- Calderón: del cuento del futuro venturoso, al país enfermo
- Que no hay recursos para comprar vacunas y los ciudadanos debemos generarlos
- PERO SI HAY DINERO PARA LOS DESPILFARROS Y FIESTAS DE FELIPE CALDERON
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El Grito, de Edvard Munch
¿En qué momento se rompió la magia? ¿En cuál su país se le convirtió en calabaza?, porque del discurso de la solidez interna, del cuerno de la abundancia, del nos pela los dientes la crisis, del salvamos al mundo y del futuro venturoso permanente, agresiva, soezmente pregonado desde el micrófono oficial, ¡zaz!, en un abrir y cerrar de ojos el siempre feliz inquilino de Los Pinos se dio cuenta de que el delicado zapato de plano no embona, ni a empujones, en el grotesco cuan deforme pie de su México de mentiritas, y pasó a describir un México dramático, sumido en la precariedad absoluta, y a utilizar, de nueva cuenta, la política del miedo y el chantaje para ver si así alguien le hace caso: se acabó el petróleo, las finanzas públicas están en shock, los tijeretazos presupuestales están a la orden del día, el futuro nos alcanzó y, para colmo, regresa la influenza y no hay dinero para las vacunas.
¿Qué haría un estadista ante una delicada situación como la que implica la nueva ola de influenza? De entrada, saldría a decir exactamente lo contrario: como sí hay dinero para las vacunas, como sí lo hay para generar empleo y sacar del hoyo a la economía, para recuperar la industria petrolera, para crecer económica y socialmente, para impulsar la educación, para desarrollar a este país, entonces se pueden ir al carajo las exigencias financieras de todos los demás (clase política, los privilegios fiscales para los de siempre, el alquiler de imagen, los grandes salarios y prestaciones, la compra de votos, el corporativismo, la credencialización y el millón de etcéteras que atrofian a esta nación), porque antes no hay más que los mexicanos el pueblo al que representó y dirijo.
Pero como Calderón ni en sueños será estadista y mucho menos representa a los mexicanos, entonces gasta más en su ajada imagen, en la compra de votos y apoyos; no deja de gastar en su proyecto de credencialización, no deja de soltar dinero a partidos y clase política en general, mantiene intocados los privilegios fiscales al gran capital y las prebendas al corporativismo. Entonces, obvio es que así no alcanza para las vacunas, ergo, no alcanza para los mexicanos.
Del inagotable cuento de la lechera, pasó al chantaje descarado. Leemos en La Jornada (Claudia Herrera Beltrán): “Felipe Calderón apeló a la responsabilidad del Congreso para que apruebe su paquete fiscal, ahora con el argumento de que su gobierno no dispone de recursos para comprar vacunas contra la influenza A/H1N1. En el segundo día que hace campaña en los estados en favor de esta iniciativa (…), demandó dinero no sólo para erradicar la pobreza, sino también para enfrentar ‘eventualidades catastróficas’; por ejemplo, para construir un blindaje sanitario. Lejos de la postura oficial expresada hasta hace poco de que México estaba preparado y contaba con fondos suficientes para enfrentar un nuevo brote de influenza, ahora el michoacano expuso que la compra de vacunas ‘implica recursos económicos que no tenemos’, y debemos ‘generarlos entre todos los mexicanos’”.
En realidad, lo que no tenemos y debemos generar entre todos los mexicanos es un estadista, y no lo que vive en Los Pinos.
Las rebanadas del pastel
Otra historia de terror, en la que, como siempre, el cliente de todas, pierde todas: “mi esposa, y por consiguiente la familia, estamos siendo presa fácil de la inseguridad económica y de la voracidad de los bancos. Mi asunto empezó en junio de 2006. Debíamos a una tarjeta de crédito a nombre de mi esposa la cantidad de 28 mil pesos; unos meses antes, en febrero, se me ocurrió llamar por teléfono –sólo así puede uno entablar asuntos con estas personas–; convine una restructuración, y lo que trajo consigo no podría habérmelo imaginado, para nuestra desgracia. En julio del mismo año pude hacer un trabajo, el cual me redituó un dinero que utilicé para, inocentemente, pagarles el total del adeudo (tenemos el comprobante del pago del mismo, 28 mil y tantos pesos) creyendo que así terminaríamos con esa deuda. No fue así y, craso error, no dimos de baja la mentada tarjeta. Después de olvidarnos de este asunto (error) y creyendo que ya terminábamos con el mismo, continuamos nuestra vida (pues después de esto ya no hubo estados de cuenta enviados por el banco) sin pensar más. A principios de 2008 fuimos notificados por un despacho jurídico que lleva los asuntos de adeudos de tarjetas de crédito que debíamos 3 mil pesos; nos comunicamos y nos arguyeron que era porque debíamos la restructuración convenida en 2006: total, que no hubo más que decidirnos y llevar nuestro caso a la Condusef con el resultado pro-nosticado (están de parte de los bancos) de que teníamos que pagar por no haber dado de baja la tarjeta y por el adeudo de la restructuración. Después de esto tratamos de entablar comunicación con el despacho jurídico para concertar el pago, éstos se hicieron ojo de hormiga (a mediados de 2008), y lo que esperábamos se cumplió: la deuda se agrandó exageradamente; al cabo de un tiempo de nuevo fuimos notificados por otro despacho de que debíamos más de 8 mil pesos a la cuenta en cuestión, pero que ‘estaban de oferta’ y por ser tan caritativos con ‘sólo’ pagar mil 800 pesos saldábamos al banco nuestra eterna deuda; de inmediato aprovechamos ‘la oferta’ y conseguimos los mil 800 pesos; pagamos en el banco según instrucciones del ‘despacho’ de marras y le notificamos al mismo mediante llamada telefónica y envío por fax copia del pago, comprobando si habían recibido el fax, a lo que respondieron que sí (de todo esto tenemos comprobantes). Pero, ¿qué cree? Ahora en este mes de nuevo nos llega otra notificación extrajudicial del despacho jurídico (Muñoz C. y Asociados) que tienen en esta ciudad (vivimos en la ciudad de Aguascalientes) los de Banorte para esquilmar a los incautos, informándonos que ahora debemos 5 mil 827.47 pesos, pero igual que las otras veces, con sólo pagar 874.12 pesos saldaríamos lo que les debemos de nueva cuenta a estos pillos. Ya no sabemos si es asunto del ‘despacho’ o del mismo banco. La fecha límite para ‘aprovechar la oferta’ es el 25 de septiembre de 2009. Esto es el colmo de la injusticia; aunque sé que no soy el único con problemas con los bancos, pero esto ya es intolerable. ¿Qué podríamos hacer para terminar con este problema? La dependencia (gubernamental) ésta de la Condusef, o como se llame, no sirve pa’ nada, y pues pagarles al banco, de nuevo, ya vi que tampoco sirve; ahora, contratar a un abogado y demandarlos va a salir el caldo más caro que las albóndigas” (Jorge Rosales, jorgerosh2003@yahoo.com.mx; México SA hace un llamado a las siempre dispuestas autoridades de Banorte, con Roberto González Barrera a la cabeza, para que intervengan y detengan este asalto).
¿Qué haría un estadista ante una delicada situación como la que implica la nueva ola de influenza? De entrada, saldría a decir exactamente lo contrario: como sí hay dinero para las vacunas, como sí lo hay para generar empleo y sacar del hoyo a la economía, para recuperar la industria petrolera, para crecer económica y socialmente, para impulsar la educación, para desarrollar a este país, entonces se pueden ir al carajo las exigencias financieras de todos los demás (clase política, los privilegios fiscales para los de siempre, el alquiler de imagen, los grandes salarios y prestaciones, la compra de votos, el corporativismo, la credencialización y el millón de etcéteras que atrofian a esta nación), porque antes no hay más que los mexicanos el pueblo al que representó y dirijo.
Pero como Calderón ni en sueños será estadista y mucho menos representa a los mexicanos, entonces gasta más en su ajada imagen, en la compra de votos y apoyos; no deja de gastar en su proyecto de credencialización, no deja de soltar dinero a partidos y clase política en general, mantiene intocados los privilegios fiscales al gran capital y las prebendas al corporativismo. Entonces, obvio es que así no alcanza para las vacunas, ergo, no alcanza para los mexicanos.
Del inagotable cuento de la lechera, pasó al chantaje descarado. Leemos en La Jornada (Claudia Herrera Beltrán): “Felipe Calderón apeló a la responsabilidad del Congreso para que apruebe su paquete fiscal, ahora con el argumento de que su gobierno no dispone de recursos para comprar vacunas contra la influenza A/H1N1. En el segundo día que hace campaña en los estados en favor de esta iniciativa (…), demandó dinero no sólo para erradicar la pobreza, sino también para enfrentar ‘eventualidades catastróficas’; por ejemplo, para construir un blindaje sanitario. Lejos de la postura oficial expresada hasta hace poco de que México estaba preparado y contaba con fondos suficientes para enfrentar un nuevo brote de influenza, ahora el michoacano expuso que la compra de vacunas ‘implica recursos económicos que no tenemos’, y debemos ‘generarlos entre todos los mexicanos’”.
En realidad, lo que no tenemos y debemos generar entre todos los mexicanos es un estadista, y no lo que vive en Los Pinos.
Las rebanadas del pastel
Otra historia de terror, en la que, como siempre, el cliente de todas, pierde todas: “mi esposa, y por consiguiente la familia, estamos siendo presa fácil de la inseguridad económica y de la voracidad de los bancos. Mi asunto empezó en junio de 2006. Debíamos a una tarjeta de crédito a nombre de mi esposa la cantidad de 28 mil pesos; unos meses antes, en febrero, se me ocurrió llamar por teléfono –sólo así puede uno entablar asuntos con estas personas–; convine una restructuración, y lo que trajo consigo no podría habérmelo imaginado, para nuestra desgracia. En julio del mismo año pude hacer un trabajo, el cual me redituó un dinero que utilicé para, inocentemente, pagarles el total del adeudo (tenemos el comprobante del pago del mismo, 28 mil y tantos pesos) creyendo que así terminaríamos con esa deuda. No fue así y, craso error, no dimos de baja la mentada tarjeta. Después de olvidarnos de este asunto (error) y creyendo que ya terminábamos con el mismo, continuamos nuestra vida (pues después de esto ya no hubo estados de cuenta enviados por el banco) sin pensar más. A principios de 2008 fuimos notificados por un despacho jurídico que lleva los asuntos de adeudos de tarjetas de crédito que debíamos 3 mil pesos; nos comunicamos y nos arguyeron que era porque debíamos la restructuración convenida en 2006: total, que no hubo más que decidirnos y llevar nuestro caso a la Condusef con el resultado pro-nosticado (están de parte de los bancos) de que teníamos que pagar por no haber dado de baja la tarjeta y por el adeudo de la restructuración. Después de esto tratamos de entablar comunicación con el despacho jurídico para concertar el pago, éstos se hicieron ojo de hormiga (a mediados de 2008), y lo que esperábamos se cumplió: la deuda se agrandó exageradamente; al cabo de un tiempo de nuevo fuimos notificados por otro despacho de que debíamos más de 8 mil pesos a la cuenta en cuestión, pero que ‘estaban de oferta’ y por ser tan caritativos con ‘sólo’ pagar mil 800 pesos saldábamos al banco nuestra eterna deuda; de inmediato aprovechamos ‘la oferta’ y conseguimos los mil 800 pesos; pagamos en el banco según instrucciones del ‘despacho’ de marras y le notificamos al mismo mediante llamada telefónica y envío por fax copia del pago, comprobando si habían recibido el fax, a lo que respondieron que sí (de todo esto tenemos comprobantes). Pero, ¿qué cree? Ahora en este mes de nuevo nos llega otra notificación extrajudicial del despacho jurídico (Muñoz C. y Asociados) que tienen en esta ciudad (vivimos en la ciudad de Aguascalientes) los de Banorte para esquilmar a los incautos, informándonos que ahora debemos 5 mil 827.47 pesos, pero igual que las otras veces, con sólo pagar 874.12 pesos saldaríamos lo que les debemos de nueva cuenta a estos pillos. Ya no sabemos si es asunto del ‘despacho’ o del mismo banco. La fecha límite para ‘aprovechar la oferta’ es el 25 de septiembre de 2009. Esto es el colmo de la injusticia; aunque sé que no soy el único con problemas con los bancos, pero esto ya es intolerable. ¿Qué podríamos hacer para terminar con este problema? La dependencia (gubernamental) ésta de la Condusef, o como se llame, no sirve pa’ nada, y pues pagarles al banco, de nuevo, ya vi que tampoco sirve; ahora, contratar a un abogado y demandarlos va a salir el caldo más caro que las albóndigas” (Jorge Rosales, jorgerosh2003@yahoo.com.mx; México SA hace un llamado a las siempre dispuestas autoridades de Banorte, con Roberto González Barrera a la cabeza, para que intervengan y detengan este asalto).
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