Subsidios y pobreza Por: Sergio Sarmiento - 04 de jun de 2008. JAQUE MATE “Cuando subsidias la pobreza y el fracaso, obtienes más de los dos”. James Dale Davidson Si un país pudiera realmente alcanzar la prosperidad a base de subsidios, México sería uno de los países más ricos del mundo. La realidad, sin embargo, es exactamente la contraria. Mientras otros países han venido de atrás para construir economías más prósperas, nosotros hemos perpetuado nuestra pobreza repartiendo subsidios en cantidades astronómicas. Es difícil calcular el monto de subsidios que se pagan en la economía mexicana. Tenemos subsidios a la pobreza, al campo, a ciertas industrias, a los gobiernos de estados, a estudiantes universitarios, a la Iglesia Católica y a una gran variedad de grupos sociales y políticos. Con excepción del programa Oportunidades, quienes reciben estos subsidios no son los más pobres del país. De hecho, muchas veces se apoya a los más ricos. Lo peor de todo es que cada vez que surge alguna dificultad económica, todos los beneficiarios, y quienes no lo son, exigen nuevos subsidios a través de manifestaciones, protestas y bloqueos. Y nuestros gobiernos, que son extraordinariamente débiles ante los chantajes de grupos de presión, caen con facilidad en la tentación de comprar su tranquilidad regalando el dinero de los mexicanos. Nunca habíamos visto, sin embargo, un subsidio tan oneroso y tan dañino como el que hoy se está aplicando a los combustibles y la energía. El propio presidente Felipe Calderón ha calculado que tan sólo en este 2008 el Gobierno gastará 200 mil millones de pesos —casi 20 mil millones de dólares— en este programa. Según él, el propósito es combatir la inflación, pero a lo mucho lo que logrará es reprimirla. Bien invertido ese monto serviría para construir las dos refinerías de crudo que el país tanto necesita y para muchas otras inversiones productivas que nos harían más prósperos y competitivos. En lugar de eso, el subsidio a la gasolina promueve el uso de un combustible contaminante y beneficia mucho más a quienes más tienen. El monto de este subsidio es enorme. Si se mantiene cuatro años, siempre y cuando ya no suba el precio internacional del petróleo, ascenderá cuando menos a 800 mil millones de pesos, el monto que nos costó a los mexicanos el rescate de los bancos a través del Fobaproa. El Gobierno Federal no es el único que gasta enormes cantidades de dinero en subsidios. Según información del diputado capitalino de Alternativa Social Demócrata, Jorge Carlos Díaz Cuervo, el Gobierno capitalino gasta 25 mil millones de pesos al año en subsidios. Esto sería una cuarta parte, me dice el legislador, del total de gasto del Gobierno de la capital. Andrés Manuel López Obrador ha manifestado en muchas ocasiones que estos subsidios son necesarios para lograr una equidad social. Según él, el Gobierno Federal cuestiona los subsidios a los pobres, pero usa enormes cantidades de dinero para apoyar a los ricos, como en el caso del Fobaproa. Aun si se acepta la posición del Gobierno Federal de que el rescate bancario ayudó a los ahorradores y no a los banqueros, ciertamente se permitió a muchos empresarios ricos no pagar sus deudas. Los ahorradores, por otra parte, representan el 20 por ciento más rico de la población, por lo que el Fobaproa fue de cualquier manera un uso de recursos públicos para apoyar a los que más tienen. El actual subsidio a la gasolina ratifica esta tendencia del Gobierno Federal a subsidiar a los más ricos. Es el caso de subsidios como Procampo, que no ayudan a los pobres sino a los más ricos productores del campo, los que tienen mayores extensiones de tierra. Ni siquiera los subsidios a los pobres, sin embargo, ayudan a aliviar la pobreza. Tenemos el ejemplo de Chiapas, una entidad que ha recibido cientos de miles de millones de pesos en subsidios del Gobierno Federal desde 1994 sin lograr avances significativos contra la pobreza. La experiencia internacional —como lo señala William Easterly, autor del libro The White Man’s Burden (La carga del hombre blanco; Oxford University Press, 2006), ex funcionario del Banco Mundial— demuestra que los subsidios y la ayuda no generan riqueza sino que, por el contrario, la arraigan. La única forma de rescatar a los pobres de la pobreza es a través de la inversión productiva y la generación de empleos. Pero esto es algo que los políticos no entienden o que prefieren no comprender. Si los 200 mil millones de pesos del subsidio a la gasolina, o los cientos de miles de millones más que se gastan en subsidios en el país, se invirtieran productivamente estaríamos realmente en camino de salir de la pobreza. El problema es que los políticos necesitan a los pobres para manipularlos políticamente. Por eso prefieren subsidiar la pobreza, para preservarla, antes que tomar medidas para combatirla. CANACAR Y EL IETU La protesta de la Canacar, la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga, tiene sentido. Por un lado, Hacienda exige comprobantes fiscales de las autopistas en que circulan los camiones para deducir el peaje del IETU; pero en las casetas no se dan facturas o éstas pueden tardarse horas. En lugar de permitir que los transportistas comprueben sus pagos de peaje con los recibos de las autopistas, como ocurre en cualquier país sensato del mundo, Hacienda crea aquí un laberinto burocrático cuyo único objetivo aparente es impedir la deducción de un gasto legítimo. Y luego el Gobierno Federal se queja de que la economía mexicana no es competitiva. |
AMLO: "POR EL BIEN DE TODOS PRIMERO LOS POBRES" y sigue teniendo razón.
Este artículo demuestra que los panistas simplemente NO LES DA LA GANA generar empleos
Los politicos no tienen vergüenza, viven del erario como reyes, ejemplos: JESUS ORTEGA, RODRIGUEZ PRATS, GAMBOA, BELTRONES, EDUARDO BOURS, MARGARITA ZAVALA, PEÑA NIETO, ARTURO MONTIEL... etc etc etc.
Kikka Roja
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