Priistas
Roberto Zamarripa
3 Ago. 09
A fuerza de votos (y botox) el PRI gobierna de manera anticipada. La pregunta es qué va a hacer con el cogobierno ejercido desde el Legislativo y en las entidades que domina.
Como se sabe, los gobernadores priistas son el Consejo de Notables, el Soviet Supremo, que mandata y aprisiona. Los gobernadores priistas están envueltos en dos obsesiones: ser estrellas de la televisión y construir maquinarias electorales con sello personal para ganar contiendas en sus entidades gobernadas y en descarados involucramientos en otros estados. Ambos propósitos, su lanzamiento estelar y su poder electoral, los fincan en el recurso público en detrimento de la obra de gobierno. Por ello su interés en lograr sus propias mayorías en la Cámara de Diputados, en vista a los procesos electorales del 2010 y la urgencia de engordar su "cochinito" para el maquillaje personal.
Dos rebrotes delatan sus descuidos: el de la influenza y el de la violencia. Los estados del sureste o del norte del país bajo gobiernos priistas repuntaron súbitamente en julio como entidades descontroladas en la expansión del virus de influenza A H1N1. El colmo es Coahuila, que reportó dos casos en la entidad cuando los estados vecinos eran azotados por la maldita gripe. Increíble esa isla de sanidad moreiriana.
Los gobiernos estatales no comprueban sus gastos en salud y es presumible que las caravanas médicas recetan pastillas para la multiplicación de votos.
El rebrote de la violencia criminal en entidades como Veracruz, estado de México, Durango y Chihuahua apenas concluyó el proceso electoral también llama la atención. O los poderes criminales ejercieron su conciencia democrática para declarar una veda en su cacería o -algo impensable pero inevitablemente registrable- habrían participado de una suerte de entendimientos para no calentar las plazas con fuego y sangre para, conocidos los resultados, repuntar en su actividad.
Lo interesante es cómo los priistas asimilan su triunfo. Sin duda que en un segmento de priistas notables debe permanecer el escozor por la dependencia mediática de sus figuras y de su votación. Y es que el PRI aparece ya como un partido intervenido, como le sucedió al PRD de Rosario Robles o al gobierno de Vicente Fox en el 2002.
La clave de los "éxitos" de sus gobernadores parece fincarse en el derroche de recursos públicos en la promoción televisiva, incrementando su dependencia y sujeción a los intereses de concesionarios que si bien en algunos casos pueden ser convergentes con los afanes priistas en otros simple y sencillamente castrarán la acción política de sus dirigentes.
Francisco Labastida y Roberto Madrazo, los dos ex candidatos presidenciales tricolores derrotados, atisbaron el riesgo de división interna (Enfoque, 2/08/09. Entrevistas de Karla Garduño).
Labastida fijó en la labor de conciliación de Beatriz Paredes y en el deterioro económico del país las razones del triunfo del PRI. Madrazo no hizo concesiones. El PRI, dice, "ganó por la misma razón por la que perdió en la intermedia de 1997: por un voto de castigo de la sociedad a un partido que se perdió en el poder absoluto, se alejó de los ciudadanos e implementó una política centrada en una visión de negocios y mercados, en desmedro de la agenda social".
Ambos advierten sobre las divisiones en ciernes. El sinaloense dice que hay aprendizaje. El PRI "aprendió que no debemos estar separados... y que no ayuda tener una relación friccionante con el Ejecutivo".
Madrazo señala: "En política no hay vacuna contra la deslealtad, contra la traición... Es tan fuerte el poder que tienen hoy algunos gobernadores y ciertos líderes sindicales, que la amenaza está ahí".
El senador no ve a Enrique Peña como candidato seguro al 2012.
"Hay muchos priistas buenos que pueden seguirse promoviendo porque tienen méritos suficientes para ser candidatos".
Madrazo no duda: "El PRI puede sentirse orgulloso de tener un gobernador que ha sido capaz de generar en un muy corto tiempo, las bases de un modelo de gobierno responsable (sic)".
Ambos dibujan la bifurcación en ciernes y también ignoran o se engañan en la artificialidad del repunte tricolor derivado de los costos de convertir a sus figuras "poderosas" (los gobernadores) en marionetas de la televisión.
Como se sabe, los gobernadores priistas son el Consejo de Notables, el Soviet Supremo, que mandata y aprisiona. Los gobernadores priistas están envueltos en dos obsesiones: ser estrellas de la televisión y construir maquinarias electorales con sello personal para ganar contiendas en sus entidades gobernadas y en descarados involucramientos en otros estados. Ambos propósitos, su lanzamiento estelar y su poder electoral, los fincan en el recurso público en detrimento de la obra de gobierno. Por ello su interés en lograr sus propias mayorías en la Cámara de Diputados, en vista a los procesos electorales del 2010 y la urgencia de engordar su "cochinito" para el maquillaje personal.
Dos rebrotes delatan sus descuidos: el de la influenza y el de la violencia. Los estados del sureste o del norte del país bajo gobiernos priistas repuntaron súbitamente en julio como entidades descontroladas en la expansión del virus de influenza A H1N1. El colmo es Coahuila, que reportó dos casos en la entidad cuando los estados vecinos eran azotados por la maldita gripe. Increíble esa isla de sanidad moreiriana.
Los gobiernos estatales no comprueban sus gastos en salud y es presumible que las caravanas médicas recetan pastillas para la multiplicación de votos.
El rebrote de la violencia criminal en entidades como Veracruz, estado de México, Durango y Chihuahua apenas concluyó el proceso electoral también llama la atención. O los poderes criminales ejercieron su conciencia democrática para declarar una veda en su cacería o -algo impensable pero inevitablemente registrable- habrían participado de una suerte de entendimientos para no calentar las plazas con fuego y sangre para, conocidos los resultados, repuntar en su actividad.
Lo interesante es cómo los priistas asimilan su triunfo. Sin duda que en un segmento de priistas notables debe permanecer el escozor por la dependencia mediática de sus figuras y de su votación. Y es que el PRI aparece ya como un partido intervenido, como le sucedió al PRD de Rosario Robles o al gobierno de Vicente Fox en el 2002.
La clave de los "éxitos" de sus gobernadores parece fincarse en el derroche de recursos públicos en la promoción televisiva, incrementando su dependencia y sujeción a los intereses de concesionarios que si bien en algunos casos pueden ser convergentes con los afanes priistas en otros simple y sencillamente castrarán la acción política de sus dirigentes.
Francisco Labastida y Roberto Madrazo, los dos ex candidatos presidenciales tricolores derrotados, atisbaron el riesgo de división interna (Enfoque, 2/08/09. Entrevistas de Karla Garduño).
Labastida fijó en la labor de conciliación de Beatriz Paredes y en el deterioro económico del país las razones del triunfo del PRI. Madrazo no hizo concesiones. El PRI, dice, "ganó por la misma razón por la que perdió en la intermedia de 1997: por un voto de castigo de la sociedad a un partido que se perdió en el poder absoluto, se alejó de los ciudadanos e implementó una política centrada en una visión de negocios y mercados, en desmedro de la agenda social".
Ambos advierten sobre las divisiones en ciernes. El sinaloense dice que hay aprendizaje. El PRI "aprendió que no debemos estar separados... y que no ayuda tener una relación friccionante con el Ejecutivo".
Madrazo señala: "En política no hay vacuna contra la deslealtad, contra la traición... Es tan fuerte el poder que tienen hoy algunos gobernadores y ciertos líderes sindicales, que la amenaza está ahí".
El senador no ve a Enrique Peña como candidato seguro al 2012.
"Hay muchos priistas buenos que pueden seguirse promoviendo porque tienen méritos suficientes para ser candidatos".
Madrazo no duda: "El PRI puede sentirse orgulloso de tener un gobernador que ha sido capaz de generar en un muy corto tiempo, las bases de un modelo de gobierno responsable (sic)".
Ambos dibujan la bifurcación en ciernes y también ignoran o se engañan en la artificialidad del repunte tricolor derivado de los costos de convertir a sus figuras "poderosas" (los gobernadores) en marionetas de la televisión.
Correo electrónico: tolvanera06@yahoo.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/