Toluca, la memoria
Roberto Zamarripa
2 Feb. 09
La política contemporánea parece transcurrir en una tensión permanente: desdibujar el pasado para dulcificar el presente. El spot contra la memoria. El maquillaje contra la historia. Para muestra Toluca, donde rondan las historias que quisieran ocultarse y que no pueden maquillarse.
Mario Palacios Montarcé, un instructor de tenis de mesa que trabajó en el Club Toluca, de origen argentino, fue asesinado el 21 de noviembre del 2003 a los 35 años de edad, en una panadería toluqueña.
A Palacios lo mataron a golpes, cuchilladas y un balazo en la sien en un hecho extraño y hasta ahora no aclarado. No hay detenidos ni autores intelectuales o materiales identificados.
El trágico asunto fue recordado por Diego Osorno en un completo reportaje publicado por la revista Chilango en su edición del mes de febrero. Osorno indagó cómo llegó Palacios Montarcé a Toluca, cuáles fueron sus actividades y sus presuntos enredos amorosos con la francesa Maude Versini, entonces la primera dama en el estado de México. Palacios conoció a Versini el 20 de noviembre del 2002 y justo un año después fue asesinado. La trama del reportaje lleva hasta la manera en que fue victimado Palacios y el posible móvil: una venganza por despecho del gobernador Montiel.
Según documenta Osorno, Palacios gritó antes de morir: "¡No me maten, tengo hijos!". Él no era casado ni tenía descendientes en Neuquén, su lugar natal. Cuatro meses después de la muerte de Palacios nacieron los gemelos de Maude Versini.
Montiel, como se sabe, contrajo matrimonio en el 2002 con Versini y ordenó modificar la Constitución del estado de México para facilitar la legalidad de su enlace. El entonces gobernador prodigó de todos los privilegios posibles a su cónyuge, le impuso su nombre a obras de gobierno y enloqueció al grado de descuidar sus tareas políticas y de gobierno.
Dos días después del asesinato de Palacios, en noviembre del 2003, la señora Maude Versini fue brutalmente golpeada por policías mexiquenses. Ella denunció la agresión ante el consulado de Francia. La golpiza a Maude pudo haber sido por el enojo de Montiel a causa de la relación con el argentino.
El gobernador Enrique Peña conoció del tema cuando era colaborador estrecho de Montiel. En su ambición por ser gobernador no hizo nada por denunciarlo. Ahora que es gobernador, tampoco ha querido tocar el sexenio montielista cuya escandalosa estela de corrupción aún permanece impune. Desde luego que Peña fue encumbrado en ese sistema de complicidades, silencios y venganzas, más cercano al funcionamiento de un grupo mafioso.
Usos y costumbres. La tijera parece cortar igual en el estado de México. En el sexenio pasado y en el actual.
La Suprema Corte de Justicia resolverá próximamente sobre el operativo policiaco desplegado en mayo del 2006 en San Salvador Atenco y determinará -meramente como sanción moral- las responsabilidades de autoridades, como la del gobernador Peña, en los abusos denunciados en aquella refriega.
El dictamen que circula entre ministros de la Corte disecciona un operativo de excesos, violatorio de derechos humanos y donde los policías acudían con una consigna, ordenada por sus superiores, según consta en el documento de la Corte: "no se tienten el corazón".
En el operativo hubo más de 200 detenidos, decenas de heridos y un estudiante muerto, Alexis Benhumea. Mujeres españolas denunciaron agresiones físicas y sexuales de parte de policías.
"Esa permisión y tolerancia a la violencia se advierte también en que poco, casi nada, se investigó por parte de los propios superiores de los policías para castigar esas conductas abusivas después de cometidas", dice el dictamen que revisa la Corte.
El derecho a la justicia, según dice el dictamen, no fue respetado en Atenco (Reforma, 28/01/09).
En los pasillos de la Corte se conocen presiones del gobierno de Enrique Peña para disminuir la carga en los señalamientos de responsabilidad contra su gobierno por aquel desproporcionado operativo. Antes que asumir sus responsabilidades en aquellos hechos, Peña pretende resbalarlo, evadirlo, ocultarlo.
Es previsible que para mitigar una posible sanción moral de la Corte reverdezca una campaña publicitaria que hable de las bondades del gobierno de Peña.
Sería, otra vez, la memoria contra el spot, la historia contra el maquillaje. Los homicidios por despecho o los homicidios por venganza. Y es que de Mario Palacios a Alexis Benhumea hay una línea de coincidencia, los asuntos en el estado de México se atienden por consigna: mátenlos en caliente.
Si Enrique Peña comulga con ello confirmará el dicho de la Corte de que en el estado de México no hay derecho a la justicia. Qué pena.
Correo electrónico: tolvanera06@yahoo.com.mxMario Palacios Montarcé, un instructor de tenis de mesa que trabajó en el Club Toluca, de origen argentino, fue asesinado el 21 de noviembre del 2003 a los 35 años de edad, en una panadería toluqueña.
A Palacios lo mataron a golpes, cuchilladas y un balazo en la sien en un hecho extraño y hasta ahora no aclarado. No hay detenidos ni autores intelectuales o materiales identificados.
El trágico asunto fue recordado por Diego Osorno en un completo reportaje publicado por la revista Chilango en su edición del mes de febrero. Osorno indagó cómo llegó Palacios Montarcé a Toluca, cuáles fueron sus actividades y sus presuntos enredos amorosos con la francesa Maude Versini, entonces la primera dama en el estado de México. Palacios conoció a Versini el 20 de noviembre del 2002 y justo un año después fue asesinado. La trama del reportaje lleva hasta la manera en que fue victimado Palacios y el posible móvil: una venganza por despecho del gobernador Montiel.
Según documenta Osorno, Palacios gritó antes de morir: "¡No me maten, tengo hijos!". Él no era casado ni tenía descendientes en Neuquén, su lugar natal. Cuatro meses después de la muerte de Palacios nacieron los gemelos de Maude Versini.
Montiel, como se sabe, contrajo matrimonio en el 2002 con Versini y ordenó modificar la Constitución del estado de México para facilitar la legalidad de su enlace. El entonces gobernador prodigó de todos los privilegios posibles a su cónyuge, le impuso su nombre a obras de gobierno y enloqueció al grado de descuidar sus tareas políticas y de gobierno.
Dos días después del asesinato de Palacios, en noviembre del 2003, la señora Maude Versini fue brutalmente golpeada por policías mexiquenses. Ella denunció la agresión ante el consulado de Francia. La golpiza a Maude pudo haber sido por el enojo de Montiel a causa de la relación con el argentino.
El gobernador Enrique Peña conoció del tema cuando era colaborador estrecho de Montiel. En su ambición por ser gobernador no hizo nada por denunciarlo. Ahora que es gobernador, tampoco ha querido tocar el sexenio montielista cuya escandalosa estela de corrupción aún permanece impune. Desde luego que Peña fue encumbrado en ese sistema de complicidades, silencios y venganzas, más cercano al funcionamiento de un grupo mafioso.
Usos y costumbres. La tijera parece cortar igual en el estado de México. En el sexenio pasado y en el actual.
La Suprema Corte de Justicia resolverá próximamente sobre el operativo policiaco desplegado en mayo del 2006 en San Salvador Atenco y determinará -meramente como sanción moral- las responsabilidades de autoridades, como la del gobernador Peña, en los abusos denunciados en aquella refriega.
El dictamen que circula entre ministros de la Corte disecciona un operativo de excesos, violatorio de derechos humanos y donde los policías acudían con una consigna, ordenada por sus superiores, según consta en el documento de la Corte: "no se tienten el corazón".
En el operativo hubo más de 200 detenidos, decenas de heridos y un estudiante muerto, Alexis Benhumea. Mujeres españolas denunciaron agresiones físicas y sexuales de parte de policías.
"Esa permisión y tolerancia a la violencia se advierte también en que poco, casi nada, se investigó por parte de los propios superiores de los policías para castigar esas conductas abusivas después de cometidas", dice el dictamen que revisa la Corte.
El derecho a la justicia, según dice el dictamen, no fue respetado en Atenco (Reforma, 28/01/09).
En los pasillos de la Corte se conocen presiones del gobierno de Enrique Peña para disminuir la carga en los señalamientos de responsabilidad contra su gobierno por aquel desproporcionado operativo. Antes que asumir sus responsabilidades en aquellos hechos, Peña pretende resbalarlo, evadirlo, ocultarlo.
Es previsible que para mitigar una posible sanción moral de la Corte reverdezca una campaña publicitaria que hable de las bondades del gobierno de Peña.
Sería, otra vez, la memoria contra el spot, la historia contra el maquillaje. Los homicidios por despecho o los homicidios por venganza. Y es que de Mario Palacios a Alexis Benhumea hay una línea de coincidencia, los asuntos en el estado de México se atienden por consigna: mátenlos en caliente.
Si Enrique Peña comulga con ello confirmará el dicho de la Corte de que en el estado de México no hay derecho a la justicia. Qué pena.
kikka-roja.blogspot.com/