Retrato de familia
Miguel Ángel Granados Chapa
27 Oct. 09
El PRI distribuyó, e hizo publicar mediante pago en algunos diarios, una foto de su Politburó, un retrato de familia. Sigue siéndolo, aunque en este momento no muy bien avenida, con tensiones interiores que podrían crecer en las próximas horas.
La foto recoge un momento de la reunión dominical de los factores del poder priista. En el centro de una mesa ornada con flores -quizá colocadas allí para que algún rasgo amable hubiera en el cónclave- aparecen la presidenta y el secretario general del comité nacional, Beatriz Paredes y Jesús Murillo -ex gobernadores ambos, aunque en fechas en que esos funcionarios carecían del poder que hoy ostentan y en algunos casos detentan-; a la derecha de la también diputada figuran el líder senatorial, Manlio Fabio Beltrones, y los gobernadores de Querétaro, José Eduardo Calzada, de reciente ascenso al cargo, y Puebla, Mario Marín. A la izquierda del hidalguense, el líder de los diputados, Francisco Rojas, y los gobernadores de Sinaloa, Chihuahua y Coahuila, Jesús Aguilar, José Reyes Baeza y Humberto Moreira.
En el primer plano de quienes están de pie, los gobernadores Ney González, de Nayarit; Andrés Granier, de Tabasco; Ismael Hernández, de Durango; Miguel Ángel Osorio, de Hidalgo; Enrique Peña Nieto, de México; Eugenio Hernández, de Tamaulipas; Rodrigo Medina, de Nuevo León; el diputado Ildefonso Guajardo; la ex senadora María de los Ángeles Moreno, el senador Francisco Labastida. Agazapado, en cuarta fila, apenas se percibe la cabeza de Ulises Ruiz. Esparcidos en las líneas posteriores, la senadora tamaulipeca Amira Gómez, los diputados David Penchyna (hidalguense, secretario de la Comisión de Hacienda), Sebastián Lerdo de Tejada y Jorge Carlos Ramírez Marín.
Muchos de ellos sonríen, de dientes para afuera. Los diputados, en general, están ofendidos con algunos senadores por la amenaza -así planteada, como signo ominoso- de enmendar profundamente la minuta del 21 de octubre (20 para efectos formales) donde constan los incrementos impositivos y las nuevas tasas que tanto escozor causaron universalmente. Algunos legisladores en San Lázaro se sienten agraviados por el diagnóstico mismo sobre su trabajo. Los gobernadores en bloque están igualmente temerosos de que el ventajoso acuerdo que consiguieron con la Secretaría de Hacienda, del que dependió la aprobación del punto adicional en el Impuesto al Valor Agregado, se venga abajo y con él miles de millones de pesos para sus propios erarios. A su turno, algunos senadores expresan con su actitud, que hoy, mañana y el jueves alcanzará una dimensión precisable su inconformidad con una negociación sorpresiva, que ignoró anteproyectos senatoriales en curso y los invalidó.
Por eso la reunión dominical concluyó sin acuerdos. Porque a la hora de la verdad cada segmento de interés en el partido tira en pos de su propia conveniencia. Están por aflorar otros disentimientos, otros antagonismos. Uno, entre gobernadores, surgirá en unas horas, apenas el resto de los titulares del Poder Ejecutivo local compruebe si es verdad que Ulises Ruiz, Peña Nieto y Fidel Herrera -que se movió y por lo tanto no salió en la foto- mantienen una negociación especial con el secretario de Hacienda para obtener privilegios adicionales y por encima de los que resultan del IVA acrecentado. Según los líderes perredistas Jesús Ortega y Carlos Navarrete, esa tríada de gobernadores -que ejemplifican a la perfección los tipos de gobernantes priistas que hoy rigen a 19 estados- conseguiría participaciones exentas de control e inspección. De ser verdadera esa versión, sin duda los demás gobernadores priistas pretenderán igualarse con base en el principio filosófico de todos coludos o todos rabones o en el axioma epistemológico que reza: todos hijos o todos entenados.
Si bien es inequívoco el afán de Beltrones y los suyos en el Senado de ganar medallas quitando filo a algunas punzantes medidas fiscales aprobadas el miércoles pasado, no está del todo claro hacia dónde se moverán. Hasta podría verse la resurrección de la Concompo, la Contribución para el combate a la pobreza, el 2 por ciento al consumo generalizado, que satisfaría a los gobernadores, pues su monto es también participable, y ubicaría una vez más Beltrones como único interlocutor eficaz de Calderón, quien ya se había resignado sin derramar una lágrima a ver morir el impuesto de su invención que dio material a tantos y tan lacrimosos mensajes propagandísticos según los cuales los pobres no dejarían de serlo pero lo resentirían menos.
También se ha esbozado que para no agraviar de modo inmediato a ningún sector con nuevas cargas impositivas, el plan senatorial incluye aumentar el cálculo sobre el precio internacional del petróleo y en consecuencia los ingresos respectivos, así como incrementar hasta más allá de 1 por ciento el déficit que se cubriría con deuda. Sobre este punto la Secretaría de Hacienda ha mandado decir a sus voceros que si crece el déficit se corre el riesgo de que las calificadoras de riesgo declaren que el de México ha aumentado y con ello sufra daño el crédito de nuestro país. En otras circunstancias, los dictámenes de Standard and Poor's, Moody's y Fitch serían determinantes para una decisión de esta índole. Pero, como lo dijo hace poco la revista Expansión, esas calificadoras de riesgo pasaron estar en riesgo. Su papel en la generación de la magna crisis financiera las hizo perder credibilidad, de modo que hoy importa menos el qué dirán.
Cajón de Sastre
El Senado de la República se convirtió ayer por la tarde en centro de la vida política nacional, y lo será por un par de días más. Comenzó el proceso de dictamen de la minuta enviada por la Cámara de Diputados sobre la ley de ingresos y, en consecuencia, a establecerse formalmente las diferencias y semejanzas con lo allí aprobado el miércoles 21. Con ese motivo, a las afueras del recinto senatorial Andrés Manuel López Obrador apareció a la cabeza de su movimiento con sus propuestas al respecto, una ley de austeridad gubernamental y otra que elimina el régimen de consolidación fiscal. Y estaba previsto que la Comisión de Derechos Humanos sesionara para formar la terna de la que será elegido quien presida la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero se pospuso.
miguelangel@granadoschapa.com
kikka-roja.blogspot.com/
La foto recoge un momento de la reunión dominical de los factores del poder priista. En el centro de una mesa ornada con flores -quizá colocadas allí para que algún rasgo amable hubiera en el cónclave- aparecen la presidenta y el secretario general del comité nacional, Beatriz Paredes y Jesús Murillo -ex gobernadores ambos, aunque en fechas en que esos funcionarios carecían del poder que hoy ostentan y en algunos casos detentan-; a la derecha de la también diputada figuran el líder senatorial, Manlio Fabio Beltrones, y los gobernadores de Querétaro, José Eduardo Calzada, de reciente ascenso al cargo, y Puebla, Mario Marín. A la izquierda del hidalguense, el líder de los diputados, Francisco Rojas, y los gobernadores de Sinaloa, Chihuahua y Coahuila, Jesús Aguilar, José Reyes Baeza y Humberto Moreira.
En el primer plano de quienes están de pie, los gobernadores Ney González, de Nayarit; Andrés Granier, de Tabasco; Ismael Hernández, de Durango; Miguel Ángel Osorio, de Hidalgo; Enrique Peña Nieto, de México; Eugenio Hernández, de Tamaulipas; Rodrigo Medina, de Nuevo León; el diputado Ildefonso Guajardo; la ex senadora María de los Ángeles Moreno, el senador Francisco Labastida. Agazapado, en cuarta fila, apenas se percibe la cabeza de Ulises Ruiz. Esparcidos en las líneas posteriores, la senadora tamaulipeca Amira Gómez, los diputados David Penchyna (hidalguense, secretario de la Comisión de Hacienda), Sebastián Lerdo de Tejada y Jorge Carlos Ramírez Marín.
Muchos de ellos sonríen, de dientes para afuera. Los diputados, en general, están ofendidos con algunos senadores por la amenaza -así planteada, como signo ominoso- de enmendar profundamente la minuta del 21 de octubre (20 para efectos formales) donde constan los incrementos impositivos y las nuevas tasas que tanto escozor causaron universalmente. Algunos legisladores en San Lázaro se sienten agraviados por el diagnóstico mismo sobre su trabajo. Los gobernadores en bloque están igualmente temerosos de que el ventajoso acuerdo que consiguieron con la Secretaría de Hacienda, del que dependió la aprobación del punto adicional en el Impuesto al Valor Agregado, se venga abajo y con él miles de millones de pesos para sus propios erarios. A su turno, algunos senadores expresan con su actitud, que hoy, mañana y el jueves alcanzará una dimensión precisable su inconformidad con una negociación sorpresiva, que ignoró anteproyectos senatoriales en curso y los invalidó.
Por eso la reunión dominical concluyó sin acuerdos. Porque a la hora de la verdad cada segmento de interés en el partido tira en pos de su propia conveniencia. Están por aflorar otros disentimientos, otros antagonismos. Uno, entre gobernadores, surgirá en unas horas, apenas el resto de los titulares del Poder Ejecutivo local compruebe si es verdad que Ulises Ruiz, Peña Nieto y Fidel Herrera -que se movió y por lo tanto no salió en la foto- mantienen una negociación especial con el secretario de Hacienda para obtener privilegios adicionales y por encima de los que resultan del IVA acrecentado. Según los líderes perredistas Jesús Ortega y Carlos Navarrete, esa tríada de gobernadores -que ejemplifican a la perfección los tipos de gobernantes priistas que hoy rigen a 19 estados- conseguiría participaciones exentas de control e inspección. De ser verdadera esa versión, sin duda los demás gobernadores priistas pretenderán igualarse con base en el principio filosófico de todos coludos o todos rabones o en el axioma epistemológico que reza: todos hijos o todos entenados.
Si bien es inequívoco el afán de Beltrones y los suyos en el Senado de ganar medallas quitando filo a algunas punzantes medidas fiscales aprobadas el miércoles pasado, no está del todo claro hacia dónde se moverán. Hasta podría verse la resurrección de la Concompo, la Contribución para el combate a la pobreza, el 2 por ciento al consumo generalizado, que satisfaría a los gobernadores, pues su monto es también participable, y ubicaría una vez más Beltrones como único interlocutor eficaz de Calderón, quien ya se había resignado sin derramar una lágrima a ver morir el impuesto de su invención que dio material a tantos y tan lacrimosos mensajes propagandísticos según los cuales los pobres no dejarían de serlo pero lo resentirían menos.
También se ha esbozado que para no agraviar de modo inmediato a ningún sector con nuevas cargas impositivas, el plan senatorial incluye aumentar el cálculo sobre el precio internacional del petróleo y en consecuencia los ingresos respectivos, así como incrementar hasta más allá de 1 por ciento el déficit que se cubriría con deuda. Sobre este punto la Secretaría de Hacienda ha mandado decir a sus voceros que si crece el déficit se corre el riesgo de que las calificadoras de riesgo declaren que el de México ha aumentado y con ello sufra daño el crédito de nuestro país. En otras circunstancias, los dictámenes de Standard and Poor's, Moody's y Fitch serían determinantes para una decisión de esta índole. Pero, como lo dijo hace poco la revista Expansión, esas calificadoras de riesgo pasaron estar en riesgo. Su papel en la generación de la magna crisis financiera las hizo perder credibilidad, de modo que hoy importa menos el qué dirán.
Cajón de Sastre
El Senado de la República se convirtió ayer por la tarde en centro de la vida política nacional, y lo será por un par de días más. Comenzó el proceso de dictamen de la minuta enviada por la Cámara de Diputados sobre la ley de ingresos y, en consecuencia, a establecerse formalmente las diferencias y semejanzas con lo allí aprobado el miércoles 21. Con ese motivo, a las afueras del recinto senatorial Andrés Manuel López Obrador apareció a la cabeza de su movimiento con sus propuestas al respecto, una ley de austeridad gubernamental y otra que elimina el régimen de consolidación fiscal. Y estaba previsto que la Comisión de Derechos Humanos sesionara para formar la terna de la que será elegido quien presida la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero se pospuso.
miguelangel@granadoschapa.com