- Sanjuana Martínez presentó su nuevo libro
- “Guaridas de criminales”, las casas de la Iglesia para curar pederastas
Las tres casas que la Iglesia católica tiene en México para “curar” de la pederastia a los sacerdotes violadores de niños son en realidad “guaridas de criminales” que fomentan la impunidad, denunció la periodista Sanjuana Martínez mientras señalaba una de esas “clínicas” desde un parque de la colonia Postal, la cual es dirigida, agregó, por el cardenal Norberto Rivera Carrera. Martínez presentó en el parque Odesa su nuevo libro Prueba de fe: la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical (Planeta), con prólogo del obispo Raúl Vera López. También autora de Manto púrpura: pederastia clerical en tiempos del cardenal Norberto Rivera Carrera, la periodista estuvo acompañada del abogado y activista contra la pederastia José Bonilla Sada, cuyo hijo fue abusado sexualmente en un colegio de los Legionarios de Cristo, y del joven Jesús Romero, víctima durante 14 años del sacerdote Carlos López Valdés, ya denunciado penalmente pero que aún oficia misas. El libro de Sanjuana Martínez, quien consideró la pederastia como “crimen de Estado”, porque los responsables son encubiertos por instancias gubernamentales, fue presentado a unos metros de la “casa Damasco”, ubicada en la esquina de las calles Carteros y Andalucía.
En esa casa, junto con otra del estado de México y una más en Jalisco, dirigida ésta por el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, se pretende rehabilitar a los violadores, aunque según la periodista, estos inmuebles ya son investigados por la Interpol. Pero, como comentó Martínez, la aplicación de fármacos que reducen los impulsos sexuales y las terapias “sicológicas y espirituales” no han resultado y ha habido reincidencia, sin que en México se hayan decidido a juzgar y castigar de manera sistemática a los culpables, pues son muy pocos los sacerdotes detenidos y condenados. La periodista agregó que su nuevo libro presenta varios casos para mostrar la forma en que la Iglesia católica encubre a los “agresores sexuales con sotana”, en lugar de apoyar a las víctimas de éstos, niños y adolescentes cuyas vidas resultan gravemente afectadas. Con valentía, desde la plataforma de cemento del parque donde se colocó la mesa de los participantes, el joven Jesús Romero, de 24 años, compartió ante una treintena de presentes su experiencia sobre los abusos del sacerdote López Valdés, que comenzaron cuando tenía 11 años y concluyeron hace unos meses, al romper el silencio y el control que el religioso ejercía sobre él.
Cabe destacar que López Valdés, quien ya fue denunciado por Jesús ante la Procuraduría General de Justicia del DF, tomaba fotos y videos de sus abusos, en los que además aparecen otros menores de edad.Algunas de esas imágenes fueron mostradas y distribuidas a los periodistas por Bonilla, quien dijo que son una prueba de las prácticas de pornografía del sacerdote, quien ha estado en las parroquias de San Agustín de las Cuevas, en Tlalpan, y en la de San Judas Tadeo, al lado de la UAM-Xochimilco.
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Kikka Roja