Línea directa
24 de junio de 2009
Y NO VAYA A SALIR EL PANZA DE CONFITÓN CON SU JALADA DE: LOS JUDIOS NO ROBAN NO MATAN NO SAQUEAN NACIONES ENTERAS.
LO VAN A MANDAR A VOTAR POR EL PRI ¡¡¡ JA, JA.
Los errores
Las campañas electorales requieren de planeación previa, pero también de la capacidad para modificar rápidamente estrategias y mensajes en función de la actuación del adversario.
Ante la enorme ventaja que el PRI tenía al iniciar la contienda, el PAN decidió hacer de su presidente, Germán Martínez, un golpeador profesional dedicado a explotar el negro pasado priísta y la relación de sus candidatos con ese periodo. Los Beltrones, Paredes e incluso el joven Peña Nieto fueron ubicados como símbolos del pasado previo a la alternancia.
Frente a esto, los estrategas priístas decidieron aguantar al máximo, pues responder criticando las debilidades del actual gobierno y del presidente Calderón les parecía caer en la provocación y meterse al terreno que los panistas consideraban adecuado para su campaña. Sin embargo, la parálisis priísta y el golpeteo de Germán surtieron efecto en la intención del voto.
La campaña negativa sigue siendo un instrumento efectivo que reduce la fuerza electoral del adversario. Los temas como el desempleo y la inseguridad, que podrían haber sido el eje de la campaña priísta, fueron sólo tocados tangencialmente, y en esta apuesta los panistas repuntaron en las encuestas.
Mientras tanto, los perredistas también tenían su encrucijada. Expulsar a López Obrador y su gente o soportar su dualidad política (PT, Convergencia y PRD) y ajustar cuentas después del 5 de julio. Optaron por la segunda apuesta, y el caso Iztapalapa terminó por demostrar la imposibilidad de hacer coincidir dos proyectos excluyentes dentro de un mismo partido. AMLO les ha causado más daño dentro que fuera del partido. Se equivocaron una vez más, y el electorado y la propia militancia perredista se los harán saber en unos días.
Ni siquiera la tragedia de la guardería en Hermosillo sirvió como elemento de presión política. La corresponsabilidad de autoridades federales vía el IMSS, junto con el gobierno priísta de Sonora, terminó por neutralizar el daño en ambas partes. Ni priístas ni panistas quisieron tocar el tema por temor a quedar atorados en el mismo lodazal, mientras los perredistas enredados en su pleito interno perdieron la oportunidad para elevar la denuncia y ganar con ello.
En esta elección intermedia, desangelada y aburrida, el que cometa menos errores se alzará con la victoria. Los ganadores lo serán más por la negligencia de sus adversarios que por su propia capacidad propositiva y la habilidad política demostrada en la contienda. Ni más ni menos.
Ante la enorme ventaja que el PRI tenía al iniciar la contienda, el PAN decidió hacer de su presidente, Germán Martínez, un golpeador profesional dedicado a explotar el negro pasado priísta y la relación de sus candidatos con ese periodo. Los Beltrones, Paredes e incluso el joven Peña Nieto fueron ubicados como símbolos del pasado previo a la alternancia.
Frente a esto, los estrategas priístas decidieron aguantar al máximo, pues responder criticando las debilidades del actual gobierno y del presidente Calderón les parecía caer en la provocación y meterse al terreno que los panistas consideraban adecuado para su campaña. Sin embargo, la parálisis priísta y el golpeteo de Germán surtieron efecto en la intención del voto.
La campaña negativa sigue siendo un instrumento efectivo que reduce la fuerza electoral del adversario. Los temas como el desempleo y la inseguridad, que podrían haber sido el eje de la campaña priísta, fueron sólo tocados tangencialmente, y en esta apuesta los panistas repuntaron en las encuestas.
Mientras tanto, los perredistas también tenían su encrucijada. Expulsar a López Obrador y su gente o soportar su dualidad política (PT, Convergencia y PRD) y ajustar cuentas después del 5 de julio. Optaron por la segunda apuesta, y el caso Iztapalapa terminó por demostrar la imposibilidad de hacer coincidir dos proyectos excluyentes dentro de un mismo partido. AMLO les ha causado más daño dentro que fuera del partido. Se equivocaron una vez más, y el electorado y la propia militancia perredista se los harán saber en unos días.
Ni siquiera la tragedia de la guardería en Hermosillo sirvió como elemento de presión política. La corresponsabilidad de autoridades federales vía el IMSS, junto con el gobierno priísta de Sonora, terminó por neutralizar el daño en ambas partes. Ni priístas ni panistas quisieron tocar el tema por temor a quedar atorados en el mismo lodazal, mientras los perredistas enredados en su pleito interno perdieron la oportunidad para elevar la denuncia y ganar con ello.
En esta elección intermedia, desangelada y aburrida, el que cometa menos errores se alzará con la victoria. Los ganadores lo serán más por la negligencia de sus adversarios que por su propia capacidad propositiva y la habilidad política demostrada en la contienda. Ni más ni menos.
kikka-roja.blogspot.com/