El país está metido en un verdadero lío con los cuerpos policiales. Ninguno funciona bien. Todos están corrompidos. pgomez@milenio.comFelipe Calderón nos propone crear una sola policía federal (unir a la AFI con la PFP) pero cuando envió el proyecto ya lo estaba haciendo en los hechos, lo cual es una burla al Congreso. La iniciativa de ley de la policía federal se aúna al proceso de adecuación legal a las recientes reformas constitucionales, dentro del cual el proyecto del Ejecutivo ha sido rasurado, no sólo por las oposiciones sino también, en parte, por el mismo PAN. Felipe Calderón quiere una policía con plenos poderes, con capacidad para investigar lo que quiera y a quien quiera sin órdenes del Ministerio Público ni de los jueces. Esto se llama Estado de policía. La resistencia ha sido fuerte y nada sencilla, ya que la opinión pública pide mano dura, arbitrariedad, persecución en caliente, con el propósito –se piensa—de derrotar al crimen. Así, a cambio de una prometida seguridad se invita a la gente a despreciar las libertades y a extender las funciones policiales. Pero los cuerpos de policía están infiltrados de agentes de la delincuencia organizada, quienes cobran por servicios prestados, mas no regulan las actividades delincuenciales ajenas. Antes, los jefes policíacos y los políticos recibían dinero para permitir el narcotráfico pero imponían ciertas condiciones y regulaciones. Este sistema no puede repetirse pero tampoco existe ninguno otro, de tal manera que existe una ley de la selva donde la policía no juega un papel definido, ya que, por un lado, combate a los delincuentes y, por el otro, los protege sin que una cosa y otra formen parte de sistema alguno. Todo parece ser circunstancial. Se ha dicho que no todos los policías son corruptos, lo cual es una discusión sin sentido. El Estado mexicano sigue siendo un Estado corrupto y de ahí se deriva todo lo demás. La cuestión no consiste en unir la AFI con la PFP y dejar a la PGR sin policía sino en construir un cuerpo policial de la Federación y sendos cuerpos en los estados y el DF que puedan estar al servicio de la sociedad. Mas lo que Calderón busca es justamente lo contrario: una policía –otra vez—al servicio del poder pero no de la gente. Repetir lo mismo décadas después del inicio de la amarga experiencia policial mexicana sería una locura. Se necesita –perdón— empezar por el principio. El Congreso debería diseñar una organización de policía de la Federación por completo nueva. Con parches no se va a llegar a nada. Tan luego como Calderón anunció su proyecto de unificación policial, salieron a la luz hechos de corrupción en altos niveles de la PFP, ante lo cual nadie podría sorprenderse sino preguntar sobre todo lo demás que ignoramos. El Congreso debería también rediseñar al Ministerio Público, hacerlo independiente del gobierno y recuperar la idea de un representante social. La absurda idea de confiar en los jefes corruptos de policía sería algo para hacer reír a cualquiera, sin embargo está siendo trágica. http://www.milenio.com/node/130598 |
kikka-roja.blogspot.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...