MEXICO, D.F., 20 de octubre (apro).- Con la elección en noviembre próximo de alcaldes en Hidalgo, donde postuló como candidatos a prominentes expriistas para evitar ser arrasado como en la de diputados locales de febrero en ese estado y el domingo en Coahuila, el Partido Acción Nacional (PAN) concluye un segundo año de contundentes derrotas, justamente el mismo lapso que lleva Felipe Calderón al frente de un gobierno que ha propiciado exactamente lo que se comprometió a evitar. Es por eso que a Calderón y a quien impuso en la presidencia del PAN, Germán Martínez, les urge reactivar la alianza electoral con Elba Esther Gordillo, tal como operó en el 2006, una connivencia que, además de materializarse en las listas de 300 candidatos uninominales y de 200 plurinominales, se pretende aterrizar también a nivel de los estados donde se celebrarán elecciones para gobernador.
Parte de estas negociaciones se exhibió nítidamente, apenas este sábado, en Puebla: Martínez ungió a Rafael Moreno Valle, operador de Elba Esther Gordillo, como el prospecto del PAN para suceder a Mario Marín en el gobierno estatal, en el 2010, ante la furia de panistas de la talla de Ana Teresa Aranda, Jorge Ocejo, Alonso Díaz Caneja, Francisco Fraile y Humberto Aguilar. Lo mismo ocurre en Veracruz, donde otro prominente gordillista, Miguel Angel Yunes, ya afiliado al PAN, edifica su candidatura al gobierno de Veracruz, también para el 2010, gracias al empleo impune de los recursos del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE) y con los cuales apuntaló la campaña de su hijo del mismo nombre a la alcaldía de Boca del Río.
La reactivación de la connivencia electoral entre Calderón y Gordillo --la política tiene vigencia desde el inicio de la actual gestión y uno de sus efectos es la condición de adorno de Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación-- es la única posibilidad que tiene el PAN para frenar su desplome electoral, que todo el año pasado --y aun en la primera parte de éste-- le fue imputado a Manuel Espino, pero su relevo ha resultado aún peor. Como puntualmente se ha informado en Proceso y en este espacio, el retroceso del PAN comenzó no en el 2007, con la pérdida de Yucatán ante el Partido Revolucionario Institucional (PRI) --una elección que según el candidato panista, Xavier Abreu, fue fraudulenta, pero le dio flojera defender el voto--, sino en el propio 2006, apenas poquito después de las elecciones presidenciales.
En efecto, en Tabasco el PAN no sólo no obtuvo ni siquiera el 5 por ciento de los votos, sino que se convirtió en patiño y cómplice del primitivo priismo local, con una costosa campaña sucia, y en Chiapas ocurrió algo análogo: El candidato panista declinó por el del PRI y, además de repartir propaganda de ese partido, Espino recibió dinero de gobernadores priistas para un frustrado triunfo. El 2007 fue particularmente negro para el PAN: Abrió en mayo con la ya descrita derrota en Yucatán --que Espino atribuyó a la intervención de operadores de Calderón, en una concertacesión que tiene lógica incluso en las quejas de Abreu-- y siguió, el resto del año, con Durango, Oaxaca, Aguascalientes, Chiapas, Sinaloa, Tamaulipas, Puebla, Veracruz, Tlaxcala y Michoacán.
En Chihuahua retuvo la capital y en Zacatecas la conquistó, lo que brilló en el desastre, lo mismo que la retención del gobierno de Baja California, donde el triunfo de Jorge Hank Rhon hubiera sido el colmo del ridículo. Eso sí, para lograrlo, el PAN convalidó la intervención gubernamental estatal y federal. Las pérdidas en el 2007 no sólo fueron en votación efectiva, sobre todo respecto de la elección presidencial, sino en bastiones históricos, como Yucatán, Mazatlán, Oaxaca capital, Aguascalientes, y todos estos reveses se produjeron cuando estaba en marcha la imposición de Martínez en el PAN, lo que quedó evidenciado con su candidatura única y el uso del aparato gubernamental para comprar conciencias.
Ya al frente del PAN, desde diciembre del año pasado, el sello de Martínez ha sido la derrota: En las primeras elecciones del 2008, el 3 de febrero, en Quintana Roo fue barrido y hasta perdió uno de sus bastiones, Cozumel, aunque conquistó isla Mujeres y un distrito, pero en Baja California Sur le fue peor: No ganó nada, ni siquiera retuvo Loreto, el único municipio que gobernaba. Siguió Hidalgo, también en febrero, y los resultados fueron espectacularmente adversos en contienda por 18 diputaciones locales: El PAN no sólo no ganó uno solo, sino que se desplomó al cuarto lugar. En los comicios de Guerrero, apenas el 5 de octubre, ese partido honró su tradición de fuerza marginal, pero perdió su único bastión: Taxco.
Y este domingo en Coahuila la paliza fue brutal: El PAN no ganó ni una sola de las 20 diputaciones en disputa, incluyendo los distritos correspondientes a sus bastiones en La Laguna, como Torreón, donde una espesa corrupción y narcotráfico se ha manifestado desde que lo gobernó Jorge Zermeño, embajador en España, Guillermo Anaya, compadre de Calderón y exsecretario general del PAN y el actual, José Angel Pérez. Ante tal panorama, entonces, a Calderón y a Martínez les urge revitalizar las complicidades electorales con la impresentable cacique Elba Esther Gordillo, dueña del Partido Nueva Alianza, aunque en lo inmediato, para las últimas elecciones del año, en Hidalgo, han echado mano de especimenes no tan distintos.
Por ejemplo, para las elecciones del domingo 9 de noviembre, Martínez anticipó que ganarán sus candidatos a las presidencias municipales de Pachuca y Tulancingo: En la primera es Daniel Ludlow Kuri, quien durante más una década militó en el PRI, por el que fue diputado local en dos ocasiones, y en el segundo es el también expriista Daniel Sosa Castelán, hermano del diputado federal del PRI Gerardo Sosa Castelán, jefe del Grupo Universidad, conocido como la "Sosa nostra" por sus métodos gangsteriles.
Candidatazos, pues.
Apuntes
Eso sí: Martínez manda decir, mediante un boletín, que convocará al Consejo Nacional, máximo órgano de dirección del PAN, "para evaluar el desempeño del partido en los recientes procesos electorales locales"... Lo dicho: El gobierno de Calderón se hizo el desentendido de las imputaciones del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, sobre los especuladores. Tras su breve y escandalosa gestión, que comenzó apenas el año pasado, el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, trata de recomponer su gobierno en el ámbito de los medios con la contratación de Héctor Moreno, un periodista de su misma cofradía que escribió, junto con Alberto Villasana, Sangre de mayo, un libro que afirma que el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue asesinado como parte de un complot, tal como lo sostiene Juan Sandoval Iñiguez, el capellán de El Yunque... Es lunes y en las horas que siguen deberá aclararse si los Chuchos, tan proclives a los trinquetes, quieren dar gato por liebre en la reforma petrolera...