Regresiones Por: Sergio Aguayo Quezada El informe de Human Rights Watch (HRW) confirmó los vicios y debilidades de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). La aludida reaccionó negando con indignación los cargos; encontró refugio en Manlio Fabio Beltrones, un poderoso senador que representa el pasado, y en Felipe Calderón un presidente que aceita las regresiones a un pasado que considerábamos superado. Hace una semana Human Rigths Watch presentó una “Evaluación Crítica” de la CNDH. Se trata de la revisión más integral realizada hasta la fecha. Es un texto fluido pese a la enorme cantidad de hechos y cifras que confirman las fallas estructurales de una institución timorata, ineficaz, opaca y costosa. La mayor parte de los señalamientos ya habían sido hechos por mexicanos. El mérito de este documento consiste en presentar una visión integral bien apuntalada en cada párrafo. Por esa fortaleza los medios mexicanos e internacionales le han dado una enorme difusión. Le costará, a la CNDH y a sus valedores, diluir la mancha. La primera reacción de la CNDH confirmó la pobreza de su espíritu. Se envolvió en la enseña patria para descalificar lanzándose contra la nacionalidad de los autores. “No se vale que unos extranjeros vengan a decir que no estamos haciendo bien las cosas, nosotros investigamos, vamos a la sierra y no hacemos trabajos de escritorio, como ellos”, se quejó a gritos la visitadora adjunta Ingrid Herrera en el momento de la presentación. Un alto funcionario de la CNDH, Raúl Plascencia, aventuró horas después la siguiente explicación: “porque estas personas son de otro país no tuvieron la información o bien la cultura suficiente como para enterarse de cómo es que funcionan las instituciones nacionales”. Soberanes reaccionó con su acostumbrado desdén: “Nos importa la sociedad (mexicana) que es a la cual nos debemos, no a instituciones estadounidenses”. Nacionalismo oropelesco porque quien lea las 136 páginas del documento constatará que fue la CNDH quien les proporcionó buena parte de la información condenatoria. Los dos investigadores de HRW revisaron en detalle más de 40 casos y entrevistaron a 38 funcionarios de la institución. Soberanes reconoce que “nosotros les abrimos todo, les dimos todas las facilidades”. Con esa declaración bastaría para que alguien con paciencia e imaginación jurídica presentara una queja ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación porque la CNDH ha discriminado a las organizaciones mexicanas al no concederles el privilegio concedido a una estadounidense para revisar con libertad sus archivos. El responsable de monitorear a la CNDH es el Senado. Santiago Creel reaccionó refugiándose en la evasiva ambigüedad. Manlio Fabio Beltrones saltó al ruedo para defenderla con un seco: “no compartimos la observaciones” de la HRW. Felipe Calderón tuvo la deferencia de trasladarse hasta la CNDH –ningún jefe del Ejecutivo lo había hecho— a escuchar el informe de Soberanes después de lo cual aseguró orondo que “esta comisión [la CNDH] está cumpliendo con su deber y haciendo una valiosa aportación a la vida del país”. ¡Cuánta frivolidad! En los 18 años de existencia de la CNDH ni el Senado ni el Ejecutivo le han hecho, jamás, una evaluación sólida. Se han contentado con entregarle miles de millones de pesos para apaciguar su conciencia y sentir que están comprometidos con los derechos humanos. La tensión continuará porque José Luis Soberanes ya anunció que prepara una respuesta contundente para revolcar la “Evaluación Crítica” y exhibir los “45 errores” de HRW. Cuando presente ese documento no debería sorprender que Felipe Calderón le facilite una sala de Los Pinos para dar realce a la rueda de prensa y que en ese mismo acto Manlio Fabio Beltrones anuncie que ya promueve otra reforma del Estado para poder inscribir el nombre de José Luis Soberanes en los muros del Senado. Por ahora, lo único verificable es que continúa la regresión en los derechos humanos, un tema en el que nos encuadramos en las peores tendencias mundiales. Una semana antes del informe de HRW, Louise Arbour, Alta Comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, visitó México en donde advirtió que “la reforma en justicia penal propuesta por el presidente Felipe Calderón es violatoria de los derechos humanos porque eleva a rango constitucional el arraigo, permite los allanamientos sin orden judicial y crea un subsistema de excepción para las personas acusadas de pertenecer a la delincuencia organizada”. Transformar a un detenido en delincuente era común en el viejo régimen y también ha servido para justificar las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib. Comparto la urgencia de combatir el crimen organizado, pero es indispensable hacerlo respetando las garantías individuales. Desentenderse de las implicaciones es peligroso porque, como también lo expresara Louise Arbour, México vive una creciente “criminalización de la protesta” política y social. Se reactiva el pasado priista en el cual las víctimas estaban indefensas. Cuando se creó la CNDH en 1990 surgió la esperanza de que finalmente existiría una instancia para proteger a los maltratados. Uno de los aspectos más inquietantes del informe de HRW es demostrar que la CNDH simula defender a quienes ven sus derechos violados. Lo hace abusando de la “conciliación”, eufemismo que significa “resolver amistosamente” las quejas. El problema viene porque en la mayor parte de los casos las víctimas no se enteran. Es igualmente regresiva la forma en que la CNDH justifica su tibieza. Cuando dice que se apega a la “legalidad existente en México” recuerda el discurso de Fernando Gutiérrez Barrios, de la casi siempre hipocritona Secretaría de Relaciones Exteriores y de los jueces que obedecían las consignas de los represores. Soberanes nunca ha querido entender que quien defiende los derechos humanos se guía, en razonamientos y acciones, por lo que es justo (en ocasiones diferente a lo legal) que y ello exige buscar resquicios en las leyes nacionales e internacionales. Mientras se violan masivamente los derechos humanos padecemos a un Ombudsman burocratizado, a un Senado cómplice y a un presidente preocupados por proteger a los poderosos e ignoran a las víctimas. Regresiones. Notas. Las citas provienen de textos publicados por los diarios Crónica, La Jornada, Milenio, Reforma y El Universal. Agradezco a Javier Treviño Rangel sus sugerencias en torno a las regresiones y sus consecuencias. Comentarios: e-mail: saguayo@colmex.mx |
Kikka Roja
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