El año pasado, tras presentar su proyecto de reforma fiscal, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, dio órdenes para tramitar el blindaje de las oficinas donde trabaja. Una empresa le ofreció protección contra disparos de armas de alto poder y granadas de fragmentación; otra, “una protección en Nivel 5 (calibre crítico 7.62 x 51), equivalente a nivel B6 de la norma europea”. Y aunque se impidió a Proceso la confirmación del blindaje en las oficinas hacendarias de Palacio Nacional, la investigación realizada refleja que el conductor de las finanzas tiene miedo… Raúl Monge/ Proceso MEXICO, D.F., 7 DE JUNIO /Por temor a ser blanco de un atentado, en julio del año pasado, apenas unos días después de presentar al Congreso de la Unión su polémico proyecto de reforma fiscal, el cerebro de la política financiera de la administración calderonista, Agustín Carstens, ordenó a sus subalternos iniciar los trámites para blindar puertas y ventanas de siete oficinas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), incluidas las tres en donde suele despachar dentro de la Ciudad de México. Una de ellas, la principal, se encuentra en el tercer piso del Palacio Nacional; otra, en la Torre 3 del edificio de Nacional Financiera (Nafin), en Insurgentes 1971, y una más en Constituyentes 1001. Pero aparte de las oficinas donde despacha personalmente, el secretario de Hacienda pretendía blindar otras dos localizadas también en el Palacio Nacional que corresponden a la Coordinación de Asesores y al subsecretario de Hacienda Alejandro Mariano Werner Wainfeld; una ubicada así mismo en Constituyentes 1001 y asignada a la tesorera de la Federación, María Eugenia Casar Pérez, y otra que se halla en Insurgentes 795 PH, correspondiente al procurador fiscal de la Federación, Javier Laynez Potisek, quien sustituyó en febrero pasado a Luis Mancera de Arrigunaga. Según se desprende de documentos obtenidos por este reportero, en los primeros días de julio de 2007 el subdirector de Licitaciones, Estimaciones y Precios Unitarios de la SHCP, Eduardo Martínez, se encargó de entrar en contacto con las empresas que podrían encargarse de realizar ese tipo de trabajo, de alta especialización. Asesorado por el director general de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial, José Ramón Sancristóbal, y por el entonces director de Obras y Mantenimiento de la propia dependencia, Mauro Sánchez Canales, Eduardo Martínez invitó entonces a un puñado de empresas –entre ellas Novo Tecno, S.A. de C.V. e Interlaminados Transparentes, S.A. de C.V.– a presentar las respectivas cotizaciones y el calendario de obra para el blindaje de puertas y ventanas de las siete oficinas de la SHCP. El día 24 de ese mismo mes, el representante de Novo Tecno, Roberto Gómez-Portugal M., hizo llegar al subdirector de Licitaciones de Hacienda una primera cotización, en dólares, de acuerdo con las especificaciones convenidas previamente –aclara en su escrito– con Sancristóbal y Sánchez Canales. Y el costo de la instalación del blindaje en las siete oficinas –que en conjunto representaban una superficie total de 555 metros cuadrados– fue tasado en ese entonces en 2 millones 346 mil 990 dólares, esto es, 24 millones 580 mil 496 pesos al tipo de cambio actual, sin incluir el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Luego de una interrupción en las negociaciones de poco más de 30 días, el subdirector de Licitaciones retomó el asunto, pero modificó los términos de la convocatoria inicial: pidió a las empresas proveedoras la cotización del blindaje ya no de las siete oficinas, sino únicamente de dos, las que están a disposición de Carstens en el tercer piso de Palacio Nacional y en la de la Torre 3 de Nafin. El 28 de septiembre, Novo Tecno presentó su oferta: La empresa, que se localiza en avenida de las Culturas número 33, colonia El Rosario, delegación Azcapotzalco, cotizó el trabajo en 12 millones 523 mil 520 pesos, incluido el IVA. En esta ocasión, Novo Tecno detalló incluso las características del cristal que utilizaría. Según especifica en la cotización que le hizo llegar al subdirector de Licitaciones, colocaría un cristal que “ofrece protección contra proyectiles disparados por todo tipo de armas cortas y largas, aun de los denominados calibres de alto poder”, y contra granadas de fragmentación. Se trata, explicó, de un cristal antibalístico multilaminado, con polivinibutiral (PVB), poliuterano (PU) y policarbonato (PC), además del recrubrimiento antiesquirlas por la cara interior, con un espesor aproximado de 46 milímetros, y la herrería, bisagras, fijaciones y marcos necesarios. El 3 de octubre, Gómez-Portugal M. envió a Eduardo Martínez una tercera cotización en los mismos términos de precio y obra que la anterior, salvo por un detalle: en esta última propuesta describió cómo se colocaría el blindaje en las puertas de madera de la oficina del Palacio Nacional. “Quiero dejar explícito que en la obra a realizar en Palacio Nacional nuestra propuesta contempla que las puertas blindadas que se instalen sean colocadas entre los dos juegos de puertas de madera existentes, y sean, al igual que las de madera, abatibles para permitir el paso y el uso de los balcones, como actualmente está.” El proveedor aclaró también que, en caso de aceptar su oferta, requería de un anticipo de 50% del monto del trabajo convenido y de un plazo perentorio de 15 días para la fabricación de los vidrios y demás elementos, antes de iniciar su instalación. La oferta de Ríos-Zertuche El 3 de octubre, Interlaminados Transparentes presentó también su cotización a Hacienda, en respuesta, dijo, “a la invitación de fecha 25 de septiembre, oficio número 303-III-4-166, que recientemente nos enviaron para cotizar el blindaje arquitectónico de algunas oficinas de esa secretaría. Nos referimos también a los correos electrónicos recibidos el 2 de octubre”. Ubicada en la calle de Agricultura número 8 bis, colonia Tlalpizáhuac, municipio de Ixtapaluca, Estado de México, la empresa que dirige Francisco Ríos-Zertuche –primo hermano de Paulina Castañón y delegado político en Tlalpan de 1990 a 1994– hizo, a su vez, el siguiente planteamiento: “Proponemos a ustedes una protección en Nivel 5 (calibre crítico 7.62 x 51), equivalente a nivel B6 de la norma europea, con vidrios de 46 milímetros de espesor y un laminado transparente antiesquirlas en la cara interna. Los vidrios serían de color claro y acabado SAE 4.” El actual asesor del jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y expresidente del Consejo Nacional de Organismos y Empresas de Blindaje –puesto que ocupó hasta enero de 2008– , agregó: “El vidrio blindado que utilizaremos es fabricado en nuestras plantas de México, y/o en Estados Unidos, según conveniencia técnica. En su fabricación, utilizamos materias primas de la más alta calidad suministradas por proveedores internacionales, como Dupont, General Electric, Bayer Guardian, Vitro y Saint-Gobain. “El vidrio blindado que ofrecemos con nuestra marca Secur*Glass tiene una calidad óptica inmejorable y su resistencia antibalística está certificada por los laboratorios independientes H. P. White, de Estados Unidos. Permite una protección total contra el riesgo definido sin obstrucción de visibilidad. El tratamiento antiesquirlas evita que, en caso de impactos, se desprendan fragmentos que puedan herir superficialmente a los ocupantes del recinto.” Más: “El buen comportamiento acústico del vidrio blindado se debe a la debilitación de la energía de la onda del sonido cuando atraviesa el conjunto de vidrio + polímeros + vidrio. “Además, el uso de vidrio blindado con tonos de oscurecimiento permite controlar la ganancia de calor, reducir la energía solar transmitida y disminuir los coeficientes de sombra del vidrio. Ejerce, así mismo, una excelente protección térmica, ya que hay mayor absorción de la energía solar incidente, contribuyendo así a la reducción de la ganancia térmica y optimizando la climatización de los ambientes.” En otra parte de la cotización, Ríos-Zertuche se refirió a las complicaciones que entrañaría trabajar dentro de una edificación como Palacio Nacional: “Es importante señalar que nuestra propuesta contempla ya las dificultades especiales que representa trabajar en un edificio histórico, como el Palacio Nacional, y, en particular, el hecho de que en esas oficinas muchas de las ventanas son en realidad dobles juegos de puertas de madera. “Nuestra propuesta contempla colocar la protección antibalística entre dichas puertas actuales de madera, a fin de que el aspecto visual no se vea alterado ni desde fuera ni desde dentro. Dicha protección antibalística podrá abrirse de la misma manera que se abren las puertas actuales de madera, de modo que el acceso al balcón no se vea alterado en su funcionalidad.” Con base en todas esas consideraciones, la empresa Interlaminados Transparentes cotizó el trabajo de blindaje de las oficinas de Carstens en 11 millones 885 mil 940 pesos, incluido el IVA. Y remató: “El tiempo necesario para la ejecución de los trabajos dependerá de que se nos facilite el acceso a las oficinas en cuestión. Suponiendo que tengamos acceso irrestricto a los sitios de trabajo, el tiempo estimado para la ejecución de los trabajos es de aproximadamente 60 días”. Con el propósito de conocer si Hacienda realizó el blindaje y tramitó los permisos correspondientes ante la Conservaduría y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el caso particular de las obras de Palacio Nacional por tratarse de un inmueble catalogado –cualquier modificación o alteración del mismo debe contar con el aval de ambas instancias–, el reportero solicitó formalmente a la Unidad de Comunicación Social y Vocería de la SHCP una entrevista con el oficial mayor, Sergio Hidalgo Monroy Portillo, o en su defecto con el subdirector de Licitaciones, Estimaciones y Precios Unitarios, Eduardo Martínez. La petición fue hecha al subdirector de Agenda con Medios, Isaac Macip. En respuesta a una primera llamada telefónica, el funcionario argumentó que lo iba a consultar con su superior, Rodrigo Brand, pero nunca devolvió la llamada. En un segundo intento, el reportero recibió de Macip la siguiente respuesta de carácter oficial: “Hacienda no tiene ninguna postura sobre ese asunto.” La titular de la Conservaduría de Palacio Nacional, Mónica Cejudo, también se negó a hablar del tema. La funcionaria adujo “falta de tiempo”. Y el INAH no tiene registro de permiso alguno promovido por la Secretaría de Hacienda en 2007 para realizar trabajos en el Primer Patio Mariano del Palacio Nacional, donde esa dependencia tiene sus oficinas. La solicitud más reciente que la SHCP hizo al INAH data del pasado 22 de enero y se gestionó para hacer algunas adecuaciones en el edificio “E” del Palacio Nacional, consistentes en: colocar una escalera metálica; adaptar una cocina y un baño, una sala de espera y un baño para discapacitados; modificación de la cancelería; adecuación de entrepiso; retiro de una cocineta en el tercer nivel, y la adecuación de canceles modulares en el cuarto nivel. Así pues, aunque el reportero no pudo confirmar si el secretario de Hacienda está blindado –inclusive le impidieron el paso a las oficinas de Palacio Nacional–, los documentos recabados revelan que, por lo menos, tiene miedo…
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Kikka Roja
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