04 de mayo de 2012
CARMEN ARISTEGUI
El tuit que Ricardo Salinas Pliego subió a su cuenta para anunciar que Televisión Azteca no transmitiría el debate presidencial del próximo domingo 6 de mayo, a las 8 de la noche -porque a esa hora transmitiría el partido Morelia-Tigres- enfureció a muchos y desató una ola de críticas y cuestionamientos, de tal naturaleza, en las redes sociales que hizo que el polémico empresario decidiera lanzar un segundo mensaje llamando, a quienes reclamaban su conducta, grupito de tuiteros autoritarios y celebrar con ello que, ahora sí, se estaba dando un verdadero debate. El tono de sorna exacerbó, aún más, los ánimos entre quienes participan de las redes sociales y en una buena parte de quienes forman parte de la vida pública mexicana.
Desde luego, el capítulo de regatear o negar la transmisión del primer debate de los cuatro candidatos a la Presidencia para el próximo domingo ha sido interpretado como un desafío de las televisoras (Televisa en menor medida porque anunció la transmisión del debate, aunque lo hará en uno de los canales de menor cobertura), a la autoridad electoral y un atentado contra la vida democrática y al interés general.
CARMEN ARISTEGUI
El tuit que Ricardo Salinas Pliego subió a su cuenta para anunciar que Televisión Azteca no transmitiría el debate presidencial del próximo domingo 6 de mayo, a las 8 de la noche -porque a esa hora transmitiría el partido Morelia-Tigres- enfureció a muchos y desató una ola de críticas y cuestionamientos, de tal naturaleza, en las redes sociales que hizo que el polémico empresario decidiera lanzar un segundo mensaje llamando, a quienes reclamaban su conducta, grupito de tuiteros autoritarios y celebrar con ello que, ahora sí, se estaba dando un verdadero debate. El tono de sorna exacerbó, aún más, los ánimos entre quienes participan de las redes sociales y en una buena parte de quienes forman parte de la vida pública mexicana.
Desde luego, el capítulo de regatear o negar la transmisión del primer debate de los cuatro candidatos a la Presidencia para el próximo domingo ha sido interpretado como un desafío de las televisoras (Televisa en menor medida porque anunció la transmisión del debate, aunque lo hará en uno de los canales de menor cobertura), a la autoridad electoral y un atentado contra la vida democrática y al interés general.