La identidad nacional y lo social
Mario Luis Fuentes
16-Nov-2009
Hemos avanzado en el mejoramiento de algunos indicadores; sin embargo, esto se ha dado de una manera muy lenta.
El próximo viernes 20 de noviembre se celebran 20 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, de la cual nuestro país fue uno de los principales promotores para su aprobación por el Pleno de las Naciones Unidas.
Esta Convención es la que más países han ratificado en la historia de la ONU, lo que muestra, no sólo los alcances de sus contenidos, sino la relevancia para la doctrina de los derechos de los niños, así como en general la teoría general de los derechos humanos.
La Convención establece, como principio general, que todos los estados que la han ratificado deben comprometerse, no sólo a implementar sus protocolos facultativos, sino más que nada a garantizar en todo momento el principio del Interés Superior de la Infancia.
Esta idea es mucho más que una frase. Implica reconocer que los estados colocarán al centro de todas sus decisiones la protección integral de los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes, lo cual implica al mismo tiempo el diseño de políticas públicas que deben considerarlos siempre primero.
Es cierto que hemos avanzado en el mejoramiento de algunos indicadores; sin embargo, esto se ha dado de una manera muy lenta y de forma muy desigual: una niña o un niño que nacen en Chiapas tiene en promedio tres veces menos probabilidades de ver cumplidos sus derechos que una niña o un niño nacido en Nuevo León.
Según las estadísticas del INEGI, de las unas pocas más de 500 mil muertes anuales, algo más de 30 mil corresponden a niñas y niños menores de un año. A éstas hay que agregar otras 12 mil 543 muertes que correspondieron, sólo en 2007, a niñas y niños ubicados entre uno y 14 años de edad.
México ocupa, según el más reciente reporte del UNICEF sobre desnutrición en el mundo, el lugar 22 entre los 24 países con mayor prevalencia de niños desnutridos, con un 17% de las niñas y de los niños por debajo de los cinco años.
Al respecto, debe señalarse que, sólo entre 2005 y 2007, han muerto en México un total de 18 mil 630 niñas (ocho mil 164) y niños (diez mil 466) de entre uno y cuatro años. Debe destacarse que la primera causa de muerte para este grupo son los accidentes en el hogar (alrededor de mil defunciones); la segunda, los de tránsito, para los niños, y las malformaciones congénitas del sistema circulatorio en el caso de las niñas y, la tercera, tanto para niñas como para niños, son las enfermedades intestinales (alrededor de 490 muertes), muchas de éstas generadas desde luego por deficiencias nutricionales. Para los adolescentes de entre 14 y 19 años, las primeras causas de muerte son las provocadas por la violencia: accidentes de tránsito, homicidios y suicidios.
Hay poco más de tres millones de niñas y niños fuera de la escuela, más de 3.8 millones de niñas y niños trabajando, de los cuales poco más de un millón lo hace como jornalero agrícola. Al año hay más de 20 mil víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual y se calcula que más de 500 mil niños carecen de acta de nacimiento.
Ante la evidencia de los datos, urge hacer mucho más, con premisas distintas y revisando a profundidad lo que se está implementando, pues la realidad que se señala constituye un llamado a la movilización, así como una constancia de que, a 20 años de la Convención, México sigue siendo un país inapropiado para los niños.
El próximo viernes 20 de noviembre se celebran 20 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, de la cual nuestro país fue uno de los principales promotores para su aprobación por el Pleno de las Naciones Unidas.
Esta Convención es la que más países han ratificado en la historia de la ONU, lo que muestra, no sólo los alcances de sus contenidos, sino la relevancia para la doctrina de los derechos de los niños, así como en general la teoría general de los derechos humanos.
La Convención establece, como principio general, que todos los estados que la han ratificado deben comprometerse, no sólo a implementar sus protocolos facultativos, sino más que nada a garantizar en todo momento el principio del Interés Superior de la Infancia.
Esta idea es mucho más que una frase. Implica reconocer que los estados colocarán al centro de todas sus decisiones la protección integral de los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes, lo cual implica al mismo tiempo el diseño de políticas públicas que deben considerarlos siempre primero.
Es cierto que hemos avanzado en el mejoramiento de algunos indicadores; sin embargo, esto se ha dado de una manera muy lenta y de forma muy desigual: una niña o un niño que nacen en Chiapas tiene en promedio tres veces menos probabilidades de ver cumplidos sus derechos que una niña o un niño nacido en Nuevo León.
Según las estadísticas del INEGI, de las unas pocas más de 500 mil muertes anuales, algo más de 30 mil corresponden a niñas y niños menores de un año. A éstas hay que agregar otras 12 mil 543 muertes que correspondieron, sólo en 2007, a niñas y niños ubicados entre uno y 14 años de edad.
México ocupa, según el más reciente reporte del UNICEF sobre desnutrición en el mundo, el lugar 22 entre los 24 países con mayor prevalencia de niños desnutridos, con un 17% de las niñas y de los niños por debajo de los cinco años.
Al respecto, debe señalarse que, sólo entre 2005 y 2007, han muerto en México un total de 18 mil 630 niñas (ocho mil 164) y niños (diez mil 466) de entre uno y cuatro años. Debe destacarse que la primera causa de muerte para este grupo son los accidentes en el hogar (alrededor de mil defunciones); la segunda, los de tránsito, para los niños, y las malformaciones congénitas del sistema circulatorio en el caso de las niñas y, la tercera, tanto para niñas como para niños, son las enfermedades intestinales (alrededor de 490 muertes), muchas de éstas generadas desde luego por deficiencias nutricionales. Para los adolescentes de entre 14 y 19 años, las primeras causas de muerte son las provocadas por la violencia: accidentes de tránsito, homicidios y suicidios.
Hay poco más de tres millones de niñas y niños fuera de la escuela, más de 3.8 millones de niñas y niños trabajando, de los cuales poco más de un millón lo hace como jornalero agrícola. Al año hay más de 20 mil víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual y se calcula que más de 500 mil niños carecen de acta de nacimiento.
Ante la evidencia de los datos, urge hacer mucho más, con premisas distintas y revisando a profundidad lo que se está implementando, pues la realidad que se señala constituye un llamado a la movilización, así como una constancia de que, a 20 años de la Convención, México sigue siendo un país inapropiado para los niños.
kikka-roja.blogspot.com/
Entradas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...