Todo lo que hay que saber de la esposa de AMLO
Alberto Tavira Álvarez (@BetoTavira)Ahora que Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en el candidato de la izquierda (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) para competir por la Presidencia de la República en las elecciones del 2012, hacemos una radiografía de la mujer que, en el caso de que resulte ganador, lo acompañaría a Los Pinos. Se llama Beatriz Gutiérrez Müller. Tiene 42 años de edad y, junto con Andrés Manuel, tienen un hijo llamado Jesús Ernesto. La señora de López Obrador es de muy bajo perfil. Su caso es el de las mujeres de políticos que prefieren mantenerse al margen del reflector que enfoca cada movimiento de sus maridos.
HISTORIADOR LORENZO MEYER: http://youtu.be/juVh6K4d3Qs
AMLO su historia su FamiliaRAUL LLANOS SAMANIEGO
Ayer en punto de las cuatro de la tarde, el jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), Andrés Manuel López Obrador, y sus hijos -José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo- salieron de la capilla B de la agencia funeraria de Gayosso para hacer juntos el último viaje a su natal Tabasco con Rocío Beltrán Medina, esposa del mandatario, a quien un padecimiento crónico cortó la vida a los 46 años. Apenas abordaron la camioneta negra que los trasladaría al aeropuerto fueron rodeados por un tumulto de personas que en un grito resumían su sentir: "¡Andrés, amigo, el pueblo está contigo!", y conforme avanzaba el vehículo colocaban ramos de flores sobre el toldo.
Amas de casa, ancianas apoyadas en su bastón, taxistas, empleados de tiendas, gente del pueblo acudieron a dar el pésame al mandatario capitalino, quien perdió a su compañera de siempre, con la que cumpliría 24 años de casado el próximo 8 de abril. El deceso de Beltrán Medina ocurrió ayer aproximadamente a las 9 horas en su domicilio de la colonia Copilco Universidad, luego de que se complicara la enfermedad del sistema inmunológico que la aquejaba desde hace varios años. Personas cercanas a la familia comentaron que fueron los hijos del matrimonio López Beltrán quienes avisaron al jefe de Gobierno que la salud de su madre se había agravado y solicitaron apoyo médico de urgencia. López Obrador suspendió su camino rumbo al aeropuerto -para viajar a Campeche- y retornó a su domicilio, en la calle de Odontología. Todavía encontró con vida a Rocío Beltrán, pero sólo por unos segundos. Los integrantes de la ambulancia 520 del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) confirmarían más tarde la muerte. Ya nada se pudo hacer. Minutos después del fallecimiento, el sacerdote Miguel Concha acudió a la casa de la familia López Beltrán para oficiar una misa en memoria de la esposa del Ejecutivo local, y al mediodía el cuerpo fue trasladado a la agencia de Gayosso, en la calle de Félix Cuevas, donde fue velado por unas dos horas, tras lo cual fue trasladado en un vuelo comercial a la ciudad de Villahermosa.
Señales de afecto
Desde el primer momento en que estuvo el cuerpo de Rocío Beltrán en la capilla B de la agencia funeraria se hicieron patentes las muestras de cariño y solidaridad hacia la familia López Beltrán. Los primeros en llegar fueron los comunicadores Jacobo Zabludovsky y Joaquín López Dóriga. También estuvieron otros periodistas como Julio Scherer García, Roberto Rock, Verónica Ortiz, Carlos Loret de Mola, así como muchos colegas de otros medios y compañeros de este diario, encabezados por su directora general, Carmen Lira Saade. Acudieron asimismo integrantes del gabinete de López Obrador, entre ellos Carlos Urzúa, secretario de Finanzas; Francisco Garduño, titular de Transporte, y el procurador de Justicia, Bernardo Bátiz. Ahí también se observó al obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda. También acudieron a dar el pésame desde temprano los jefes delegacionales de Iztapalapa, René Arce; Joel Ortega, de Gustavo A. Madero, y Guadalupe Chavira, de Milpa Alta, así como el líder de la fracción del PRD en la Cámara de Diputados, Martí Batres. Asimismo, el dirigente del PRD capitalino, Víctor Hugo Círigo, y diputados locales como Armando Quintero y Carmen Pacheco. De las administraciones panistas sólo se observó al delegado en Benito Juárez, José Espino von Roerich, y el de Cuajimalpa, Francisco de Souza. Pero también hicieron su arribo espontáneo cientos de personas ajenas a la clase política: ancianos, taxistas, trabajadores, familias que se habían enterado de la noticia por televisión y decidieron manifestar su solidaridad al mandatario local, y quienes también dieron el último adiós a Beltrán. Alrededor de las 14 horas se presentó la dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Rosario Robles, quien calificó de pérdida lamentable la muerte de Rocío Beltrán, y recordó de ella "a la mujer comprometida, valiente, siempre al lado de Andrés Manuel López Obrador en sus momentos más difíciles, como fue su lucha en Tabasco". Le seguiría Cuauhtémoc Cárdenas, ex candidato presidencial del mismo partido, quien acudió con su hijo Cuauhtémoc Cárdenas Batel. Más tarde arribaría Lázaro Cárdenas Batel. Las coronas y los arreglos florales también llegaron por decenas, entre ellas una enviada por el titular de la Defensa Nacional, Ricardo Clemente Vega, y una más de la Secretaría de Marina. Así, paulatinamente fueron llenando los reducidos espacios que quedaban en la capilla B de Gayosso, donde se colocó el cuerpo de Beltrán Medina, del cual nunca se despegaron el mandatario capitalino y sus tres hijos, José Ramón, de 22 años; Andrés Manuel, de 18, y Gonzalo, de 12. Después, en una interminable fila de condolencias se observó al secretario local de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard; al priísta Gustavo Carvajal Moreno, quien afirmó que tuvo una amistad muy cercana con la familia de López Obrador desde que era funcionario público en Tabasco, así como a René Bejarano y su esposa, la delegada en Cuauhtémoc, Dolores Padierna. Al conocer la noticia también se presentaron el historiador Lorenzo Meyer; la actriz Carmen Salinas; el director de cine Gabriel Retes; el dirigente del STUNAM, Agustín Rodríguez; el líder izquierdista Arnoldo Martínez Verdugo; el diputado petista José Narro, así como Joel Ayala, secretario general de la FSTSE, quien externó la solidaridad de la burocracia federal con el Ejecutivo local. Media hora antes de que se trasladara el féretro al aeropuerto capitalino se presentó el secretario federal de Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero, a quien se preguntó si llevaba la representación presidencial. Se limitó a contestar: "vengo a rendir respeto a la familia de un amigo". Casi a las 15:30 horas fue difundido un comunicado de la Presidencia de la República en el que Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún, expresaban su pésame. Con todo, personal de Comunicación Social del GDF precisó que desde temprano hubo comunicación entre ambos mandatarios.
Traslado a Tabasco
A las cuatro de la tarde fue cerrada la capilla B para llevar el cuerpo a Tabasco. A esa hora cientos de personas se habían congregado frente a la funeraria, y cuando López Obrador descendió junto con sus hijos fueron sonoros los gritos de apoyo: "¡Andrés, amigo, el pueblo está contigo!" Una multitud los siguió por los 100 metros que separaban la puerta principal de la funeraria de la camioneta negra en que partieron rumbo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Atrás iba la carroza fúnebre. Luego un vuelo comercial llevó el féretro a Villahermosa, donde Rocío Beltrán fue velada anoche. La inhumación se realiza hoy por la mañana. A pesar de que los servicios funerarios en esta capital terminaron a las 16 horas, siguieron llegando a la agencia decenas de personas de todas las clases sociales, que iban con la intención de manifestarle su pésame al jefe de Gobierno. El mandatario capitalino, de acuerdo con información del área de Comunicación Social, estará un par de días en Tabasco, tras los cuales regresará a la ciudad de México para proseguir con sus actividades normales. De hecho, la mañana de ayer ofreció su tradicional conferencia matutina y sostuvo una reunión con su gabinete, la cual terminó a las 8:30 horas. Luego se dirigió al aeropuerto para viajar a Campeche con el propósito de apoyar la campaña de Alvaro Arceo Corcuera, quien busca la gubernatura del estado. El 7 de diciembre de 2000, el entonces precandidato a jefe de Gobierno perdió a su padre, Andrés López Ramón, de 87 años, quien después de estar internado varios días en el Instituto Nacional de Nutrición falleció a causa de una complicación renal. Siete meses antes había perdido a su madre, Manuela Obrador, de 77 años, debido a un paro cardiaco. Ambos fueron inhumados en Tabasco, de donde eran originarios.
Fortaleza pese a la enfermedad
Dueña de una gran fortaleza interna y valentía ante la vida, Rocío Beltrán Medina nació en agosto de 1956 en el municipio de Teapa, Tabasco, donde cursó sus primeros estudios. Posteriormente se trasladó a Villahermosa, donde estudió sociología, en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Precisamente en esta institución conoció a Andrés Manuel López Obrador, quien fue uno de sus profesores. Ahí nació una relación que los llevó al matrimonio, el 8 de abril de 1979. Desde entonces Rocío Beltrán tuvo gran influencia en el mandatario capitalino, pues fue ella quien lo impulsó a continuar en la política y a cambiar de las filas del PRI al PRD. También fue ella quien lo acompañó en sus luchas en Tabasco y en la ciudad de México. Rocío Beltrán y López Obrador tuvieron tres hijos: José Ramón, de 22; Andrés Manuel, de 18, y Gonzalo, de 12. A principios de los años 90 los médicos detectaron a Rocío Beltrán un padecimiento en el sistema inmunológico. Ella siempre supo imponerse a la enfermedad que la afectó durante los últimos 10 años, y constituyó un gran apoyo no sólo para López Obrador sino para la formación de sus tres hijos, para quienes fue una mujer fuerte y muy valiente. No obstante, ayer ese padecimiento finalmente venció esa reciedumbre y postró a Rocío Beltrán para siempre. RAUL LLANOS SAMANIEGO
Pésame de Vicente Fox y Marta Sahagún
Al conocer la noticia del fallecimiento de Rocío Beltrán Medina, esposa de Andrés Manuel López Obrador, el presidente Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún, enviaron sus condolencias. De acuerdo con un boletín de la Presidencia de la República, el mandatario expresó su solidaridad al jefe de Gobierno del Distrito Federal y su familia en estos difíciles momentos, además de enviarle su más sentido pésame.
Condolencias de Norberto Rivera
El arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, expresó sus condolencias al jefe del gobierno capitalino, Andrés López Obrador, por el fallecimiento de su esposa, Rocío Beltrán Medina. Primero, durante la misa dominical de mediodía en la catedral metropolitana, y posteriormente a través de la prensa, el prelado pidió a los católicos orar por el eterno descanso de Rocío Beltrán y por que la familia del gobernante encuentre tranquilidad espiritual. Recordó que la pareja fue recibida en privado por el papa Juan Pablo II en su quinta visita a México, en julio pasado. Entre las peticiones que tradicionalmente se hacen al final de cada homilía, se pidió a la comunidad católica orar por el descanso eterno de la esposa del jefe del Gobierno.
Homenaje del partido del sol azteca
La directiva del Partido de la Revolución Democrática rindió la tarde de ayer un breve homenaje a la memoria de Rocío Beltrán, a quien reconocieron como "compañera de las luchas fundamentales del partido, de los tabasqueños" y de su esposo, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Poco antes de que se declararan iniciadas las campañas de sus 123 candidatos a diputados al Congreso del estado de México, el comité nacional y los simpatizantes del partido ofrecieron una "muestra de solidaridad, respeto y respaldo" a López Obrador por la muerte de su esposa. El homenaje "a la memoria y a la persona" de Rocío Beltrán consistió en un minuto de silencio, durante el cual los perredistas mantuvieron en alto la V de la victoria con la mano izquierda, y un minuto de aplausos en la explanada de la presidencia municipal de Naucalpan, donde se realizó la concentración. Antes del encuentro, la presidenta del partido, Rosario Robles Berlanga, expresó su pésame a López Obrador, no sólo como dirigente del PRD, sino "como amiga".ENRIQUE MENDEZ
Retratos desconocidos de Andrés Manuel
Por: Alejandro Almazán
Estas son imágenes desconocidas de Andrés Manuel López Obrador, el tabasqueño que nació hace 50 años en el barrio de Belén. Por estos retratos conocerá a sus padres, a sus hermanos y a sus héroes infantiles, El Santo y el beisbolista puertorriqueño Roberto Clemente. Se enterará que solía trabarse, como un autista, cada vez que lo reprendían, y de sus días como monaguillo. Leerá cuando en su adolescencia fue arrestado y golpeado por la policía, obligándolo a responsabilizarse de un homicidio. Sabrá a qué lo orilló el hambre. Lo imaginará obsesionado por los discursos de Fidel Castro o por las teorías de Nietzsche. Verá su cercanía con el poder priista. Y escuchará a una monja que no le perdona un presunto plagio de ideas.
Lo mirará en 1988 como candidato a la gubernatura de Tabasco por el Frente Democrático Nacional, en ese Volare K que le regaló Nicolás Bellizia, padre del ya famoso Nico. Se enterará cómo conoció a Cuauhtémoc Cárdenas y cómo rechazó a Carlos Salinas de Gortari. Comprenderá por qué siempre invitaba, pero nunca pagaba. O por qué su esposa Rocío estiraba la plata para sobrevivir. Se dará cuenta de que es el hermano mayor que reprende y aconseja. Que detesta a quienes mienten, como a Roberto Madrazo, su enemigo desde 1988. Que es un hombre de costumbres familiares. Que los golpes de suerte le son recurrentes. Que se empecina en lograr lo que se propone, aunque a veces deba darle vuelta a la ley. Que es un hombre al que difícilmente se le conocen escándalos. En fin, estos son retratos desconocidos de aquel niño que nació en Belén y en cuyo futuro político se cruza una imagen, la de Los Pinos.
Retrato 1
Es el único que existe de los López Obrador cuando vivían en el pueblo tabasqueño de Tepetitán. Había más fotografías, pero un día, residiendo ya esta nómada familia en Palenque, Chiapas, alguien entró a robar al cubo de pino y zinc —con lo que levantaron una primera casa y que también era un restaurante llamado El Palomar—. Les arrebató casi toda su historia gráfica. Creen que el ladrón fue un loco hechicero. Este retrato es tomado en 1967 por Armando Gómez, el doctor del pueblo, quien desea conservar a la familia en su cámara antes de que ésta venda la miscelánea La Gloria. Quiere inmortalizarla antes de que se marche a Villahermosa para probar suerte en lo suyo: el comercio. El señor con guayabera blanca, el que sostiene en sus brazos a Martín Jesús, el varón de los gemelos que apenas terminará la secundaria, se ha afinado el bigote para la fotografía. Es el padre de la familia y se llama Andrés López Ramón, un jarocho hijo de campesinos tan pobres que no le pudieron dar escuela, pero a quien la bonanza del petróleo le ayudó en su juventud a conseguir trabajo localizando pozos petroleros por un mísero salario. Aquí tiene 53 años de edad y ya hace tiempo que es comerciante, casi desde que se casó con Manuela Obrador González, en octubre de 1952. Se le ve orgulloso con su mujer y sus siete hijos. Este día de 1967 sería difícil imaginar que dentro de 33 años, en mayo de 2000, un infarto le arrancará al amor de toda la vida, a doña Manuelita. Y siete meses después, don Andrés morirá de nostalgia. Doña Manuelita es quien carga a la gemela niña Candelaria Beatriz (la que estudiará para maestra). Está vestida de negro porque acaba de morir su padre, José Obrador Revueltas, un exiliado español que echó raíces en México con una tabasqueña llamada Úrsula. En la fotografía, doña Manuelita está pegada al río Tepetitán, donde sus hijos se bañan y pescan robalos. Dentro de algún tiempo, después de producir y vender quesos y mantequilla, abrirá dos grandes negocios frente al mercado de Villahermosa: La Gota, una zapatería, y Novedades Andrés, una mercería en la cual el segundo hijo, el que está al lado derecho de don Andrés, el que nació pesando 5 kilos 100 gramos y se llama José Ramón, morirá el 9 de julio de 1969; una bala le destrozará la cabeza. Por infortunio los López Obrador emigrarán nuevamente. Partirán a Agua Dulce, Veracruz, donde venderán ropa para boda, 15 años y primera comunión en otro negocio de nombre Amor y Paz. El niño que está justo debajo de doña Manuelita es Pedro Arturo. Estudiará ingeniería civil en la Universidad de Xalapa. Trabajará en gobiernos municipales priistas de Tabasco hasta que su apellido cobre fama “de revoltoso” en la política local; lo orillarán a abrir una carpintería. Quien al frente tiene don Andrés es el güero de la familia, José Ramiro, Pepín. Es el más bonachón de los hermanos. No terminará la carrera de economía, trabajará en la Casa de la Cultura en Villahermosa, abrirá una lavandería. Querrá ser dirigente del PRD tabasqueño y, como bien se lo advertirá su hermano mayor, Andrés Manuel, lo echarán las pugnas internas. Querrá ser alcalde de Macuspana y, de nueva cuenta, Andrés Manuel lo regañará: “Te van a pegar para afectar mi imagen”, le dirá. El 1 de enero de 2004 Pepín se convertirá en presidente municipal y, desde los primeros días de su gestión, enfrentará protestas por parte de ex empleados priistas de confianza que sólo engrosaban la nómina. El niño de la cabeza inclinada es Pío Lorenzo. Estudiará sociología en la UNAM. Ganará dinero corrigiendo las galeras de La República, la revista interna del PRI, y los discursos de Alfredo del Mazo, que en 1988 intentará ser candidato priista a la Presidencia. En ese 1988, Pío tomará las instalaciones del ayuntamiento de Huimanguillo, con todo y alcalde, hastiado porque las autoridades priistas de Tabasco boicotean las elecciones para gobernador. Lo volveremos a encontrar en 2003 encabezando los comités ciudadanos para la candidatura presidencial de su hermano mayor: Andrés Manuel. Andrés Manuel. Es el que, en el retrato, está a la izquierda de su madre, el flacucho de camisa a cuadros y pantalones zancones. Nació el 13 de noviembre de 1953. Sus padres pensaron que después del terrible parto de su primer hijo (tres días de contracciones y nada), hasta ahí llegaría su descendencia. Por eso lo bautizaron con el nombre de ambos. En esta fotografía Andrés Manuel tiene 14 años. Para este entonces ya ha superado esas crisis nerviosas que lo remolcaban a quedarse privado cada vez que lo regañaban; se trababa, no hacía caso de nada; su padre, don Andrés, dolorosamente siguió los consejos que le aseguraban que con un par de nalgadas el chamaco “dejaría de estar enfermo”. Ahora está por entrar al bachillerato. Dejará de ser El Lombriz de Tierra, como le apodaron sus compañeros de la secundaria, por enjuto, como recordarán Concepción Lizárraga y Carmen Muñoz. Ya no será presidente de la sociedad de alumnos de la secundaria federal número uno. Tampoco el abanderado. Ya no tendrá que rapar a los primerizos, como a él mismo le hicieron. Dejará de jalarle las trenzas a las niñas. No lo sabe Andrés Manuel, pero 33 años después de esta fotografía se convertirá en el jefe del gobierno del Distrito Federal. Las encuestas dirán que será el político más popular de México. Nota 1
La historia de los López Obrador empezó a las 10 de la mañana del 30 de octubre de 1952 en la parroquia de la Virgen de la Asunción, en Tepetitán. Eso dice la invitación de la boda entre don Andrés y doña Manuelita, preservada por Martín, el gemelo varón, el inquieto de la familia. Fue difícil llegar hasta el casamiento. José Obrador, un alto hombre que nació en Santander, España, no permitía que su hija Manuelita, a los 28 años de edad, se casara (nació el 24 de diciembre de 1922, en Frontera, Tabasco). Tal vez porque era la que más le ayudaba a atender la miscelánea. El caso era que ningún pretendiente obtenía el sí del padre. Eran las costumbres de la época. Esas costumbres de José Obrador incluían que el cortejador tuviera algo de linaje y plata. Ante eso, Andrés López no era un buen aspirante: venía de una generación de hambre. Su padre, Lorenzo López, fue un hombre atrás del arado. Su madre, Candelaria Ramón, murió después de darle a luz. Trabajó desde que embarneció, hasta que consiguió ser petrolero y lo enviaron a Tepetitán a localizar pozos. El drama de Tepetitán terminó cuando don Andrés se marchaba del pueblo: el padre de Manuelita lo aceptó. Diría en 1997 doña Manuelita en una entrevista videograbada que su hijo Pío promovió: “Y fue lo mejor que me ocurrió. Me salió un hombre cariñoso, hogareño y alcahuete con los hijos. Qué más le pido a Dios”.
Retrato 2
En este retrato observamos a los niños López Obrador en donde rompen las olas. Es la playa Viña del Mar, Veracruz, y los años sesenta empiezan. Están de vacaciones austeras. No hay mucho dinero para comprar trajes de baño, de ahí los calzoncillos como alternativa. El más moreno de todos ellos, el de la misma tonalidad de la piel del padre (de ahí que le digan Negrito), el que sonríe como avergonzado por atraparlo en una situación incómoda, es Andrés Manuel.
Ya les hacía falta salir a los niños. En Tepetitán las diversiones son escasas. Una es el cine de los sábados por la noche. Los encargados de reproducir maltratadas cintas en una roída pantalla son unos gitanos. Cobran 50 centavos la entrada. Ahí es donde Andrés Manuel conoce a El Santo. Lo ve derrotar a los zombis, a las mujeres vampiro, al rey del crimen y al cerebro diabólico. Al pueblo llegan también historietas sobre El Santo, en las que defiende a los pobres. ¿Tendrá que ver esto con los lemas de campaña de Andrés Manuel para ganar el gobierno del DF? Y el otro pasatiempo es el campo de beisbol. Ahí Andrés Manuel finge ser el puertorriqueño Roberto Clemente, una máquina en los Piratas de Pittsburgh y del cual se entera a través del radio de bulbos, propiedad de su abuelo. Lo trata de emular siendo fílder derecho, como ese beisbolista pobre que se hizo rico. Pocos años después de este retrato, Andrés Manuel dejará Tepetitán para ir a estudiar la secundaria. Irá a Macuspana. Se alojará en la casa de unos compadres de la familia, José Hernández y Carmita Domínguez, cuyo catolicismo exacerbado lo contagiará. Y durante un tiempo será el monaguillo del padre Carlos. En sus días como jefe del gobierno capitalino habrá quienes rumoreen que Andrés Manuel es cristiano; otros, más disparatados, dirán que “pertenece a una extraña secta”. “Pero es católico”, apuntará su hermana Candelaria Beatriz, Candy. “No dice de qué religión es, quizá para no meterse en problemas con las otras”. Por último, hay que comentar que en este retrato el chico que está a la izquierda de Andrés Manuel, el que tiene la rodilla izquierda flexionada, es José Ramón. En el último julio de los sesenta, el 9 de ese mes en 1969, él y Andrés Manuel jugarán con una pistola, propiedad de don Andrés. La versión familiar asegurará que el arma cayó y se disparó. La bala fue directo hacia la cabeza de José Ramón. Eran las cuatro de la tarde. La policía judicial arrestó a Andrés Manuel. Le partieron el labio a golpes, el tórax y la espalda quedaron mellados. Hasta pasada la media noche, cuando velaban ya al hermano, lo absolvieron del homicidio. Nota 2 Bartolo Jiménez fue un amigo cercano de Andrés Manuel durante y poco después de la universidad. Desde hace un buen rato ha escarbado entre las cajas donde atesora las fotografías de aquellos días en la UNAM. No encontrará aquel retrato donde él y Andrés Manuel tienen cabelleras largas y morrales de tela. La moda hippie los atrapó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Eran jóvenes.
Se hospedaban en la Casa del Estudiante Tabasqueño, en la calle de Violeta, colonia Guerrero. La poca comida que había era un caldo rancio y no todos alcanzaban. Sin dinero uno hace lo que sea. Y Andrés Manuel, como recuerda Bartolo, optó un día, con su amigo Isidro Pedrero Totosaus, a arriesgarse a comer unos tacos sin pagar. Burlaron al taquero poniéndole el pie. Admiraban a Carlos A. Madrazo, el ex gobernador tabasqueño que no salió vivo de un avionazo, padre además de Roberto Madrazo. A Andrés Manuel también lo deslumbraban (lo deslumbran) otros más: Benito Juárez, Gandhi (de los que profundizó en tercero de secundaria, con su profesor de civismo, Rodolfo Lara Lagunes, un izquierdista que en 1968 decidió irse a huelga de hambre ante la represión estudiantil), y Fidel Castro, del que escuchaba discursos a media noche; sus compañeros lo hacían callar arrojándole cerveza. Le obsesionaba, además, eso del materialismo dialéctico. Y leía a Althusser, a Nietzsche, a Marx. “Asimilaba poco, por eso estudiaba mucho”, apunta Bartolo. Lo que sí de plano no asimiló fue el alcohol; la cruda lo alteraba, lo hacía vomitar. Emigraban de una casa a otra. Y un día Andrés Manuel y otros amigos rentaron un pequeño departamento en Copilco. Pero un 12 de diciembre, Isidro Pedrero Totosaus, quizá el más pícaro del grupo y una de las razones por las que habían decidido cambiarse de casa, los encontró. Aunque lo corrieron, Isidro se sujetó a la idea de beber sólo unas cervezas para marcharse. Aceptaron. Fue por los tragos. Y cuando cruzó un altar de la Virgen, lo roció con espuma de cerveza. Los creyentes lo sorprendieron y lo persiguieron. Subió la escalera de caracol que conducía al departamento y alertó a sus amigos. A Andrés Manuel se le ocurrió quemar las dos colchonetas que habían comprado en pagos para ahuyentar a los enfurecidos. De milagro no los lincharon. Eran jóvenes.
Andrés Manuel terminó la carrera seis meses antes de lo previsto. Adelantó materias. Pero no asistió a su graduación. En su entrevista videograbada, doña Manuelita explica por qué: “Vino a decirme que ya tenía su carta de pasante, pero que la fiesta iba a ser en un hotel muy lujoso y que costaba mucho. Que él no tenía dinero para eso. Así es mi Negrito, no le gusta lo caro”. Por la universidad fue que se relacionó con el tabasqueño Leandro Rovirosa, entonces secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, y que luego fue gobernador. También se vinculó con el poeta Carlos Pellicer, quien le pidió a Andrés Manuel le coordinara la campaña a senador por Tabasco. Y Tabasco volvió a recibirlo.
Retrato 3
Este data de febrero de 1978, justo un año después de la muerte de Carlos Pellicer. El ya gobernador Leandro Rovirosa, el hombre canoso de la fotografía, ha venido hasta el Instituto Nacional Indigenista (INI) de Nacajuca, dirigido por Andrés Manuel, para develar el busto del poeta. Andrés Manuel se ha ganado al gobernador. Le ayudó en la logística de la campaña y ha sido recompensado con el INI. Ha hecho a un lado las clases de pedagogía en la Universidad de Tabasco, donde se enamoró de una de sus alumnas, Rocío Beltrán Medina, una mujer de clase media nacida en el municipio de Teapa y con quien se casará el 30 de marzo de 1980, el día en que los padres de Andrés Manuel inaugurarán un pequeño hotel en Palenque, llamado Ki Chan (amigo, en chol). Desde ese entonces, los López Beltrán tendrán la tradición, cada 30 de diciembre, de elaborar a mano un muñeco de papel, al tamaño natural de los pantalones, camisas y sombreros con que los visten. Es el Año Viejo y lo queman con cohetones. Quien está en la fotografía en medio del gobernador Rovirosa y nuestro personaje, el de la camisa a rayas, es Ignacio Ovalle, un personaje que en 1988 será el enlace entre el ya electo presidente Carlos Salinas de Gortari y Andrés Manuel para que el tabasqueño desista de la candidatura del Frente Democrático Nacional (FDN), a cambio de la Secretaría de Desarrollo Social. Salinas recibirá un no. Pero, por lo pronto, al presidente que no se le negará será a José López Portillo, que en breve llegará de gira a Tabasco. Andrés Manuel tendrá sólo cinco minutos para mostrarle un proyecto para la zona indígena de Nacajuca. Le presentará una película donde le explicará sobre los camellones chontales, que no es otra cosa que ganarle terreno a los pantanos de la región, rellenándolos de tierra hasta que el agua desaparezca y dé terrenos fértiles para la siembra. López Portillo le apostará a la idea. En esta parte de la historia es donde entra la madre Alma Muriel, a quien en 2002 el presidente Vicente Fox le entregara el Premio Nacional al Voluntariado. Según ella, Andrés Manuel le robó la idea. “Le mostré los planos que me habían enviado de Alemania y se fusiló el proyecto, diciendo que lo había sacado de las chinampas. Nunca me dio crédito. Lo conocí de huaraches, con los zapatos rotos, ambicioso. Dios nos libre que llegue a ser presidente”, dirá la monja jesuita, admiradora de Marta Sahagún. El caso es que Andrés Manuel se convertirá en algo así como el tlatoani de los chontales. Hará los camellones, aunque tardarán en dar frutos. “Es que hasta arriba quedó el barro estéril, no fueron un éxito al principio”, apuntará Bartolo, el compañero de la UNAM. Pero una vez que el tiempo repare el error humano, Andrés Manuel se convertirá en el distribuidor de esos frutos. Un maldoso le avisará a la policía que en el INI se trafican drogas. Llegarán las autoridades y encañonarán a Pepín, que ayuda a su hermano, y a Andrés Manuel. Se darán cuenta que en los costales sólo hay chayotes, melones, pepinos, papaya, frijol y maíz. Andrés Manuel también les construirá casas, fundará secundarias, instalará una radiodifusora. Les fiará vacas para criar, confiando sólo en la palabra de ellos. Todo ayudado por cubanos, con los que se vincula gracias a Julieta Campos, a quien luego veremos como titular de la secretaría de Turismo en el gobierno capitalino de López Obrador, y quien es esposa de Enrique González Pedrero, el que sucederá a Rovirosa en la gubernatura. González Pedrero hará a Andrés Manuel líder del PRI tabasqueño en 1982, pagándole así que haya coordinado su campaña. Y Andrés Manuel, en agradecimiento, encarga a Alberto Cuba el himno del PRI, el cual llevará frases como “¿Quién es nuestro guía? Enrique González Pedrero”. Pero ese guía lo echará del PRI ahí cuando se entere de que Andrés Manuel ha formado su propio grupo de informadores que le desmenuzan el trabajo de los 17 alcaldes, un grupo fiel a él y paralelo a la estructura del PRI que le dará el rango de vicegobernador. “Aquí no es Cuba, no chingues la madre, Andrés”, le dirá González Pedrero y lo enviará de oficial mayor, puesto en el que durará sólo lo que tarde en redactar su renuncia. Se exiliará en la casa de sus padres en Palenque. Dirá su padre, don Andrés, en su entrevista videograbada: “Quién sabe qué le pidieron hacer que no le convino y se tiró afuera. Nos dijo que ya era un desempleado”. Agregará doña Manuelita en el otro video: “Me dijo que estaba enojado porque nunca le pidió su opinión. Y aquí lo tuve, escondido, tenía miedo de que le pasara algo”. A su renuncia se solidarizarán algunos de sus amigos, como Alberto Pérez Mendoza (entonces jefe de comunicación social del PRI y que con el tiempo se convertirá en su secretario particular) y Jesús Falcón (el conductor y confidente que en 2001 será sustituido por el famoso Nico). Andrés Manuel se irá a la ciudad de México, al Instituto Nacional del Consumidor. Y sus amigos buscarán asilo en la CNC local. “Se fue sin dinero y con un vochito”, recordará doña Manuelita en el video. “Con el poco tiempo que trabajó en el Inco, Andrés Manuel se compró un departamento. Un fin de año, entre vacaciones, aguinaldo y no sé qué más, juntó la mitad de los 4 millones (viejos pesos, por supuesto) y lo compró”. (Habla de ese departamento de cien metros cuadrados y dos recámaras, a unas cuadras de Ciudad Universitaria). Andrés Manuel y sus amigos volverán a reunirse en 1988.
Retrato 4
Para que en este 1988 Cuauhtémoc Cárdenas alce la mano derecha y Andrés Manuel vaya a su lado, como candidato del FDN a la gubernatura de Tabasco, ha habido un par de acontecimientos. Uno: han sido los viejos del consejo chontal quienes decidieron que un buen candidato sería Andrés Manuel. Y a mediados de junio, cuando Cárdenas visite la región como parte de su campaña presidencial, el chol Pastor será el encargado de entregarle una carta al ingeniero, donde le harán tal petición. Cárdenas le preguntará a su acompañante Graco Ramírez si conoce a ese tal López Obrador. Como la respuesta es sí, su encomienda será buscarlo. Y dos: luego de que le propongan la candidatura, irá a visitar a sus padres. Porque todo, absolutamente todo, lo platica con ellos. Resumirá doña Manuelita en el video: “Nos dijo que Cárdenas, Graco y Porfirio Muñoz Ledo lo habían invitado, pero que Rocío, su esposa, le decía que no, que qué iban a comer si se quedaba sin chamba. Yo le dije que nosotros éramos unos ignorantes y les pudimos dar lo que se pudo, que él como profesionista iba a salir adelante. Me abrazó y fue a decirles que aceptaba ser candidato”. Y el 29 de julio de 1988 Andrés Manuel será el candidato. Vendrá su primer día de campaña, que él mismo trazará porque siempre le ha gustado acapararlo todo; es común que gire instrucciones mientras le da bocanadas al Raleigh, a esa nicotina que le comerá uno de los dientes. Y allá irá Andrés Manuel a Mazateupa, el pueblo más lejano de Nacajuca. Le proporcionarán una desvencijada combi para trasladarse. Jesús Falcón (Chuy, le llamaremos) irá al volante. Alberto Pérez Mendoza, como su secretario. Pero la combi no aguantará el violento camino. Primero se le caerá la defensa. Luego uno de los espejos laterales. Y finalmente un amortiguador. “Andrés se bajó cagándose de la risa y se subió a mi auto”, recordará Laureano Naranjo, quien ese día sigue en un Fairmont al candidato. Los otros vehículos que les prestarán lo dejarán tirado en medio del fin del mundo. Hasta que un día, un ricachón llamado Nicolás Bellizia le regala un Volare K automático, 1981. El auto será bautizado como El mensajero de la democracia, El Palomo de Obrador y El Granma Tabasqueño. El nombre de Nicolás Bellizia aparecerá de nueva cuenta en 2004, cuando la prensa identifique que el hijo de aquel adinerado, Nicolás, es el chofer de Andrés Manuel y gana más que un subsecretario del gobierno capitalino. Los primeros días de campaña serán difíciles. Los mítines que organiza Andrés Manuel resultan un fracaso: nadie se acercará, pero él seguirá hablando a través de esa bocina amarrada al lomo del auto. Serán sólo mujeres las que se asomen por las ventanas. “Yo le decía: ‘Licenciado, mejor vámonos, aquí nadie nos quiere’, pero él, obstinado como es, decía que no, que tarde o temprano la gente reaccionaría”, recordará Chuy. Y sí. Cada vez más acudirán a sus mítines, llegarán colgados en los camiones de redilas como si fueran murciélagos; se entusiasmarán al ver videos de Cárdenas en campaña. Y la aversión contra el candidato del PRI, Salvador Neme Castillo, se acentuará. La peor agresión que recibirá el priista ocurrirá en Mazateupa. Aunque Neme se arme con karatecas y enmascarados para enfrentar a los indígenas, los choles los encarcelarán. La candidatura de Neme se debilitará. Salinas enviará refuerzos: a Roberto Madrazo, para la dirigencia del PRI; y a Fernando del Villar, como delegado. Y entonces la campaña tendrá otro giro: Andrés Manuel será el villano favorito de los diarios locales; lo llamarán comunista, informarán que cerrará templos religiosos o que arrebatará a los niños de sus casas. En Huimanguillo lo esperarán porros para golpearlo, pero Chuy los esquivará. El teléfono de su casa, en el fraccionamiento Galaxia en Villahermosa, será intervenido. Y Andrés Manuel organizará a sus propios espías: policías y taxistas que le dirán todo lo que escuchen. Serán días, también, en que Andrés Manuel no traiga dinero ni para la gasolina, preocupación que delegaba a su hermano Martín. “Le decía: ‘¿Y de dónde voy a sacar dinero, Andrés?’ Me reviraba: ‘Ese es tu problema, si no resuelves esto, imagínate qué será de tu vida’. Le tenía que pedir a la gente cooperacha”, recordará el propio Martín. “Por eso siempre invitaba el café y nunca pagaba”. Por este tiempo, Andrés Manuel sólo tendrá un par de tenis y su esposa Rocío deberá lavarlos y ponerlos a secar atrás del refrigerador. El 20 de noviembre, día de la elección local, Andrés Manuel será derrotado por la maquinaria priista. Seis meses después lo veremos convertirse en el primer dirigente estatal del PRD en Tabasco. Atenderá, con su deteriorada playera con el rostro de Zapata, en un cuartucho que sólo tiene una mesa y una silla. Por eso le será más cómodo hablar con la gente en su casa del fraccionamiento Galaxia, en la calle de Júpiter, en un patio donde, ante la falta de plata, remendará a mano los tenis de sus hijos, como recordará Armando Guzmán, el corresponsal de Proceso.
Retrato 5
Se trata de aquel éxodo que duró 60 días. Cubrió el trayecto de Villahermosa al DF. En 1991 fue convocado por Andrés Manuel, el que va a la derecha de quien mira la foto, para reclamar el fraude electoral de los comicios a alcaldes y al Congreso. La primera idea de protestar de esta forma la dio doña Manuelita, uno de esos días de plantones en la Plaza de Armas. “Saca a la gente, hijito, porque así no solucionarás nada”. Andrés Manuel le comenta a Cárdenas la intención y éste la aprueba mientras caminan por el fraccionamiento Galaxia. Ahora sólo resta bautizar a esta ruda caminata. Andrés Manuel quiere un nombre contundente, que la prensa nacional hable de él. ¿Caravana por la democracia? No. ¿Marcha contra el fraude? Tampoco. Será su esposa Rocío la de la ocurrencia: “¿Y si le llaman éxodo? Así como Moisés sacó al pueblo judío”. Sí, Éxodo por la Democracia suena bien. Andrés Manuel cavila en el patio de su casa que hay que sacar a los tabasqueños para que no sean acribillados por el faraón Neme Castillo. Saldrán cien y llegarán miles al Zócalo. El Éxodo logrará rescatar las alcaldías de Cárdenas y Nacajuca, gracias al cabildeo entre Fernando Gutiérrez Barrios, entonces secretario de Gobernación, y dos consejeros ciudadanos: José Agustín Ortiz Pinchetti y Santiago Creel Miranda, al que derrotará en 2000 cuando ambos disputen el gobierno capitalino. Por este 1991 a Andrés Manuel le nacerá su alma reporteril. Se apoya en la red de simpatizantes que ha tejido, muchos de ellos le filtran información de la administración de Neme. Y entonces, junto con Alberto Pérez Mendoza y Chuy, crea un concepto de periódico de dos hojas llamado Corre la Voz, que se imprime en los talleres del PRD Nacional. Al primer reportaje que Andrés Manuel elabora con sus amigos lo titulan Los caballos de Pancho (Francisco Garrido, entonces jefe de comunicación social del gobierno de Neme). En él revelan que Garrido ha comprado caballos pura sangre con recursos estatales. A Corre la Voz lo sustituirá La Verdad del Sureste. Este diario nacerá al vender acciones a la sociedad civil. Como socio mayoritario quedará Pérez Mendoza. Será común que cuando alguien del PRI caiga en desgracia, la hemeroteca de La Verdad del Sureste sea consultada por la prensa local y nacional. Como ocurrirá a mediados de este 1991, cuando Neme caiga y sea sustituido por Manuel Gurría Ordóñez. La crisis política la aprovechará Roberto Madrazo y regresará a Tabasco para dirigir al PRI. Dentro de tres años, como candidato a la gubernatura, enfrentará a Andrés Manuel. Y lo aplastará.
Retrato 6
La historia de esta conferencia de prensa en el Hotel Catedral de la ciudad de México, donde Andrés Manuel mostró 17 cajas en las que se descubrió que Madrazo gastó 72 millones de dólares para conseguir la gubernatura de Tabasco, empezó en Amozoc, Puebla, durante el segundo Éxodo, el que reclama el fraude electoral madracista. Y allá van. Cruzan Veracruz, llegan a Puebla. En Amozoc un par de perredistas buscan a Chuy. Le cuentan que saben de cajas con boletas electorales “y quién sabe qué más”. Pero como ya ha pasado el tiempo de impugnaciones electorales, Chuy no les da mayor importancia. Luego, se lo comentan a Andrés Manuel. Y hace lo mismo: subestima la información. Hasta que llegan al DF y, hastiado de la insistencia de aquellos perredistas, Andrés Manuel le encarga a Auldárico Hernández, entonces senador, que vea el asunto. Le platican a Auldárico: “Las cajas están en la casa de la contadora de la Secretaría de Finanzas del PRI. Ahí las dejó porque se cambió de casa”. Para hacerse de ellas tendrán que robarlas. Las llevarán al Zócalo. Pero nadie, ni Andrés Manuel, las mirará. “Alguien pudo haberlas quemado y nosotros ni en cuenta”, dirá Chuy. Será hasta el día en que levanten el campamento cuando Andrés Manuel observe las cajas. Hay pólizas, pagos a partidos, medios y hasta sacerdotes. Son los gastos de campaña de Madrazo. Junto con algunos contadores se dirige a un hotel para revisar y hacer cuentas. Por eso Andrés Manuel ofrece esta rueda de prensa, junto con Creel, Juan Molinar y Ortiz Pinchetti, en ese momento aún consejeros ciudadanos. El tribunal tabasqueño le arrebatará el caso a la PGR de Antonio Lozano Gracia. Y nada, absolutamente nada moverá a Madrazo de la gubernatura. Ahí termina la historia que empezó en Amozoc.
Retrato 7
Es la famosa golpiza que en 1995 dio vuelta al mundo: en el camino que lleva al pozo petrolero más productivo del país, el Sen, en Nacajuca. “A Andrés le gusta estirar la liga, aunque se rompa”, dirá Chuy para entender la actitud que ha tomado Andrés Manuel en esta protesta para que Pemex indemnice a quienes han perdido sus tierras por la contaminación: irá al bloqueo de pozos con la idea de que lo golpearán. Sabe que lo harán víctima. Y sí. El jefe de Seguridad Pública, el comandante Luis Martínez es un hombre que piensa en blanco y negro y desaloja a los manifestantes Se girarán órdenes de aprehensión para casi todos los López Obrador y los amigos de éstos. Muñoz Ledo, como dirigente del PRD nacional, tendrá que negociar en Gobernación que se detengan los arrestos. Pero mientras se negocia, Andrés Manuel se siente envalentonado. No le importa que los helicópteros estén sobrevolando su casa en Júpiter 123. Es más, sale en el sedán blanco de su mujer para provocar más odio. Una vez que se salve, ideará algo que él llama resistencia civil; es decir: quien quiera no pagará la luz (él mismo aún lo hará en su casa de Villahermosa). Visitará pueblos para convocarlos a esta singular protesta. Claro que en ocasiones se equivocará: un día está tan ensimismado, convenciendo a una ranchería, que no se da cuenta que ahí no hay energía eléctrica. Le harán notar su error. Un año después de este retrato, Andrés Manuel saltará a la dirigencia nacional del PRD. Dejará a los perredistas tabasqueños que se coman entre sí. Cuando deje la presidencia del partido, y Jesús Ortega y Amalia García escenifiquen trampas para sucederlo, éste regresará a Tabasco sin saber qué diablos hacer. Y cómo no: el PRD tabasqueño será un revoltijo de pugnas internas. El haberse ido sin crear cuadros, como dirá Darvin González, uno de los que empezó con Andrés Manuel las batallas en Tabasco, tendrá sus consecuencias: el PRI de Madrazo estará más fuerte que nunca. Andrés Manuel tendrá incierto su futuro político. ¿Otra vez buscará la gubernatura? No, el PRI local se ha reacomodado. ¿El gobierno del Distrito Federal? “No, esa ciudad podría ser mi tumba política”. ¿Entonces qué Por lo pronto se le ocurrirá una gira llamada de los mil pueblos, para reactivarse. Durante ese lapso, ocurrirá el famoso debate entre él y Diego Fernández de Cevallos en el noticiero matutino de Joaquín López Dóriga. Andrés Manuel no querrá el enfrentamiento, pero ante los consejos de Chuy y de César Yáñez (hoy su jefe de prensa) decidirá ir con todo contra El Jefe Diego. Pedirá a algunos periodistas los reportajes que han escrito sobre el Fobaproa, donde sólo hay presunciones contra el panista. No llevará más al debate: recortes periodísticos en un fólder azul. Ese fólder asustará a El Jefe Diego cada vez que Andrés Manuel diga que ahí trae pruebas que culpan al panista. Media hora después, López Obrador saldrá vencedor de la escaramuza. Por esos días, también, nadie detendrá a Rosario Robles. La imagen del gobierno capitalino perredista estará en el top de las simpatías. Andrés Manuel aprovecha los momentos. Cárdenas le propondrá el gobierno del DF. Tendrá que sortear, además de sus propios errores y el golpeteo político, la muerte de sus padres y de su esposa Rocío.
Retrato 8
Este retrato aún no ha sido tomado. No existe en el álbum familiar de los López Obrador. Pero Pío, el que organiza los comités ciudadanos para impulsar la candidatura de su hermano a la Presidencia, ya ha empezado a imaginárselo. Su primer esbozo lo mandó a imprimir en calendarios de bolsillo. Es una fotografía donde sólo se observa medio cuerpo de Andrés Manuel, quien está de traje gris, corbata roja y camisa blanca. Tiene de frente un estrado de acrílico, donde le labraron el escudo nacional, y un par de micrófonos, que parecen antenas de insecto, se le pegan a su boca. Atrás de él, un enorme águila de pico amarillo prende a la serpiente que habrá de devorar. Es la bandera mexicana que cuelga de las paredes de la Asamblea Legislativa. Es, para Pío, el retrato más cercano al Andrés Manuel presidente.
Un padecimiento del sistema inmunológico cortó su vida; hoy es sepultada en Tabasco. Fallece a los 46 años Rocío Beltrán Medina, esposa de López Obrador El jefe de Gobierno del Distrito Federal recibe amplias muestras de solidaridad popular.
Andrés Manuel López ObradorAndrés Manuel López ObradorJefe de Gobierno del Distrito Federal5 de diciembre de 2000 – 29 de julio de 2005Predecesor Rosario RoblesSucesor Alejandro Encinas
Presidente del Partido de la Revolución Democrática
1996 – 1999Predecesor Porfirio Muñoz LedoSucesor Pablo Gómez Álvarez
Datos personalesNacimiento 13 de noviembre de 1953(58 años)Tepetitán (Tabasco), MéxicoPartido Partido de la Revolución Democrática (PRD)Profesión PolitólogoAlma máter Universidad Nacional Autónoma de México
Andrés Manuel López Obrador (Macuspana, Tabasco, México, 13 de noviembre de 1953) es un político mexicano, que ha sido presidente nacional del PRD y jefe de Gobierno del Distrito Federal. Fue candidato por la Coalición Por el Bien de Todos en las elecciones federales de México de 2006 a la presidencia de la República, elección en la que las cifras oficiales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación quedó en segundo lugar ante el candidato del Partido Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa, por menos de un punto porcentual. Tras la elección, manifestó que ésta había sido fraudulenta, organizando protestas masivas a través de la Convención Nacional Democrática, la cual lo nombraría presidente legítimo de México. Encabezó una campaña de denuncias de corrupción y tráfico de influencias, exhibiendo los contratos millonarios firmados por Juan Camilo Mouriño con Pemex. Asimismo encabezó protestas en contra de la iniciativa de reforma energética del gobierno de Calderón.
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