- No tiene que pedir perdón al rey Mohammed VI ni reconocer la nacionalidad marroquí
- Aminatu Haidar vuelve al Sáhara Occidental tras 32 días de ayuno
- Destaca la presión de España y Francia sobre Marruecos en negociación a varias bandas
La activista saharaui Aminatu Haidar al salir del hospital para ser trasladada al aeropuerto de Lanzarote y de ahí partir a la localidad de El Aaiún, Sáhara Occidental, en un avión fletado por el gobierno español y acondicionado con material médico para atender cualquier contingenciaFoto Reuters
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 18 de diciembre de 2009, p. 24
Madrid, 17 de diciembre. Aminatu Haidar, la independentista saharaui que mantuvo una huelga de hambre de 32 días en el aeropuerto de Lanzarote, volvió la noche de este jueves al Sáhara Occidental, después de una resistencia por su "dignidad" y la de su pueblo, y de que su prolongado ayuno puso de nuevo el conflicto de su tierra natal en el debate internacional.
Con gritos de "¡Viva Aminatu!", "¡Sáhara libre!" y "¡Victoria!", más de 300 simpatizantes de la Plataforma de Solidaridad la despidieron a las puertas del avión que la trasladó de regreso a su pueblo, El Aaiún, donde la esperaban su madre y sus dos hijos menores de edad.
La activista saharaui logró, con su huelga de hambre, posicionar de nuevo la situación del Sáhara Occidental en el debate de la comunidad internacional, que asistió con preocupación al estancamiento de la crisis durante las primeras semanas y, después, con alarma ante el agravamiento paulatino de su estado de salud.
Haidar pudo viajar a su tierra natal tras una negociación a varias bandas, en la que destacaron la presión de España y Francia sobre Marruecos, nación que al final cedió y no puso condiciones al retorno de la activista.
Regresó a su tierra sin condiciones. Conocida como "la Gandhi del Sáhara", Haidar no tendrá que pedir perdón al rey Mohammed VI ni reconocer públicamente la nacionalidad marroquí, a lo que miembros del Ejecutivo alauita la habían conminado a lo largo de los 32 días de ayuno.
Sufre hemorragia interna
Haidar, que se encontraba hospitalizada desde esta madrugada y quien esta tarde sufrió una hemorragia interna que precipitó la solución, habló ante los medios de comunicación visiblemente demacrada y en una silla de ruedas, minutos antes de que una ambulancia la trasladara de nuevo al aeropuerto de Lanzarote, pero esta vez para regresar al Sáhara Occidental.
Haidar expresó que su regreso a El Aaiún es "un triunfo para la justicia, el derecho internacional, los derechos humanos y la causa saharaui".
Después de pronunciar estas palabras se subió a la ambulancia y fue trasladada al aeropuerto de la isla canaria, donde le esperaba un avión privado fletado por el gobierno español y acondicionado con material médico para atender cualquier complicación que pudiera sufrir durante el trayecto hacia el Sáhara Occidental.
Con Haidar viajaron su hermana, Laila, que se encontraba en el archipiélago canario desde ayer, además de un gastroenterólogo enviado ex profeso por el gobierno de Mohamed VI de Marruecos.
El origen de esta crisis se remonta al 13 de noviembre, cuando Haidar llegó a su tierra, el Sáhara, procedente de un vuelo de Las Palmas (Islas Canarias) después de un viaje por Estados Unidos, donde recibió un premio por su labor de defensa de los derechos humanos.
En el control policial, al llenar la documentación migratoria, Haidar, de 42 años y casada, escribió que su nacionalidad era del Sáhara, lo que significó una afrenta para los policías marroquíes, que le retiraron el pasaporte y la expulsaron del país.
El canciller español, Miguel Ángel Moratinos, aclaró que ese mismo día su homólogo marroquí le informó de la inminente expulsión de Haidar, además de que reconoció que se trató de "una expulsión política".
El gobierno español, encabezado por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, permitió la entrada de Haidar a su territorio, lo que para los defensores de la causa significó la "indulgencia" necesaria para llevar a cabo la expulsión.
Una vez en el aeropuerto de Tenerife, Haidar inició su huelga de hambre y denunció reiteradamente no sólo el supuesto atropello a su persona, sino también la sistemática violación de los derechos humanos del ejército marroquí al pueblo saharaui, las detenciones injustificadas y los ataques sin tregua contra la movilización política y social en la región a favor de un referendo de autodeterminación.
Haidar inició entonces una resistencia firme en la que durante los primeros días sólo estuvo acompañada por la convicción de que estaba reclamando sus derechos básicos y por decenas de simpatizantes con la causa saharaui y miembros del Frente Polisario.
Pero desde el campamento improvisado en el aeropuerto canario, Haidar fue sumando más y más voluntades a su causa; desde ciudadanos anónimos que se convirtieron de inmediato en su guardia hasta destacados intelectuales y artistas como José Saramago, Eduardo Galeano, Pedro Almodóvar y Pilar del Río, que se unieron a la causa de Haidar y del pueblo saharaui.
Con el apoyo de la sociedad civil y de algunos partidos políticos, sobre todo de Izquierda Unida (IU, comunistas y republicanos), la situación de Haidar se convirtió en asunto de prioridad nacional, primero en España, y después en Europa, donde hoy mismo se suspendió una moción en el Parlamento europeo ante la inminente solución del conflicto.
La crisis originada por el caso de Haidar obligó a interceder por ella a las más altas instancias de la comunidad internacional: primero la cancillería española, después el gobierno francés, a través del presidente, Nicolás Sarkozy, después la ONU y su secretario general, Ban Ki moon, y finalmente Estados Unidos y su secretaria de Estado, Hillay Clinton.
Haidar despegó de Lanzarote unos 25 minutos antes de la medianoche, con lo que aterrizó en El Aaiún alrededor de la una de la madrugada de este viernes, donde la esperaban ansiosos familia y seguidores.
El gobierno de Marruecos impidió el acercamiento de periodistas para que Haidar ingresara al país de la forma más discreta posible.
Con gritos de "¡Viva Aminatu!", "¡Sáhara libre!" y "¡Victoria!", más de 300 simpatizantes de la Plataforma de Solidaridad la despidieron a las puertas del avión que la trasladó de regreso a su pueblo, El Aaiún, donde la esperaban su madre y sus dos hijos menores de edad.
La activista saharaui logró, con su huelga de hambre, posicionar de nuevo la situación del Sáhara Occidental en el debate de la comunidad internacional, que asistió con preocupación al estancamiento de la crisis durante las primeras semanas y, después, con alarma ante el agravamiento paulatino de su estado de salud.
Haidar pudo viajar a su tierra natal tras una negociación a varias bandas, en la que destacaron la presión de España y Francia sobre Marruecos, nación que al final cedió y no puso condiciones al retorno de la activista.
Regresó a su tierra sin condiciones. Conocida como "la Gandhi del Sáhara", Haidar no tendrá que pedir perdón al rey Mohammed VI ni reconocer públicamente la nacionalidad marroquí, a lo que miembros del Ejecutivo alauita la habían conminado a lo largo de los 32 días de ayuno.
Sufre hemorragia interna
Haidar, que se encontraba hospitalizada desde esta madrugada y quien esta tarde sufrió una hemorragia interna que precipitó la solución, habló ante los medios de comunicación visiblemente demacrada y en una silla de ruedas, minutos antes de que una ambulancia la trasladara de nuevo al aeropuerto de Lanzarote, pero esta vez para regresar al Sáhara Occidental.
Haidar expresó que su regreso a El Aaiún es "un triunfo para la justicia, el derecho internacional, los derechos humanos y la causa saharaui".
Después de pronunciar estas palabras se subió a la ambulancia y fue trasladada al aeropuerto de la isla canaria, donde le esperaba un avión privado fletado por el gobierno español y acondicionado con material médico para atender cualquier complicación que pudiera sufrir durante el trayecto hacia el Sáhara Occidental.
Con Haidar viajaron su hermana, Laila, que se encontraba en el archipiélago canario desde ayer, además de un gastroenterólogo enviado ex profeso por el gobierno de Mohamed VI de Marruecos.
El origen de esta crisis se remonta al 13 de noviembre, cuando Haidar llegó a su tierra, el Sáhara, procedente de un vuelo de Las Palmas (Islas Canarias) después de un viaje por Estados Unidos, donde recibió un premio por su labor de defensa de los derechos humanos.
En el control policial, al llenar la documentación migratoria, Haidar, de 42 años y casada, escribió que su nacionalidad era del Sáhara, lo que significó una afrenta para los policías marroquíes, que le retiraron el pasaporte y la expulsaron del país.
El canciller español, Miguel Ángel Moratinos, aclaró que ese mismo día su homólogo marroquí le informó de la inminente expulsión de Haidar, además de que reconoció que se trató de "una expulsión política".
El gobierno español, encabezado por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, permitió la entrada de Haidar a su territorio, lo que para los defensores de la causa significó la "indulgencia" necesaria para llevar a cabo la expulsión.
Una vez en el aeropuerto de Tenerife, Haidar inició su huelga de hambre y denunció reiteradamente no sólo el supuesto atropello a su persona, sino también la sistemática violación de los derechos humanos del ejército marroquí al pueblo saharaui, las detenciones injustificadas y los ataques sin tregua contra la movilización política y social en la región a favor de un referendo de autodeterminación.
Haidar inició entonces una resistencia firme en la que durante los primeros días sólo estuvo acompañada por la convicción de que estaba reclamando sus derechos básicos y por decenas de simpatizantes con la causa saharaui y miembros del Frente Polisario.
Pero desde el campamento improvisado en el aeropuerto canario, Haidar fue sumando más y más voluntades a su causa; desde ciudadanos anónimos que se convirtieron de inmediato en su guardia hasta destacados intelectuales y artistas como José Saramago, Eduardo Galeano, Pedro Almodóvar y Pilar del Río, que se unieron a la causa de Haidar y del pueblo saharaui.
Con el apoyo de la sociedad civil y de algunos partidos políticos, sobre todo de Izquierda Unida (IU, comunistas y republicanos), la situación de Haidar se convirtió en asunto de prioridad nacional, primero en España, y después en Europa, donde hoy mismo se suspendió una moción en el Parlamento europeo ante la inminente solución del conflicto.
La crisis originada por el caso de Haidar obligó a interceder por ella a las más altas instancias de la comunidad internacional: primero la cancillería española, después el gobierno francés, a través del presidente, Nicolás Sarkozy, después la ONU y su secretario general, Ban Ki moon, y finalmente Estados Unidos y su secretaria de Estado, Hillay Clinton.
Haidar despegó de Lanzarote unos 25 minutos antes de la medianoche, con lo que aterrizó en El Aaiún alrededor de la una de la madrugada de este viernes, donde la esperaban ansiosos familia y seguidores.
El gobierno de Marruecos impidió el acercamiento de periodistas para que Haidar ingresara al país de la forma más discreta posible.
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