Cristina Barros y Marco Buenrostro
Para los mexicanos que vivieron aquí desde el siglo XVI y hasta entrado el siglo XIX, la palabra pastel tenía una connotación distinta a la que tuvo a partir de finales del siglo antepasado. Esta palabra, según Joan Corominas (Breve diccionario etimológico de la lengua castellana), deriva de pasta, que formó parte del español hacia 1220, y ésta a su vez del vocablo griego pástë, que significa ‘harina mezclada con salsa’, cuyo origen es pássö, ‘yo derramo, esparzo’. De ahí viene pastel, que ingresa en el español hacia 1490, proveniente del francés antiguo pastel; también pastelar, pasteles, pastelero, pastelería, empastelar, y pastilla (h. 1535), pastoso, pastosidad, empastar y empaste.
Para los mexicanos que vivieron aquí desde el siglo XVI y hasta entrado el siglo XIX, la palabra pastel tenía una connotación distinta a la que tuvo a partir de finales del siglo antepasado. Esta palabra, según Joan Corominas (Breve diccionario etimológico de la lengua castellana), deriva de pasta, que formó parte del español hacia 1220, y ésta a su vez del vocablo griego pástë, que significa ‘harina mezclada con salsa’, cuyo origen es pássö, ‘yo derramo, esparzo’. De ahí viene pastel, que ingresa en el español hacia 1490, proveniente del francés antiguo pastel; también pastelar, pasteles, pastelero, pastelería, empastelar, y pastilla (h. 1535), pastoso, pastosidad, empastar y empaste.