Nacional Revolucionario), Lázaro Cárdenas del Río (con su Partido de la Revolución Mexicana), Miguel Alemán Valdés (con su Partido Revolucionario Institucional, PRI), controla a los partidos y gobiernos de hombres (no gobiernos de la ley) y ha hecho de los dirigentes partidistas también sus incondicionales.
Así, desde 1946, cada “señor presidente” ha tenido su PRI y desde 2000, cada inquilino de Los Pinos su Partido Acción Nacional (PAN). Los vaivenes priístas a moderada izquierda, casi siempre al centro y otras a la derecha (represiva y sangrienta, más con Gustavo Díaz Ordaz, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León) hicieron que cada sexenio el PRI y el PAN hayan sido partidos desdibujados al servicio del autoritarismo presidencial (“la cuestión es la de saber quién manda. Eso es todo”: Lewis Carroll, seudónimo del escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, autor de Alicia en el país de las maravillas).